Homenaje: 22 DE DICIEMBRE: DÍA DE LOS CAÍDOS DEL MLN-TUPAMAROS

22 DE DICIEMBRE: 
DÍA DE LOS CAÍDOS DEL MLN-TUPAMAROS
22 de Diciembre: día de los tupamaros caídos.
Nuestro homenaje a los que dieron su vida por meros ideales, sin nada de intereses espurios personales. Gracias a ellos por hacernos recuperar algo de nuestra fe en la capacidad del ser humano de sobrevivir, de superar las catástrofes producidas por el afán de lucro y de poder.

NUESTRO HOMENAJE

No tienen bandera pero en Raúl Sendic, el tupamaro es lícito homenajear a los propios. Una lista impresionante y conmovedora de quienes murieron luchando bajo la bandera tupamara, que no solamente debieran vivir en cada compañero, sino en cada uno de sus actos políticos, de sus escritos, de sus declaraciones, de sus abrazos.* 

Acosta Pueyrredón, Héctor Ruben. Desaparecido en Córdoba, Argentina, 30 de agosto de 1975.
Alfaro Vázquez, Daniel Pedro. Desaparecido en Argentina, 11 de agosto de 1977.
Álvarez, Juan Diógenes. Asesinado, en Rivera, Uruguay, 10 de junio de 1972.
Alter, Gerardo Moisés. Asesinado en la tortura, en Montevideo, 19 de agosto de 1973.
Arcos Latorre, Ariel. Desaparecido en Chile, 20 de setiembre de 1973.
Ariosa Amilivia, Eduardo Agustín. Asesinado en Montevideo, 28 de julio de 1972.
Arocena Linn, Ignacio. Desaparecido en Argentina, 13 de agosto de 1978.
Arteche Echeto, Walter Hugo. Asesinado en la tortura, en Montevideo, 19 de agosto de 1973.
Artigas Silveira, José Eduardo. Penal de Libertad, 10 de julio de 1976.
Artigas Nilo de Moyano, María Asunción. Desaparecida en Argentina, 30 de diciembre de 1977.
Ayala Álvez, Abel Adán. Desaparecido en Montevideo, 17 de julio de 1971.
Banfi Baranzano, Daniel Álvaro. Asesinado en Buenos Aires, 29 de octubre de 1974.
Barbeito Filippone, Roberto Omar. Penal de Libertad, 2 de mayo de 1978.
Barredo Longo, Rosario del Carmen. Asesinada en Argentina, 20 de mayo de 1976.
Barrios Fernández, Washington Javier. Desaparecido en Argentina, 7 de setiembre de 1974.
Batalla, Luis Carlos. Asesinado en Treinta y Tres, Uruguay, 25 de mayo de 1972.
Bentacour Roth, Rutilio Dardo. Asesinado en Catamarca, Argentina, 12 de agosto de 1974.
Bentín Maidana, Félix. Desaparecido en Argentina, 13 de agosto de 1978.
Berreta Hernández, Nelson Simón. Asesinado en Montevideo, 15 de julio de 1972.
Blanco Katras, Armando Hugo. Asesinado en Montevideo, 14 de abril de 1972.
Blanco Siola, Bernardo Alberto. Asesinado en Montevideo, 26 de abril de 1974.
Bonilla Umpiérrez, María Clarisa. Hospital Militar, 28 de abril de 1976.
Brun Cornelius, Héctor Daniel. Asesinado en Soca, Uruguay, 20 de diciembre de 1974.
Cacciavilliani Caligari, Hugo Enrique. Asesinado en Catamarca, Argentina, 12 de agosto de 1974.
Caillaba Píriz, José Pedro. Desaparecido en Argentina, 18-20 de febrero de 1977.
Calviño García, José Antonio. Desaparecido. Se desconocen las circunstancias, el lugar y la fecha.
Camacho Osorio, Luis Alberto. Asesinado en Argentina, 15 de agosto de 1976.
Camiou Minoli, María Mercedes. Desaparecida en Argentina, 1 de julio de 1977.
Campal Neves, José Enrique. Asesinado en nUruguay, 9 de noviembre de 1976.
Camuirano Bottini, Mario. Asesinado en Argentina, 30 de agosto de 1975.
Candán Grajales, Jorge Alberto. Asesinado en Montevideo, 14 de abril de 1972.
Cendán Almada, Juan Ángel. Desaparecido en Chile, 12 de setiembre de 1973.
Cascialy, Alberto. Asesinado en Bella Unión, Uruguay, fecha 1972.
Castagnetto Da Rosa, Blanca. Asesinada en Colonia, Uruguay, 24 de abril de 1972.
Castagnetto Da Rosa, Héctor. Desaparecido en Montevideo, 17 de agosto de 1971.
Castillos Lima, Atalivas. Desaparecido en Argentina, 23 de diciembre de 1977.
Castro Spina, Hugo. Penal de Libertad, 11 de diciembre de 1972.
Clavijo Quirque, Héctor María. Asesinado en Montevideo, falta 1972.
Corbo Aguirregaray de Brun, María de los Angeles. Asesinada en Soca, Uruguay, 20 de diciembre de 1974.
Conteris, Marcos. Caído en combate en Nicaragua, 2 de agosto de 1987.
Correa Páez, Luis Heber. Asesinado en Montevideo, 18 de abril de 1971.
Couchet Inzaurralde, Gustavo Luis. Asesinado en Montevideo, 26 de junio de 1972.
Culnev Hein de Mallarino, Raquel Eunice. Hospital Militar, 11 de julio de 1977.
Cultelli, Alfredo Emilio. Asesinado en Pando, Uruguay, 8 de octubre de 1969.
Dabo Revello, Jorge Antonio. Penal de Libertad, 8 de diciembre de 1980.
Del Fabro De Bernardi, Eduardo José María. Asesinado en Argentina, 10 de setiembre de 1975.
De los Santos Mendoza, Hugo Leonardo. Asesinado en tortura, Batallón de Infantería Número 1, Montevideo, 3 de setiembre de 1973.
Dergan Jorge, Natalio Abdala. Desaparecido en Argentina, 28 de noviembre de 1974.
Dermit Barbato, Hugo Haroldo. Asesinado en la tortura, Regimiento de Caballería Número 4, Montevideo, 20 de diciembre de 1980.
Eizmendi Cabrera, Pedro. Desaparecido. Se desconocen las circunstancias, el lugar y la fecha.
Estefanell Guidali, Graciela Marta Epifanía. Asesinada en Soca, Uruguay, 20 de diciembre de 1974.
Fachinelli, Juan. Asesinado en la tortura, Batallón de Infantería No 1, Montevideo, 28 de junio de 1972.
Fernández Pena, Aurelio Sergio. Caído en combate en Montevideo, 8 de julio de 1972.
Fernández Hernández, Celso Wilson. Caído en combate en Montevideo, 25 de mayo de 1975.
Fernández Cúneo, Rodolfo Aníbal. Penal de Libertad, 29 de abril de 1975.
Fernández Fernández, Julio César. Desaparecido en Chile, 11 de octubre de 1973.
Ferreira Scaltritti, Daniel. Asesinado en Chile, 15 de enero de 1987.
Flores Álvarez, Carlos. Caído en combate en Montevideo, 22 de diciembre de 1966.
Fontela Alonso, Alberto Mariano. Desaparecido en Chile, 12 de setiembre de 1973.
Gallo Castro, Eduardo. Desaparecido en Argentina, 25-26 de diciembre de 1977.
García Calcagno, Germán Nelson. Desaparecido en Argentina, 12 de mayo de 1977.
García Castro, Marcelino. Penal de Libertad, 24 de julio de 1977.
García Larrosa, Floreal Gualberto. Asesinado en Soca, Uruguay, 20 de diciembre de 1974.
Garreiro Martínez, María Elsa. Desaparecida en Argentina, 4 de agosto de 1979.
Gelpi Cáceres, Leonardo Germán. Desaparecido en Argentina, 8-9 de octubre de 1978.
Giménez de Martirena, Ivette. Asesinada en Montevideo, 14 de abril de 1972.
Giménez Giménez, Washington Mario. Hospital Militar, Montevideo, 5 de mayo de 1983.
Goitiño Arigon, Miguel Ángel. Penal de Libertad, 20 de noviembre de 1981.
Gomensoro Josman, Roberto Julio. Desaparecido en Uruguay, 12 de marzo de 1973.
Gomensoro Josman, Hugo Ernesto. Desaparecido en Argentina, 30 de abril de 1976.
González Míguez, Eduardo Edison. Desaparecido en Argentina, 31 de marzo de 1975.
González Rodríguez, Eduardo. Desaparecido en Argentina, 13 de febrero de 1975.
Gropp Carbajal, Nicolás. Asesinado en Montevideo, 14 de abril de 1972.
Gutiérrez González, Íbero. Asesinado en Montevideo, 28 de febrero de 1972.
Irazábal, Domingo. Asesinado en Montevideo, 24 de abril de 1974.
Hernández de García, Mirta Yolanda. Asesinada en Soca, Uruguay, 20 de diciembre de 1974.
Hernández Machado, Carlos Julián. Asesinado en Argentina, 31 de diciembre de 1976.
Jabif Gonda, Guillermo Rivera. Asesinado en Argentina, 29 de octubre de 1974.
Karaian, María Luisa. Asesinada en Montevideo, 25 de mayo de 1975.
Larrosa Cruz, Juan Carlos. Asesinado en Montevideo, 27 de octubre de 1970.
Larrañaga Martínez, Julio Alberto. Asesinado en Montevideo, 1 de abril de 1974.
Latrónica Damonte, Luis Enrique. Asesinado en Argentina, 29 de octubre de 1974.
Leivas Puig, Jorge Washington. Penal de Libertad, 3 de agosto de 1984.
Lerena Martínez, Pedro Ricardo. Asesinado en la tortura, Montevideo, 2 de setiembre de 1975.
López Rodríguez, Carlos Andrés. Montevideo, 29 de setiembre de 1970.
López López, Arazatí Ramón. Asesinado en Chile, 14 de agosto de 1973.
Lucas López, Enrique Joaquín. Desaparecido en Bolivia, 17 de setiembre de 1976.
Luppi Mazzone, Mary Norma. Desaparecida en Argentina, 10 de junio de 1977.
Luzardo Cazenave, Luis Roberto. Asesinado en el Hospital Militar, Montevideo, 12 de junio de 1973.
Maidanik Potasnik, Diana Riva. Asesinada en Montevideo, 21 de abril de 1974.
Marín, Edison. Asesinado en la tortura en Montevideo, 3 de junio de 1972.
Martínez Platero, Leonel. Asesinado en Canelones, Uruguay, 13 de junio de 1972.
Martirena, Luis. Asesinado en Montevideo, 14 de abril de 1972.
Master Allen, Diego Miguel. Desaparecido en Argentina, 21 de abril de 1976.
Melogno Lugo, Raúl Gualberto. Asesinado en Montevideo, 25 de mayo de 1975.
Méndez, Margarito. Desaparecido en Mar del Plata, Argentina, 24 de marzo de 1975.
Méndez Vidal, Victorio Óscar. Penal de Libertad, 30 de abril de 1978.
Modernell Pérez, Carlos Alberto. Asesinado en Colombia, 3-5 de enero de 1979.
Mondello Techera, Eduardo. Asesinado en Laguna del Sauce, Uruguay, 9 de marzo de 1976.
Moyano Santander, Alfredo. Desaparecido en Argentina, 30 de diciembre de 1977.
Nell Tacchi, José Luis. Argentina, fecha 1974.
Nieto Gnazzo, José Félix. Montevideo, 31 de julio de 1984.
Olivera Da Rosa, Indalecio. Asesinado en Montevideo, 14 de noviembre de 1969.
Ozer Ami Molina, Ariel Omar. Hospital Militar, Montevideo, 16 de agosto de 1975.
Padilla Chagas, Víctor Hugo. Desaparecido en Argentina, 1 de mayo de 1974.
Pagardoy Saquieris, Enrique Julio. Desaparecido en Chile, 29 de setiembre de 1973.
Pagliaro, Norma. Asesinada en Montevideo, 14 de abril de 1972.
Pérez Lutz, José. Asesinado en Montevideo, fecha 1972.
Pérez Silveira, Eduardo. Desaparecido en Uruguay, 5 de mayo de 1974.
Perdomo Sosa, Mirtho Renée. Penal de Libertad, 13 de marzo de 1978.
Pinella, Eduardo. Montevideo, agosto de 1963.
Pino Garín, Juan Alfredo. Asesinado en el Batallón de Ingenieros No 2, Florida, Uruguay, 16 de junio de 1982.
Pistone Altieri, Máximo Augusto. Desaparecido en Argentina, 17 de marzo de 1976.
Povaschuk Galeazzo, Juan Antonio. Desaparecido en Chile, 29 de setiembre de 1973.
Pucurull Sáenz De la Peña, Fernán. Asesinado en Montevideo, 31 de mayo de 1970.
Quiroga de Camuirano, Marta. Desaparecida en Argentina, 13 de agosto de 1975.
Raggio Odizzio, Laura Marta. Asesinada en Montevideo, 21 de abril de 1974.
Ramos Bentancour, Horacio Darío. Asesinado en el Penal de Libertad, 30 de junio de 1981.
Ramos Filipinni, Manuel. Asesinado en Montevideo, 31 de julio de 1971.
Reyes Sedarri, Silvia Ivonne. Asesinada en Montevideo, 21 de abril de 1974.
Ribeiro, Edelmar. Bella Unión, Uruguay, 23 de marzo de 1969.
Río Casas, Miguel Ángel. Desaparecido en Argentina, 25-26 de diciembre de 1977.
Robaina Méndez, Mario. Asesinado en Montevideo, 27 de diciembre de 1966.
Rodríguez Ducós, Carlos. Caído en combate en Montevideo, 8 de julio de 1972.
Rodríguez Molinari, Julio César. Asesinado en Argentina, 31 de marzo de 1975.
Rodríguez Olariaga, Yamandú José. Penal de Libertad, 24 de febrero de 1981.
Rolando, Rodolfo. Montevideo, fecha.
Rohn Fernández, Roberto. Montevideo, 29 de setiembre de 1970.
Rovira Griecco, Horacio Carlos. Asesinado en Montevideo, 14 de abril de 1972.
Salerno Schiaffino, Jorge. Asesinado en Pando, Uruguay, 8 de octubre de 1969.
Sanz Fernández, Aída Celia. Desaparecida en Argentina, 23 de diciembre de 1977.
Sanzó, Walter. Asesinado en la tortura en el Batallón de Ingenieros No 4, Maldonado, Uruguay, fecha, 1972.
Saráchaga, Rafael. Montevideo, abril de 1972.
Schroeder Orozco, Gabriel María. Asesinado en Montevideo, 14 de abril de 1972.
Scopice Rijo, Norma Mary. Desaparecida en Argentina, 23 de noviembre de 1976.
Serra Silveira, Helios Hermógenes. Asesinado en Argentina, 6 de diciembre de 1978.
Silveira Gramont, María Rosa. Desaparecida en Argentina, 13 de agosto de 1978.
Sosa Cabrera, Edgar Francisco. Asesinado en el Penal de Libertad, 20 de abril de 1982.
Spósito Vitali, Julio César. Asesinado en Montevideo, 1 de setiembre de 1971.
Soarez Píriz, Marcos Segundo. Asesinado en Montevideo, 30 de julio de 1972.
Urtazún Terra, José Luis. Desaparecido en Argentina, 13 de agosto de 1978.
Varela, Carlos. Paysandú, Uruguay, junio de 1972.
Vulcano, Antonio Cossimo. Colombia 11 de agosto de 1984. No se han ubicado los restos.
Wasen Alanís, Adolfo. Montevideo, 17 de noviembre de 1984.
Whitelaw Blanco, William Alem. Asesinado en Argentina, 20 de mayo de 1976.
Yoldi Arciet, Ángel María. Hospital Militar, 16 de agosto de 1984.
Zabalza Waksman, Ricardo. Asesinado en Pando, Uruguay, 8 de octubre de 1969.

* Del libro RAUL SENDIC EL TUPAMARO - Su pensamiento revolucionario, de Jorge Zabalza – Letraeñe ediciones


DESCUBRIENDO “MUSEOS” DE LA COBARDÍA FASCISTA (II)

DESCUBRIENDO “MUSEOS” DE LA COBARDÍA FASCISTA (II)





Estas imágenes complementan los relatos ya publicados sobre la visita judicial –con ex prisioneros como testigos directos-- al cuartel del Grupo de Artillería N° 1, del Cerro, en busca del centro de torturas que funcionó allí durante más de 12 años y que contó con la destacada intervención de los oficiales Luis María Agosto, Jorge Silveira y José Gavazzo. Aún camuflado y burdamente convertido en “museo” ante la posible inminencia de un “allanamiento” judicial, el patético escenario revela la indisimulable reivindicación –y la confesión— de la “gestión”, entre otros claramente identificados ante el poder judicial, de tres de los verdugos más conocidos de la dictadura, de entre los cuales, Luis María Agosto (hoy coronel retirado y de muy buena jubilación), sigue lo más campante, mutado en personaje del negocio editorial amarillo y actuando en representación de multinacionales de la “bioenergía” que negocian muy lucrativos convenios con la Intendencia Municipal de Montevideo, entre otros curros de su “novedosa” vida de militante falangista y de fogosa defensa de los “valores humanos de la democracia”, de a ratos en el Partido “Nacional” y a la vez coqueteando con el Partido “Independiente” (¡!).




1- Fachada de Artllería 1, inspeccionada el 15/12/2011.

2- Entrada: al fondo, a la izq., “La capilla” de las torturas.

3- Galería de “mártires” militares encabezada por el hermano del “tristemente célebre” Gregorio Alvarez..

4- Uno de ellos, Tte. Botti, torturador, muerto al parecer por balas militares en un operativo anti-PC, en 1976.

5- Ventanal tallado, “homenaje” a Manuel Oribe.

6- La perrera donde ovejeros y dobermans eran adiestrados en “masticar” presos.

7- A su lado, “patio de recreo” y escenario de simulacros de fusilamientos nocturnos, hoy convertida en “leñera”.

8- Frontón donde picaban las balas de los simulacros.

9- Escalera de acceso a calabozos sobre la “sala de máquinas” (tortura).

10- Calabozos de “la previa”, camuflados.

11- Paredes inter-calabozos, ahora tiradas.

12- Calabozos convertidos en dormitorio para la tropa femenina.

13- Debajo de la escalera, puerta de entrada a “sala de máquinas”, ahora tapiada.

14- Exterior remodelado de “sala de máquinas”.

15- Entrada de acceso a “sala de máquinas”, ahora presentada como “parque de cañones”.

16- Piso de adoquines del lugar de las torturas.

17- Interior de la “sala”, rebautizado como “museo”.

18- Lustrosos cañones del siglo XIX y otros chirimbolos.

19- Junto a una tarima del “museo”, tomacorriente que habría sido usado en la picana eléctrica.

20- Bustos de “viejos guerreros” de la artillería.

21- Acceso a parte central de la sala de torturas.

22- Un emblema podrido de la “heroicidad” cuartelera: la silla de “descanso” de los torturados, con una toalla con más de 30 años de mugre delatora del horror fascista.

23- Monturas y arreos que ocultan aberturas tapiadas que comunicaban con la escalera de los calabozos.

24- Policía técnica comprueba zonas tapiadas para el camuflaje post dictadura.

25- A 40 metros, las terroríficas mazmorras donde vegetaban o morían las presas y los presos “más peligrosos”.

26- Un contraste que aún simboliza la barbarie: las mazmorras que ahora sirven de lugar de “arresto a rigor” de la tropa, y, afuera, frente al cuartel, las casitas de un barrio obrero y de un pueblo trabajador, siempre amenazado, siempre alerta, siempre memorioso.



Gabriel Carbajales, 18 de diciembre de 2011.-


Visitantes del infierno






De la capilla de la tortura al Museo Alférez Alexis González

Los que entramos a Artillería 1, La Paloma en el Cerro, retrocedimos:
36 años atrás
37 años atrás
38 años atrás
40 años atrás

En la mañana, al partir de mi casa, hacia allí, en un día desaforado, le dejé una notita a mi hija, que aún dormía: “Voy a retroceder a un diciembre de hace 38 años. Voy a atestiguar que el túnel del tiempo EXISTE, ojala vuelva más joven, no te lo aseguro, Ja!”

Pero, por suerte una vez más, lo que comprobamos que existe, sin duda, es el fabuloso ovillo de la memoria, que lo desata un aroma, un susurro, el roce de las botas al sonar subiendo por las escaleras.
Y entonces, ese hilo se desliza por el pasadizo del tiempo, como un pequeño hilo de agua, que se convierte en una pequeña cañada y luego un arroyo, un río un torrente hasta ser mar. Hasta devolverle a los ojos una imagen certera del sitio donde nos  torturaron.   
Hoy el oficial nos abría las puertas cerradas. Antes, hace 38 años para mí, ese roce nos venía a buscar para bajarnos a la “máquina”. 

Pequeños detalles dormidos dentro de nosotros que se despiertan para señalar, acusar, condenar. Pequeñas energías que se encienden, solo basta que sople un viento suave y se activa…aparecen y aparecen, como ráfagas.  
De nuevo ese frío, esas presencias que solo los que estuvimos allí podemos percibir.
Ahí mataron al gordo Marcos, a Basilicio López, ahí sobre un banco, hambriento y aterido, dejaron morir una mañana de invierno a un compañero, por omisión de asistencia, después de una ducha fría, ahí torturaron a cientos de mujeres y hombres, ahí enloquecieron al negro Richard… ahí hambrearon, estaquearon.

Ahí, el Cacho los puteaba. Ahí, con lo que se podía se conspiraba para resistir. 

Ahí, cuando ubiqué el calabozo en el que me tenían desnuda, vi el rincón de las ratas, sentí el olor a la grasa rancia que nos ponían por el cuerpo, ahí aún, pude oír el chillido de las ratas que usaban para torturar y les conté ante el asombro del policía de la técnica, que le hablé –hace 38 años- a la rata, le decía que no se acercara, ella en un rincón, yo en otro. Y no se acercó. Al rato la sacaron de mi celda. La rata fue más humana que el Pajarito Silveira.
Y la resistencia viva, también en ese sitio, le mostré a la Fiscal la paloma que dibuje la noche anterior, porque la recuerdo en detalle, una paloma hecha con sangre, ahí en ese calabozo: una paloma que quería decir estás acá, un silbo, un texto, Alguien limpia la celda de la tortura/ Que se lleve la sangre no la amargura…

Ahí, cuando ubicamos la perrera y el frontón donde nos hacían los simulacros de fusilamiento- hoy leñera- pude percibir el frío que te corría por la espalda cuando en la madrugada te gritaban “corre, corre pichi” y estabas desnuda en medio de soldados y oficiales armados y los perros metidos en la perrera se desesperaban ladrando y tirándose contra los tejidos y no sabías si era verdad que te dispararían o largarían los mastines.

Pude oír las ráfagas que daban contra el frontón y los trozos de pared que te golpeaban y luego cuando ellos se arrimaban y en vilo te levantaban y reían, reían… risa de oficiales mandamás  y de soldados cobardes diciendo amén por el juramento de obediencia debida o simple cobardía. 

En fin…seguro no volví a mi casa con 20 años pero sí con la certeza de que ese viaje por el túnel del horror, le puso el marco físico a lo que vive en mí y en cada uno de los compas que sobrevivimos. Ese lugar existe, como existen los archivos, las fotos, estos ejércitos no destruyen ni los papeles, ni sus fotos, ni nada, son trofeos, o salvoconductos, son “museos” se jactan de sus “hazañas” de clase. Como conservan esa silla y esa toalla ahí, las mismas de la tortura en el “museo” como simples trofeos de guerra. ¿Dónde tendrán las capuchas? ¿En el sótano?
 
En el sitio, donde se torturó pervive ese halo de dolor oloroso: mezcla agria a lágrimas y sangre.  Y esos sudores que solo despide el miedo y creo que la dignidad desnuda ensangrentada, atada no desaparece se mete entre el piso de adoquín de la sala de tortura que tan ingeniosamente Gavazzo nombraba como la capilla, él, era el cura. Con el cual  todas y todos “se confesaban” colgadas, picaneados, violadas. En la humedad que despiden las paredes está la sangre.

Sin hablar fuimos a buscar, bajo la escalera, la puerta al infierno.
Esos detalles del que fue torturado, encapuchado y entrado por puertas que no vimos pero todos sabíamos que allí estaba y si, allí está la huella, la marca de una puerta clausurada, la cerraron pero no le colocaron ni siquiera el tramo de zócalo. Camuflada muy grotescamente –porque la impunidad de los ejércitos tiene eso- ellos cuando están en el ejercicio del terrorismo de estado se creen invencibles. No prevén que décadas después los que vosotros torturáis, entren a los cuarteles, cierren los ojos y ubiquen escaleras, calabozos, tirantes donde nos colgaban, enchufes.
No importó ni importa al próximo mandón de turno que paso allí. Ellos heredan  cuarteles para consagrar el credo de todas las FFAA, “morir por la patria y vivir sin razón” como dicen los Sin Tierra. Y la consagran con la rúbrica del capital: la IMPUNIDAD. 
  
  ¿Y saben qué? No se siente que el dolor, sea en vano, no. El dolor de la barbarie sufrida por los y las compañeras que amás. no nos vence. Nos hace sangrar la herida que te provocó la víbora,  para que salga el veneno, y no te estalle dentro. Es sanador cualquier peón rural lo sabe. Es la cura sin doctor.
Sirve para que el poder judicial, que en general re victimiza a los testigos y es ciego, compruebe que la ingeniería de la impunidad no es invento de viejos o viejas resentidas, sino un proceso que DEBEMOS TORCER, QUEBRAR, porque sus efectos son la desintegración de hoy, los datos de hoy, la vida hoy: las mujeres asesinadas en sus casas, la pasta base, la indiferencia, las cárceles hoy, la tortura hoy, la falta de deseos de revolución de hoy.
   
Va lejos el olfato, para poder hoy mirar, juzgar y condenar.
Va lejos el oído para volver hoy a encontrar los sonidos del horror y los lazos de la resistencia, el combate.
Un sitio, una escalera, un tirante, una pared. Un falso piso para ocultar vaya a saber qué. Todo lo vimos…en esas 2 horas y media.

Primero reconocimos el lugar donde daban las visitas, a los que permanecieron años allí, el pabellón “DEPÓSITO DE PRESOS”, el de la hambruna, el del maltrato eternizado, un sitio de muerte lenta, luego el frontón, la perrera.

Después pasamos frente al “Museo”, la palmera, los cañones, claro, en  un cuartel no es nada extraño, que los tengan. Pero en este caso ese museo, lleno de cañones, monturas, casquillos de balas, tiene una puerta, por la que asoma una escalera… ESA ES nos dijo todo dentro de nosotros, la misma por la que resbalamos mojados, por la que nos bajaban en andas, con la baranda herrumbrada, hoy  pintada de verde… este “Museo” ubicado frente a una palmera en el lugar central del cuartel, como el florero en una mesa, esa era la capilla de Gavazzo, de Cordero, de Silveira, de Scala, de Agosto, como un florero en una mesa… Pero no, nada de románico, ni familiar, ni cálido.
Un sitio central en Artillería 1 para la sala de tortura. Ahí en medio de todos los pabellones del cuartel, ahí mismo un lugar que nadie podía desconocer. En el recorrido nos cruzamos con él.     
Los ojos abiertos, los tímpanos alertas, un día de narices vivas, y el burdo camuflaje de los impunes hicieron posible encontrar la escalera. Igual que en el Florida, allí en Artillería 1, ellos dijeron que los compañeros asesinados en la tortura, se tiraron por la escalera.  Burdo argumento plasmado en varias partidas de defunción firmadas por los impunes médicos asesores de tortura.

El sobrevivir nos da el dolor de ver los pactos,  la complicidad de los otrora compañeros con la impunidad, pero también el privilegio de aprender a amar más a los verdaderos compañeros.

El humor negro nos rescata, es el recurso de la sanación en medio de la insanía de un cuartel, ese humor  que nos dice: Vayámonos de acá, antes que se dé otro golpe de estado…y nos encuentre dentro. Soldados y oficiales, policía técnica oían los horrores contados en la escena del crimen…que alguien se haga cargo. De alguna manera sentí que me llevaba de allí adentro muy vivo al Gordo Marco, a Anita Rosadilla, a la Pitico, a la Negra Tere, al Vasco. ¡Salú compas! Para ellos, una vez más, las palabras de Pablo:

Ellos aquí trajeron los fusiles repletos
de pólvora, ellos mandaron el acerbo
exterminio,
ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba,
un pueblo por deber y por amor reunido,
y la delgada niña cayó con su bandera,
y el joven sonriente rodó a su lado herido,
y el estupor del pueblo vio caer a los muertos
con furia y con dolor.
Entonces, en el sitio
donde cayeron los asesinados,
bajaron las banderas a empaparse de sangre
para alzarse de nuevo frente a los asesinos.

Por esos muertos, nuestros muertos,
pido castigo.

Para los que de sangre salpicaron la patria,
pido castigo.

Para el verdugo que mandó esta muerte,
pido castigo.

Para el traidor que ascendió sobre el crimen,
pido castigo.

Para el que dio la orden de agonía,
pido castigo.

Para los que defendieron este crimen,
pido castigo.

No quiero que me den la mano
empapada con nuestra sangre.
Pido castigo.
No los quiero de embajadores,
tampoco en su casa tranquilos,
los quiero ver aquí juzgados
en esta plaza, en este sitio. /

Pablo Neruda.

Dic/17 de 2011
Irma Leites