LA VIDRIERA IRRESPETUOSA ASÍ SOMOS....

LA VIDRIERA IRRESPETUOSA
ASÍ SOMOS....

por Hugo Bruschi
Vecina, como sale el agua en su casa? Marrón y con un gusto raro, respondió doña Rosa. Habrá que llamar a la OSE? acotó. No pierda el tiempo, porque si la atienden le mentirán, pero el agua seguirá igual. Este diálogo imaginario, seguramente se produce a diario en los barrios montevideanos y en los balnearios del dpto. de Canelones.
Las redes sociales y algunas veces -pocas- los medios de información, dan cuenta del estado de nuestras playas y advierten sobre los riesgos de las llamadas cianobacterias. Muy pocos hablan de los coliformes, tal vez porque ya es un clásico al que estamos acostumbrados, desde la escollera hasta Punta Gorda, más o menos. "Ponete un casco" me dijo un amigo y no fue ayer precisamente.
Pero eso sí, no venga alguien de afuera a criticar las playas o el agua que bebemos, porque la puede pasar mal. Yo comenté la experiencia de un matrimonio uruguayo que vive en el exterior y estaba de vacaciones en Uruguay. La señora advirtió a su hijo sobre el agua contaminada, lo que fue escuchado por una señora mayor, que los invitó a volver a "su país" si no les gustaba el color del agua. Y este matrimonio viendo que la situación se tornaba peligrosa, decidió abandonar la Playa Ramírez adonde habían concurrido.
El chauvinismo es una enfermedad difícil de combatir, pues se nutre de ingredientes que van desde la frustración hasta la impotencia que lleva a aceptar lo que no se puede o se arriesga a cambiar.
"Los de afuera son de palo" se ha convertido en una herramienta en manos de esta gente. Eso sí, no tienen problema en indicarle al pueblo venezolano lo que más le conviene, que no pasa seguramente por una actitud digna frente al agresor. Odian a quienes prefieren morir por su patria que arrodillarse frente al invasor. Èstas son las gallinas que mencionaba José Ingenieros en su Hombre Mediocre, gallinas que vuelan asustadas a ras del suelo, ante la mirada del águila que majestuosa los contempla desde las alturas.
Pero no todo está perdido ni podemos caer en el desaliento. Ya mucha gente sobretodo en el interior del país, está entendiendo que aquí está en juego la vida misma, de las futuras y no tan futuras generaciones. La lucha por el agua les ha hecho entender, que estos modelos económicos, basados en la entrega de nuestros recursos naturales, hay que frenarlos como sea. Y ojalá doña Rosa pueda decirle a su vecina que el agua de su casa sale transparente.






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