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Chomsky, 90 años

Chomsky, 90 años

por Atilio Boron
LA HAINE - 17/12/2018 

En 2015 escribió que EEUU es el Estado terrorista número uno, por su apoyo al terrorismo en Siria

El pasado 7 de diciembre Noam Chomsky cumplió 90 años. En el fárrago de noticias de esos días el onomástico de uno de los más grandes pensadores de nuestro tiempo ese acontecimiento pasó desapercibido. La prensa hegemónica estaba ocupada entonando sus himnos fúnebres por la muerte de un criminal serial, el ex presidente George H. W. Bush, la absoluta futilidad de la sesión del G-20 en Buenos Aires o el arresto en Canadá de la heredera del gigantesco emporio telefónico Huawei. Los ideólogos del establishment no hicieron otra cosa que imitar a la prensa autoproclamada libre e independiente -que no es ni lo uno ni lo otro- en el sistemático ninguneo de la figura del lingüista, filósofo y politólogo estadounidense.

La cobardía intelectual del mandarinato burgués e imperialista –tanto en EEUU y Europa como en América Latina– es revulsiva. Dado que no podrían durar ni cinco minutos debatiendo con Chomsky –y con tantos otros, ninguneados también como él– lo que hacen es ignorarlo y ocultarlo a la vista del gran público. Montados en sus enormes aparatos de propaganda, que no de información, desde allí peroran y mienten impunemente, o barren bajo la alfombra las opiniones fundadas, irrefutables y valientes de ese enorme francotirador intelectual que es el ex profesor del MIT.
Por eso las “fake news” son sólo un nuevo nombre para designar una vieja costumbre del pseudo-periodismo que procura disimular su condición de órgano de propaganda proclamando su carácter “profesional” e “imparcial”. Sus voceros son pigmeos intelectuales que hacen de la prepotencia verdad; o de la asimetría entre los que pueden hablar y los que no también verdad. Son los que aupados sobre sus enormes oligopolios mediáticos proclaman sus sofismas e inoculan sus venenos para enturbiar la mente del gran público, para confundirlo, para sumirlo en la ignorancia porque cuanto más confuso e ignorante sea más fácil será someterlo.
Alabados como grandes personalidades del mundo de la cultura y la comunicación por las mentiras dominantes les cabe a ellos y ellas el sayo de la cáustica réplica que Gyorg Lúkacs espetara ante sus inquisidores: “un conejo parado en la cima del Himalaya sigue siendo un conejo”. Conejos que deben impedir que el mundo sepa que Chomsky vive, piensa y escribe; y que sobreviven y medran en su oficio porque suprimen toda disidencia bien fundada. Cuando forzados por las circunstancias montan un simulacro de debate seleccionan cuidadosamente sus rivales. No hay lugar para Chomsky. Eligen en cambio a sus críticos más rústicos, elementales, impresentables y salen airosos de esa falaz contienda.
Por eso el lingüista norteamericanos, pese a ser el “Bartolomé de Las Casas del imperio americano”, como acertadamente lo describiera Roberto Fernández Retamar, es un gran desconocido para el público de EEUU. Sus opiniones son dañinas y no deben circular masivamente. Y su nonagésimo cumpleaños no fue celebrado como la supervivencia de un fabuloso tesoro de conocimientos acumulados, de audaces teorizaciones, de valientes denuncias sino como la insoportable longevidad de un excéntrico al que no se le debe prestar ninguna atención. Para el pensamiento dominante (y ya sabemos de quién es ese pensamiento) sus opiniones sólo revelan su odio y sus patológicos prejuicios sobre la sociedad norteamericana.
No son opiniones propias de gentes “razonables”, esas que comprenden que cuando EEUU mata a millones de personas en todo el mundo –en Siria, en Irak, en Palestina, en Afganistán, en Yemen, en Libia– o cuando provoca desastres humanitarios en Honduras y Haití, o cuando bloquea y agrede a países como Irán, Cuba y Venezuela, sometiéndolos a indecibles sufrimientos, son heroicos y desinteresados sacrificios que la Casa Blanca hace en defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos. Chomsky no comparte ese discurso autocomplaciente. Por eso, a sus noventa años, no hay nada que celebrar, nada que festejar, nada que dar a conocer.
Termino recomendando la lectura de una de sus notas más punzantes de los últimos años (publicada en La Jornada el 3 de noviembre del 2015) y que lleva por título “EEUU, el Estado terrorista número uno” (https://lahaine.org/fM3Q). Comienza así: “Oficial: EEUU es el mayor Estado terrorista del mundo y se enorgullece de serlo. Esa debería ser la cabeza de la nota principal del New York Times del 15 de octubre pasado, cuyo título, más cortés, dice así: Estudio de la CIA sobre ayuda encubierta provoca escepticismo sobre el apoyo a terroristas sirios”.
Con retraso desde la Argentina y toda Latinoamérica le mandamos este afectuoso saludo por su nonagésimo cumpleaños deseándole que “cumplas muchos más”, como dice la canción mexicana, y que nos siga inspirando con su excepcional inteligencia, sus sólidas denuncias y su fecunda prédica antiimperialista.

El instinto de libertad




“Si suponemos que no hay esperanza, garantizamos que no habrá esperanza. Si suponemos que hay un instinto de libertad, que hay oportunidades de cambiar las cosas, entonces hay una posibilidad de contribuir a construir un mundo mejor.”

Chomsky

La finta del imperio


La finta del imperio

Las provocaciones y roces en Ucrania no son sino una finta de imperio para ocultar sus verdaderos objetivos...en Siria

¿EEUU va a atacar a Rusia? ¿O a China?
La respuesta se puede rastrear en las tres condiciones que establece el Prof. Noam Chomsky para que un país sea objetivo de un ataque militar de Washington:
1. Debe ser importante, tener recursos estratégicos considerables.
2. Debe ser fácil de demonizar por los medios al servicio de los intereses yanquis
3. Tiene que ser prácticamente indefenso.2
No es necesario subrayar el conocimiento del Prof. Chomsky de su propio país ni su brillantez intelectual.
Es obvio que tanto Rusia como China cumplen perfectamente con la primera condición: son países importantes, provistos de recursos enormes ya sea petroleros, como mineros o económicos.
Rusia tiene alrededor de 200 millones de habitantes y China 1.200.

Si bien los medios de comunicación de masas están en una proporción abrumadora en manos de intereses afines al neoliberalismo y la globalización, y por ende a los intereses estratégicos de Washington, estimo que no sería para nada sencillo demonizar ni a Rusia, ni a China.
China tiene una proporción abrumadora de la deuda externa de EEUU y lazos económicos bastante consolidados que influyen en la imagen que tiene el pueblo norteamericano y el del mundo en general sobre el gigante asiático. Por otra parte, China podría presionar económicamente a los medios de forma muy dolorosa mediante un contraataque económico devastador.
Rusia, por su parte, tiene relaciones e influencias culturales con EEUU muy antiguas y  arraigadas. No es necesario describir a las obras de arte rusas y su divulgación a nivel mundial.
Podemos inferir rápidamente que la segunda condición no se cumple.

Pero la dificultad mayor la encontramos en la tercera condición: ni Rusia ni China son para nada indefensos.
Si bien el poderío militar estadounidense es abrumador, el balance es negativo.
Por ejemplo: las batallas contra Rusia se tendrían que librar en suelo ruso, porque no existe la más mínima posibilidad de que Rusia ataque a EEUU  en el propio territorio de éste. Estimamos como muy remotas las posibilidades de que Rusia atacara a algún país de la OTAN o a algún socio europeo de Washington. La prensa europea, por ejemplo la prensa sueca, cacarea bastante frecuentemente pretendiendo alarmar a la opinión pública de sus respectivos países sobre un pretendido o inventado ataque ruso. Los resultados de ésto son muy magros. Cualquiera con sentido común percibe claramente que Rusia no tiene la menor intención de atacar a ninguno de los países bálticos, visceralmente anti rusos, ni tampoco a los países escandinavos vecinos. Queda la provocación ucraniana. Es totalmente obvio que la revuelta impregnada por los sectores neonazis que derrocó al gobierno electo pro ruso, no fue causada por Rusia. Está cada vez más claro que existían y existen en Ucrania cohortes simpatizantes con la extrema derecha y también con intereses occidentales. De todos modos Moscú ha contestado con gran moderación, demostrando a toda persona razonable que no tiene la menor intención de caer en la trampa brutal que significaría un estallido bélico en Ucrania. Estimamos que Putin se ha ganado el aprecio de las personas amantes de la paz de todo el mundo.
Entonces, si es que una guerra con Rusia no iría a librarse en territorio extranjero, queda sólo suponer que los combates se irían a librar en el territorio ruso.
En este caso las posibilidades de triunfar en un ataque en su propio territorio  en cualquiera de los tipos de armas, aéreas, navales o terrestres se estiman como muy remotas. El pueblo ruso demostró en la Segunda Guerra Mundial un patriotismo y un espíritu de defender a su país realmente notables. Recordemos que, a pesar de un gran holocausto de más de 20 millones de muertos, en su mayoría civiles, fue sin duda la entonces Unión Soviética la que derrotó a las fuerzas poderosas, sin duda, del Tercer Reich.3
Para resumir Rusia no es para nada indefenso y por lo tanto la 3a. condición de Chomsky se derrumba estrepitosamente.
Todos los supuestos anteriores se cumplen también con China. Si bien no posee todo el avance en la sofisticación tecnológica militar de los norteamericanos, de todos modos tiene un desarrollo tecnológico en el terreno militar para nada despreciable.
Las fuerzas armadas chinas, el Ejército Popular de Liberación, "
Representan las fuerzas armadas más grandes del mundo, con alrededor de 3 millones de personas, además del ejército más extenso, con 2,25 millones de hombres aproximadamente. El ejército chino está formado por cinco fuerzas principales" 1
¿Entonces: para qué todo ese estrépito en Ucrania y los rumores de la preparación militar de las fuerzas estadounidenses?5
¿Por qué las sanciones contra Rusia, basadas en mentiras o medias verdades?
Para interpretar correctamente estos hechos estimo que tenemos que seguir los acontecimientos un poco antes y un poco después de los fenómenos de Ucrania.

EEUU propuso intervención militar en Siria por supuesto uso de armas químicas por el ejército sirio. A ésto Rusia se opuso enérgicamente en las Naciones Unidas, al igual que China y en el Consejo de Seguridad vetaron cualquier proyecto de intervención militar en Siria. Rusia llegó a desplegar medios militares cerca de la zona.
Pero Siria sí, tiene recursos petroleros importantes, ha sido objeto de una campaña demonizante y está debilitada por los conflictos internos con fuerzas rebeldes, o sea cumple las tres condiciones de Chomsky.
Si examinamos los hechos luego de los problemas en Ucrania, nos encontramos que los EEUU están bombardeando posiciones del así llamado Estado Islámico...en Siria.4
Pero ahora Rusia está concentrada en defender sus propias fronteras y resolver los problemas económicos y militares que le plantea el asedio de la OTAN y las sanciones económicas y ya no puede defender a Siria y sus intereses allí de la misma forma que antes.
El Estado Islámico merece algún análisis de por sí. Existen indicaciones de que fue armado y entrenado por los norteamericanos para luchar en Siria sobre todo. Se supone que ahora se volvió políticamente autónomo y que está enfrentado a los EEUU.
Pero lo cierto es que, deliberada o inconscientemente, el EI cumple perfectamente un rol que le facilita ostensiblemente a los militares de Washington motivar sus ataques...en Siria. Es como a medida para demonizar, más aún, sus ejecuciones públicas, sus aparatosos y mediáticos degollamientos; todo es como a propósito para ser demonizado.
Y Siria sí que cumple todas las tres condiciones del Prof. Chomsky.

Ricardo Ferré
5 de octubre

 


1http://es.wikipedia.org/wiki/Ej%C3%A9rcito_Popular_de_Liberaci%C3%B3n
2http://books.google.com.uy/books/about/Hegemon%C3%ADa_o_supervivencia.html?id=geJB3tSeUYwC&redir_esc=y
3 http://es.wikipedia.org/wiki/Ej%C3%A9rcito_Rojo
4 http://www.elpais.com.uy/mundo/nuevos-ataques-ee-uu-contra.html
5 http://lasantamambisa.wordpress.com/2014/09/03/ee-uu-y-otan-preparan-guerra-contra-rusia/

Chomsky: El Principio de Universalidad

Página editorial del Washington Post, con Noam Chomsky
Peter Hart
Fue recientemente leyendo una conferencia de Noam Chomsky de 2004 donde él habla
sobre terrorismo, derechos humanos y el concepto de universalidad:
"Un concepto moral que debería ser incontroversial es el principio de universalidad:
debemos aplicarnos a nosotros mismos los mismos patrones que aplicamos a otros - de
hecho más severamente."

El punto de Chomsky es el de que las élites occidentales se tallan una excepción obvia para sí mismas -
juzgan a sus propios países "como unívocamente eximidos del principio de universalidad ...
Los crímenes de los enemigos suceden; nuestros propios crímenes no, en virtud de nuestra
exenciónto del más elemental de los axiomas morales."
Pensé en esto mientras leía la editorial del Washington Post (8/29/14) condenando las acciones del
presidente de Rusia Vladimir Putin's en Ucrania, el que el gobierno ucraniano y otros observadores
están llamando invasión militar:
"Si es que alguna norma internacional puede aún calificarse de incontroversial , es la severidad
de la crítica contra el cruce de fronteras agresivo por un estado soberano contra otro.
Ciertamente, toda falla de obligarla en primer lugar invita a violación en otras partes."
El diario no puede significar que sea tomada literalmente puesto que significa llamar a alguien a
detener a los EEUU.
Por supuesto, sus palabras no son para ser tomada literalmente.
El periódico ha sido altamente crítico de la decisión de la Casa Blanca de retirar tropas de Irak y
Afganistán (recientemente la semana pasada); ellos preferirían prolongar estos conflictos.
La apología del diario de las guerras de los EEUU durante la administración de Bush está bien
documentada; transcurrieron un par de docenas de editoriales en apoyo a la invasión de Irak,
lo que uno podría admitir como un acto de "agrasión de cruce de fronteras."
Las otras guerras de los EEUU del momento, realizadas por medio de drones y ataques aéreos,
reciben apoyo entusiasta del Washington Post.
The other Y él ha sido uno de los sostenedore más entusiastas de atacar a Siria. El dato de lo cual uno
podría mucho más - habla por sí mismo.
Es difícil encontrar una explicación coherente de la posición evidente del Washington Post de que
la agresión de Putin viola tan obviamente "normas internacionales" que son "indiscutibles", pero
que el guerrerismo de los EEUU, en todo caso, es insuficientemente agresivo.
A menos que usted acepte que el tipo de personas que editan el Washington Post son el tipo
de personas que no cree que "normas universales" se apliquen a todos.

Traducción de Ricardo Ferré

Washington Post Editorial Page, Meet Noam Chomsky
Peter Hart
I was recently reading a Noam Chomsky lecture from 2004 where he speaks about terrorism, human
rights and the concept of universality:"One moral truism that should be uncontroversial is the principle of universality: We should apply
to ourselves the same standards we apply to others–in fact, more stringent ones."
Chomsky's point is that Western elites carve out an obvious exception for themselves–they deem their
own countries "to be uniquely exempt from the principle of universality…. The crimes of enemies take place; our own do not, by virtue of our exemption from the most elementary of moral truisms."
I thought of this as I read the Washington Post's editorial (8/29/14) condemning Russian President Vladimir Putin's actions in Ukraine, which the Ukrainian government and other observers are calling a military invasion:
"If any international norm can still be called uncontroversial, it is the stricture against cross-border aggression by one sovereign state against another. Certainly any failure to enforce it in one place invites violations elsewhere."
The paper cannot possibly mean this to be taken literally, for it amounts to a call for someone to stop the United States.
Of course, their words are not to be taken literally. The paper has been highly critical of the White House's decision to withdraw troops from Iraq and Afghanistan (most recently last week); they would prefer prolonging those conflicts. The paper's advocacy for US wars during the Bush years is well-documented; it ran a couple dozen editorials in support of the Iraq invasion, which one should agree was an act of "cross-border aggression."
The other US wars of the moment, waged via drones and airstrikes, receive enthusiastic support from the Post. And it has been one of the most enthusiastic supporters of striking Syria. The record–of which one could say plenty more–speaks for itself.
It is difficult to find a coherent explanation for the Post's apparent position that Putin's aggression so obviously violates "international norms" that are "uncontroversial," but US warmaking is, if anything, insufficiently aggressive. Unless you accept that the kind of people who edit the Washington Post are the kind of people who do not believe that "universal norms" apply to everyone.
chomsky.info

Chomsky: “La ignorancia pública es lo único que importa a EEUU”

Chomsky: “La ignorancia pública es lo único que importa a EEUU”

Publicado el 3/10/14 • en Contrainjerencia
chomsky8
RT – El experto, citado por AlterNet, menciona a luchadores por la verdad como Edward Snowden y Chelsea Manning que proclamaron que el público tiene derecho a saber acerca de los programas gubernamentales, lo que el Gobierno está haciendo en su nombre, y lo que el Gobierno está haciendo en contra de la opinión pública.
Mientras tanto, las autoridades de EE.UU. están pensando que “el público no tiene el derecho de saber, porque su seguridad de este modo se ve socavada”.
Cuando se expone un acto de las autoridades, el Gobierno reflexivamente aboga por su propia seguridad, por tanto, la respuesta predecible lleva poca información.
“A menudo, el intento de mantener el estado de secreto está motivado por la necesidad de garantizar la seguridad de los poderosos sectores nacionales… Por el contrario, hay pruebas sustanciales de que la seguridad de la población del país -como se supone debe entenderse el término de la “seguridad nacional”- no es una alta prioridad para la política estatal”, sostiene Chomsky.
“Hoy en día, la palabra “culpable” significa “ser un blanco para ser asesinado por parte de Obama”, mientras que “inocente” es similar a “todavía carece de dicho estatus”, resume el experto en su último artículo.

Chomsky: La doctrina Obama

La doctrina Obama

Escrito por: Noam Chomsky
noamchomskyEscrito por: Noam Chomsky
Profesor emérito del Departamento de Lingüística y Filosofía del MIT
Viernes 18 de octubre de 2013 | 17:51
La reciente escaramuza Obama-Putin con respecto al excepcionalismo estadunidense volvió a encender el debate sobre la doctrina Obama: ¿se dirige el presidente hacia el aislacionismo o portará con orgullo la bandera del excepcionalismo?
El debate es más estrecho de lo que parece. Existe considerable terreno común entre las dos posiciones, como expresó con claridad Hans Morgenthau, fundador de la escuela realista de relaciones internacionales, exenta de sentimentalismos, que domina hoy día.
A lo largo de su obra, Morgenthau describe a Estados Unidos como único entre las potencias pasadas y presentes, en cuanto tiene un propósito trascendente que debe defender y promover en todo el mundo: la instauración de la igualdad y la libertad.
Los conceptos en competencia excepcionalismo y aislacionismo aceptan esta doctrina y sus diversas elaboraciones, pero difieren en cuanto a su aplicación.
Un extremo fue defendido con vigor por el presidente Obama en su mensaje del pasado 10 de septiembre a la nación: Lo que hace diferente a Estados Unidos, lo que lo hace excepcional, dijo, es que estamos dedicados a actuar, con humildad, pero con decisión, cuando detectamos violaciones en alguna parte.
Durante casi siete décadas, Estados Unidos ha sido el sostén de la seguridad global, papel que ha significado más que forjar acuerdos internacionales: ha significado asegurar que se apliquen.
El aislacionismo, en cambio, sostiene que ya no podemos darnos el lujo de realizar la noble misión de correr a apagar los fuegos que otros encienden. Toma en serio una advertencia emitida hace 20 años por el columnista Thomas Friedmanm, del New York Times, de que conceder al idealismo una influencia casi exclusiva en nuestra política exterior puede conducirnos a desdeñar nuestros intereses por nuestra devoción a las necesidades de otros.
Entre estos dos extremos se da el acalorado debate sobre política exterior.
En los márgenes, algunos observadores rechazan las premisas compartidas y sacan a relucir el registro histórico: por ejemplo, el hecho de que durante siete décadas Estados Unidos ha encabezado al mundo en agresión y subversión, derrocando gobiernos electos e imponiendo despiadadas dictaduras, apoyando crímenes horrendos, socavando acuerdos internacionales y dejando estelas de sangre, destrucción y miseria.
Morgenthau dio respuesta a esas criaturas desorientadas. Académico serio, reconoció que Estados Unidos ha violado con consistencia su propósito trascendente, pero explica que oponer esa objeción es cometer el error del ateísmo, que niega la validez de la religión con fundamentos similares.
La realidad, sostiene, es el propósito trascendente de Estados Unidos; el registro histórico no es más que el abuso de la realidad.
En suma, el excepcionalismo y el aislacionismo estadunidenses vienen a ser variaciones tácticas de una religión secular, cuya fascinación extraordinaria va más allá de la ortodoxia religiosa normal en cuanto apenas si es posible percibirla. Puesto que ninguna alternativa es concebible, esta fe se adopta por reflejo.
Otros expresan la doctrina con mayor crudeza. Jeane Kirkpatrick, quien fue embajadora del ex presidente Reagan ante la Organización de Naciones Unidas, desarrolló un nuevo método para desviar las críticas a los crímenes de Estados Unidos. Los que se oponían a considerarlos meros tropiezos o ingenuidad inocente podían ser acusados del equivalente moral a afirmar que Estados Unidos no es diferente de la Alemania nazi o de cualquier demonio que esté en boga. Esta argucia ha sido usada en muchos casos para proteger el poder ante cualquier escrutinio.
Hasta la academia seria se amolda. Así, en el número más reciente de la revista Diplomatic History, el erudito Jeffrey A. Engel reflexiona sobre la significación de la historia para quienes trazan las políticas.
Engel cita Vietnam, donde, dependiendo de la persuasión política que se tenga, la lección es “evitar las arenas movedizas de la intervención –aislacionismo– o la necesidad de dar rienda suelta a los comandantes militares para que operen libres de presión política” al cumplir la misión de llevar estabilidad, igualdad y libertad destruyendo esos países y dejando un reguero de millones de cadáveres.
La cuota mortal de Vietnam continúa creciendo hasta el presente a causa de la guerra química que el ex presidente Kennedy montó allá, al mismo tiempo que aumentaba su apoyo a una dictadura asesina para un ataque en gran escala, el peor caso de agresión ocurrido durante las siete décadas de Obama.
Otra persuasión política es imaginable: una indignación como la que adoptaron los estadunidenses cuando Rusia invadió Afganistán o cuando Saddam Hussein invadió Kuwait. Pero la religión secular nos impide vernos a nosotros mismos bajo una lente similar.
Un mecanismo de autoprotección es lamentar las consecuencias de nuestras omisiones. Así, el columnista del New York Times David Brooks, al reflexionar sobre el deslizamiento de Siria hacia un horror semejante a Ruanda, concluye que el asunto de fondo es la violencia sunita-chiíta que destroza a esa nación.
Esa violencia, afirma, es testimonio del fracaso de la reciente estrategia estadunidense de retirarse y dejar una presencia ligera y de la pérdida de lo que el ex funcionario del servicio exterior Gary Grappo llama la influencia moderadora de las fuerzas estadunidenses.
Los que aún se dejan engañar por el abuso de la realidad –eso es, de hecho– podrían recordar que la violencia sunita-chiíta fue resultado del peor crimen de agresión del nuevo milenio: la invasión estadunidense de Irak. Y los cargados de memorias más ricas podrían recordar que en los juicios de Nuremberg se sentenció a criminales a la horca porque, según el tribunal, la agresión es el crimen internacional supremo, diferente de otros crímenes de guerra sólo en que contiene en sí mismo el mal acumulado del todo.
Ese mismo lamento es tema de un celebrado estudio de Samantha Power, la nueva embajadora de Washington ante Naciones Unidas. En Un problema del infierno: Estados Unidos en la era del genocidio, Power escribe sobre los crímenes de otros y nuestra inadecuada respuesta. Dedica una oración a uno de los pocos casos durante las siete décadas que podría calificar como genocidio: la invasión de Timor Oriental por Indonesia, en 1975. Trágicamente, Estados Unidos miró para otro lado, informa Powers.
Daniel Patrick Moynihan, quien la precedió en el cargo ante la ONU en tiempos de la invasión, vio el asunto de modo diferente. En su libro A dangerous place, describió con gran orgullo cómo llevó a la ONU a ser del todo inefectiva en las medidas que tomó para parar la agresión, porque Estados Unidos deseaba que las cosas resultaran de ese modo.
Y de hecho, lejos de mirar a otro lado, Washington dio luz verde a los invasores indonesios y les proporcionó de inmediato equipo militar letal. Estados Unidos impidió actuar al Consejo de Seguridad de la ONU y continuó prestando firme apoyo a los agresores y sus actos genocidas, entre ellos las atrocidades de 1999, hasta que el entonces presidente Bill Clinton marcó el alto, lo cual pudo haber ocurrido en cualquier momento de los 25 años anteriores.
Pero eso es mero abuso de la realidad. Es muy fácil continuar, pero no tiene caso. Brooks tiene razón en insistir en que deberíamos ir más allá de los terribles sucesos que tenemos a la vista y reflexionar en los procesos subyacentes y las lecciones que derivan de ellos.

Entre éstas, ninguna tarea es más urgente que liberarnos de las doctrinas religiosas que condenan al olvido los hechos de la historia y refuerzan de ese modo nuestros fundamentos para nuevos abusos de la realidad. LA JORNADA

Chomsky: "Cómo arruinar una economía en tres sencillos pasos"

Noam Chomsky: "Cómo arruinar una economía en tres sencillos pasos"

Publicado: 22 feb 2014 | 13:24 GMT Última actualización: 22 feb 2014 | 13:24 GMT
Durante un simposio de economía en Boston, grabado en video y publicado en YouTube, Noam Chomsky explicó "cómo arruinar una economía y una sociedad" en tres sencillos pasos, poniendo como ejemplo el modelo de EE.UU. conducido por "líderes suicidas".
"Supongamos que por alguna razón perversa estamos interesados en arruinar una economía y una sociedad […] y para hacerlo más interesante, seleccionemos la sociedad más rica y poderosa de la historia, una con ventajas incomparables, una que tengamos a mano, concretamente, la nuestra propia", comenzó Chomsky su intervención.

El actual clima económico que vive EE.UU., se debe, en su opinión, a factores como los recortes en la financiación federal en investigación y desarrollo y la creciente brecha entre el 1% más rico del país y todos los demás ciudadanos.

Esto no sucede como un tornado, sino que es el resultado de políticas deliberadas desarrolladas durante aproximadamente la última generación 
"El sistema es tan disfuncional", explica, que ya no puede asignar el trabajo que es necesario hacer a las personas que están deseosas de hacerlo, usando los recursos disponibles, tal como sería posible "si la economía estuviera diseñada para cubrir las necesidades humanas".

"Esto no sucede [repentinamente] como un tornado, sino que es el resultado de políticas deliberadas desarrolladas durante aproximadamente la última generación", denuncia. En su opinión, se trata de políticas diseñadas para "asegurarse de que EE.UU. y otras economías caigan" arrastrando a una abrumadora mayoría de la población.

¿Pero cómo se arruina una economía tan poderosa como la estadounidense? En tres simples pasos, explica el profesor.

1. Recortando gastos en la investigación y el desarrollo dinámico patrocinado por el Estado que posibilita los avances en la tecnología de la información y la medicina.

2. Socavando la salud económica del país fomentando el crecimiento de las instituciones financieras, "dándoles rienda suelta a través de la desregulación y utilizando el poder del Estado para subestimar los riesgos".

3. Convenciendo al público de que los comportamientos alentados por las instituciones financieras son "racionales", y no tienen ningún impacto en el futuro.

Los dirigentes de EE.UU. están llevando a cabo "políticas que ascienden [a la categoría] de suicidio económico", advirtió.

Tomado de RT en Español
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/economia/view/120629-noam-chomsky-arruinar-economia-tres-pasos

Noam Chomsky: “EEUU tortura a los iraníes desde hace 60 años”

Noam Chomsky: “EEUU tortura a los iraníes desde hace 60 años” 

http://kaosenlared.net/media/k2/items/cache/8fdabff62a36c51863df4bb05d4d7ee9_XL.jpg
por HISPAN TV
Domingo, 15 de Septiembre de 2013 18:13


El analista político y activista norteamericano, Noam Chomsky, opina en una entrevista concedida al foro estadounidense ‘Democracy Now’, que durante los últimos 60 años, no ha pasado un día en el que Estados Unidos no haya torturado a los iraníes.
El analista político norteamericano opina, en una entrevista concedida al foro estadounidense ‘Democracy Now’, que el bloqueo de Estados Unidos contra Irán comenzó con el golpe militar de 1953, que colocó al Sha frente a la nación persa tras derrocar al sistema parlamentario.
Asimismo, recuerda que una vez destituido el Sha en 1979, reconocido por Amnistía Internacional (AI) como “uno de los peores torturadores y de los más extremos en el mundo”, EE.UU. se volcó en apoyar al exdictador iraquí Sadam Husein, con armamento químico en su guerra contra Irán, en la cual murieron cientos de iraníes.
Chomsky señala, además, que la alianza entre Washington y Bagdad llegó a tal punto que el entonces presidente norteamericano, George H.W.Bush, una vez finalizada la guerra en 1989, invitó a ingenieros nucleares iraquíes a que viajasen a EE.UU., para formarse en la producción de armas nucleares.
Por aquel entonces, el régimen de Sadam Husein, con la ayuda de su aliado occidental, Estados Unidos, llevo a cabo también un terrible ataque con armamento químico contra su población kurda, afirma el lingüista.
Chomsky asegura, asimismo, que teniendo en cuenta las sanciones impuestas por parte de EE.UU. a Irán, las cuales continúan en la actualidad, sumamos 60 años de torturas que sufren los iraníes por parte de esta nación.
Igualmente el académico hace referencia a las naciones vecinas del país persa y recuerda que “aunque nosotros no prestemos atención a esas sanciones, podemos estar seguros de que Irán sí lo hace”, porque “está rodeado por las potencias nucleares que están respaldadas por EE.UU. y que se han negado a firmar el Tratado de No Proliferación, [el régimen de] Israel, La India, y Paquistán, cuyas armas nucleares fueron desarrolladas con ayuda de Estados Unidos”.
Finalmente, el activista pro derechos civiles ha condenado la constante amenaza de ataque por parte de Estados Unidos y el régimen de Israel hacia Irán y la considera una clara violación a la Carta de las Naciones Unidas, que prohíbe este tipo de actuación, así como el uso de la fuerza.
HISPAN TV

Chomsky: "El ataque de EE.UU. contra Siria sería un crimen de guerra"

Chomsky: "El ataque de EE.UU. contra Siria sería un crimen de guerra"
Publicado: 3 sep 2013 | 7:23 GMT Última actualización: 3 sep 2013 | 7:25 GMT


AFP/ MIRA
Un ataque de EE.UU. contra Siria sin el apoyo de las Naciones Unidas sería un crimen de guerra, independientemente de la aprobación del Congreso de EE.UU. Esa es la opinión del destacado académico, filósofo y lingüista estadounidense Noam Chomsky.
"A medida que el apoyo internacional a la decisión de Obama de atacar a Siria se ha derrumbado, junto con la credibilidad de las afirmaciones del Gobierno, la Administración ha recurrido a un pretexto estándar para los crímenes de guerra, cuando todo lo demás falla: la credibilidad de las amenazas del policía autodesignado del mundo", declaró Chomsky en un correo electrónico enviado al periódico 'The Huffington Post'.

"La agresión sin autorización de la ONU sería un crimen de guerra, y muy grave, eso está muy claro, a pesar de los esfuerzos forzados de apelar a otros delitos como precedentes", añadió.

Chomsky recientemente viajó a la región para conocer más acerca la crisis de Siria, y sus comentarios allí llevaron a algunos a creer que estaba abierto a la intervención militar si las negociaciones fallaban, destaca 'The Huffington Post', citando las palabras del académico: "Creo que se debe elegir la vía de la negociación primero, y si fracasa, luego pasar a la segunda opción se vuelve más aceptable".

Sin embargo, estos nuevos comentarios indican que sigue oponiéndose a cualquier acción militar, especialmente si se emprende sin la aprobación de la ONU.

Estas declaraciones llegan en medio de la tensa situación causada por una nueva escalada en el conflicto que vive Siria desde marzo del 2011 y que se ha internacionalizado en las últimas semanas.

Así, EE.UU. pretende llevar a cabo una ofensiva militar contra Siria basándose en los alegatos de las fuerzas opositoras a Al Assad, que denunciaron que el Gobierno sirio mató a centenares de personas el pasado 21 de agosto en un ataque con armas químicas cerca de Damasco. Sin embargo, el Gobierno del país árabe ha rechazado esas acusaciones y asegura que no ha utilizado armas químicas en ningún punto de su territorio.

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/104627-chomsky-ataque-eeuu-siria-crimen

Chomsky: EEUU está acelerando la destrucción del mundo

Chomsky: 

EEUU está acelerando la destrucción del mundo

Publicado el 6/05/13 • en Contrainjerencia
CHOMSKY
Actualidad RT – Desde la Crisis de los Misiles de Cuba hasta el frenesí de los combustibles fósiles, EE.UU. tiene la intención de ganar la carrera hacia el desastre. Esa es la opinión del filósofo, lingüista y activista estadounidense Noam Chomsky.
“Por primera vez en la historia de la especie humana, hemos desarrollado claramente la capacidad de destruirnos a nosotros mismos. Esto ha sido así desde 1945. Ahora, finalmente, se reconoce que hay procesos a largo plazo como la destrucción ambiental que lleva en la misma dirección”, asegura Chomsky en su más reciente ensayo, publicado en Tomdispatch.com.Según el lingüista, las sociedades menos desarrolladas están tratando de mitigar o de superar estas amenazas. “No están hablando de guerra nuclear o desastre ambiental, y realmente están tratando de hacer algo al respecto”, dice.El filósofo resalta las políticas de países como Bolivia, que tiene “una mayoría indígena y requerimientos constitucionales que protegen los derechos de la naturaleza”, y Ecuador, que también tiene una gran población indígena “y es el único exportador de petróleo que conozco donde el Gobierno busca ayudar a que ese petróleo permanezca en el suelo en lugar de producirlo y exportarlo, y es en el suelo donde debe estar”.
Según Chomsky, en el otro extremo las sociedades “más ricas y poderosas de la historia del mundo, como Estados Unidos y Canadá, corren a toda velocidad para destruir el medio ambiente lo más rápidamente posible. A diferencia de Ecuador y las sociedades indígenas en todo el mundo, quieren extraer hasta la última gota de hidrocarburo de la tierra a la mayor velocidad posible”.
El otro asunto que analiza Chomsky es la guerra nuclear. “Acabamos de pasar el 50 aniversario de la Crisis de los Misiles, que fue considerado el momento más peligroso de la historia por el historiador Arthur Schlesinger, asesor del presidente John F. Kennedy. Sin embargo, lo peor de estos eventos nefastos es que no se ha aprendido la lección” afirmó.
“En estos momentos el tema nuclear está frecuentemente en las primeras planas, como es el caso de Corea del Norte e Irán”, apunta el activista.
Los recientes ejercicios militares de Corea del Sur y EE.UU. en la península coreana que han dado paso a las amenazas de Pyongyang de realizar un ataque nuclear, desde el punto de vista del Norte debieron lucir amenazadores. “Nosotros los veríamos como amenazadores si ocurrieran en Canadá y nos tuvieran como blanco”, agregó.
“Esto, sin duda, despierta alarmas del pasado. Ellos recuerdan ese pasado, así que reaccionan de una forma muy agresiva y extrema. No es que no haya alternativas, sino que las alternativas no se implementan. Eso es peligroso. Así que si uno se pregunta a qué se va a parecer el mundo, no es una bonita imagen. A menos que la gente haga algo al respecto”, concluye Chomsky.

El dilema de Washington ante la “pérdida” del planeta


El dilema de Washington ante la “pérdida” del planeta

por David Barsamian / Noam Chomsky / Tom Dispatch

Sábado, 09 de Febrero de 2013 13:04


Noam Chomsky: "Si retrocedemos 50 años, vemos que los recursos energéticos –la principal preocupación de los estrategas estadounidenses- han sido en su mayoría nacionalizados. Hay constantes intentos para revertir ese hecho pero no han tenido éxito."

[Este artículo es una adaptación del capítulo “Uprisings” contenido en el libro “Power Systems: Conversations on Global Democratic Uprisings and the New Challenges to U.S. Empire”, en el que se ofrecen una serie de entrevistas entre Chomsky y David Barsamian (con nuestro agradecimiento hacia la editorial, Metropolitan Books). Las preguntas son de Barsamian, las respuestas de Chomsky.]
¿Tiene actualmente Estados Unidos el mismo control que tenía en otras épocas sobre los recursos energéticos del Oriente Medio?
Los países productores de energía más importantes del mundo siguen estando aún bajo el control de las dictaduras que Occidente apoya. Eso hace que los progresos conseguidos por la Primavera Árabe sean en realidad limitados, aunque no insignificantes. El sistema dictatorial controlado por Occidente está erosionándose. De hecho, lleva tiempo ya debilitándose. Por eso, por ejemplo, si retrocedemos 50 años, vemos que los recursos energéticos –la principal preocupación de los estrategas estadounidenses- han sido en su mayoría nacionalizados. Hay constantes intentos para revertir ese hecho pero no han tenido éxito.


Tomemos, por ejemplo, la invasión de Iraq. Para todo el mundo, excepto para algún entregado ideólogo, era totalmente obvio que invadíamos Iraq no por nuestro amor a la democracia sino porque es tal vez el segundo o tercer país más rico en petróleo del mundo y porque se halla justo en medio de la región productora más importante. Se supone que no puedes decir esto porque se considera una teoría de la conspiración.

EEUU fue seriamente derrotado en Iraq por el nacionalismo iraquí, sobre todo por la resistencia no violenta. EEUU podía matar insurgentes pero no podía enfrentarse a medio millón de personas que se manifestaban por las calles. Paso a paso, Iraq fue capaz de ir desmantelando los controles establecidos por las fuerzas ocupantes.

En noviembre de 2007 estaba ya muy claro que iba a ser muy difícil conseguir los objetivos estadounidenses. Y fue precisamente en ese momento cuando se formularon explícitamente esos objetivos. Por tanto, en noviembre de 2007, la administración Bush II apareció con una declaración oficial acerca de cómo debería ser cualquier acuerdo a que se llegase con Iraq. Debería cumplir dos requerimientos importantes: uno, que EEUU debía ser libre para llevar a cabo operaciones de combate desde sus bases militares, que conservaría; y dos, “promover el flujo de inversiones extranjeras hacia Iraq, especialmente de las inversiones estadounidenses”. En enero de 2008, Bush dejó todo esto claro en una de las declaraciones con firma. Un par de meses después, en vista de la resistencia iraquí, EEUU tuvo que olvidarse de ello. El control de Iraq se le está escapando ya de las manos.

Iraq fue un intento de restituir por la fuerza algo parecido al viejo sistema de control pero ese intento fue repelido. Pienso que, por lo general, las políticas de EEUU se han mantenido constantes y se remontan a la II Guerra Mundial. Pero su capacidad para llevarlas a la práctica está reduciéndose.
¿Se debe esa merma de capacidad a su debilidad económica?
En parte, porque el mundo es cada vez más diverso. Y cuenta con centros de poder cada vez más diversos. Al final de la II Guerra Mundial, EEUU estaba en el cenit de su poder. Tenía la mitad de las riquezas del mundo y todos sus competidores habían acabado gravemente dañados o destruidos. Tenía una posición de seguridad inimaginable y había desarrollado planes para dirigir básicamente el mundo, lo cual, en aquella época, no era algo poco realista.
¿A eso se le llamó planificación de un “Área Grandiosa”?
Sí, inmediatamente después de la II Guerra Mundial, George Kennan, director del equipo de planificación política del Departamento de Estado de EEUU, y otros más, trazaron los detalles y después los llevaron a la práctica. Hasta cierto punto, lo que está sucediendo ahora en Oriente Medio, en el Norte de África y sobre todo en Sudamérica, nos hace retroceder a la década de los cuarenta del pasado siglo. El primer éxito importante de resistencia frente a la hegemonía estadounidense se produjo en 1949. En ese año fue cuando tuvo lugar un acontecimiento que, curiosamente, se denomina como “la pérdida de China”. Es una frase muy interesante que no se ha cuestionado nunca. Hubo muchas discusiones sobre quién era el responsable de la pérdida de China. Se convirtió en una inmenso conflicto interno. Pero es una frase muy interesante. Sólo puedes perder algo cuando posees algo. Pero se daba por sentado que poseíamos China y si luchaban por su independencia y la conseguían, habíamos perdido China. Más tarde, llegaron las preocupaciones por “la pérdida de Latinoamérica”, “la pérdida del Oriente Medio”, “la pérdida de” ciertos países, todo ello a partir de la premisa de que poseemos el mundo y todo lo que debilite nuestro control supone para nosotros una pérdida y por eso nos planteamos cómo recuperarlo.
Si leemos revistas de política exterior de ahora o si se nos ocurre la tontería de ponernos a escuchar los debates de los republicanos, oiremos que están planteándose: “¿Cómo podemos prevenir nuevas pérdidas?”.

Por otra parte, se ha reducido drásticamente la capacidad de preservar el control. En 1970, el mundo era económicamente tripolar, con un centro industrial norteamericano emplazado en EEUU, un centro europeo radicado en Alemania, más o menos comparable en tamaño, y un centro en el este de Asia ubicado en Japón, que entonces era la región con un crecimiento más dinámico del mundo. Desde entonces, nuestro orden económico global se ha ido diversificando mucho. Por eso es más complicado desarrollar nuestras políticas, pero los principios subyacentes no han cambiado gran cosa.
Veamos la doctrina Clinton. La doctrina Clinton postulaba que EEUU tenía derecho a acudir al uso unilateral de la fuerza para asegurar un “acceso sin restricciones a mercados clave, suministros energéticos y recursos estratégicos”. Eso iba más allá de lo que dijo George W. Bush. Pero de forma discreta, no arrogante ni abrasiva, por eso no causó gran alboroto. La creencia en que tenemos ese derecho sigue en pie hasta el momento actual. Forma también parte de la cultura intelectual.
Justo después del asesinato de Osama bin Laden, en medio de todas aquellas aclamaciones y aplausos, hubo unos cuantos comentarios críticos cuestionando la legalidad del acto. Siglos atrás, había algo que denominábamos presunción de inocencia. Si arrestas a un sospechoso, es sospechoso hasta que se pruebe que es culpable. Debería habérsele llevado a juicio. Es una parte esencial del derecho estadounidense que puede rastrearse hasta la Carta Magna. Por eso hubo un par de voces que dijeron que quizá no debiéramos echar abajo toda la base del derecho anglo-estadounidense. Eso produjo un montón de reacciones muy indignadas y furiosas, aunque las más interesantes pertenecían, como de costumbre, al extremo liberal de izquierdas del espectro. Matthew Iglesias, un conocido y muy respetado comentarista de la izquierda liberal, escribió un artículo en el que ridiculizaba esos puntos de vista. Dijo que eran “sorprendentemente ingenuos”, absurdos. Después manifestó las razones. Alegó que “una de las principales funciones del orden institucional internacional es precisamente legitimar el uso de fuerza militar letal por parte de las potencias occidentales”. Desde luego, no se refería a Noruega. Quería decir Estados Unidos. Así que el principio en el que se basa es que EEUU tiene derecho a utilizar la fuerza a voluntad. Hablar de que EEUU viola el derecho internacional o algo parecido es asombrosamente ingenuo, completamente absurdo. Por cierto, era yo el blanco de esos comentarios y me siento feliz de confesar mi culpa. Creo que la Carta Magna y el derecho internacional se merecen que les prestemos alguna atención.
Lo menciono sólo para ilustrar que en la cultura intelectual, incluso en el denominado extremo liberal de izquierdas del espectro político, los principios fundamentales no han cambiado mucho. Pero la capacidad para ponerlos en práctica se ha reducido bastante. Es por esa razón por la que se habla tanto de la decadencia estadounidense.
Echemos un vistazo al último número del año pasado de Foreign Affairs, la principal revista del establishment. En la portada, en negritas, pregunta: “¿Están acabados los EEUU?”. Es la queja habitual de quienes piensan que deberían tenerlo todo. Si tú piensas que debes tenerlo todo y hay algo que se te escapa, eso es una tragedia, el mundo se está viniendo abajo. Por tanto, ¿están acabados los EEUU? Hace mucho tiempo perdimos China, perdimos el Sureste Asiático, perdimos Sudamérica. Quizá perdamos los países del Oriente Medio y el Norte de África. ¿Están acabados los EEUU? Es una especie de paranoia, pero es la paranoia de los riquísimos y los poderosísimos. Si no lo tienes todo, es el desastre.
El New York Times describe el “dilema político que define la Primavera Árabe: ¿cómo cuadrar los contradictorios impulsos estadounidenses que incluyen el apoyo al cambio democrático, el deseo de estabilidad con el recelo hacia los islamistas que se han convertido en una fuerza política poderosa?” El Times identifica esos tres objetivos de EEUU. ¿Qué piensa Vd. de ellos?
Dos de ellos son exactos. EEUU está a favor de la estabilidad. Pero hay que recordar qué significa estabilidad. Estabilidad significa conformidad ante las órdenes estadounidenses. Por ejemplo, una de las acusaciones que se le hacen a Irán, la supuesta gran amenaza de nuestra política exterior, es que está desestabilizando Iraq y Afganistán. ¿De qué manera? Al tratar de ampliar su influencia en los países vecinos. Por otra parte, nosotros “estabilizamos” países cuando los invadimos y los destruimos.
En ocasiones he citado una de mis ilustraciones favoritas de este hecho, que es de un conocido y muy buen analista liberal de política exterior, James Chace, antiguo editor de Foreign Affairs. Cuando escribió sobre el derrocamiento del régimen de Salvador Allende y la imposición de la dictadura de Augusto Pinochet en 1973, dijo que teníamos que “desestabilizar” Chile en aras a la “estabilidad”. Eso no se percibe como contradicción, y no lo es. Teníamos que destruir el sistema parlamentario para conseguir estabilidad, lo que significa que ellos tenían que hacer lo que nosotros dijéramos. Por eso, sí, estamos a favor de la estabilidad en ese sentido técnico.
Toda la preocupación acerca del Islam político es tan sólo la preocupación ante cualquier desarrollo independiente. Todo lo que sea independiente tiene que preocuparte porque podría debilitarte. En realidad, es un poco irónico, porque EEUU y Gran Bretaña han apoyado tradicionalmente y de forma decidida el fundamentalismo radical islámico, no el Islam político, como fuerza para bloquear el nacionalismo laico, que es su auténtica preocupación. Por eso, por ejemplo, Arabia Saudí es el estado fundamentalista más extremista del mundo, un estado islámico radical. Tiene auténtico celo misionero y está extendiendo el Islam radical en Pakistán, financiando el terrorismo. Pero es el bastión de la política estadounidense y británica. Lo apoyaron firmemente contra la amenaza del nacionalismo laico de Gamal Abdel Nasser en Egipto y Abd al-Karim en Iraq, entre otros muchos. No les gusta el Islam político porque podría independizarse de ellos.
El primero de los tres puntos, nuestro anhelo por la democracia, es como cuando Stalin hablaba del compromiso ruso con la libertad y la democracia para el mundo. Es el tipo de declaración de la que te ríes cuando la escuchas de comisarios o clérigos iraníes, pero vas y asientes educadamente y quizá incluso con admiración cuando la escuchas de sus homólogos occidentales.
Si nos fijamos en los antecedentes, el anhelo de democracia es como una mala broma. Algo que incluso han reconocido los principales eruditos aunque no lo manifiesten de esa forma. Uno de los eruditos más importantes de la supuesta promoción de la democracia es Thomas Carothers, que es bastante conservador y está muy valorado: un neo-reaganita, no un liberal ardiente. Trabajó en el Departamento de Estado con Reagan y tiene varios libros en los que revisa el curso de la promoción de la democracia, que se toma muy en serio. Dice, sí, ese es un ideal estadounidense profundamente asentado, pero tiene una rara historia. La historia es que todas las administraciones estadounidenses son “esquizofrénicas”. Apoyan la democracia sólo si se ajusta a determinados intereses económicos y estratégicos. Carothers describe esto como una especie de patología, como si los EEUU necesitaran de tratamiento psiquiátrico o algo parecido. Desde luego que hay otra interpretación, pero no puedes referirte a ella si eres un intelectual bien educado que se comporta de forma adecuada.
A los pocos meses del derrocamiento del Presidente Hosni Mubarak en Egipto, estaba sentado ya en el banquillo enfrentándose a acusaciones penales y procesos judiciales. Sin embargo, es inconcebible que a los dirigentes estadounidenses se les puedan pedir responsabilidades por sus crímenes en Iraq y en otros lugares. ¿Es posible que eso pueda cambiar a corto plazo?
Ese es básicamente el principio de Yglesias: el fundamento mismo del orden internacional es que Estados Unidos tiene derecho a utilizar la violencia como quiera. Entonces, ¿cómo va a ser posible acusar a alguien?
¿Y nadie más tiene ese derecho?
Por supuesto que no. Bueno, quizá nuestros clientes sí. Si Israel invade el Líbano y mata a mil personas y destruye medio país,okey, eso está muy bien. Resulta interesante. Barack Obama era senador antes de ser presidente. No hizo gran cosa como senador, pero hizo un par de cosas, sobre todo una de la que se sentía particularmente orgulloso. De hecho, si miras en su página web antes de las primarias, hacía hincapié en el hecho de que, durante la invasión israelí del Líbano, copatrocinó una resolución del Senado que exigía que EEUU no hiciera nada para impedir las acciones militares de Israel hasta que este país hubiera conseguido sus objetivos, y censuró a Irán y Siria porque estaban apoyando a la resistencia frente a la destrucción de Israel del sur del Líbano; por cierto, la quinta vez en 25 años. Por tanto, ellos han heredado ese derecho. Y también otros clientes.
Pero los derechos residen realmente en Washington. Eso es lo que significa poseer el mundo. Es como el aire que respiras. No puedes cuestionarlo. El principal fundador de la teoría contemporánea de las relaciones internacionales, Hans Morgenthau, era realmente una persona muy decente, uno de los pocos científicos políticos y especialistas en asuntos internacionales que criticó la guerra de Vietnam en base a supuestos morales, no tácticos. Algo muy extraño. Escribió un libro titulado “The Purpose of American Politics”. Tú ya sabes lo que está por venir. Resulta que los otros países no tienen objetivos. El objetivo de EEUU, por otra parte, es “trascendente”: llevar la libertad y la justicia al resto del mundo. Pero él es un buen académico, como Carothers. Por eso revisó los antecedentes. Decía: “Cuando estudias los hechos, te encuentras con que EEUU no ha estado a la altura de su propósito trascendente”. Pero después dice que criticar nuestro propósito trascendente “es como caer en el error del ateísmo, que niega la validez de la religión por motivos similares”, esa es una buena comparación. Es una creencia religiosa profundamente arraigada. Es tan profunda que va a ser difícil desentrañarla. Y si cualquiera la cuestiona, se cae casi en la histeria y a menudo se hacen acusaciones de ser anti-estadounidense o de “odiar a EEUU”, conceptos interesantes que no existen en las sociedades democráticas, sólo en las sociedades totalitarias y aquí, donde lo expuesto se da por sentado.
Noam Chomsky es profesor emérito en el Departamento de Lingüística y Filosofía del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Es colaborador habitual de TomDispatch y autor de numerosas obras de análisis político, entre ellas la reciente “Hopes and Prospects” y “Making the Future”.
El artículo recogido forma parte del libro que acaba de publicar en enero Metropolitan Books: “Power Systems: Conversations on Global Democratic Uprisings and The New Challenges to U.E. Empire”, escrito junto a David Barsamian.
Fuente:http://www.tomdispatch.com/post/175645/tomgram%3A_noam_chomsky%2C_why_it%27s_%22legal%22_when_the_u.s._does_it/#more