30 jun 2015
La entrada de Grecia en la zona euro profundizó la crisis de su economía por un hecho en que coinciden la mayoría de analistas: haber aceptado compartir una moneda hecha a medida de las economías más fuertes de la UE (Alemania y Francia), cuando el país no reunía las condiciones mínimas para compartir esa moneda. De qué lado recae la mayor responsabilidad, si de la UE o del gobierno griego, hoy sólo tiene importancia para la historia económica. Lo importante es que esta situación es difícilmente reversible, pues la salida de Grecia del euro sería una bajada a los infiernos para los helenos y muy gravosa para los países europeos. Entonces, lo más probable es que el chantaje de las imposiciones de la UE se retire o rebaje y se llegue a un acuerdo que impida la caída de Grecia y la crisis del euro.
El cómo se ha larvado la enorme deuda que ha hipotecado la economía griega tienen la responsabilidad tanto los gobiernos anteriores a Syriza, como el FMI, la Comisión Europea y el propio Banco Central Europeo. Una deuda que hoy es el 180% de su PIB, y unos intereses a los que no puede hacer frente. El chantaje de la Comisión Europea consiste en que reduzca su enorme déficit público mediante recortes de todo tipo, los más indecentes, los de coberturas sociales, las dos últimas exigidas: rebaja de las pensiones y aumento del IVA.
La cuestión que aquí nos ocupa ha estado aireada estos días por el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Junker: el enorme gasto militar griego. Junker ha indicado que a cambio de no subir el IVA podrían rebajar unas décimas el gasto militar respecto del PIB. Es decir que el ajuste recaiga sobre el Ministerio de Defensa en lugar de gravar el consumo que perjudicaría a toda la población y lastraría la economía productiva.
El enorme gasto militar griego es una de las causas del endeudamiento del país heleno, de su déficit presupuestario y de la crisis. Una causa no demasiado aireada y que debería hacer reflexionar a Syriza y a toda la izquierda en general.
El monstruo militar devora a Grecia
Grecia es un país con un fuerte militarismo que proviene, en primer lugar, del número de sus efectivos militares. A este respecto, hay que saber, que las fuerzas armadas helenas tienen el ratio más alto de efectivos de Europa, 12,9 por mil habitantes (España tiene 2,9 y Francia un 3,3). En segundo lugar un gasto militar de 2,2% del PIB en 2014. Que si bien es cierto ha disminuido desde la llegada de la crisis, en la última década fue del 4%, cuando el promedio de la UE era del 1,7% (España tiene en la actualidad un 0,9% y Francia que es quien más gasta un 2,2%). Entonces, si sus fuerzas armadas hubieran estado más acordes con los promedios de los países de la UE, Grecia se podría haber ahorrado no menos de un 50% del PIB de su gasto militar, es decir entre 4.800 y 6.000 mil millones de euros al año (Sipri 2014).
La parte más substancial del gasto militar griego proviene de la adquisición de material militar en el exterior, unos 10.000 millones de euros en los últimos diez años. Esto hizo alcanzar a Grecia el cuarto lugar en 2007 del ranquin mundial de compradores de armas. Compras que fueron adquiridas en su mayoría en Alemania (3.000 M€) y Francia (4.000 M€), precisamente los principales acreedores de Grecia. Entonces, la enorme deuda griega está relacionada con esas adquisiciones de armas. Diversas fuentes han denunciado que Alemania forzaba contratos de ventas de armas como condición para conceder préstamos. Tanto Alemania como Francia le vendieron a Grecia en 2010 diverso material: Alemania, 4 submarinos (1.800 M€), 12 buques (1.700 M€) y 170 blindados Leopard (1.700 M€); Francia 25 aviones Mirage, 6 fragatas y 20 helicópteros de combate por 4.000 M€. Hechos corroborados por la canciller Ángela Merkel quien apoyada por Nicolás Sarkozy exponían en su día tras la concesión del primer préstamo, que Grecia debía cumplir con los compromisos adquiridos en sus contratos en el exterior, es decir, la compra de esas armas.
Transacciones de armamentos que fueron objeto de investigación bajo sospecha de corrupción, tanto por parte de tribunales alemanes de Munich que investigó el pago de comisiones a miembros del gobierno griego (mayo 2010) por parte de la empresa MAN Ferrostaa, asociada a ThissenKrupp, la industria constructora de los submarinos y buques de guerra; como de los tribunales helenos que implicaron a diversos altos cargos griegos de recibir comisiones millonarias por las compras de armas. Así, Akis Tsochadzopoulos, en 2013, fue condenado a 20 años de cárcel por haber recibido 50 M€ como soborno por la adquisición de submarinos. Hechos corroborados por el entonces ministro griego, Teodoros Pagkalos, que declaró en una entrevista que debido a las presiones alemanas “estaba obligado a comprar armamentos que no necesitábamos”. Así como otras trampas contables de envergadura: la agencia Eurostat de la UE denunció que en 2001, no se habían contabilizado 1.600 M€ de carácter militar en sus presupuestos.
Entonces, es razonable que el gobierno de Tsipras rebaje el gasto militar, sólo con reducir un 1% del PIB se ahorrarían al año 1.790 M€. Así se puede concluir que el gasto militar y en especial esas compras de armas obedecían a los intereses del lobby militar-industrial franco-alemán que orquestaron toda una red de maquinaciones y corrupciones para desviar recursos públicos de Grecia para favorecer intereses privados y que contaron con la complicidad de los gobiernos alemán y francés. También es razonable que el gobierno de Syriza haya exigido una auditoria sobre su deuda para conocer que parte de ella es ilegítima por estar sometida a causas ajenas al interés nacional. Y en ese sentido es correcto que desee renegociar las condiciones de una deuda cuando existen perversiones de ese calibre por esclarecer.
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