Movimientos neo nazis en Europa

Envalentonados por el APOYO INCONDICIONAL de los EE.UU. y la Unión Europea al golpe nazi en Ucrania, los nazis pasan a la ofensiva en Europa. La historia vuelve a repetirse.

Francia: Le Pen presenta el mayor número de candidaturas de su historia

El Frente Nacional presenta 597 listas electorales, lo máximo en sus 42 años de existencia


Los analistas temen una abstención récord de más del 40% el domingo


Anne Hidalgo, (izq), y Nathalie Kosciusko-Morizet, (der), candidatas a la alcaldía de París, antes de un debate televisado en enero. / REUTERS
Las elecciones municipales que Francia celebrará, a dos vueltas, este domingo y el próximo llegan en un momento particularmente difícil para el sistema político. La economía estancada y los cinco millones de parados reflejan la incapacidad del Gobierno socialista para remontar la crisis e ilusionar al país. El centroderecha, llamado a aprovechar ese descontento y la impopularidad de François Hollande, llega a la cita hundido y desacreditado por los desmanes de sus líderes, presentes y ausentes. Y mientras los candidatos de los dos grandes partidos huyen de sus aparatos y líderes nacionales y se centran en los asuntos locales para minimizar la desafección del electorado, el Frente Nacional (FN) aparece como el gran favorecido: aunque solo ha logrado presentar 597 listas electorales en un país donde hay 36.000 pueblos y ciudades, es el mayor número de candidaturas en sus 42 años de historia.
Los politólogos pronostican que el gran vencedor de los comicios será el descontento, es decir la abstención. Según escribía este jueves en Le Monde Brice Teinturier, director general adjunto de Ipsos France, la cifra puede oscilar entre el 37% y el 41%, una horquilla que batiría el récord negativo registrado hace seis años, cuando la participación en las municipales fue del 66,5%.
Pero todos los síntomas parecen indicar que la crisis política es ahora bastante más aguda que entonces: solo el 8% de los franceses dice creer ya en los partidos, y el 88% suscribe que a los políticos no les preocupa lo que piensan los ciudadanos.
Más de 43 millones de franceses y más de un millón de residentes extranjeros están inscritos en el censo para elegir a sus alcaldes y concejales entre 926.068 candidatos.
Pero lo que debería ser una gran fiesta democrática ha cobrado tintes de funeral. La campaña ha quedado eclipsada por la impresionante serie de escándalos conocida en las últimas semanas; la lista incluye las escuchas judiciales a Nicolas Sarkozy, que han revelado sus turbias maniobras con móviles clandestinos para presionar a los jueces que le investigan; las grabaciones de cintas piratas que durante cinco años hizo en el Elíseo su consejero áulico, Patrick Buisson, y la apertura de una investigación por desvío de fondos al líder de la UMP, Jean-François Copé. Al otro lado, sobrevuela la torpeza cometida por el Gobierno socialista al negar primero y admitir más tarde que conocía los pinchazos judiciales a Sarkozy.
Los sondeos reflejan una movilización entre átona y escasa, seis puntos más alta entre los votantes de derecha que entre los de izquierda. Ese panorama no anuncia vuelcos en las capitales importantes, salvo tal vez en Estrasburgo, Toulouse y Perpiñán. Aquí, el candidato del FN, Louis Ailot, vicepresidente del grupo de extrema derecha y compañero sentimental de Marine Le Pen, aspira a convertirse en el primer alcalde ultra de una gran ciudad. De momento, Aliot va segundo en los sondeos, codo a codo con Jean-Marc Pujol, alcalde saliente de la Unión por un Movimiento Popular (UMP, centro derecha).
Los resultados de las municipales suelen ser difíciles de interpretar en clave nacional. La mitad de la población censada vive en ciudades de más de 10.000 habitantes, y un 30% en núcleos urbanos de más de 30.000 personas. En 2008, la derecha, entonces en el poder, perdió a manos de los socialistas 90 ciudades de más de 10.000 habitantes. El PS domina hoy 23 de las 30 mayores urbes, y las encuestas estiman que logrará mantener París —con la española de origen Anne Hidalgo—, Lille, Lyon, Nantes y Montpellier, mientras la derecha seguirá gobernando sus feudos de Marsella, Niza, Cannes y Burdeos.
Según Ipsos, no cabe esperar un gran voto de castigo de mitad de mandato: solo el 17% de los electores afirma que votará pensando en penalizar al Gobierno o al presidente. A cambio, un 3% piensa acudir a las urnas para mostrar su apoyo a Hollande.
La incógnita es saber si la ultraderecha sacará partido del desgaste y el caos de sus rivales. Aunque parece que el gran momento de la extrema derecha serán las europeas de mayo, Marine Le Penafronta sus primeras municipales como un trampolín y un refrendo al resultado de la primera vuelta de las presidenciales, cuando obtuvo el 18% de los votos.
El FN cubre solo un tercio del censo, pero en 2008, cuando el partido estaba en la ruina, la ultraderecha no ganó ninguna alcaldía; así que todo lo que saque será a su favor.
El objetivo declarado de Le Pen es forzar un número alto de triangulares (colar a sus candidatos en las segundas vueltas contra socialistas y populares si superan al menos el 10% de los votos) para forzar a los grandes partidos a aliarse contra ella o a romper el llamado muro republicano —el gran partido menos votado llama a los suyos a votar por el otro para evitar que gane la ultraderecha—.
Pero la verdadera señal de alarma para el sistema bipartidista es otra: un tercio de los franceses afirma que sería bueno que su ciudad tenga un alcalde de extrema derecha.


Los sondeos apuntan un gran resultado de Le Pen en las locales francesas

Hollande y los socialistas afrontan su primer test electoral de mitad de mandato


La abstención llega a un récord del 35%, según varias encuestas


La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, deposita su voto. / PASCAL ROSSIGNOL (REUTERS)
Unos 44,8 millones de electores, entre ellos 280.000 ciudadanos de la Unión Europea, están llamados hoy a las urnas en Francia para elegir a los alcaldes y concejales de los 36.700 municipios del país. Los comicios constituyen la primera prueba electoral para el presidente François Hollande, que lleva 22 meses en el poder y se ha convertido en el jefe de Estado más impopular de la V República. Las municipales deben medir además la desafección de los ciudadanos hacia la clase política, después de tres semanas marcadas por la sucesión de escándalos en la derecha y por la torpeza del Gobierno al negar primero y admitir después que estaba al corriente de las escuchas judiciales contra Nicolas Sarkozy.
Esa desafección parece haber decantado al electorado por un respaldo inusitado a la ultraderecha de Marine Le Pen. Según las primeras estimaciones de la empresa de opinión Ipsos-Steria, recogidas por el diario Le Monde, el Frente National (FN) ha obtenido un resultado histórico y ha  ganado en Hénin-Beaumont, Béziers, Avignon, y Perpignan. El Partido Socialista de Hollande podría perder varias ciudades importantes como Amiens y Pau.
La presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, se felicitó por el "crecimiento excepcional" de su partido que supone el "fin del bipartidismo en la vida política" francesa. Según los sondeos, el FN habría ganado en Hénin Beaumont (en el norte del país), donde Le Pen era candidata, si bien no en puestos de salida.
Las urnas se han abierto en la Francia metropolitana a las ocho de la mañana, y los colegios irán cerrando, según su tamaño, entre las seis y las ocho de la tarde. El escrutinio se celebra a dos vueltas, la segunda es el domingo que viene, por lo que el foco estará puesto hoy esencialmente en la participación. Todos los expertos e institutos de sondeos pronostican una abstención récord; después de que en 2008 la participación fuera del 66,5%, Opinion Way estimó el viernes que esta vez solo votará entre el 58% y el 62% del censo, aunque las municipales son las elecciones más populares en Francia tras las presidenciales. Las estimaciones de tres institutos de encuestas  (Ifop-SAS, CSA y Harris Interactive), la abstención llegó este domingo al 35%, frente al 33,5% de 2008.
La acumulación de escándalos de las últimas semanas –desvío de fondos en la cúpula de la UMP, el partido de centro-derecha; grabaciones piratas del asesor áulico Patrick Buisson a Sarkozy, y escuchas judiciales al exjefe del Estado- ha reforzado el descrédito de la clase política, pero la carta publicada el jueves por el expresidente en Le Figaro, comparando al poder socialista y a los jueces con la Stasi de Alemania Oriental podría galvanizar el voto de los conservadores.
Aunque la campaña local ha quedado eclipsada por la política nacional, los especialistas han demostrado que los electores votarán pensando en la gestión municipal y no en la bronca entre los grandes partidos.
Los resultados que obtenga el Frente Nacional, el todavía pequeño partido de extrema derecha y antisistema, serán otro termómetro del descontento y la desafección. Marine Le Pen ha logrado presentar 597 listas electorales, un récord en los 42 años de vida del partido, y espera conquistar las alcaldías en un puñado de ciudades pequeñas y medianas como Henin-Beaumont (Pas de Calais) o Fréjus (Var).
El FN, que no posee hoy en día ninguna alcaldía, solo cubre un tercio del territorio nacional, pero Le Pen espera obtener más de mil concejalías y complicar el segundo turno a los grandes partidos forzando elecciones triangulares con los candidatos de la Unión por un Movimiento Popular (UPM) y el Partido Socialista.
Los socialistas confían en evitar un gran voto de castigo y en mantener sus feudos de París –donde su candidata es la franco-española Anne Hidalgo-, Nantes, Lille, Estrasburgo y Toulouse –aunque en estas dos últimas ciudades podría haber un vuelco-, mientras la derecha espera seguir gobernando en Marsella, Burdeos, Niza y Cannes.


Derrumbe de la socialdemocracia guerrerista y aliada al imperialismo yanqui. Polarización: nazi-fascistas por un lado y por el otro la abstención récord del 40%

Resultados históricos del Frente Nacional. Abstención récord, rozando el 40%. Severo voto de castigo a François Hollande y a los socialistas. Y victoria global, sin grandes conquistas, del centro-derecha. Esos son los principales mensajes que deja la primera vuelta de las elecciones municipales francesas celebradas este domingo

Las municipales en Francia confirman el avance de Le Pen y de la abstención

La ultraderecha se sitúa en cabeza en Perpiñán y Aviñón y gana en el primer turno en Hénin-Beaumont, el feudo de Marine Le Pen


La abstención, cercana al 40%, castiga a los socialistas y da la victoria parcial al centro-derecha.


ATLAS
Resultados históricos del Frente Nacional. Abstención récord, rozando el 40%. Severo voto de castigo a François Hollande y a los socialistas. Y victoria global, sin grandes conquistas, del centro-derecha. Esos son los principales mensajes que deja la primera vuelta de las elecciones municipales francesas celebradas este domingo. El hartazgo del electorado con el Ejecutivo socialista y la desafección con el sistema político se manifestaron desde los primeros resultados. El paso de las horas dibujó un castigo a los socialistas más duro de lo previsto por los sondeos, con hundimiento en Marsella e inesperada derrota parcial en París, y un nítido avance del Frente Nacional (FN), que sitúa a sus candidatos en cabeza en una decena de ciudades –Perpiñán, Aviñón, Forbach, Béziers, Fréjus-, y sobre todo en Hénin-Beaumont, el feudo de su líder, Marine Le Pen, donde el FN ganó la alcaldía en el primer turno al superar el 50% de los votos.
Pasada la medianoche, el ministro del Interior, Manuel Valls, ofreció el panorama general de este domingo: el Frente Nacional obtuvo el 4,65% de los votos; las candidaturas de centroderecha, el 46,5%; y la izquierda el 37,7%.
El renovado mensaje populista y antisistema de Le Pen, que en las últimas presidenciales ya logró el 18% de los sufragios, sigue convenciendo a un número cada vez mayor de franceses; además de alcanzar porcentajes inéditos en docenas de ciudades grandes y medianas, la extrema derecha logra forzar numerosas batallas triangulares con el Partido Socialista (PS) y la Unión por un Movimiento Popular (UMP) en el segundo turno, obligando así a los grandes partidos a decidir si llaman o no a votar por su rival para frenar a la extrema derecha, que en las municipales de 2008 no había logrado una sola alcaldía.

El líder de la UMP, Jean-François Copé, que reivindicó la victoria de los suyos, se refugió en la táctica conocida como “ni-ni”, y dijo que su partido “no pedirá jamás el voto para los socialistas y tampoco para la extrema derecha”. Por su parte, la portavoz del Gobierno socialista, Najat Vallaud-Belkacem, anunció que el PS “hará cuanto sea necesario” para impedir que la ultraderecha conquiste ciudades dentro de siete días.
Marine Le Pen no tardó en salir a escena para certificar “el fin del bipartidismo francés”, y afirmar que el resultado parcial muestra un “espectacular crecimiento del Frente Nacional, que se convierte en una gran fuerza autónoma, no solo nacional sino también local”.
El FN presentaba solo 597 listas electorales; siendo la cifra más alta alcanzada en unas municipales en los 42 años de vida del partido, solo cubren un tercio del censo total. Unos 44,8 millones de electores estaban llamados a elegir a los alcaldes y concejales de los 36.700 municipios del país. Le Pen había previsto conquistar alcaldías en una quincena de ciudades pequeñas y medianas, y un millar de concejalías. La victoria en la primera vuelta de su candidato en Hénin-Beaumont, en plena cuenca minera del norte, es un símbolo de gran pujanza política.
La segunda noticia más llamativa fue la elevada tasa de abstención, que subió hasta el 39,5%. La participación estimada apenas superó el 60%, de largo el dato más bajo de los últimos 40 años en un primer turno de unas municipales. Hace seis años, la participación se situó en el 66,5%. Aunque los comicios locales son los más populares tras las presidenciales, la escasa movilización, sobre todo de los electores de izquierda, se convirtió en un factor decisivo. Martine Aubry, alcaldesa de Lille, simbolizó la caída del PS al perder 10 puntos respecto a seis años atrás, aunque logra el 35% de los votos.
Según las estimaciones, los socialistas reciben un duro golpe en París, donde la favorita, la franco-española Anne Hidalgo, solo lograría ser segunda por detrás la candidata de la UMP, Nathalie Kosciusko-Morizet. La segunda ciudad del país, Marsella, es la gran catástrofe socialista: el PS aspiraba a desbancar al candidato de la derecha pero llega en tercer lugar con un 20%, tras la UMP (40%) y el FN (22%).
La victoria parcial y global de los conservadores ofrece una lectura en clave nacional: se trata de un evidente revés político para François Hollande, que tras pasar 22 meses en el Elíseo es el presidente más impopular de la V República. La última torpeza cometida por su Gobierno, al negar primero y admitir después que estaba al corriente de las escuchas judiciales realizadas a Nicolas Sarkozy, ha sido el colofón a dos años de desconcierto, errores y vaivenes. En enero, Hollande abandonó el discurso y la estrategia que le llevaron a ganar las presidenciales y abrazó sin rubor las recetas neoliberales ofreciendo un pacto por el empleo a la patronal y un recorte del gasto público de 50.000 millones en tres años.
El centro-derecha no llegaba a la cita en una situación especialmente boyante, pues la UMP está dividida, sin líder claro y asediada por la impresionante sucesión de escándalos conocida en las últimas semanas: presunto desvío de fondos del presidente del partido, Copé; grabaciones piratas del asesor áulico Patrick Buisson a Nicolas Sarkozy mientras este estaba en el Elíseo, y escuchas judiciales al exjefe del Estado, implicado en seis casos de corrupción.
Una de las incógnitas es saber si la furibunda carta publicada el jueves por Sarkozy en Le Figaro, en la que comparaba al poder socialista y a los jueces con la Stasi y acentuaba su deriva berlusconiana, ha galvanizado el voto de los electores conservadores.
Los socialistas confiaban anoche en salvar los muebles manteniendo París, Nantes, Lille, Estrasburgo y Toulouse, aunque en estas últimas ciudades el vuelco parece más que posible. El segundo gran triunfador personal fue Alain Juppé, aspirante a disputar las primarias de la UMP a Sarkozy en 2017 y que fue reelegido en el primer turno como alcalde Burdeos con el 60% de los votos.


Lo llaman de xenófobo para no decir que en realidad son nazi-fascistas, con el racismo como uno de los ingredientes, PERO NO EL ÚNICO.

Holanda asiste en las municipales al ascenso del xenófobo Wilders

El líder del antimusulmán Partido por la Libertad (PVV) se afianza en La Haya


Los partidos de la coalición de Gobierno salen derrotados


Los socialdemócratas pierden el control en Ámsterdam por primera vez desde 1946

 El País es  La Haya 20 MAR 2014 - 01:09 CET121

Geert Wilders (a la derecha), junto a su candidato en La Haya, Leon de Jong, anoche durante el recuento. / ROBIN UTRECHT (EPA)
Las elecciones municipales celebradas este miércoles en Holanda castigaron al Gobierno de centro izquierda y confirmaron el ascenso del líder xenófobo y antimusulmán, Geert Wilders, en Almere (ciudad dormitorio cercana a Ámsterdam). Wilders solo se presentaba allí y en La Haya, donde los liberales de izquierda le arrebataron el primer puesto. A escala nacional, la victoria fue para estos últimos, junto con los socialistas radicales y los partidos locales, que han conseguido la mayoría de los concejales en los 380 consistorios en liza. Leídos en clave legislativa, los resultados supondrían un varapalo para las dos grandes formaciones que han dominado la vida nacional durante décadas: liberales de derecha y socialdemócratas. El golpe fue especialmente doloroso para la socialdemocracia, que perdió incluso el control del Concejo en Ámsterdam, que dominaba desde 1946.
Los alcaldes no estaban en juego en los comicios. En lugar de ser nombrados directamente por los ciudadanos, son escogidos por los propios concejales en virtud de unas candidaturas abiertas.
Unos 12,5 millones de holandeses podía votar y el índice de participación fue del 53%, el más bajo de la historia en una consulta local. Wilders le ha robado protagonismo a sus colegas con sus soflamas contra los inmigrantes y frases como: “La seguridad de las grandes ciudades mejoraría si hubiera menos marroquíes”. Un vecino de La Haya le ha demandado por estas palabras. Durante la celebración de los resultados en La Haya, Wilders preguntaba a sus seguidores: “¿Queréis que haya más marroquíes o menos en esta ciudad?”. Y estos le jaleaban “¡menos!”. A su vez, el político piensa denunciar a un rapero por filmar un vídeo donde le presenta de rodillas con varias pistolas apuntando a su cabeza.
Los líderes políticos han hecho filigranas para entusiasmar al electorado. Aunque a escala local pesa el precio del transporte público, zonas verdes, instalaciones deportivas y el acceso a eventos culturales, el recorte del Estado de bienestar cambiará pronto la labor de los poderes locales. En sus manos quedará el cuidado de ancianos, dependientes y menores con problemas en la nueva “sociedad participativa” ideada por el Ejecutivo. De ahí que el dúo gobernante haya intentado tranquilizar al electorado. Mark Rutte, primer ministro liberal, pidió apoyo “para los miles de concejales que trabajan duro al frente de los consistorios”, al depositar su voto en La Haya.
Durante la jornada hubo algunos momentos curiosos: un hombre vestido con un niqab, el velo que deja solo los ojos libres, ha intentado votar haciéndose pasar por mujer. Un pensionista falleció en el interior de un colegio electoral, y los pacientes del Hospital Universitario de Groningen (al norte del país) tenían las urnas en el vestíbulo. Y una mujer, Lilian Janse, de 41 años, ha hecho historia. Es la primera vez que el partido calvinista permite una candidata femenina y ha salido elegida en Vlissingen, ciudad portuaria al suroeste del país. Los calvinistas creen que la mujer debe dedicarse a la familia y no a la política.


Los insultos antiárabes de Wilders enturbian las elecciones municipales

El líder xenófobo quiere "menos marroquies" en Holanda. Vuelco político por la victoria de los liberales de izquierda en las locales


El líder del PVV, Geert Wilders atiende a los medios este jueves en el Parlamento de La Haya. / AFP
La victoria de los liberales de izquierda en las elecciones municipales holandesas, un partido pequeño y europeísta, muestra la distancia entre la ciudadanía y los partidos gobernantes. Dos de los más importantes, liberales de derecha y socialdemócratas, forman la actual coalición en el poder, y han visto sacudidos sus cimientos. Tres de las cuatro grandes ciudades del país: Ámsterdam, Utrecht y La Haya, están en manos de los ganadores. Rotterdam ha sido para un partido local, Leefbaar Nederland, las otras agrupaciones que han barrido en la consulta, junto con los socialistas radicales. La democracia cristiana, pata tradicional del Ejecutivo, ha mantenido el tipo, sobre todo en las zonas rurales. En cuanto a Geert Wilders, el líder anti musulmán, solo se presentaba en Almere, una ciudad cercana a la capital, y en La Haya. Aunque ha bajado algo en ambas, sigue siendo el primer y segundo partido, respectivamente. Pero, si era tan escasa su presencia ¿por qué parece tan relevante? Y sobre todo, ¿quiénes son los ganadores?
Primero, los vencedores. En holandés, el partido se llama D66 (Demócratas 66) y los fundó en 1966 Hans van Mierlo, un periodista y político liberal. Fallecido en 2010, se propuso “democratizar el sistema político nacional”, llegó a ser ministro de Exteriores y entró en el Parlamento un año después, con siete escaños. Desde entonces, la suerte de la formación ha variado. Pasó de tener 24 diputados en 1994, a tres en 2006 y  a tener graves problemas de liderazgo. Sin embargo, ha participado en distintas coaliciones en las cuatro últimas décadas y está bien asentada en las grandes ciudades. Con 10 escaños en el Congreso y dos en el Senado holandeses, y otros dos en el Parlamento Europeo, es miembro de la Internacional Liberal y defiende la cooperación europea. Su líder, Alexander Pechtold, es un europeísta convencido y suele chocar con Wilders cuando este último pide abandonar el euro y la UE.
Volviendo al político xenófobo, un término que rechaza de plano por sus orígenes liberales, es una realidad insoslayable de la actual sociedad holandesa. Durante el escrutinio electoral de las municipales, la televisión estatal situó a su grupo en el apartado de “resto de partidos”. Un puesto lógico, por competir solo en dos ciudades. Al extrapolar los resultados a escala nacional, la cosa cambia. Con todas las cautelas propias de estos ejercicios, reconocidas por la propia cadena pública, el Partido por la Libertad del controvertido político quedaba en segundo lugar. Por delante, y empatados, aparecían los liberales de derecha y los de izquierda. Socialistas radicales y socialdemócratas completaban el quinteto.
Dos asuntos acaparan ahora la atención. De un lado, el golpe recibido por los socios del Gobierno, obligados a hacer examen de conciencia. De otro, los insultos de Wilders contra “los delincuentes marroquíes, de los que queremos menos, menos y menos”, según dijo, que le han valido ya la presentación de varias denuncias. En realidad, se refiere a los holandeses de origen marroquí, pero asegura que “no hay nada de qué disculparse”. Sus colegas, incluidos los socialistas radicales, opuestos como él a la Constitución Europea, le han criticado al unísono.


Cierran un programa finlandés por emitir opiniones contra el Gobierno de Ucrania

Publicado: 24 mar 2014 | 13:37 GMT Última actualización: 24 mar 2014 | 13:53 GMT - RT

© Wikimedia.org
El periodista finlandés Jari Sarasvuo fue despedido tras entrevistar al activista Johan Beckman, quien exigió en vivo la liberación de Europa de la "junta fascista" ucraniana y acusó al canciller de Finlandia de apoyo a los nazis.
El hecho de que en su programa Sarasvuo invitase a influyentes representantes de la intelectualidad finlandesa causó un gran escándalo en la prensa finlandesa. Entre los entrevistados figuraba Beckman, observador en el reféndum de Crimea y opuesto a la toma ilegal del poder en Ucrania.

Sarasvuo, con 20 años de experiencia en la televisión, fue despedido sin ninguna explicación, mientras su programa fue cerrado pese a que según el contrato el presentador podía grabar otras seis ediciones. Según el periodista, la entrevista con Beckman tuvo un "papel crucial" en su despido.
Es más probable que el despido de Sarasvuo sea un pedido de la Embajada de EE.UU. en Finlandia  
"Es más probable que el despido de Sarasvuo sea un pedido de la Embajada de EE.UU. en Finlandia", comentó en un comunicado el activista de derechos humanos Beckman, ya que, en su opinión, "EE.UU. financia y apoya a la junta fascista de Kiev".

"El consorcio mediático Sanoma tradicionalmente no actúa de acuerdo con los principios del periodismo, sino bajo las órdenes de EE.UU. y la OTAN. Tenían que despedir inmediatamente a Sarasvuo para mantener el mito de la legitimidad de la junta de Kiev. Es muy peligroso para EE.UU. que los medios de comunicación europeos difundan la idea de que la inconstitucional junta fascista tomó el poder en Kiev, puesto que los medios de comunicación occidentales solo dicen que es un Maidán pacífico el que llegó al poder", subrayó el activista, profesor asociado de la Universidad de Helsinki.

Durante la misma transmisión intervino el conocido escritor y político finlandés Timo Harakka, que llamó eliminar la "junta neonazi de Kiev".

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/123295-finlandia-periodista-entrevista-ucrania

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