LA VIDRIERA IRRESPETUOSA EL VOTO CELESTE

LA VIDRIERA IRRESPETUOSA
EL VOTO CELESTE

por Hugo Bruschi
Cada poco tiempo ponen en la agenda, el llamado voto exterior. El senado uruguayo ya ha aprobado un proyecto en tal sentido, a pesar que el pueblo uruguayo -nos guste o nó- ha rechazado el mismo por una abrumante mayoría. Se trata de la voluntad del "soberano", como nos dicen tantas veces en ocasión de otro plebiscito, que legitimó con su voto y algunas complicidades, la impunidad eterna para nuestros genocidas.

Pero aquí estamos hablando de 500.000 votos potenciales, votos que bien pueden decidir una elección. Cantidad nada despreciable, si tomamos en cuenta que miles y miles que viven en el Uruguay, han decidido dar la espalda al engaño. Se cansaron de la timba y no quieren "dentrar donde hay baraja marcada" como decía Don Atahualpa.
Pero lo más curioso de toda esta historia, es que la inquietud por el voto exterior no nace allí, sino bien en el interior del país, sin descontar claro está que algunos que viven fuera del país festejen la iniciativa. Hemos visto grupos de uruguayos con la bandera, reclamando su derecho al voto ante la mirada asombrada de gente, que no entiende qué está pasando. Y no resulta fácil para un europeo entender que gente que vive aquí, quiera decidir el gobierno que tendrán los que viven allá. De dónde sale esta necesidad de votar, será una forma de sentirnos más uruguayos, más celestes?
Hemos escuchado un sin fin de opiniones y argumentos. Sinceramente no encontramos uno sólo, que nos haga cambiar de opinión. EL VOTO EXTERIOR O EPISTOLAR, NO ES UNA CUESTIÓN LEGAL SINO MORAL Y QUEDA LIBRADO A LA CONCIENCIA DE CADA UNO. Porque como se puede votar, sin luego acompañar el proyecto votado? Cómo se puede votar sin luego sufrir las consecuencias, en caso de haber legitimado con el voto, las mismas políticas que nos obligaron a irnos del país?.
"Yo amo a mi país y viajo todos los años" me dijo alguien como argumento de peso, para tener derecho al voto.






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