LA VIDRIERA IRRESPETUOSA BORRAR Y EMPEZAR DE NUEVO

LA VIDRIERA IRRESPETUOSA
BORRAR Y EMPEZAR DE NUEVO

por Hugo Bruschi en el Año de la Resistencia
Hicimos mal los deberes y como decía mi profesor, un problema mal planteado es un problema mal resuelto. Ahora estamos tocando el fondo y sólo queda erguir la cabeza y emerger a la superficie. Y esta causa como decía El Viejo, no admite la menor demora.

A partir de ahora, tendrá que quedar prohibido hablar de votos. Se trata de una mala palabra, que no tendría que figurar en el Diccionario de la Dignidad. Hay que eliminarla como sea, ya por autoestima, ya por higiene mental. Lo mismo sucede con la palabra elecciones, dado que allí se dan cita los votos de quienes "aún creen y esperan", sobretodo algún puestito en la Administración Pública y joden al resto de la gente que no cree ni espera. Al mes de pasada la elección y si la mano viene jodida porque no saben ni que votaron, te dicen "yo no los voté". En consecuencia deberemos entender, que todo se trató de un fraude y como tal mejor evitarlo de antemano. Si nadie votó, para qué mierda queremos elecciones, no le parece?

Prohíbese asimismo las palabras "izquierdas y derechas", dado que se han convertido en una trampa para cazar ingenuos, para estafar la buena fé de la gente. Una mosqueta manejada por manos hábiles, donde la víctima siempre será Ud. Por ello las urnas y las mosquetas se parecen tanto.

Eliminaremos también de nuestro idioma, las palabras Diputados, Senadores, Ministros y otras yerbas peligrosas. Detrás de esas palabras se esconden verdaderos "vivillos", que lucran con la inocencia ciudadana. Este sería a grandes rasgos, el primer paso para liberarnos de viejas cadenas mentales que no han impuesto. Una vez alcanzado este nivel de conciencia, ya nada podrá detenernos. Pero mientras ese cambio no se registre, mientras no descartemos de antemano a quien nos hable de "avances" y de tantos legisladores, no habremos superado el cerco que nos mantiene presos, con el agravante que en esta cárcel mental, los carceleros somos nosotros.

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