Financiera Monty: a 44 años de una acción magistral
Dentro de las líneas de los tupamaros orientales se encuentra la de propaganda armada. Ésta consiste en divulgar la conciencia popular en cuanto a justicia social, liberación nacional y socialismo por medio de acciones directas que revelen la naturaleza intrínseca del sistema capitalista en que las leyes del propio sistema y aun los Derechos Humanos están subordinados al poder real, económico y militar, y pueden ser quebrantados no bien cualquier circunstancia amenace dicho poder.
Tenemos de esto un ejemplo bien reciente: las presiones del Poder Ejecutivo llevaron al traslado de la jueza Mariana Mota por la SCJ en lo que configura una flagrante violación del principio fundamental de la democracia burguesa: la división de poderes entre ejecutivo, legislativo y judicial. Esta medida no hace sino confirmar la línea de este gobierno de mantener la impunidad de los peores criminales de la historia de nuestro país, que encima de todo actuaron cubiertos por todo el aparato del estado, que aseguraba y sigue asegurando la impunidad para sus crímenes.
El fin último de la formación de la conciencia colectiva sería entonces el de provocar movilizaciones populares que forzaran los cambios estructurales en la distribución del poder.
Hay quienes sostienen justamente que la diferencia fundamental de los tupamaros con otros movimientos o partidos fue la de introducir una metodología de agitación social mediante mostrar por medio de acciones directas en lugar de tanto discurso político y tanta retórica, en otras palabras una pedagogía de pocas palabras y muchos hechos. En el asalto a la Financiera Monty se incautaron de valiosos documentos que implicaron a varias personalidades del gobierno en estafas y negociados sucios.
Tenemos de esto un ejemplo bien reciente: las presiones del Poder Ejecutivo llevaron al traslado de la jueza Mariana Mota por la SCJ en lo que configura una flagrante violación del principio fundamental de la democracia burguesa: la división de poderes entre ejecutivo, legislativo y judicial. Esta medida no hace sino confirmar la línea de este gobierno de mantener la impunidad de los peores criminales de la historia de nuestro país, que encima de todo actuaron cubiertos por todo el aparato del estado, que aseguraba y sigue asegurando la impunidad para sus crímenes.
El fin último de la formación de la conciencia colectiva sería entonces el de provocar movilizaciones populares que forzaran los cambios estructurales en la distribución del poder.
Hay quienes sostienen justamente que la diferencia fundamental de los tupamaros con otros movimientos o partidos fue la de introducir una metodología de agitación social mediante mostrar por medio de acciones directas en lugar de tanto discurso político y tanta retórica, en otras palabras una pedagogía de pocas palabras y muchos hechos. En el asalto a la Financiera Monty se incautaron de valiosos documentos que implicaron a varias personalidades del gobierno en estafas y negociados sucios.
EL CASO DE LA FINANCIERA MONTY
La Compañía financiera Monty funcionaba paralela al Banco de Crédito. “Estas financieras habían sido prescritas de la vida económica uruguaya por la ley de presupuesto de 1967, después de una fraudulenta quiebra del Banco Trasatlántico, que dejó al descubierto que todos los bancos operaban con compañías paralelas, donde invertían los dineros de los pequeños accionistas y ahorristas.
Dichas financieras operaban fraudulentamente, también, con moneda extranjera, provocando continuas especulaciones que producían la caída vertical de la moneda nacional. Ante la presión de la opinión pública, el gobierno burgués optó por declararlas ilegales por una ley que sabía no se cumpliría nunca, ya que los intereses eran demasiado poderosos y estaban enquistados en el corrupto gobierno. Cada "Financiera" era a su vez subsidiaria o co dueña de otras sociedades, donde disfrutaban los grandes ejecutivos de jugosas ganancias, mientras el pueblo cada día pierde su poder adquisitivo y es expoliado por el régimen. Los bancos concedían grandes préstamos a estas compañías fantasmas, con los fondos de los pequeños poseedores de cuentas, dinero que era invertido o vendido o prestado a grandes intereses. Los negociados estaban y están a la orden del día,….”
El 16 de febrero de 1969 tres jóvenes compañeros y una hermosa compañera, integrantes del comando Líber Arce del MLN histórico, entraron por la puerta principal del banco, se dirigieron al piso donde funcionaba la financiera donde dominaron con firmeza, pero sin violencia a los empleados y se llevaron una considerable suma de dinero, además de seis libros de contabilidad y otros documentos probatorios de la actividad delictiva de la financiera.
El asalto fue tan perfectamente planeado y ejecutado que no hubo heridos ni lesionados de parte del personal ni tampoco de compañeros tupamaros y, por encima, no hubo ni siquiera una denuncia de la financiera, por temor seguramente de que una investigación policial revelara aún más detalles de sus delitos socioeconómicos.
El 28 de febrero un incendio intencional destruye los archivos de la empresa.
Para entonces los tupamaros ya habían difundido una lista de clientes: Carlos Frick Davie, Ulysses Pereira Reverbel, Jorge Batlle, Walter Pintos Risso, Venancio Flores, todos implicados en el gobierno o los partidos políticos, además de importantes hombres de negocios y otros poderosos políticos.
La entregadora de esta operación fue la actual primera dama, Lucía Topolansky, que a la sazón era empleada de la financiera, muchos años antes de convertirse en aliada de los intereses económicos y de los criminales militares que ella misma contribuyó a denunciar.
Ricardo Ferré
16 de febrero de 2013.
La Compañía financiera Monty funcionaba paralela al Banco de Crédito. “Estas financieras habían sido prescritas de la vida económica uruguaya por la ley de presupuesto de 1967, después de una fraudulenta quiebra del Banco Trasatlántico, que dejó al descubierto que todos los bancos operaban con compañías paralelas, donde invertían los dineros de los pequeños accionistas y ahorristas.
Dichas financieras operaban fraudulentamente, también, con moneda extranjera, provocando continuas especulaciones que producían la caída vertical de la moneda nacional. Ante la presión de la opinión pública, el gobierno burgués optó por declararlas ilegales por una ley que sabía no se cumpliría nunca, ya que los intereses eran demasiado poderosos y estaban enquistados en el corrupto gobierno. Cada "Financiera" era a su vez subsidiaria o co dueña de otras sociedades, donde disfrutaban los grandes ejecutivos de jugosas ganancias, mientras el pueblo cada día pierde su poder adquisitivo y es expoliado por el régimen. Los bancos concedían grandes préstamos a estas compañías fantasmas, con los fondos de los pequeños poseedores de cuentas, dinero que era invertido o vendido o prestado a grandes intereses. Los negociados estaban y están a la orden del día,….”
El 16 de febrero de 1969 tres jóvenes compañeros y una hermosa compañera, integrantes del comando Líber Arce del MLN histórico, entraron por la puerta principal del banco, se dirigieron al piso donde funcionaba la financiera donde dominaron con firmeza, pero sin violencia a los empleados y se llevaron una considerable suma de dinero, además de seis libros de contabilidad y otros documentos probatorios de la actividad delictiva de la financiera.
El asalto fue tan perfectamente planeado y ejecutado que no hubo heridos ni lesionados de parte del personal ni tampoco de compañeros tupamaros y, por encima, no hubo ni siquiera una denuncia de la financiera, por temor seguramente de que una investigación policial revelara aún más detalles de sus delitos socioeconómicos.
El 28 de febrero un incendio intencional destruye los archivos de la empresa.
Para entonces los tupamaros ya habían difundido una lista de clientes: Carlos Frick Davie, Ulysses Pereira Reverbel, Jorge Batlle, Walter Pintos Risso, Venancio Flores, todos implicados en el gobierno o los partidos políticos, además de importantes hombres de negocios y otros poderosos políticos.
La entregadora de esta operación fue la actual primera dama, Lucía Topolansky, que a la sazón era empleada de la financiera, muchos años antes de convertirse en aliada de los intereses económicos y de los criminales militares que ella misma contribuyó a denunciar.
Ricardo Ferré
16 de febrero de 2013.
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