CHOCOLATE POR LA NOTICIA

CHOCOLATE  POR  LA  NOTICIA



Uruguay tuvo el privilegio de darse a conocer en el mundo entero con el llamado “Maracanazo” en 1950.

Setenta y dos años después vuelve a ocupar un sitio de privilegio en los principales noticieros del mundo: se trata del “Astesianazo”, noticia de notoriedad que nos ubica entre los países de mayor entorno corrupto que rodea a determinados gobiernos del globo terráqueo.

No nos sorprende el notición aunque sí nos duele la turbia imagen en que se sumerge al país y por lo tanto quienes habitamos en él. 

Bajo las distintas divisas de gobiernos de la oligarquía en Uruguay los escándalos han sido comunes: infidencias, quiebres de bancos con ventas escandalosas, suicidios dudosos, torturas y desapariciones forzosas de ciudadanos, represiones violentas y desmedidas contra trabajadores y estudiantes, ministros que fallecen en circunstancias poco claras sin realización de autopsias, tierras de colonización otorgadas a quienes no integran “los más infelices” de la sociedad, exdiputados del partido del Presidente procesados por narcotráfico, notorios oligarcas exportadores de “sojaina” al por mayor tratados benevolentemente por la policía y la justicia, avionetas que se escapan y un largo etcétera más.

Todo este extenso corolario y muchas perlas más del largo collar no hacen más que confirmar que a nuestra oligarquía “se le pegan” como a un imán, todo tipo de individuos corruptos y pareciera que el pozo negro está tan lleno que desbordan las aguas servidas y no hay barométrica que pueda controlarlo.

El alma del sistema capitalista es de por sí injusta, corrupta y criminal. Es desde sus orígenes  una inmensa cloaca que ha acumulado a lo largo de los siglos crímenes, corrupción, explotación de seres humanos, destrucción de la naturaleza, sembrador de hambrunas y miserias de todo tipo. Fue creado por los ricos para los ricos con una única conciencia: el lucro, la acumulación de riquezas para una clase social, la burguesía, y su crema criolla, la oligarquía a expensas de trabajadores y cuando la naranja exhausta da ya poco jugo, no importa violar las reglas del juego, se mueve la pelota por el lado del crimen organizado utilizando  los vínculos con el Estado  para lucrar por medios “non santos”.

No importan los nombres de hoy, surgirán en el futuro otros “Astesianos”, otros “Bosch, otros “Mutios”, porque el problema es el sistema.

Mientras el pueblo organizado no logre tumbarlo y sustituirlo por otro más igualitario, más justo, seguiremos padeciendo sus consecuencias y seguirán existiendo “cámaras sépticas desbordadas” con escandalosas noticias.

No hay grieta, no hay fisura a zurcir. No es posible la conciliación de clases. Sólo desaparecerán las diferencias sociales con la derrota del capitalismo y su sustitución por el socialismo.


ESTEBAN PÉREZ

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