EN GRECIA, LA LUCHA CONTINÚA
Cuando llegamos a Atenas sentimos que no habíamos salido del Tercer Mundo. Se respiran miseria y desesperanza. Un 20% de los griegos está por debajo de la artificial y manida “línea de pobreza” y otro 20% de ellos todos los días resbala un poco más abajo por el tobogán. Un tercer 20% hace ingentes esfuerzos para mantenerse fuera del pozo y es pan comido para la derecha que gobierna y los fascistas del “Amanecer Dorado”. Las ruinas del Partenón auguran las ruinas que vendrán: el afán de lucro no tiene piedad y destruye los productos más maravillosos de la industria humana.
El actual destrozo es el resultado de la ofensiva burguesa desatada para expropiar la masa salarial que el “Estado de Bienestar” había repartido entre los trabajadores. Los indignados intentaron resistir el feroz ataque a su poder adquisitivo y, desde el 2009, se adueñaron de las calles y las plazas. Allí, en los espacios libres de opresores, además de enfrentar a las fuerzas del poder, recrearon nuevas y experimentales formas de la vieja democracia de los esclavos, la democracia de los sometidos, del abajo que se mueve con esperanza. Cuando el Estado Griego amenazaba con quebrar y entrar en “default”, el Fondo Monetario y el Estado Alemán acudieron en su auxilio e hicieron entender al pueblo griego que las políticas de recorte y austeridad eran asunto de la Unión Europea en su conjunto. Sumada al cansancio de meses de lucha, el despliegue de fuerzas por un enemigo tan poderoso provocó el repliegue de las movilizaciones y las luchas que habían despertado expectativas en el mundo revolucionario de América Latina.
Se abrió entonces la posibilidad de rechazar la intervención europea mediante una salida electoral y ello hizo crecer la Coalición de la Izquierda Radical, cuya sigla en griego es SYRIZA, que logró salir victoriosa en las elecciones del parlamento europeo con un 26,5% de los votos emitidos. Cabe señalar que el programa de SYRIZA postula cambios muy profundos, que van desde suspender el pago de la deuda externa y aumentar al 75% el impuesto a la renta de los que perciben más de medio millón de euros anuales, hasta la nacionalización de la banca y los servicios públicos, el retiro de las bases militares yanquis de territorio griego y salir de la OTAN. Frente a la tibieza espantosa del “progresismo” latinoamericanas, los propósitos del SYRIZA adquieren ribetes revolucionarios, en verdad ni siquiera en Venezuela se están tomando medidas tan anticapitalistas como las que propone la coalición griega. Sin embargo, en la medida que la fractura social es tan profunda como la violencia del ataque a los derechos y libertades, también está en debate la cuestión de la violencia revolucionaria, que para muchos militantes aparece como una forma de lucha justa, cuya práctica puede ser comprendida por sectores bastante amplios del pueblo organizado.
Como no confía que la pausa en las movilizaciones vaya a durar mucho, el sistema de poder buscó nuevos instrumento para combatir al “enemigo interno”. En los ´60 latinoamericanos se había recurrido a los golpes militares pero, al parecer, en la lucha de clases del primer cuarto de siglo XXI todavía hay espacio para emplear las armas jurídicas. Tanto en Grecia y España, como en América Latina. Apoyado por el PASOK, que dijo ser “progresista” durante medio siglo, el gobierno de derecha presentó al parlamento un proyecto de ley brutalmente represivo. La nueva ley carcelaria que el parlamento griego tal vez apruebe en esta semana, contiene normas que preparan el terreno para el terrorismo de Estado…a los uruguayos nos recuerda aquella ley de “seguridad del Estado” de los ´70, la medida que legalizaba el empleo ilegítimo de la fuerza pública, es decir, las violaciones de los derechos humanos. En el parlamento y en la opinión pública es importante el que SYRIZA, como postula “garantizar los derechos humanos en los centros de detención de inmigrantes”, se oponga frontalmente a la ley.
Cuatro mil quinientos reclusos de los doce mil encerrados en las cárceles griegas salieron al cruce de la ley fascista con una huelga de hambre. Sienten que a pesar de estar privados de su libertad y de haber delinquido, no han perdido sus derechos. Entre ellos están los veinticinco compañeros a quienes niegan su condición de presos políticos para desconocer la finalidad con que transgredieron las leyes burguesas. La huelga de estos últimos es a fondo: no sólo se están privando de comer sino también de ingerir otros líquidos que no sea agua. Llevan diez días de huelga. Están al límite. Pudimos comunicarnos con Dimitris Koufondinas, uno de los más conocidos huelguistas, y quedamos muy preocupados por el estado de su salud; también lo está la comisión de médicos que visitaron las cárceles para interesarse por los presos en huelga. La situación ha despertado múltiples solidaridades: 700 personas abarrotaron el aula de la Facultad de Derecho donde se presentó la autobiografía escrita por Dimitris (“Nacido el 17 de Noviembre”). La Red para la Acción Política y Social es una de las varias redes y agrupaciones que apoyan con su militancia la lucha de los presos políticos. El sábado 28 participamos en la marcha solidaria que recorrió el centro de Atenas y manifestó su protesta frente al edificio del Parlamento. Tanto los uniformes, cascos y escudos policiales, como la actitud de sus portadores no se diferencian en nada de lo que vemos habitualmente en los represores de la policía “progresista” de Uruguay, Brasil, Chile y Argentina.
El propósito de estas breves líneas es informar y denunciar sobre la situación de los compañeros presos en Grecia, enmarcándola en un somero resumen del contexto social y político. Nos prometemos abundar sobre los mismos temas con futuros envíos.
Veronika Engler y Jorge Zabalza
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