Reproducción de pintura de Luis Ferrer
Los valores ideológicos básicos
Pensamos que el mejor militante no es aquel ilustrado, cultivado y de pronto con méritos académicos, sino el que tiene mejor arraigados valores ideológicos básicos.
Un ejemplo clásico es el de los cañeros de Artigas que siguieron al Bebe Sendic en toda su trayectoria militante, aun careciendo de formación académica y/o libresca.
Debemos impulsar la honestidad, la cristalinidad y la limpieza de conducta de nuestros militantes. Ellas no son solamente éticamente mejores sino que además ellas promueven la unión en nuestras filas. Por el contrario la intriga, la deshonestidad y el ocultamiento de información como herramienta de poder esparcen la disgregación y la desmoralización. Es entonces que pueden cundir prácticas individualistas de beneficio propio en detrimento o ignorando el colectivo.
La solidaridad entre compañeros es la base de todo movimiento socialista.
Creemos en la humildad y el bajo perfil personal como una actitud que conlleva y es coherente con la disciplina y el acatamiento a las decisiones del colectivo.
Creemos que la única jerarquía válida es aquella que emana del trabajo militante y de los valores que venimos señalando.
Creemos que los medios y los fines están integrados y que por lo tanto debemos utilizar métodos honrados y justos en particular dentro del ámbito de nuestros propios compañeros, y rechazamos en consecuencia las maniobras deshonestas y/o injustas que muchas veces no son otra cosa que expresiones de ambiciones personales y autoritarismo.
Creemos en la autoridad natural que emana del trabajo militante y de la capacidad y la entrega colectivista y en que cada compañero cumple una función tan importante como la de cada uno de los otros compañeros, cada uno aportando a la tarea colectiva de acuerdo a su capacidad.
Debemos impulsar a referentes y candidatos de la mejor conducta posible, no menos como ejemplos para nuestra juventud.
Pensamos que el mejor militante no es aquel ilustrado, cultivado y de pronto con méritos académicos, sino el que tiene mejor arraigados valores ideológicos básicos.
Un ejemplo clásico es el de los cañeros de Artigas que siguieron al Bebe Sendic en toda su trayectoria militante, aun careciendo de formación académica y/o libresca.
Debemos impulsar la honestidad, la cristalinidad y la limpieza de conducta de nuestros militantes. Ellas no son solamente éticamente mejores sino que además ellas promueven la unión en nuestras filas. Por el contrario la intriga, la deshonestidad y el ocultamiento de información como herramienta de poder esparcen la disgregación y la desmoralización. Es entonces que pueden cundir prácticas individualistas de beneficio propio en detrimento o ignorando el colectivo.
La solidaridad entre compañeros es la base de todo movimiento socialista.
Creemos en la humildad y el bajo perfil personal como una actitud que conlleva y es coherente con la disciplina y el acatamiento a las decisiones del colectivo.
Creemos que la única jerarquía válida es aquella que emana del trabajo militante y de los valores que venimos señalando.
Creemos que los medios y los fines están integrados y que por lo tanto debemos utilizar métodos honrados y justos en particular dentro del ámbito de nuestros propios compañeros, y rechazamos en consecuencia las maniobras deshonestas y/o injustas que muchas veces no son otra cosa que expresiones de ambiciones personales y autoritarismo.
Creemos en la autoridad natural que emana del trabajo militante y de la capacidad y la entrega colectivista y en que cada compañero cumple una función tan importante como la de cada uno de los otros compañeros, cada uno aportando a la tarea colectiva de acuerdo a su capacidad.
Debemos impulsar a referentes y candidatos de la mejor conducta posible, no menos como ejemplos para nuestra juventud.
Ricardo Ferré
23 de enero de 2010
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