China le muestra los dientes al Tío Sam



Foto de Luis Ferrer, Paysandú, Uruguay


China le muestra los dientes al Tío Sam

En el correr de un par de días China ha amenazado abiertamente a Obama y a EEUU.
El hecho de que China levante el tono de voz anuncia la lucha futura de dos superpotencias y el aroma de un nuevo orden mundial.
Los objetos de la ira china son dobles: el Dalai Lama y la venta de armas a Taiwan. El primero de ellos deriva de la próxima visita del líder tibetano a EEUU este mes, puesto que China teme que Obama lo vaya a encontrar  y entonces a potenciar el conflicto de China con el Tibet. Altos funcionarios del partido comunista de China le advierten a Obama sobre las consecuencias que puede tener este encuentro en cuanto a minar las relaciones chino-americanas.
Esta advertencia llega aun antes de que Obama haya anunciado que piensa encontrar al Dalai-Lama. Este otoño pasado el presidente de USA se abstuvo de recibir al líder religioso tibetano para no encolerizar al gigante asiático, lo que muchos americanos interpretaron como un signo de cobardía de su parte, rasgo que es profundamente detestado por muchos americanos.
La semana pasada EEUU decidió vender armas avanzadas a Taiwan por el monto de 70.000 millones de dólares. Los chinos, que consideran a esta isla como una parte de su propio territorio, reaccionaron violentamente desde el primer día. Representantes chinos advirtieron de “daños graves” de las relaciones entre las dos potencias y amenazaron con interrumpir los contactos militares con USA y con imponer sanciones económicas a las empresas americanas que se involucren con esta venta de armas.

China se planta como una potencia mundial

Observadores internacionales señalan que ésta ha sido la reacción más poderosa del gobierno chino durante los últimos años. Aún se trata de una esgrima diplomática, pero el tono elevado de éstas resultan una clara muestra de la ambición y la meta de China de tomar la posición de potencia mundial, amparada ahora por la situación debilitada de Washington, y tratan de probar la fuerza del nuevo presidente Obama. Aun cuando el gigante asiático está por debajo de los yanquis en fuerza militar y estándar de vida, está de todos modos en ascenso, mientras que los norteamericanos están en descenso.
El gigantesco déficit presupuestal del gigante americano de 1,6 billones de dólares se ha vuelto una amenaza sobre su hegemonía mundial. Le llevaría por lo menos diez años llevar este déficit a niveles normales.
Esto está contrapuesto con el superávit enorme de China que puede potenciar nuevas reformas y mejoras de la infraestructura vial, y otras. Además, son los orientales los que en gran parte están financiando el déficit americano.

¿Cuánto tiempo puede el mayor deudor del mundo continuar siendo la mayor potencia mundial?

Esta es la pregunta justificada que ya le han hecho a Obama algunos de sus asesores económicos.
Se la puede traducir como cuánto tiempo va a tardar el inevitable cambio en el equilibrio de poder. Durante el encuentro sobre el clima de Copenhague, así como en otras circunstancias, el gigante asiático ha mostrado claramente que piensa tomar una línea independiente, aparte de lo que los EEUU quieran. Últimamente ha sido Obama quien debido encontrar a subalternos del primer ministro chino Wei Jiabao y quien ha tenido que buscar a éste, cuando en el pasado reciente la situación solía ser la opuesta.




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