¡A volver a la lucha, compañeros!




La anulación de la ley de caducidad




Nos parió la lucha y ella nos sostiene vivos. La lucha por la justicia nunca termina. Y cuanto más difícil, largo y duro el camino, tanto más dulce cuando algún chispazo de justicia llega.
El pueblo es el mismo de siempre. El error es nuestro, de los militantes porque no supimos tener llegada. Pero mucho más de algunos dirigentes nuestros, algunos de ellos arribistas sedientos de poder, otros celosos de su parcelita de poder. Las motivaciones de éstos no fueron nada idealistas. De nada sirve romperse el lomo levantando velas si los que están al timón fallan.

Por la voz de los que ahora no tienen voz, por los inocentes secuestrados y vendidos, por los que ahogaron sus gritos de dolor desde el aire y el mar, por los que no quieren saber y no quieren sentir, por las compañeras crucificadas, por todos ellos, no tenemos derecho a aflojar. Estos momentos son nuestro crisol, donde nos templamos o nos quemamos. ¡A volver a la lucha, compañeros!


Es ahora que tenemos la posibilidad de convertir la lucha por la justicia en invencible. Si nosotros seguimos peleando….esta lucha sigue viva y entonces no  hay nadie que la pueda parar. Depende de nosotros.


Vamos a ser de todos modos nosotros, los que creemos en la justicia igual para todos, y finalmente el propio pueblo que será convencido por nosotros, los que anularemos la ley de caducidad, que protege a torturadores, asesinos de indefensos, secuestradores y vendedores de niños, violadores de mujeres desamparadas... Va a ser el peso de nosotros, de la gente misma, el que va a hacer anular esta ley bestial que colide con todos los principios de la justicia internacional. Los presidentes, senadores, prohombres y líderes, cualesquiera que sean, terminan por acatar la voluntad del soberano. Si no es por motivos éticos, será simplemente por sentido de conservación propia.





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