La historia oficial y la otra Historia


La historia oficial y la otra Historia.



Nuestra opinión




Uruguay es un país de mitos. Durante muchas generaciones se educó (y se prohibió la libertad de cátedra desde el gobierno mismo a través de sus órganos ministeriales) en ciertos valores, como si estos fueran verdades reveladas que no podía cuestionarse. Tenemos un 25 de Agosto que es la fecha de la Independencia Nacional. El 25 de Agosto y sus tres leyes no son independencia alguna. De la misma manera se repitió y se repite que Artigas es el fundador de la nacionalidad oriental. Es obvio que Artigas no quiso nunca independiente. Y los documentos que lo prueba son múltiples. Pero la mentira oficial se repite y las maestras lo enseñan a los niños y posiblemente lo seguirán enseñando.
La historia menuda también tiene sus mitos. Los episodios, incluso, también. Del incidente del Monzón, cuando Rivera se plegó a los 33, existen testimonios valederos realizados por los mismos que protagonizaron el hecho. Rivera no se pasó, lo pasaron, bajo amenaza de que si no se plegaba a la causa lo fusilaban.
En Uruguay, guste o no guste, hubo una generación que quiso hacer una revolución. Para intentar hacerla se organizaron al margen de los partidos de la izquierda legal, se dieron sus estatutos, tomaron las armas y fueron después de algunos años derrotados. Fue una historia de mucho heroísmo anónimo, de mucha combatividad fallida, de múltiples errores que no cometieron las bases de aquellos jóvenes, sino sus direcciones. Hubo jefes que traicionaron, hubo jefes que delataron, hubo ciertas negociaciones no autorizadas orgánicamente. Pero la historia oficial, nuestra pequeña historia oficial registra solamente la mitología de que tres traidores: Amodio Perez, Alicia Rey Morales y Piriz Budes, son las personas físicas concretas e identificables de toda aquella derrota y que la misma se explica por la traición de los mismos.

En las mitologías históricas sucede que personajes que fueron traidores después se convirtieron en presidentes y hasta en jefes históricos de partidos políticos fundacionales. El Oribe que abandona a Artigas y el Rivera que luego también lo traiciona fueron los fundadores en la batalla de Carpintería de las divisas históricas bajo las cuales después se cobijó la burguesía. Por tanto aquellos traidores de la Patria Vieja no podían ser traidores. A más llegaron ambos a la Presidencia de la República.
Pero en Uruguay han sido presidentes, personajes que en ciertas situaciones históricas han sido traidores. Y también personajes que fueron ministros, diplomáticos, jefes parlamentarios fueron traidores. La traición no tiene el éxito político de enemigo. La traición puede pagar y ser el pedestal, trampolín o puente para el éxito político. En Uruguay ha sido así, antes, después y presumiblemente también será en el futuro.
En estos días un presidente y personas que lo rodean han sido definidos como traidores ante el público y los periodistas. El lance tuvo como escenario la Rural del Prado. Por la acción del periodismo el incidente fue registrado y filmado. A las pocas horas ya era del conocimiento de los medios de comunicación nacionales y hasta de los de las redes internacionales.
Asi como Uruguay tiene sus mitos, el poder en Uruguay ha tenido siempre una vocación autoritaria. Los jóvenes que intentaron hacer una revolución fueron perseguidos, torturados, encarcelados y en más de una oportunidad muertos alevosamente, cuando habían depuesto sus armas y se habían declarado vencidos. Los nombres de Cultelli, Salerno y Zabalza son plenamente conocidos por la mayoría de la opinión pública uruguaya. Por lo menos la opinión pública de izquierda.

La izquierda en Uruguay también tiene una tradición autoritaria. Aún aquellas que se reclaman de mas libertarias y emancipatorias. En esa tradición la minoría no tiene nunca la razón y son siempre refractarios, que en razón de ello, deben ser estigmatizados y perseguidos. En esa tradición lamentable, muchos militantes fueron injustamente perseguidos por sus mismos camaradas. El “rayado”, el “loco”, el “agente de la Cia” no son figuras que los militantes del movimiento sindical y político de la izquierda ignoren. Más bien son figuras dolorosamente cercanas. El testimonio de injusticias terribles. Vive todavía, en su ancianidad, cierto militante del MLN-Tupamaros viejo, que así fue sindicado porque habiéndosele pedido a las bases de la organización que se definieran con respecto al tema de ir a integrarse en las filas del Che Guevara, fue el único que aceptó ir a combatir junto a aquel revolucionario que murió en Bolivia. Por eso fue catalogado de traidor e inclusive hubo quienes se plantearon eliminarlo físicamente. No había realizado ninguna traición, había simplemente sido consultado y en la consulta había decidido tomar una opción. Ejercía un derecho democrático proclamado en los papeles pero que no se aceptaba en la práctica. En cambio hubo otros, después que habiendo traicionado todos los compromisos libremente aceptados, en su momento, han hecho después carrera política, ocupado cargos parlamentarios, ministeriales, senaturiales e inclusive más altos aún.
Parecería que cuando se llegan a esas investiduras, el triunfo de la misma, los exime de todas las faltas, fallas, que realizaron anteriormente. Han triunfado y….basta. “Haced la jura buen rey/ buen rey no tengáis cuidado/ que nunca hubo rey traidor/ ni Papa excomulgado” decía el texto liceal de un viejo romancero español: En Santa Gadea de Burgos, donde un Cid que todavía no había llegado a ser el Cid que sería después, le preguntaba al rey si había asesinado a su hermano para heredar el trono. El texto lo recuerdan muchos, pero a pesar de las enseñanzas morales u éticas que se desprenden del mismo cuando la circunstancia llega se prefiera olvidarlo.

Así pasó con el incidente de la Rural del Prado. Cierto Sr. Breccia, salió entre los primeros a señalar que estas cosas no pueden tolerarse y que el poder político debe utilizar sus recursos para impedir que un particular cualquiera se refiera al primer mandatario, a su señora esposa que es senadora y al actual ministro de defensa nacional. Ni siquiera puede referirse –como el ciudadano lo hizo- a cierto personaje muy conocido en los círculos intelectuales y que funge de escritor y dramaturgo.
Y, sin embargo, la acusación de traición, dentro de las filas del MLN-Tupamaros circula y tiene un círculo muy amplio de creyentes en la misma y de sostenedores. Lo tiene desde 1972 cuando estábamos en las prisiones. Se mantuvo hasta 1985 cuando los presos fueron liberados. Continuó manteniéndose tercamente mucho antes de que formara el MPP y mucho antes de que el Sr. Mujica llegara al gobierno.
Ese convencimiento inicial, se ha visto fortalecido a lo largo de los años, cuando comenzaron a aparecer los primeros libros de investigación en serio que interrogando a los militantes arrojaran luz sobre acontecimientos, sucesos y cuestiones de todos aquellos años. Hoy las cosas están mucho más claras. Libros como el de Blixén, Clara Aldrighi, Leonardo Haberkorn, Zabalza y muchos más arrojan una luz reveladora sobre episodios y son públicos y notorios. Inclusive cierta biografía muy oficial sobre el Sr. Julio Marenales, o los documentos publicados por Cultelli contribuyen con su grano de arena, a señalar lo que la militancia de base sabía y mantenía que la historia oficial, de las jerarquías del MLN-T o del MPP, adolecía de carencias, mixtificaciones, olvidos y silencios que eran más que reveladores. Esto no lo ignora la sociedad uruguaya, lo ignoran solo interesadamente los que están interesados en que sus versiones llenaran en horizonte, se aceptaran sin chistar, sin discusión y sin controversia. Fantasías autoritarias y a veces interesadas en las que participaron activamente tanto el actual presidente como el actual ministro de defensa nacional.
A las mitologías burguesas, ahora se superponían las mitologías de la vieja izquierda que comenzaba a subir los peldaños que los llevarían al poder político actual. A ellos y todos aquellos que compartieran las mismas, que se apegaran al las mismas y las repitieran como un nuevo credo.
Las famosas negociaciones del 72, en las que intervinieron muy especialmente el actual ministro y senador renunciante, cúando fueron autorizadas? ¿Cúal fue la instancia organizativa que las autorizó? –Las bases ciertamente no fueron, estaban presas, sometidas a torturas y tormentos y estrechamente vigiladas. Sin embargo se llevaron adelante, involucraron a otros personajes, se realizaron con el apoyo de los captores que estaban interesados en que la resistencia cesara y que por ello facilitaron la salida de los cuarteles de ciertos presos que las aceptaban y participaban en ellas. No es ninguna casualidad que las mismas sean consideradas por las bases militantes una traición. Por consecuencia aquellos que participaron en las mismas reciben el mote de traidores. La traición tiene agentes físicos. Es de una lógica elemental.
Es claro que los hombres y mujeres que los cometieron, no quieren que las mismas se sepan y se molestan altamente cuando habiendo triunfado políticamente se les recuerdan sus pasadas fechorías. Afea mucho la figura de un presidente, de un ministro, de una senadora haber sido un flojo en una prueba fundamental que demostrara la convicción y firmeza de sus ideales.
Pero acaso ese mismo presidente no da una visión edulcorada de la actividad guerrillera en la que participó, cuando esa visión –que él sabe falsa- le sirve para no estar expuesto por sus rivales en las tormentas electorales? ¿El ministro de marras, acaso no ha escrito varios volúmenes con una historia mas que dudosa e inclusive ha escrito un opúsculo “En la nuca” que es un monumento a la calumnia? ¿Entonces de qué se quejan sus seguidores, sus escuderos y amanuenses, que además, son asalariados a sueldo de los mismos? ¿Créen acaso que son los poseedores de la verdad, de la única verdad y que esta no puede ser cuestionada?
La historia demuestra que los seguidores son siempre interesados. Qué basan su fortuna política, sus ascensos, los cargos y las prebendas de que disfrutan de sus cercanía al poder, en torno al cual se dispensan. Son defensores pero no son inocentes.
Aquella juventud que una vez tomó las armas, sabe que la historia de las revoluciones es trágica. Que la Revolución devora a sus hijos. Que los más idealistas y los más convencidos fueron sacrificados en los altares de la misma. Y todos ellos, fueron o nuestros hermanos, o nuestros amigos y tiene todavía quienes los recuerdan con afecto, cariño y devoción.
Sí, si, ser catalogado de traidor es feo. Ser catalogado de entregador es feo. Es una mancha moral sobre la conciencia de los traicionaron y entregaron y les gustaría que no hubiera quien se los recordara y menos en ocasiones públicas, cuando creen que cuentan con la devoción popular.
Los hechos, sin embargo, son realidades que sucedieron. El pasado no esta sepultado y vuelve en forma humana para recordarles sus debilidades, sus mentiras, sus falsificaciones y todas y cada una de sus canalladas.
La búsqueda del poder, la denominada política, encierra estos problemas. Hay gente que para llegar al mismo no retrocedió ante nada ni nadie. Dejaron por el camino camaradas, compañeros, hermanos y amigos. Las bases del MLN-T lo saben, lo recuerdan, son los testigos cuyo testimonio temen.
El preso 1577, en la Rural del Prado, increpó de una manera particular. Antecedió su diatriba de una expresión: “Pepe, mirame”. Vos sabes quien soy y yo sé quien sos vos, quiere decir esto en el lenguaje diario, popular.
Despues dijo, a vista y presencia de testigos lo que considera su verdad.“Vos, la Tronca y el Eleuterio nos vendieron a los milicos y ahora venden a un pueblo a las multinacionales” , luego agrego un tema que para los Tupamaros es muy sensible: “la sangre de nuestros compañeros” que murieron. Quizás estos temas para las nuevas generaciones no importen. Para los que han conquistado el poder o se enriquecen a la sombra del mismo quizás tampoco. Pero los hombres y mujeres que pusieron la vida en juego para cambiar este país, para crear una patria en la que no exista la pobreza y la miseria y donde la explotación del trabajo ajeno no sea la norma, si. No hay motivo para callar nuestros legítimos orgullos.
En la encrucijada, estamos con el preso 1577, independientemente de cual sea su filiación política actual. Dijo una verdad, y son las verdades “que dejan atorados y ardiendo” a los que pasan livianamente por los sacrificios de los demás, a los cuales todos ellos, en un tiempo, nos convocaron.

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