Hacia
el fin de la propaganda estadounidense
por Thierry Meyssan
La propaganda del Imperio anglosajón nos ha hecho creer
que Estados Unidos es «el
país de la libertad» y que sus guerras no tienen
otro objetivo que la defensa de sus ideales. Pero la crisis ucraniana
acaba de modificar las reglas del juego: Washington y sus aliados han perdido
el monopolio de la palabra. El gobierno y los medios de prensa de otro gran Estado,
Rusia, están rebatiendo abiertamente las mentiras que desde hace un siglo
sirvieron de basamento al Imperio anglosajón. En estos tiempos de
satélites y de internet, la propaganda anglosajona ya no funciona.
Red Voltaire | Damasco (Siria) | abril de 2014
Barack Obama sabe hablar. La realidad es que
el presidente no escribe sus discursos. Sólo lee los discursos
que otros escriben para él… mientras que otros gobiernan
por él.
Los gobernantes siempre tratan de convencer de que están haciendo
lo correcto porque las multitudes no siguen a alguien
a sabiendas de que no tiene la razón. El siglo XX se caracterizó por
el surgimiento de nuevos métodos de propagación de ideas que nada tienen
que ver con la verdad. Los occidentales afirman que la propaganda moderna
comenzó con el ministro nazi Joseph Goebbels. Así tratan de hacer olvidar que
el arte de falsear la percepción de las cosas fue desarrollado desde mucho
antes por los anglosajones.
En 1916, el Reino Unido creó en Londres la Wellington
House y más tarde la Crewe
House. Simultáneamente, los estadounidenses creaban el Comittee
on Public Information (CPI).
Partiendo del principio que la Primera Guerra Mundial era un
enfrentamiento de masas y no de ejércitos, aquellos organismos trataron de
intoxicar a sus propios pueblos, al igual que a los de sus aliados y sus
enemigos.
La propaganda moderna comienza con la publicación
en Londres del informe Bryce sobre los crímenes de guerra
de Alemania, documento que fue traducido a 30 idiomas. Según el
informe Bryce, el ejército alemán había violado a miles de mujeres en Bélgica,
así que los británicos estaban luchando contra la barbarie. Al terminar la
Primera Guerra Mundial se descubrió que todo el informe era una mentira
enteramente fabricada con testimonios falsos y con ayuda de varios periodistas.
Kerry se jala los pelos. Video: John Kerry lanza un ataque verbal contra RT.
Mientras tanto, en Estados Unidos George Creel inventó
una historia que presentaba la Guerra Mundial como una cruzada de las
democracias por una paz que concretaría los derechos de la humanidad.
Los historiadores han demostrado que la Primera Guerra
Mundial tuvo causas tan inmediatas como profundas, siendo la más importante de
ellas la rivalidad entre las grandes potencias que competían entre sí por extender
sus imperios coloniales.
Los burós de propaganda de Estados Unidos y Reino Unido
eran organismos secretos que trabajaban para el Estado. Se diferenciaban
de la propaganda leninista, que ambicionaba «revelar
la verdad» a las masas ignorantes, en que los anglosajones
trataban de engañarlas y manipularlas. Y para lograrlo, los organismos
estatales anglosajones tenían que actuar a escondidas y usurpando falsas
identidades.
Después de la desaparición de la Unión Soviética,
Estados Unidos dio menos importancia a la propaganda y optó por la
Relaciones Públicas. El objetivo ya no era mentir sino llevar a los
periodistas de la mano para que vieran únicamente lo que se les mostraba.
Durante la guerra de Kosovo, la OTAN recurrió a Alastair Campbell, un consejero
del primer ministro británico, para contarle diariamente a la prensa una
historia diferente. Mientras los periodistas se entretenían en reportar
las historias de Campbell, la alianza atlántica podía bombardear «en paz». El
objetivo no era tanto mentir sino más bien desviar la atención.
Pero lo que se ha dado en llamar story
telling [en español,
“contar historias”] cobró gran fuerza con el 11 de septiembre de 2001. El
objetivo era concentrar la atención del público sobre los atentados de Nueva
York y Washington para que no viera el golpe de Estado militar que se
produjo aquel mismo día: traspaso de los poderes ejecutivos del presidente
George W. Bush a una entidad militar secreta y detención camuflada
de todos los miembros del Congreso estadounidense. Aquella operación
de intoxicación fue obra de Benjamin Rhodes, actual consejero del hoy
presidente Barack Obama.
Durante los siguientes años la Casa Blanca creó un
sistema de intoxicación con sus principales aliados (Reino Unido, Canadá,
Australia y, claro está, Israel). Esos 4 gobiernos recibían
diariamente instrucciones, incluso discursos completamente redactados, enviados
por el Buró de Medios Globales para justificar la guerra contra Irak y
calumniar a Irán [1].
Desde 1989, Washington se apoyaba en la CNN para divulgar
rápidamente sus mentiras. Con el tiempo, Estados Unidos fue creando
un cártel de cadenas informativas de televisión vía satélite (Al-Arabiya, Al-Jazeera,BBC, CNN, France24, Sky).
En 2011, durante los bombardeos de la OTAN contra Trípoli, la OTAN
logró convencer bruscamente a los libios de que habían perdido la guerra y que
era inútil proseguir la resistencia.
Sin embargo, en 2012, la OTAN no logró reeditar
la maniobra para convencer a los sirios de que el derrocamiento de
su gobierno era inevitable. La repetición de aquella maniobra falló porque
los sirios habían tenido conocimiento de lo sucedido en Libia, donde las
cadenas de televisión internacionales habían manipulado la situación. Sabiendo
aquello, el Estado sirio tuvo tiempo de prepararse para contrarrestar la
manipulación que se había preparado [2]. Este fracaso marcó el fin de la hegemonía del
cártel de «la información».
La actual crisis entre Washington y Moscú sobre la
situación en Ucrania ha obligado a la administración Obama a revisar
su sistema. Ya Washington no es el único que logra hacerse oír sino
que tiene que tratar de rebatir los argumentos del gobierno y los medios de
prensa rusos, accesibles en todas partes del mundo a través de
transmisiones satelitales y de internet. El secretario de Estado
John Kerry ha tenido que nombrar un nuevo secretario adjunto a cargo
de la propaganda: el ex redactor jefe de Time Magazine,
Richard Stengel [3]. En realidad, Stengel ya estaba en funciones
antes del 15 de abril de 2014, fecha en que prestó juramento para el cargo.
Pero el 15 de marzo ya había enviado a los principales medios de la
prensa atlantistas una «Hoja Informativa»
sobre las «10 falsedades»
de Vladimir Putin sobre Ucrania [4]. Lo mismo había hecho el 13 de abril,
distribuyendo un segundo documento con «otras
10 falsedades» [5].
Lo primero que salta a la vista al leer ese texto es la
necedad que lo caracteriza. El texto apunta a validar la historia oficial
sobre una revolución en Kiev y a desacreditar el discurso ruso sobre la
presencia de nazis en el nuevo gobierno ucraniano, cuando ya se sabe que en
Kiev no hubo una revolución sino un golpe de Estado fomentado por la OTAN
y ejecutado por Polonia e Israel con una mezcla de recetas para «revoluciones de colores»
y «primaveras árabes» [6].
Los periodistas que recibieron las «hoja informativas»
del gobierno de Estados Unidos y que se hicieron eco de
su contenido también conocen perfectamente el contenido de
la conversación telefónica de la secretaria de Estado adjunta Victoria
Nuland sobre cómo Washington iba a cambiar el régimen en Ucrania
–en detrimento de la Unión Europea– y la del ministro estoniano
de Relaciones Exteriores Urmas Paets sobre la verdadera identidad de los
francotiradores de la plaza Maidan. Y también habían tenido conocimiento
anteriormente de las revelaciones del semanario polaco Nie sobre el entrenamiento de los
cabecillas nazis en la Academia de Policía de Polonia, 2 meses antes de
los hechos de la plaza Maidan. En cuanto a negar la presencia de nazis en
el nuevo gobierno ucraniano, es como decir que el sol sale de noche.
No hace falta ir a Kiev para comprobarlo, basta con leer los escritos de
los actuales ministros y escuchar sus declaraciones [7].
A fin de cuentas, si bien todos los argumentos
que Washington se toma el trabajo de enviar por escrito a las redacciones
permiten crear la ilusión de que existe un consenso de la gran prensa
atlantista, el hecho es que no tienen la menor posibilidad de llegar a
convencer a los ciudadanos mínimamente curiosos. Por el contrario, es tan fácil
descubrir el engaño navegando un poco por internet que ese tipo de manipulación
no logrará otra cosa que reducir aún más la credibilidad de Washington.
El 11 de septiembre de 2001, el unanimismo de la prensa
atlantista permitió convencer a la opinión pública internacional. Pero el
trabajo que numerosos periodistas y ciudadanos –entre los que tengo el honor de
contarme– han venido realizando desde entonces ha demostrado la
imposibilidad material de lo que se afirma en la versión oficial.
Trece años después de los hechos, cientos de millones de personas han tomado
conciencia de aquellas mentiras. Y serán cada vez más numerosas… gracias al
nuevo dispositivo estadounidense de propaganda. El resultado final es que
quienes se hacen eco de la propaganda de la Casa Blanca, principalmente
los gobiernos y los medios de prensa de la OTAN, están destruyendo su
propia credibilidad.
Barack Obama y Benjamin Rhodes, John Kerry y Richard
Stengel trabajan solamente para el corto plazo. Su propaganda sólo
convence a los pueblos por espacio de algunas semanas. Pero los indignan
cuando descubren la manipulación. Estos personajes están socavando
involuntariamente la credibilidad de las instituciones de los Estados de
la OTAN que se hacen eco de su propaganda conscientemente. Han olvidado
que la propaganda del siglo XX funcionaba únicamente porque el mundo estaba
dividido en dos bloques que no comunicaban entre sí y que el
monolitismo al que hoy aspiran es incompatible con los nuevos medios de
comunicación.
Aunque no ha terminado todavía, la crisis de Ucrania
ya ha cambiado profundamente el mundo. Al contradecir públicamente al
presidente de Estados Unidos, Vladimir Putin ha dado un paso que en
lo adelanto impide el éxito de la propaganda estadounidense.
Otros medios de comunicación internacionales que están rompiendo la propaganda informativa anglo-sajonassia Today en castellano (español)IranTV, Irán, en castellano (español)
Telesur, Venezuela y otros países
latinoamericanos
Thierry Meyssan
Fuente
Al-Watan (Siria)
Al-Watan (Siria)
Tomado
de: http://www.voltairenet.org/article183372.html
[2] «La OTAN prepara la mayor operación de
intoxicación de la Historia», por
Thierry Meyssan, Komsomolskaya Pravda, Red Voltaire,
12 de junio de 2012.
[3] «El redactor jefe de Time Magazine,
nombrado nuevo jefe de la propaganda estadounidense», Red Voltaire, 16 de
abril de 2014.
[4] «Hoja Informativa del Departamento de
Estado: 10 falsedades que Rusia alega sobre Ucrania»,Red Voltaire,
5 de marzo de 2014.
[5] «Hoja del Departamento de Estado sobre
alegaciones de Rusia contra Ucrania», Red Voltaire,
13 de abril de 2014.
[6] «Ucrania: Polonia entrenó a los
gopistas 2 meses antes de Maidan», por
Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de
abril de 2014.
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