Las patas de la sota: declaraciones de Lucía Topolansky
Lucía Topolansky ha hecho recientemente declaraciones en el sentido de “convertir” las fuerzas armadas, partidizándolas a favor de la coalición frenteamplista oficialista.
Según dijo, la primera senadora del gobierno de Mujica necesita "por lo menos un tercio de la oficialidad y la mitad de la tropa" a su lado.
Estas declaraciones, además de ser un disparate inconstitucional, revelan un desvarío que es fácilmente conectable con las ideas del inefable ministro de defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, quien rápidamente se vio obligado a desmentir estas aspiraciones de la primera dama.
En realidad, de todo esto puede husmearse su origen en las negociaciones del cuartel Florida en el año ´72 del sector entreguista del MLN representado por el actual ministro, y las racionalizaciones vergonzantes de Huidobro para justificar la rendición incondicional que él proponía, con el objetivo mediato de “tupamarizar las fuerzas armadas”, o sea de peruanizarlas en el sentido de que siguieran el modelo peruanista, luego truncado, de fidelidad a los intereses populares.
Desde las fuerzas de izquierda-no las del Frente Amplio, sino las de izquierda-no hemos notado reacciones en la medida de la importancia de que, si bien esto se vislumbraba desde hace bastante tiempo, Topolansky lo ha oficializado en forma harto convincente.
Es obvio que éste es el pensamiento directriz detrás de la obstinada campaña de la presidencia y el gobierno, claramente orientada por Huidobro, jalonada por:
a) el apoyo al envío de tropas a Haití y a otros países, en misiones “de paz”
b) la defensa de los tres militares, Radaelli, Sarli y Casella, para que no fueran extraditados a Chile, donde luego fueron hallados culpables del asesinato del químico chileno Berríos en suelo uruguayo.
c) la empecinada oposición a la anulación de la ley de caducidad, amparando así a los torturadores, asesinos, secuestradores de bebés y violadores, delincuentes de lesa humanidad amparados en las armas del estado y el monopolio de su uso. Esto se ha visto realizado encubierto con diferentes pretextos, que ahora se revelan más claramente.
d) la defensa del procesado por el asesinato en tortura de la militante Nibia Sabalsagaray, general Dalmao, culminada con la visita de Mujica al mismo.
e) las campañas para volver a prestigiar a las fuerzas armadas, metiéndolas en cuanta actividad posible, aun en detrimento de sindicatos de trabajadores, actualmente en la guardia exterior de las cárceles.
f) el mantenimiento de las prebendas, vulgo curros, que ostentan aun ahora los militares, a saber: meteorología, aviación civil, marina mercante y parques nacionales. Varios de ellos fueron directamente rapiñados durante la dictadura y aun ahora le aportan sabrosas ganancias acumuladas de hasta varios miles de millones de dólares.
g) el vergonzoso aumento de estas prebendas, obtenido por Huidobro y concedido por el ejecutivo, con la obtención por parte de la Fuerza Aérea de la instrucción de mecánicos de aviación en la UTU.
Las inútiles, parasitarias, y contraproducentes fuerzas armadas, que obvia y reconocidamente no pueden garantizar la seguridad de nuestras fronteras frente a cualquier ataque de fuerzas convencionales, sólo han servido históricamente para oprimir y torturar al pueblo, abusando de mujeres, hombres y hasta de adolescentes y niños, tal como se ha comprobado en numerosos casos.
Recientemente se comprobó que el maestro Julio Castro fue brutalmente torturado y luego ultimado con armas de fuego. Nadie, absolutamente nadie, puede soñar siquiera en afirmar alguna relación de Castro con movimientos armados de tipo alguno. Igualmente con el brillante político oriental Zelmar Michelini, ferozmente torturado y ultimado en Buenos Aires.
Las fuerzas armadas están sólo preparadas para tareas de policía política (tortura, etc.) están sobredimensionadas (más efectivos en relación a la población que EEUU, Rusia, Brasil, Argentina, Chile, etc.), es estúpido que a un país no beligerante como el nuestro le cuesten 1 millón de dólares diarios, puesto que para seguridad del país no sirven, si no se depuran de delincuentes de lesa humanidad ni confiesan sus crímenes y se refundan totalmente va a ser necesario eliminarlas, de acuerdo con el general patriota Víctor Licandro.
La Agrupación Hugo Batalla, liderada por Diego Fau, ha afirmado: "convencidos que las mismas, sólo han aportado Golpes de Estado, Dictaduras, Terrorismo, Violaciones a los Derechos Humanos, aquí y en las Misiones en el exterior, abusos, torturas, homicidios, desaparición forzosa de personas, robos de bebés y de identidad y un altísimo grado de corrupción en todos sus ámbitos, creemos que llegó la hora de contar con un país, una República y un Estado de Derecho sin Fuerzas Armadas. Fuerzas Armadas que nos cuestan a todos los Uruguayos más de un millón de dólares diarios que podrían ser destinados a Educación, Salud, Vivienda y políticas sociales".
Necesitamos unas fuerzas armadas o guardias populares artiguistas, con verdadero amor por su pueblo, que realmente protejan nuestra soberanía y no con éstas carcomidas por la corrupción y la impunidad que siguen siendo las que destruyeron a lo mejor de una generación entera de uruguayos con sus torturas, asesinatos, vejaciones, secuestros y ventas de menores.
Hay que eliminar las Fuerzas Armadas.
Ricardo Ferré
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