LA VIDRIERA IRRESPETUOSA
EL ABUELO CATALÁN
por Hugo Bruschi en el Año de la Resistencia.
Corría el año 2030 y Danielito como todos los niños de su edad, era inquieto y juguetón.No pocas veces habían llamado de la Escuela para dar las quejas de su conducta. Que distrae a la clase, que se demora en los recreos, que no presta atención, que tal o cual. Sin embargo, cuando iba a casa del abuelo a pasar los fines de semana, era otro niño. Se sentaba junto a su abuelo largas horas si fuere menester, para escuchar aquellos relatos, aquellas aventuras del abuelo. "Abu, contame el viaje a Àfrica" y el abuelo una vez más - ya había perdido la cuenta - le relataba con lujo en los detalles y con algún agregado para cada relato, que hiciera más emocionante aquella aventura, aquél safari donde pudo tener de cerca aquellas maravillas de la naturaleza. A medida que avanzaba el relato, el nieto lo imaginaba cerca de aquellos leones, de aquellos elefantes y cuando lo iba ganando del sueño, ya lo veía rodeado de hienas. Pero el abuelo sabía que debería hacer para escapar... y así fue que se montó en un elefante y desde lo alto contemplaba a las hienas que ya no podrían alcanzarle. En otra oportunidad y agobiado por el calor de Àfrica, decidió bañarse en un río pero un cocodrillo puso sus vida en peligro. Por suerte el abuelo - al igual que Tarzán - siempre llevaba su cuchillo a la cintura, por lo que el cocodrillo sintió en su estómago que con el abuelo no se juega. En otra oportunidad fue rodeado por los leones y el abuelo se hizo de un palo con el que los fue auyentando uno a uno. O cuando se sentó con los monos y los convidó con bananas. Eso sólo lo podía hacer su abuelo, nadie más...
En otra oportunidad le pide al abuelo los cuentos del Barca y que le hable de Messi, de Neymar y de Suárez. El abuelo le había regalado la vestimenta completa y el nieto no se la sacaba ni para dormir. La madre luchaba para que se cambiara de ropa y le decía que así no podría ir a la escuela. Pero no había caso, se la había regalado el abuelo. "Abu, contame del Camp Nou y decime que hacían Messi, Neymar y Suárez" y el abuelo fue relatando aquellas tardes de gloria, como sólo él sabía hacerlo. Aquellas tardes en que el público deliraba a cada jugada, con cada obra de arte de aquél deporte llamado fútbol. Cuando Messi recibía el balón e iba dejando por el camino a sus rivales, hasta eludir al mismo guardameta y empujarla adentro. El nieto alucinaba y en un momento preguntó: "Abu, los rivales golpeaban a Messi"? Sí, trataron por todos los medios de lastimarlo, para que no jugara más, le pegaron de todas formas posibles, aún en el suelo. Hubo uno que llegó a pisarle la mano de odio y otro que le pisó el tobillo varias veces. "Abu, eran esos a los que llamaban "tuercebotas"? Sí, los mismos que llegaban a destrozar los espectáculos que la gente pagaba, para ver buen fútbol. Se dió incluso un caso muy curioso...Neymar que era un crack, le hizo un sombrero a un rival y lo cosieron a patadas y se le fueron encima. El árbitro estaba al lado de la jugada y no dijo ni palabra. Dió a entender que en el futuro, Neymar tendría que pedir autorización a los "tuercebotas" para ver que jugadas estaban permitidas y cuales nó. Te das cuenta? Pero el Barca igual les ganaba, contra los árbitros que ya sabemos a quien responden y contra los carniceros. Danielito ya vencido por el sueño, vió a su abuelo pasando la pelota a Messi y lo vió corriendo por el borde de la cancha junto a Neymar y Suárez. Y los niños de la escuela ya sentían envidia, él tenía un abuelo que luchaba contra las fieras y también era campeón con el Barca.
Y volverá el próximo fin de semana a escuchar aquellos relatos y el abu ya le tendrá reservada alguna nueva aventura y el lo verá nuevamente montado en elefantes y girafas bien lejos del peligro o saltando al Camp Nou envuelto en la "senyera".
Los niños a esa edad no entienden que los abuelos también fueron niños y no nacieron viejos. Pero ellos los quieren sólo para sí, sin compartirlos con nadie. Danielito ignora que el abuelo también tuvo abuelo y que también escuchó relatos del abuelo Mayor. Relatos que también incluían hienas a las que había que combatir, si fuera con el fusil al hombro mucho mejor tal cual lo hicieron las brigadas obreras, con Buenaventura Durruti a la cabeza. Relatos que incluían esas mismas calles por donde ahora desfila el autocar del Barca, vieron pasar orgullosos los camiones cargados de combatientes al frente antifascista. Ese orgullo catalán y republicano, seguramente será objeto de estudio por parte de Danielito llegado su momento. El día que se pregunte de donde viene tanto odio contra el Barca y Cataluña, de porqué los árbitros permiten estafar al público que pagó su entrada para ver un espectáculo. Ese día tal vez Danielito tenga un nieto sentado a su lado....
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