Falta de confianza en el pueblo o la basura debajo de la alfombra



La basura debajo de la alfombra

Falta de confianza en el pueblo

Estamos viviendo en nuestro país hechos cruciales que pueden tener gran repercusión sobre su futuro, en el sentido de que su interpretación errada puede producir grandes confusiones y desorientar la lucha popular por justicia social y redistribución equitativa del poder.
Nos apresuramos a realizar algunas puntualizaciones sobre cuestiones esenciales para tratar de contribuir al debate de estos días, aun a riesgo de que nuestras reflexiones merezcan correcciones que nos preparamos a aceptar humildemente.



En primer lugar:
- la herramienta de la huelga, utilizada en esta instancia por ADEOM no debe caer en la rutina irreflexiva y debe examinar cuidadosamente los resultados políticos de la misma. O sea, que se deben de tratar de eliminar medidas de lucha rutinarias que afecten a la población antes que dañar a los patrones, que es su efecto deseado. Para ser más concretos, nos imaginamos, tal vez ingenuamente, por ejemplo, la acumulación de basura sin recoger afectando selectivamente a poderosos y no al pueblo en general y concitando la simpatía del mismo. Nos imaginamos también un paro del transporte no cobrando boleto y, en cambio, repartiendo folletos explicativos sobre los motivos del gremio en cuestión y no dejando a la población a pie. Nos imaginamos grupos de acción directa organizados por los sindicatos apoyando a medidas de los mismos y atacando asimismo intereses de los poderosos de alguna manera.


Por el otro lado:
- nos imaginamos a una fuerza política popular recurriendo a la organización de sectores del pueblo para combatir los flagelos que afectan a todos; en materia de seguridad a brigadas populares coadyuvando con la policía; a grupos de voluntarios, que en este caso de la huelga de ADEOM no faltaron, por cierto, ayudando a los obreros del sindicato a recoger la basura y a eliminar los focos de contaminación. Nos imaginamos a un gobierno popular que impulse la solidaridad de clase con los trabajadores y la participación y no implementando medidas de fuerza contra los mismos ni alentando desde las tribunas oficiales enemistades entre diferentes sectores del pueblo. Nos imaginamos a un gobierno popular que se apoye en las masas y no en  un aparato militar cuya contaminación con ideas prepotentes e imperialistas está probada históricamente y que jamás ha abjurado de las mismas y a un gobierno popular que impulse la aplicación de la justicia y no aliente una vuelta a la espiral represiva que vivió nuestro país en particular a partir del gobierno cripto-dictatorial de la ridícula e infame copia de fascista de Pacheco Areco.


Cuando un gobierno elige declaradamente apoyarse en nuestras perniciosas fuerzas armadas que no son otra cosa que “la prolongación de las que había en la dictadura”, está ya manifestando implícitamente su falta de confianza en el pueblo.

Ricardo Ferré




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