Volver a nacer hace 36 años

 Volver a nacer hace 36 años


Les dejo esta crónica que antecede a la anterior y luego prometo hablar del presente, de este presente tan complejo que requiere, sobre todas a las cosas, estar bien parado. Los desafíos son cada vez mayores y conviene repasar otros instantes esperanzadores y cargados de expectativas.
¡Salud!
Marzo: sábado 9 y domingo 10
Qué movida esos últimos días me acuerdo de la última visita con mi familia en el locutorio porque fue allí que me enteré de que el Parlamento había aprobado la Ley de Pacificación Nacional el día antes que dicho en criollo era una amnistía con ciertas restricciones y me acuerdo que cayó un chaparrón repentino cuando nos traían de retorno al celdario y yo no podía creer que nunca más tuviera que usar esos auriculares de mierda para hablar con mis seres queridos y me acuerdo que cuando estaba entrando a la celda el cabo de guardia me dijo No se saque el mameluco que tiene visita Pero de la visita vengo le dije y el milico que insiste Esta es otra ya verá y qué lo parió tenía razón el tipo no va y al ratito nomás se abre nuevamente mi celda y aparece el mismísimo Ministro de Defensa que puso Sanguinetti y me saluda todo campechano el viejo Buenos días y yo le dije Buenas y el me dice Quiero advertirle que en estos momentos el Presidente está estampando su firma con el fin de aprobar la ley que anoche se votó en el Parlamento así pues en pocos días luego de algunos trámites administrativos usted volverá a la calle ¿se siente pronto? y yo le contesté Creo que sí me acuerdo clarito Después de aguantar todo esto me siento en condiciones de soportar cualquier cosa señor le dije y el ministro me miró como si estuviera intentando memorizar mis palabras luego cabeceó de arriba a abajo y no va y me dice Que tenga usted un buen día y se fue acompañado del cabo de guardia y por un oficial que lo escoltaba en la recorrida y yo fui a mi ventana y les conté a todos los compañeros que quisieran oirme y después me dije Marcelo aguantate piola hacé de cuenta que este es otro día como cualquier otro y seguro que si algún guardia me observó por la mirilla pensó Todo normal y no pudo percibir que el corazón se me salía del pecho y menos pudo haberse dado cuenta que los párpados se me movían solos a una velocidad increíble de la ansiedad que tenía entonces me conseguí un diasepan y me calmé un poco y luego me puse a pintar una maternidad que tenía a medio hacer mientras me preguntaba cómo sería volver a ver a mis amigos y cómo sería sentarse con toda la familia alrededor de la mesa y ahora que lo pienso el sexo cómo sería y volvería a enamorarme alguna vez y en qué podría trabajar sin tener ningún oficio y quizás podría retomar a mis estudios y en lo político qué hacer y en eso estaba cuando las palomas se metieron por la ventana con su hambre a cuesta y con un desconcierto descomunal porque con las libertades anticipadas se les había achicado las fuentes de nutrición y yo francamente no daba a basto para satisfacer a tantas pero por suerte llegó la noche y recuerdo haber dormido de un tirón hasta el otro día cuando aún no sabía que ese domingo sería histórico pero bien me lo sospeché cuando fui a tender mi ropa a una de las celdas vacías de enfrente cosa de agarrar sol pero sobre todo para poder mirar hacia la ruta 1 y cuál no fue mi sorpresa al distinguir las primeras banderas rojas y azules y blancas allá a los lejos y me acuerdo que las lágrimas me impidieron ver más detalles aunque en el recreo poco después intercambiamos comentarios y tratamos de hablar entre muchos para acostumbrarnos a mantener una conversación más extensa que los cuarenta y cinco minutos que estábamos habituados y ya en la tarde comenzó la liberación para decenas y decenas de presos y me acuerdo que cuando fui a juntar la ropa al fin de la jornada vi el conglomerado de gente y más gente y de vehículos instalados en la carretera y las banderas se habían reproducidos como hongos y me dio mucha pena que por tres años y poco mi padre se hubiera perdido esta fiesta y aún hoy recuerdo el jolgorio que vivíamos porque además los viejos compañeros que pasaron tan jodidos como rehenes en los cuarteles allí estaban a escasos metros en el primer piso tirando saludos y señas de bigote para arriba e incluso creo que ese día se fueron en libertad el Pepe y el Tambero y a la noche percibí que la cárcel como en sus comienzos había recuperado los ecos propios de una mole casi vacía porque habían desaparecido los ruidos del quinto piso y los del cuarto ya no los percibía y en el tercero no quedaba casi nadie entonces sentí la misma inseguridad del animal que queda rezagado de la manada el que se pone alerta por puro instinto pero preso viejo acostumbrado a la soledad no podía dejarme dominar por un miedo sin sentido Pensá me dije pensá en el privilegio que tenés por el sólo hecho de ser un sobreviviente y pensá que un día vas a poder contar que viste llenarse y viste vaciarse la cárcel más siniestra en la historia de tu país y no te olvides que se va a hacer realidad lo que tantas veces verbalizaron medio en joda y medio en serio cuando en voz alta sostenían que íban a ser los últimos que saldrían en libertad porque alguien tenía que quedarse para apagar la luz. ¿Te acordás? Del Facebook de Marcelo Estefanell

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