Sin la ayuda de Brasil y la CIA no liquidaban a los tupamaros
CONFESIÓN DEL EX REPRESOR BRASILEÑO MARCO POLO GIORDANI
ROGER RODRÍGUEZ
ROGER RODRÍGUEZ
Las revelaciones del hoy abogado Marco Polo Giordani, ex agente en Porto Alegre del Destacamento de Operaciones de Información (DOI) dependiente del federal Centro de Operaciones de Defensa Interna (CODI) con sede en San Pablo, fueron realizadas al periodista José Mitchell durante una entrevista del ciclo Historias que, producido por la televisora TVCOM, fue emitido el pasado 11 de setiembre en la red de cable de Río Grande del Sur y generó fuertes repercusiones en blogs y webs de los telespectadores.
Marco Polo Giordani, quien llegó al grado de sargento segundo del ejército brasileño, fue cooptado desde muy joven por los servicios de inteligencia de la dictadura norteña, entrenado en teoría y represión en la Escuela Superior de Guerra (ESG) e infiltrado en la Facultad de Derecho de Porto Alegre, para pasar a desempeñarse como 'espía' durante diez años al servicio del temible DOI-CODI, responsable de la mayoría de las muertes y desapariciones de opositores durante el régimen militar brasileño.
Confeso ultraderechista y abogado del 'negacionista' Siegfield Elwanger Castan (varias veces encausado por el activista de los derechos humanos Jair Krischke debido a sus publicaciones antisemitas que cuestiona la existencia del holocausto judío), Giordani admitió que durante sus años de espionaje hizo seguimiento a políticos de la actualidad como Pedro Simón, Tarso Genro e Ibsen Pinheiro, además de controlar algunos viajes a tierras gaúchas del fallecido líder comunista Luis Carlos Prestes, a quienes calificó como “esa turba de izquierdistas”.
Marco Polo Giordani, quien llegó al grado de sargento segundo del ejército brasileño, fue cooptado desde muy joven por los servicios de inteligencia de la dictadura norteña, entrenado en teoría y represión en la Escuela Superior de Guerra (ESG) e infiltrado en la Facultad de Derecho de Porto Alegre, para pasar a desempeñarse como 'espía' durante diez años al servicio del temible DOI-CODI, responsable de la mayoría de las muertes y desapariciones de opositores durante el régimen militar brasileño.
Confeso ultraderechista y abogado del 'negacionista' Siegfield Elwanger Castan (varias veces encausado por el activista de los derechos humanos Jair Krischke debido a sus publicaciones antisemitas que cuestiona la existencia del holocausto judío), Giordani admitió que durante sus años de espionaje hizo seguimiento a políticos de la actualidad como Pedro Simón, Tarso Genro e Ibsen Pinheiro, además de controlar algunos viajes a tierras gaúchas del fallecido líder comunista Luis Carlos Prestes, a quienes calificó como “esa turba de izquierdistas”.
“OPERACIÓN CHARRÚA”
Giordani explicó que el Sistema Nacional de Informaciones, creado en Brasil luego del derrocamiento de João Goulart en 1964, fue un modelo para la DINA de Chile, los servicios de Argentina y, particularmente, los aparatos represivos de Uruguay a los cuales Brasil proveía “de armas, municiones, materiales y gente, porque no tenían infraestructura” para enfrentar a un “movimiento subversivo como los tupamaros que hasta tenían hospitales subterráneos”.
El represor brasileño sostuvo: “Cuando estaba en la tropa nos preparamos para la Operación Charrúa por la que íbamos a invadir a Uruguay si Bordaberry no ganaba las elecciones. Como ganó, no invadimos. Yo tengo conocimiento de que nosotros colaboramos sustancialmente para la liquidación del movimiento tupamaro. Si no fuera por nosotros y también por la CIA, los uruguayos por sí solos no podían liquidarlos. Ésa es la realidad”, dijo.
“Después que mataron a Dan Mitrione y secuestraron al cónsul en Uruguay, hubo una reunión entre el presidente norteamericano [Richard Nixon] y [Emilio Garrastazú] Médici, y ellos decidieron desmantelar al movimiento tupamaro”, afirmó Giordani para confirmar lo que señalan archivos estadounidenses recientemente descalificados en los que Nixon en un diálogo con su secretario de Estado, Henry Kissinger, precisamente dice que el dictador brasileño los había ayudado con la situación de Uruguay.
Giordani se hizo conocido en Brasil cuando editó el libro Brasil Sempre como respuesta al libro Brasil Nunca Más, donde se enumeraban los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura militar entre 1964 y 1985. También ha editado el libro Operación Estrela Vermelha, entre otras publicaciones que reivindican la represión y la Doctrina de la Seguridad Nacional brasileña.
El represor brasileño sostuvo: “Cuando estaba en la tropa nos preparamos para la Operación Charrúa por la que íbamos a invadir a Uruguay si Bordaberry no ganaba las elecciones. Como ganó, no invadimos. Yo tengo conocimiento de que nosotros colaboramos sustancialmente para la liquidación del movimiento tupamaro. Si no fuera por nosotros y también por la CIA, los uruguayos por sí solos no podían liquidarlos. Ésa es la realidad”, dijo.
“Después que mataron a Dan Mitrione y secuestraron al cónsul en Uruguay, hubo una reunión entre el presidente norteamericano [Richard Nixon] y [Emilio Garrastazú] Médici, y ellos decidieron desmantelar al movimiento tupamaro”, afirmó Giordani para confirmar lo que señalan archivos estadounidenses recientemente descalificados en los que Nixon en un diálogo con su secretario de Estado, Henry Kissinger, precisamente dice que el dictador brasileño los había ayudado con la situación de Uruguay.
Giordani se hizo conocido en Brasil cuando editó el libro Brasil Sempre como respuesta al libro Brasil Nunca Más, donde se enumeraban los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura militar entre 1964 y 1985. También ha editado el libro Operación Estrela Vermelha, entre otras publicaciones que reivindican la represión y la Doctrina de la Seguridad Nacional brasileña.
LILIÁN Y UNIVERSINDO
El ex agente brasileño también reveló que en 1978, cuando se produjo el secuestro en Porto Alegre de los uruguayos Lilián Celiberti y Universindo Rodríguez, “alguien” quería que el operativo lo realizara el sector de informaciones del Ejército brasileño, pero los mandos militares se negaron y la coordinación de la operación represiva con los represores uruguayos fue encomendada al Departamento de Orden Político y Social (DOPS) de la policía gaúcha.
El secuestro de Celiberti y Rodríguez fue descubierto por dos periodistas brasileños que al denunciar el caso provocaron un escándalo internacional y obligaron al comando militar uruguayo, encabezado por el capitán Eduardo Ferro, a mantener con vida a los dos militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) que fueron trasladados ilegalmente a Uruguay y finalmente terminaron procesados por la Justicia militar.
“Si nosotros hubiéramos hecho la operación, no hubiera ocurrido lo que pasó, pero se la dieron al DOPS. Esos uruguayos eran subversivos. Los pintaron como héroes, pero eran subversivos tupamaros”, confesó Giordani, quien también admitió que durante los años de dictadura, personal brasileño fue a Uruguay para preparar a los agentes uruguayos en la lucha contra la subversión. “Incluso el delegado Felury fue allá y dio clases. No sé si realizó operaciones”, agregó.
Sergio Paranhos Fleury, jefe del DOPS brasileño, fue señalado por el ex agente uruguayo Mario Barreiro Neira como el represor brasileño enviado por el dictador Médici para coordinar con los militares uruguayos la denominada Operación Escorpión por la que se habría cambiado una medicación del derrocado presidente João Goulart para provocarle la muerte en 1976, en el marco del llamado Plan Cóndor.
El secuestro de Celiberti y Rodríguez fue descubierto por dos periodistas brasileños que al denunciar el caso provocaron un escándalo internacional y obligaron al comando militar uruguayo, encabezado por el capitán Eduardo Ferro, a mantener con vida a los dos militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) que fueron trasladados ilegalmente a Uruguay y finalmente terminaron procesados por la Justicia militar.
“Si nosotros hubiéramos hecho la operación, no hubiera ocurrido lo que pasó, pero se la dieron al DOPS. Esos uruguayos eran subversivos. Los pintaron como héroes, pero eran subversivos tupamaros”, confesó Giordani, quien también admitió que durante los años de dictadura, personal brasileño fue a Uruguay para preparar a los agentes uruguayos en la lucha contra la subversión. “Incluso el delegado Felury fue allá y dio clases. No sé si realizó operaciones”, agregó.
Sergio Paranhos Fleury, jefe del DOPS brasileño, fue señalado por el ex agente uruguayo Mario Barreiro Neira como el represor brasileño enviado por el dictador Médici para coordinar con los militares uruguayos la denominada Operación Escorpión por la que se habría cambiado una medicación del derrocado presidente João Goulart para provocarle la muerte en 1976, en el marco del llamado Plan Cóndor.
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