ORNALDO es SOCIALISTA, nunca fue MPP, ni SEIS PUNTOS!
Despacito y por las piedras, en primer lugar muy correcto decir que "pasé" por las filas del MLN(T), porque justamente ni siquiera pertenezco al MPP, aunque tengo excelentes amigos entre sus militantes. Le sugiero humildemente que le de un tirón de orejas o en zona pudenda, (según sus preferencias) al alcahuete que agregó lo de "seispuntista". Tampoco vivo en Malmö, cualquiera que se fije en la guía telefónica puede saber mi dirección.
Es una información falsa. Repite el método cotidiano de El País, distraer con un título mentiroso para, en este caso, comenzar poniendo en duda la seriedad del oponente.
Para escándalo público de los purasangre de la izquierda autóctona, diré que soy amigo de muchos ex-seis puntos, gente de bien a la que admiro y respeto. Pero nunca pertenecí a ese grupo, porque en la tarea política fui una persona con mucha disciplina, pero cuando se trata de pensar por la libre, me considero medio orejano. Del escudo uruguayo, el campo que más me gusta es ese del caballito, porque representa la libertad.
Y a esta altura de la vida no pregunto a la gente de donde viene, sino adonde va. Admitiendo que cada uno carga con todo su pasado. “Cada paso que das es para siempre. No puedes eliminarlo” (Cormac McCarthy)
Por otra parte noto que Ud. tiene la manía de clasificar a la gente. ¿Lleva un fichero de inteligencia como los que te jedi?
En ese caso póngalo al día. Hace más de treinta años que un juez militar me condecoró con una misérrima "Asistencia a la Asociación para Delinquir", que si hubiera pasado por un juez civil entraba por una puerta y salía por la otra. Nada heroico por lo que ve. Me considero una pieza rara en la oferta izquierdosa. Podría, aprovechando que queda "bian", adjudicarme algunas acciones heroicas para admiración de las actuales y futuras generaciones. Total, ahora es gratis. Promete buen rédito y a muy corto plazo.
No represento a nadie, soy un viejo medio boludo que de vez en cuando piensa y muy de lejo en lejo opina. Y lo hago entre amigos o conocidos, sin tener un ojo puesto en la línea política de mi partido. No busco publicidad, nunca escalé y ahora padezco de lumbago político. Cualquier nabo puede voltearme del primer escalón.
Con respecto a su desafío para que demuestre cuándo fue que Ud. dijo que algunos tupas con cargo en el gobierno, son unos traidores, debo contestarle en honor a la verdad que así de esa manera estaría en la obligación de retirar mis dichos. Pero, siempre hay un pero, yo me refería a la acepción primera del diccionario de la RAE, que dice; Traición 1. f. "Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener".
Por ejemplo: (Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia)
Si una persona tuvo cargos de dirección en un movimiento clandestino, y participó en una acción en una camioneta donde estaban connotados dirigentes que hoy detentan altos cargos de gobierno y esa persona sin haber sido sometida a presiones ilegales, voluntariamente, deschava que hubo cocteles molotov y otras chucherias, las malas lenguas podrian considerarlo comprendido en la definición citada up supra.
Y también debería ser aplicada a “esos personajes que hoy nos gobiernan y con los cuales no voy ni a misa" que son los que ahora están "amparando el surgimiento de una fuerza con la autoridad moral de haber luchado armas en mano por la Revolución, pero que promueve el capitalismo y firma con los empresarios el acuerdo del Conrad y con los militares los acuerdos conocidos y otros todavía por conocer".
Si están haciendo arreglos a lo oscurito, ¿qué son?
Y ahora sí entro en materia. No he sacado a luz ninguna clase de rumores, leí el intercambio aparecido en "La Diaria" y opiné para un círculo muy reducido y como es mi costumbre adjunté la dirección donde podía leerse el original del material comentado. Nada más. Mi comentario era bien de rueda de boliche pero resulta que en esa intimidad había un cristiano de apellido "Fuentes". Y el asunto tomó difusión masiva.
Si de esta manera le di a Ud. oxigeno para salir a la superficie, en verdad, lo lamento de “en deveras”.
Dejando de lado lo anecdótico considero que lo que realmente tendría que estar en discusión es, por ejemplo,: ¿cuál es la esencia del imperialismo, hoy día? ¿En qué aspectos ha cambiado desde Lenin al presente?
En esta etapa, teniendo en cuenta el mundo que nos rodea y las fuerzas que juegan, ¿Hay otra alternativa mejor que el progresismo en latinoamérica? ¿Qué es este progresismo nuestro?
Los latinoamericanos, considerando el derrumbre de la URSS y el desastre al que se encamina la actual propuesta socialdemócrata en el mundo, ¿seguiremos siendo tomadores de la ideología europea o debemos generar un pensamiento propio que refleje nuestra cultura y los reales problemas de nuestros pueblos? Analizado rigurosamente, ¿es correcto afirmar que son neoliberales las políticas económicas en Uruguay, Argentina y Brasil, o son una respuesta diferente encaminada a restablecer una suerte de estado de bienestar?
Y estas interrogantes no se resuelven a las puteadas, sino estudiando, analizando, intercambiando ideas y respetando al otro.
Ud. plantea a mi entender acertadamente que se ha dado en nuestra izquierda "el predominio de la ideología progresista, que frenó y distorsionó la visión marxista que predominaba en el movimiento popular, fue un proceso colectivo donde participaron montones de militantes entusiasmados con los éxitos electorales". Un matiz nada menor es que en realidad la “visión marxista” predominaba en los cuadros dirigentes no así en la masa popular, prueba de ello es la votación histórica de los partidos Comunista y Socialista o lo que es lo mismo, los gobiernos de Gestido-Pacheco, Sanguinetti, Lacalle, Sanguinetti, Batlle.
Pero lo invito a que también atienda dialécticamente el otro polo de esta contradicción, me refiero a la derrota de todas las revoluciones latinoamericanas posteriores a la cubana. Después de los padecimientos de los pueblos salvadoreños, guatemaltecos, nicaragüense, por citar los más notorios, veamos cual ha sido el resultado de esas luchas. En dónde está cada uno de ellos. ¿No tienen esos pueblos –todos los pueblos- el derecho a buscar una vía electoral y por consiguiente democrática que al menos le alivie penurias esenciales?
Tengo la más firme convicción que es inmoral seguir predicando aquel tipo de lucha donde se sacrificaba a una generación con la promesa de vida venturosa para la generación siguiente. Y los casos citados son ejemplos de promesa que resultó incumplida.
Ud. escribre: "nadie está llamando a tomar las armas en Uruguay" . Pero entonces, si nos decantamos por la lucha democrática, de lo que se trata es llegar al gobierno con la mitad más uno de los votos. Y así poder gobernar aplicando un programa que fue propuesto a la ciudadanía. Y ese programa, aquí y ahora, no puede ser socialista por la muy sencilla razón que en el conjunto de la población no hay una mayoría socialista que reclame o al menos acepte un programa socialista de cambios radicales.
Y al fin de cuentas ¿Qué se entiende por un programa socialista, al día de hoy, con la flojera ideológica que reina en todos los partidos de izquierda?
Y al fin de cuentas ¿Qué se entiende por un programa socialista, al día de hoy, con la flojera ideológica que reina en todos los partidos de izquierda?
Lo han dicho hasta el cansancio politólogos, sociólogos, políticos de derecha y de izquierda: El Frente Amplio es una conjunción de fuerzas que acordaron un programa de gobierno. Que nunca se propuso asumir el gobierno para establecer el socialismo. Ese Frente Amplio fue apoyado por el Movimiento 26 de marzo ¿O no?
Y tanto en su escrito en La Diaria como en la respuesta que me dirige, Ud. aparece anclado en las luchas pasadas que no desconozco y de las que fui partícipe, y las valoro como el antecedente inmediato de los movimientos sociales y políticos de este presente que nos toca vivir. En cambio no encuentro, y esa es mi crítica central; una propuesta, un programa, un proyecto de país que se contraponga o tienda a superar lo que está llevando a cabo el Frente Amplio en el gobierno.
Para mí es imposible compartir el núcleo duro de su pensamiento: “Son tiempos de estacas, de clavarse en la izquierda revolucionaria y resistir los embates y los cantos de sirena. De esperar al acecho”. ¡Esperar al acecho!. ¿A eso se reduce toda su propuesta política?
Y para finalizar,
a) Admiro que Mujica después de todo lo que padeció a manos de los militares, tenga la grandeza de espíritu de la que yo carezco. No entra dentro de mis preocupaciones inmediatas, aliviarle las penas de prisión que con toda justicia les correspondieron, a los "viejitos" presos en Domingo Arena. Si ahora están viejitos, es porque zafaron durante una punta de años gracias a la ley de impunidad. Hoy abolida!!!
b) No estoy de acuerdo con que Uruguay tenga tropas en Haití. Uno de los días de mayor frustración fue cuando recibí la noticia de la renuncia de Guillermo Chifflet a su banca de diputado.
Si de volantear se trata yo también puedo hacerlo. Especialmente para contrarrestar suafirmación sin pruebas con respecto al seispuntismo. No pienso maquillar mi pasado, pero no admito que me lo pintarrajeen gratis. Si ese es su estilo, es un estilo realmente jodido.
Y como se definió Galeano: “No me arrepiento de nada. Yo también soy la suma de todas mis metidas de pata.” Pero de las mías no de las que me adjudiquen en forma irresponsable.
¿Ta?
Fraternalmente
Ornaldo
EL CAMINO ELECTORAL NO HA ALIVIADO LAS PENURIAS DE LOS PUEBLOS
Empecemos entonces, como dice Ornaldo, por la letra “A”: la derrota sufrida por los pueblos del mundo y sus organizaciones revolucionarias a lo largo del último tercio del siglo XX. En esa redada caen todos, desde los que creyeron tocar el cielo con las manos en 1917, hasta los que se embarcaron en la epopeya latinoamericana tras el Ché Guevara, al influjo de las Declaraciones de La Habana, cuyo llamado a las armas, si mal no recuerdo, aplaudió a rabiar Reinaldo Gargano como delegado del Partido Socialista a la OLAS en los ’60, los pueblos y los revolucionarios sintieron la revolución ahí nomás, a la vuelta de la esquina, pero los poderosos del mundo los derrotaron, frustrando expectativas, quebrando espíritus y rebeldías, cambiando las gafas conque se miraba el mundo. Lo más profundo de la derrota se descubre en el plano de las subjetividades, en el pasaje a aceptar resignadamente que el socialismo ya fué, que no es un problema del presente... sino de las generaciones venideras. La postergación por tiempo indefinido de las luchas revolucionarias ha sido el gran negocio del capital en el siglo XX.
Usted, sin embargo, no está resignado, se hace preguntas y se plantea problemas y... pese a que comenzamos mal, acepta el debate de ideas, condición primaria e ineludible para cambiar el mundo. Luego ése es el propósito subyacente en este intercambio aunque no lo hayamos explicitado ninguno de los dos. No sólo me da la oportunidad de salir de la cueva, usted también lo ha hecho. ¡Bienvenido al ruedo, pues!
Bienvenido sobretodo porque este primer tercio del siglo XXI es el del quiebre de la democracia burguesa. Ella está demostrando que no es un instrumento para el bienestar de los pueblos y, en consecuencia, está perdiendo el consentimiento de los dominados, elemento subjetivo básico para continuar ejerciendo el poder de manera pacífica. Creo que el deterioro de la confianza en los mecanismos parlamentarios y electorales, es el rasgo que caracteriza más claramente el momento que vivimos en todo el mundo, desde los EEUU (donde los que votan son una minortía frente a los que se abstienen) a los países europeos, donde la gente sale a las plazas a buscar la democracia perdida. Si en el siglo pasado nos dieron la paliza a los que queríamos hacer una revolución, en este comienzo de siglo los que están empezando a recoger fracasos y derrotas son los dueños del mundo .
Si nada sirve... ¿cuál es la propuesta, pregunta Ornaldo? Pues, en Uruguay, desde el Congreso del Pueblo (1964) no quedó mucho para inventar en materia de programa. Sin embargo, para no quedar anclado en el pasado, prefieron hablar del “programa de Raúl Sendic”, propuesto en 1985 a la salida de las cárceles y en el acto del Franzini (setiembre de 1987):
UNO: expropiar sin indemnizar los latifundios, estatizar las propiedades mayores de 2500 hás, pasar a administrarlas con formas populares de gestión y repoblar la campaña con los expulsados de la tierra que pueblanc el cinturón metropolitano;
DOS: impulsar un frente latinoamericano de países deudores para el no pago de la deuda externa, considerando que fue un negocio para resolver los problemas del capital ocioso y que ya ha sido suficientemente pagada con el hambre y la miseria de los pueblos;
TRES: estatizar la banca y los mecanismos de especulación capitalista, para recuperar el dominio de la economía nacional;
CUATRO: congelar los grandes depósitos bancarios para financiar un aumento sustantivo de los salarios (que el ingreso de cada familia alcance la canasta familiar), incentivando de esa manera la demanda interna y creando puestos de trabajo para abastecerla.
Casi que hasta los últimos días del siglo XX, el programa de Sendic fue sostenido e impulsado por el núcleo de exguerrilleros que hoy nos gobiernan, cuando desde “Mate Amargo” y Cx44 argumentaban contra el programa que pretendiera satisfacer las necesidades del trabajo y del capital al mismo tiempo, al que consideraban pura superchería, una simple falsificación ideológica.
Claro, claro, estos “cuatro puntitos” dijera Sendic, son muy sesgados socialmente, favorecen únicamente al pueblo asalariado y perjudican a los dueños del Uruguay, por consiguiente son un obstáculo para la conciliación de clases porque, para llevarlo adelante, es preciso estar dispuesto a confrontar fuerzas con la oligarquía (que existe, por supuesto) y con el capital extranjero, disposición que se contrapone al propósito de captar los votos de las capas medias para ganar las elecciones nacionales. “Se puede renunciar a todo menos a la victoria electoral” dijo más o menos Huidobro en el Congreso del Frente Amplio, renunciando a56 la Verdad y la Justicia nada más ni nada menos. El triunfo del 2004 se obtuvo gracias a la rebaja del programa, gracias al viaje emprendido hacia el liberalismo por el “progresismo” socialdemócrata.
En consecuencia, Ornaldo, con todo respeto, le digo que la vía electoral sólo sirve para elegir un elenco que haga la “ficción” de gobernar, encubriendo al gobierno real del mundo, como dice Eduardo Galeano. La vía electoral sólo sirve para sostener una ilusión de democracia, no es un camino para acumular fuerzas para luchar por un programa popular realmente democrático. ¿No es así en Europa?, En Uruguay, usted recordará, las luchas populares fueron el mayor generador de conciencia de la necesidad de aplicar ese programa. Nadie hizo por la reforma agraria más que las marchas de UTAA por tierra para el que la trabaja. El pueblo uruguayo nunca tuvo más fuerzas acumuladas tras su programa que en el período previo al golpe de estado, cuando se lucha en todas las formas y por todos los medios para derribar a la oligarquía del poder.
En cinsecuencia, pese a lo que usted me dice, la vía electoral ha demostrado que no es el camino para aliviar las penurias esenciales de nadie. Ni en Nicaragua, ni en El Salvador, ni tampoco en Uruguay o Argentina han aliviado nada. En todos esos países ha crecido la “brecha social”, o sea que, con gobiernos socialdemócratas y con ex-guerrilleros en el gobierno, los más ricos son cada vez más ricos y los más pobres cada vez más pobres. Le diré que los más empobrecidos tienen en su bolsillo un “pesito” más que en la crisis del 2002, hecho innegable y fundamental para amansar rebeldías, pero la desconformidad está ahí, al acecho, porque para nada se han resuelto los problemas de fondo, ni siquiera se ha encarado su solución. Estos gobiernos progresistas se han limitado a admnistrar analgésiscos que alivian el dolor pero no combaten la enfermedad...y eso sí, hacen tremenda propaganda con los perifar que reparten. ¡Qué fácil se viene al suelo esa ilusión del pesito más y el consumismo a tarjetazo limpio!. Y la des-ilusión arrastra a los Zapatero y a los Papandreu y a todos quienes los apoyaron electoralmente creyendo que por esa vía podían encontrar soluciones para las necesidades populares.
Ornaldo si usted quiere una receta positiva en el sentido de “cómo aliviar ya las upenurias esenciales de nuestro pueblo”, le debo confesar que no la tengo y que no creo que la haya. Mientras exista el capitalismo seguirán existiendo sus consecuencias sociales: marginación, exclusión, pobreza, nohabrá soluciones para educar al pueblo, ni para atender su salud, ni para alimentarlo. Es así de sencillo. Si uno quiere que se alivien las penurias hay que terminar con el capitalismo (por lo menos antes que él termine con el planeta y con todos nosotros). En realidad, Ornaldo, no tengo otra propuesta que luchar contra el capitalismo y, en el curso de esa lucha, crear conciencia de los problemas esenciales de la sociedad (los valores morales y éticos de quienes serán los militantes del tránsito social hacia el socialismo y la sociedad sin clases y sin Estado). Lamentablemente no creo que se pueda convencer a la clase propietaria para luchar contra el capitalismo, por eso debía alejarme de quienes están convencidos de que sí, de que pueden convencer a los capitalistas de ceder parte de su torta y de sus privilegios, de compartir sus ganancias y su poder. Esa es la razón de fondo del divorcio entre los exguerrilleros, cuya mayoría provino, como usted mismo, de filas socialistas.
Cuando Mujica, Topolansky, Breccia y Huidobro quieren liberar esos “viejitos” ( “de mierda” agrega Roger Rodríguez, con razón) están emitiendo un mensaje político a las fuerzas armadas. Su posición no es por humanismo ni por grandeza de espíritu, es consecuencia del propósito de obtener el respaldo político de la organización mejor organizada, con mando más vertical y más armada. Es un política concreta en el contexto de la concepción conciliadora general.
Acerca de traiciones y traidores. Por mucho que insista no me convence. El traidor cambia de bando (o rompe lealtades como dice su diccionario) en la más absoluta soledad, es una actitud individual y, sobretodo, repudiada por el colectivo que se abandona y menospreciada por el bando que se beneficia con la traición. Así fue Amodio Pérez, así fue el Charletta Guldenzof (no sé si el nombre está bien escrito). En el caso del divorcio entre exguerrilleros estamos hablando de procesos muy colectivos, donde hubo mucha discusión PÚBLICA y donde el viraje fue consecuencia del desarrollo de una concepción. Por eso no los he calificado nunca de traidores. Con Amodio no discuto, no hay una concepción con la cual discutir. Aunque no vaya ni a misa con el Pepe, (y aunque siempre se haga el sordo) todos los días estoy discutiendo su concepción “capitalismo en serio”, “capitalismo humanitario”, “olvido y perdón”, “conciliación de clases”, y más aún la estrategia “acuerdo con el imperialismo” que postula Tabaré Vázquez.
Desde la salida en 1985, el MLN no fue ningún movimiento clandestino aunque sí, como lo comprueban los documentos de sus Convenciones Nacionales, mantuvo una concepción revolucionaria, una de cuyas líneas era la práctica de la autodefensa. Cortando grueso para no aburrir: una síntesis concreta de esa concepción fue la movilización en defensa de la libertad de asilo que se llevó adleante en las cercanías del Hospital Filtro. Participaron decenas de compañer@s en las medidas de autodefensa puestas en prácticas en la ocasión, no creo haber roto nigún código defendiendo aquello por lo que nos jugamos, por el contrario, es la forma de reafirmar lo que compartimos como correcto en aquél momento. ¿No estará usted cayendo en los que me achaca: crearse un mundo de “traidores”? Le confieso que, por sobretodo, creo equivocado emplear la descalificación como método para debatir y por eso debo diculparme con usted. Me resultaría muy sencillo decirle “me informaron mal, no es culpa mía”, pero en realidad, me siento responsable de haber utilizado el término “seispuntista” en un sentido descalificador. Tengo bastante años de militancia como para haber dejado de lado la información que me pasaban y también para no caer en lo que critico a los demás: descalificar al contendor en el debate. No me queda otra que disculparme y entender su indignación. Espero que en adelante mi error no sea obstáculo para continuar lo más fraternalmente posible el debate.
Saludos
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