Del libro "Yo soy Rufo...y no me entrego"
Del militante tupamaro Ricardo Perdomo,
corregido y actualizado por su autor
EL
BASTARDO (BORDABERRY)
Juan María Bordaberry, es hacendado
latifundista, propietario de decenas de miles de hectáreas e integra un gran
grupo económico, con intereses en la banca y el comercio agroexportador. En la
misma Casa de Gobierno, andaba al estilo gángster, con una pistola al cinto; al
decir de Ferreira Aldunate:
“Enorme, imponente, un cañón negro
inmenso”.
María ll. (Bordaberry) es hijo de
uno de los principales fundadores del ruralismo, el alita más reaccionaria y se
le conocía como “el hijo bastardo de la comadreja colorada” (Nardone).
Bordaberry fue Senador del P. Nacional. Fue Ministro de Ganadería y Agricultura
por el Partido Colorado.
Ya como Presidente Colorado, uno de
sus primeros actos fue; devaluar la moneda en un cien por ciento. Destacamos
algunos aportes más de Juan: Envía a la Asamblea General el Proyecto de Ley de
Seguridad del Estado, el diez de julio de 1972. (redactado por Dardo Ortiz, si
el informante de la Reforma Monetaria y Cambiaria, como legislador blanco en
1959) aquí colaboran: W Beltrán, E. Paz Aguirre y Néstor Bolentini (ya
cristiana y definitivamente enterrado).
Mario Benedetti, nos relata otras
“virtudes”, de la “Ley de Seguridad...
“...autorización permanente para
efectuar allanamientos sin autorización judicial; tácito permiso para invadir
locales de enseñanza; virtual visto bueno para matar, siempre y cuando el
crimen sea cometido por las fuerzas represivas. Estas y otras por el estilo son
las novedades progresistas que la nueva ley intenta incorporar a la vida
comunitaria...”
Más: “asociarse para atentar contra
la constitución” le corresponde una pena mínima de diez años de prisión. Ley
que funcionará con el pasaje de civiles a la competencia militar y los jóvenes
serán condenables a los diez y seis años de edad. La expresión práctica de la
nueva escala del crimen Estatal, es computada por más de setenta atentados
denunciados. Todos contra la izquierda, repartidos entre: familiares de presos
políticos, locales del F. Amplio; profesores, librerías y abogados defensores
de presos políticos. Y cientos más sin denunciar ni aclarar hasta hoy, con la
complicidad de las fuerzas represivas, que nunca detuvieron a nadie a pesar del
colorido armamento empleado a saber; ametralladoras, bombas de expansión,
incendiarias, bazucas, rifles de precisión y otros artefactos para sembrar un
“sano” terrorismo. Los profesionales Bardesio-Benítez, nos han explicado que el
armamento salía del Ministerio, de Jefatura y del arsenal de países con
“gobiernos amigos”.
Bordaberry Represor: “Ley de
seguridad del Estado: 10.7.1972.
Bordaberry asesino: Decreto de
guerra interna 9.9.1971 ampliado el 15 de abril de 1972. Bordaberry, condenado
por los hombres: Ley de suspensión, prohibición y persecución de todo tipo de
organización sindical 30.6.73.
Bordaberry retrógrado: intervención
de la Universidad de la República el 28 de octubre de 1973.
EL
BASTARDO
Bordaberry liquidador: disolución de
las organizaciones, políticas 28.11.1973. A. Bordaberry le faltaba una página
del documento golpista y con familiaridad de clase le pide a F. Aldunate: “¿no
podrías prestarme la página cuatro?, porque en mi ejemplar está bastante
borrosa”.
Bordaberry condenado por Dios; el
Obispado de la Iglesia Católica condena las torturas a que son
sometidos los prisioneros; Bordaberry responde: “Defiendo el rigor y la
exigencia del interrogatorio”.
Nuevamente Ferreira, lo condena así
para la historia: “El que crea que él fue un títere en manos de un sector
levantisco de las Fuerzas Armadas, comete un gravísimo error, Bordaberry
realmente encabezó el movimiento. Fue a la vez tan tonto que creyó que podía
ser jefe civil de una dictadura militar”.
Bordaberry el gorila, opina así frente
a la internacional del gorilaje argentino-brasilero; “Deberíamos enojarnos
porque no nos invitan a ésa unidad contra el comunismo”.
Bordaberry es puntual asistente a
misa los domingos. Algo, es algo.
Bordaberry juez supremo decide que:
“La conducta de las FF.AA. ni directa ni indirectamente, será sometida a juicio
de la ciudadanía.”
He aquí la sorpresita: Bordaberry
por Ballestrino: “Yo era Coronel por esa época. Bordaberry, de acuerdo a lo que
siempre expresó, quería hacer una revolución. Es decir, cambiar el sistema
político nuestro, quitarles poder a los políticos tradicionales...yo creo que
él se afirmó mucho en el pensamiento de José A. Primo de Rivera a través del
señor Pacheco Seré que era un hombre muy culto y excelentísima persona,
patriota y gran nacionalista. Entonces él buscaba la desaparición de los
Partidos y volver a otro sistema. Y fíjese que hasta los propios militares se
negaban a la desaparición de los Partidos “.Bué, con esta manito de
Ballestrino, tenemos un bosquejo incompleto aun de las bestialidades que
existen en ciertas clases del paisito.
Algunos datitos de la propia
Universidad de California: “En 1976, teníamos la medalla de oro en exiliados;
uno de cada cinco Uruguayos; la de oro en torturados; uno de cada cincuenta; la
de oro en encarcelados, uno de cada quinientos.
Sí hermano, a ésta clase de
monstruos hay que liquidarla, tenemos que juntarnos, organizarnos, amorralar
balas, montañas de balas.
Tenemos la obligación de cumplir la
sentencia que pesa sobre Bordaberry y su banda armada.
¡La sentencia se cumplirá!
DE
“LA 15” AL “FORO”
EL
PACTO DEL SILENCIO (SANGUINETTI)
Sanguinetti: “Primero que nada ésta
conversación no ha existido, si usted algún día dice que la misma ha ocurrido,
yo diré que eso es mentira”.
Juan Pablo Terra; “Me transmite, de
parte de Bordaberry, que éste estaba consternado y que quería hacerme saber que
deploraba las acciones del “Escuadrón de la Muerte”” y que ellos habían tomado
todas las medidas pertinentes para que ello no ocurriera nunca más”.
J. P. Terra; “Me gustaría saber cómo
es que una cosa que ustedes dicen que son fantasías mías, que no existieron
nunca, según sus propias palabras; como es que saben entonces, que una cosa que
no existe va a dejar de existir?”.
Sanguinetti: “Si esto ha existido o
no el Presidente no lo sabe ni va a dar opinión, pero puede decir que no va a
existir más.”
J. P. Terra: “Vamos a dejar de lado
como es eso de que no sabiendo que existe, sabe que va a dejar de existir; pero
le preguntaría, le pediría por lo menos que me dijera, qué tipo de medidas o
disposiciones ustedes han tomado que lo llevan a pensar que eso no va a operar
más “.
Sanguinetti: “Hay personas que han
sido enviadas al interior del país alguno ha sido enviado al exterior y otro
fue embarcado y ha salido a navegar”.
En 1985, dice J. P. Terra: “Yo sabía
perfectamente, que los tres funcionarios Policiales que habían sido compañeros
de quién presentó, testimonio en la Comisión Parlamentaría fueron trasladados
al interior. Uno de ellos estaba en el pueblo de El Carmen, en Durazno. También
por esos días un alto funcionario que había ocupado el cargo de Director
del Ministerio del Interior (Manini Ríos) fue transferido como agregado a
nuestra representación diplomática en Brasil. A su vez el Capitán Náder fue designado
al frente del “Huracán”. Para mi eran cosas que le daban consistencia al hecho
que realmente se habían tomado medidas con quienes estaban involucrados en los
hechos que yo había denunciado”.
Sanguinetti le para la mano a su
hermano, éste iba a firmar un documento que sellaría una dudosa paz con la
guerrilla en 1972, bajo la presión de “los mandos”. “Es como si te dieran un
golpe”, -le decía a Bordaberry.
Sanguinetti trabajó como un perro
para sacar adelante” su ley de enseñanza”, en 1972 como Ministro de Educación y
Cultura, ley que elaboraron junto con Pacheco Seré. -Según Ballestrino-
“Patriota y gran nacionalista”.
Seguramente la desaparición del
Profesor Julio Castro, tuvo que ver con sus comentarios sobre la “ley de
enseñanza” de Sanguinetti-Seré.
Decía el Profesor Julio Castro:
“está ley va contra toda tradición educativa del país; sirve en primer término,
a una obsesión policial; esgrime constantemente la amenaza, el castigo,
la expulsión; acogota la espontanea y libre manifestacion de la vida juvenil
distorsiona -hasta exigir la
delación y el espionaje- la fraternal relación entre profesores y alumno. Y por
último: “Es fruto de una mentalidad enferma, obsesionada por la caza de
brujas”.
Como provisorio broche de oro, éste
“Pequeño Ayuda memoria” fechado en el mes de agosto de 1994 firmado por Héctor
Rodríguez:
“Después de la balacera y el
apaleamiento ordenados durante el operativo del que se hizo responsable el
Ministro Gianola el 24 de agosto, escuchamos al doctor Julio María Sanguinetti justificarlos
implícitamente diciendo que se trataba de cumplir una resolución de la
justicia.
La innovación al cumplimiento de las
resoluciones de la justicia le cae tan mal al doctor Sanguinetti como un par de
metralletas a San Francisco de Asís. Aparte de que su presidencia transformó la
ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado en una ley amnistía
general e irrestricta para terroristas de Estado, todavía fue un poco más
lejos.
Basta recordar al sumario
administrativo, dispuesto en el Banco Hipotecario por el directorio que
presidió el Dr. Kneit, y su ulterior derivación a la justicia.
Cuando ésta empezó a procesar por
delitos que se hicieron evidentes, el Poder Ejecutivo, del que era titular el
Dr. Sanguinetti, interrumpió el proceso invocando la caducidad de la pretensión
punitiva del Estado, más allá de todo lo previsto en la ley y de lo admitido
por los militares”.
Quien lo votó, que lo sufra, muy
malo para los que lo sufrimos a nuestro pesar. En junio de 1989 el ex diputado
Justicialista, Miguel Unamuno hizo la intermediación entre la parejita del
plata Menem-Sanguinetti, para dar cobijo en Uruguay a los traidores montoneros
Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía; a cambio, Menem incluiría en el indulto
a los genocidas argentinos y uruguayos acusados de los crímenes a los
parlamentarios; Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruíz.
El indulto que “liberó” a las bandas
criminales argentinas; gracias a Sanguinetti transformó en intocables a los
criminales: José Gavazzo, Manuel Cordero, Jorge Silveira, Campos Hermida,
Ricardo Medina y Jorge Matos, entre otros.
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