Idiota informático es el idiota que desprecia la informática
"En cincuenta años tendremos niños que programen máquinas, o máquinas que programen niños". Seymour Papert
Eso lo dijo Papert (científico computacional, matemático, educador, pionero en inteligencia artificial en el MIT, investigador que trabajó con Jean Piaget) cuando inventó el lenguaje de programación Logo, diseñado para que los niños puedan programar computadoras. Fue en 1968, hace 46 años.
"Darle una computadora a un niño le impide razonar", los usuarios de las ceibalitas se convertirían en "idiotas informáticos", esto otro lo dijo Graciela Bianchi, asesora educativa de Luis Lacalle Pou.
Es como decir que darle una excavadora y una grúa a quien está cavando a pico y pala le impide desarrollar sus músculos y lo convierte en un parásito sedentario con tendencia a la obesidad. El uso de un instrumento no impide desarrollar las habilidades naturales humanas, todo lo contrario
Tan absurda es la cosa que el candidato Lacalle tuvo que desmarcarse de su asesora, lo mismo ocurrió con el tema de si "todo tiempo pasado fue mejor" que manejaba otro de sus asesores. Son las tonterías de la campaña reflejo de la mediocridad imperante. Cuando se recurre a cualquier proyectil, alguna granada te puede reventar en la cara.
Suponer que la sustitución del hombre por la máquina en algunas funciones limita o mutila al hombre es suponer que el hombre solo sirve para lo mismo que puede hacer una máquina. La cultura dominante está impregnada del fetichismo de la máquina, por eso esta visión absurda de las cosas.
Darle al niño una computadora FOMENTA (o deberíamos decir mejor puede fomentar) su imaginación, su capacidad de razonamiento, su desarrollo cognitivo. Si no fuese así sería totalmente incomprensible el fenómeno cotidiano del aprendizaje espontáneo y precoz de las nuevas generaciones en las áreas de innovación tecnológica.
Por supuesto, eso no quiere decir que cualquier forma de recurrir a la tecnología es buena. Ahí está la otra forma del fetichismo, levantar la bandera de la "tecnificación" haciendo abstracción de las relaciones sociales.
El cambio tecnológico no es mérito de un partido político, es un fenómeno inercial en nuestra sociedad, como muchos otros cambios en curso. A Sanguinetti una vez se le ocurrió pizarrear con la baja de la mortalidad infantil como un logro de su gobierno, cuando es algo que (salvo los casos de guerra y otras catástrofes "naturales") viene bajando sistemáticamente durante siglos, es un fenómeno producto del cambio civilizatorio
De manera similar, los gurises iban a llegar a la compu con o sin Plan Ceibal. De hecho ya habían llegado antes. Cómo es que ocurre, ya es otro tema.
El Plan Ceibal ha sido una forma muy bullera y demagógica de acompañar la difusión inevitable de una herramienta tecnológica (como la televisión o el teléfono), y también una forma muy chambona de hacerlo. Las famosas "pruebas objetivas" han demostrado que las ceibalitas no han mejorado los resultados didácticos reales y han sido totalmente desaprovechadas. No sirvieron para mejorar la relación docente/alumno sino todo lo contrario. No han logrado ningún cambio sustantivo en la educación. Han sido una herramienta desperdiciada para fines educativos
Una herramienta que podría multiplicar de mil formas la verdadera "productividad" educativa en resultados, ha servido en cambio más para crear desconcierto que para otra cosa.
Más allá de las facturas oportunistas que se cruzan, los "4 partidos" están de acuerdo: educación es "educación para el mercado laboral", producción de fuerza de trabajo. En ese sentido es obvio que las nuevas generaciones necesitan manejar nuevos códigos sociales y nuevas formas de comunicación. Es dentro de ese encuadre que ven la innovación tecnológica educativa.
Promover un acostumbramiento temprano a esos códigos sin tocar losroles para los cuales se educa, es el objetivo de estas formas de educación entendida como adiestramiento.
No es un fenómeno nuevo. La revolución industrial planteó la necesidad de formación masiva de fuerza de trabajo y al mismo tiempo de tenerestándares en esa formación que reproduzcan en disciplinamiento social. La instrucción pública ha sido uno de los instrumentos que ha usado la sociedad capitalista para ese fin. La relación entre el hombre y la máquina en esta sociedad debe adecuarse a los roles prescritos de la relación trabajador-máquina, o sea: subordinación del trabajo vivo al trabajo muerto. Elfetichismo maquinista, la máquina vista como instrumento mágico, es una forma de educar en la IDEOLOGÍA de esa subordinación
El taylorismo es la forma extrema de esa subordinación del trabajador, usando la máquina como instrumento para ello. Todos los aspectos de la cultura se han ido poniendo al servicio de la ideología productivista, el ser humano visto como un medio de producción.
A medida que el desarrollo de las fuerzas productivas va introduciendo y generalizando nuevas tecnologías, esto produce la tecnificación inevitable de las relaciones sociales. El taylorismo originario estaba circunscrito puertas adentro de la fábrica; ahora ese mismo fenómeno invade toda la vida social porque el tiempo de ocio de las personas también ha pasado a ser tiempo potencialmente generador de valor para el capital.
Privar a los niños de instrumentos tecnológicos, eso sí sería impedirles pensar en las condiciones actuales de esta sociedad, porque el niño no vive en el limbo. Eso no quiere decir que el instrumento por sí mismo alcance.
Muchas tonterías se han dicho, a veces con aire doctoral, como ser que hay que "acompasar" la introducción tecnológica al ritmo del desarrollo cognitivo del niño, etc. La investigación seria y la experiencia práctica demuestran que ese "acompasar" está muy atrasado respecto a las verdaderas posibilidades del desarrollo cognitivo.
Es bien conocido el ejemplo de la lectura aprendida espontáneamente antes de la edad escolar, a partir de la televisión o carteles de propaganda. Las experiencias de educación temprana han confirmado esto y más.
Es bien conocido el ejemplo de la lectura aprendida espontáneamente antes de la edad escolar, a partir de la televisión o carteles de propaganda. Las experiencias de educación temprana han confirmado esto y más.
Respecto de la utilización de herramientas informáticas en la educación temprana, vemos hoy dos líneas conservadoras contrapuestas.
Una, el conservadurismo primitivo que quiere dejar a los niños en el limbo para "no dañarles la mente". Eso es Graciela Bianchi.
Pero en los medios políticos predomina lo otro, el tecnicismo productivista, reducir el cambio a la introducción de nuevas tecnologías y al mismo tiempo reforzar los aspectos retardatarios del orden social.
Introducir computadoras sin ninguna preparación del terreno, sin participación docente ni criterio pedagógico mientras se desatienden rubros educativos elementales donde hay serias carencias, ha creado una distorsión. Y lo poco bueno que hay es más bien resultado de esfuerzos aislados, con muy poco respaldo institucional y numerosos obstáculos burocráticos.
Por supuesto, nada de esto quiere decir que la tecnificación informática en sí misma sea algo pernicioso para la educación. Pero sobre lo pernicioso, lo que resulta difícil es decidir que es peor, si la resistencia cavernícola al cambio o el oportunismo irresponsable e improvisado que dilapida recursos, multiplica los problemas y termina desprestigiando las posibilidades del verdadero progreso
FERNANDO MOYANO
postaporteñ@ 1244 - 2014-09-20
postaporteñ@ 1244 - 2014-09-20
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