Encuestología, zapateros a nuestros zapatos
Soy de los que se comieron la pastilla de las encuestadoras. Ahora he leído sus supuestas autocríticas y no encuentro que sean eso. De modo que ha llegado el momento de dos cosas.Hacer nuestra propia autocrítica, y criticar a las encuestadoras
Todas las encuestadoras daban por hecho que el FA no alcanzaría la mayoría parlamentaria, y que el resultado de noviembre era cuestión abierta. Ambas cosas resultaron falsas.
Separémoslos en dos categorías, el Sordo y los demás. Todos se equivocaron y ahora quieren zafar sin ir al fondo del problema. Pero lo del Sordo ya es grosero. Toma partido abiertamente por uno de los bandos.
Pues bien, me parece que todos nosotros nos parecemos al Sordo, hemos tomado partido y está bien, pero dejamos que eso deforme nuestra visión de la realidad, y no está bien.
Dejaré de hablar en plural, y hablaré como “yo”, porque solo puedo hablar de mi propia autocrítica sin cargarle a los demás mis errores. Pero antes de eso completaré ese concepto general.
“Nosotros” somos los que pensamos que el gobierno frenteamplista ha traicionado los intereses populares o sus expectativas, queremos que el pueblo tome plena conciencia de esto, y trabajamos de varias maneras para eso
Y al mirar la realidad, nos influyen las ganas de que eso pase, como a todo el mundo.
Como el Sordo pero para el otro lado, él tiene ganas de que retorne al gobierno la vieja derecha y lo ha demostrado groseramente. De ciencia, nada. Pero antes, digamos algunas ideas sobre nosotros, y ya tendremos tiempo de profundizar
Es evidente que estamos tratando de pescar con una caña de orilla en medio del océano. Y además varias cañas diferentes disputando los pocos peces que andan a nuestro alcance. Si nuestra captura es mínima no es porque no haya pesca. No tenemos las formas políticas adecuadas al problema que tenemos en frente; y lo peor es que atribuimos siempre las dificultades a factores externos, queremos que la realidad se adapte a nosotros, y la criticamos por no hacerlo. De allí a la teoría conspirativa solo hay un paso, y alguno optó por darlo
Por ahora dejo aquí los temas generales, voy a lo que a mí me toca
Partí de una suposición que di por hecha, que el Frente no alcanzaría la mayoría parlamentaria. A partir de allí me figuré un escenario político. Algunas cosas de eso se mantienen, y otras no.
Tendremos un gobierno frenteamplista con Tabaré en la presidencia y con mayoría parlamentaria sin holgura. Un Frente con una correlación interna diferente, y una pequeña oposición por la izquierda que antes no era visible excepto en el movimiento social. Ese escenario es tema de análisis, pero es otro tema
Cuando me propongo entender el error que cometí, me sirve entender el error de las encuestadoras porque me dice lo que no tengo que hacer
Lo que no tengo que hacer es no tener en cuenta los cambios de relación y conducta de la gente con el Estado. Parece cada vez más claro que el FA ocupa un lugar similar al viejo batllismo, está en vías de transformarse en el nuevo partido de Estado, y ese proceso está muy avanzado. El afianzamiento del FA como partido de Estado y el desplome del Partido Colorado son dos caras de la misma moneda
Pero al mismo tiempo, el país ya no es el mismo que en los tiempos del batllismo. Retomo entonces lo que comencé a plantear hace diez años, el de una tercera generación -la generación Siglo XXI- de la burocracia política de gestión del estado capitalista uruguayo: la burocracia frentista, que es continuadora de la burocracia batllista en diferentes condiciones, y que tiene todavía vida por delante. Pero me apuré demasiado a encajonar mi idea.
¿Por qué? Porque le creí a las encuestadoras. ¿Pero por qué les creí?
Porque no quiero que eso pase, porque me gustaría ver una muerte más rápida de la burocracia frentista, porque pensé con los deseos. Si los gurúes encuestólogos se dejaron llevar por su deseo de volver a atrás, yo por el mío de ir más para adelante.
No puedo afirmar que la burocracia frentista vaya a tener una vida de un siglo, pero ya vemos que más de una década tiene. Y eso ha sido suficiente para empezar a cambiar la relación del Estado y la población, y el asentamiento del Estado en la sociedad, en una forma que le permite sacar provecho de ello.El lulismo es un modelo muy visible, y está más adelantado en ese proceso
Por encajonar demasiado rápido esa idea que tenía no presté atención a sus consecuencias políticas presentes.Mea culpa.
Voy a tratar de entender el error que cometieron las encuestadoras para sacar conclusiones que puedan ser útiles para nuestro propio análisis crítico de la realidad.
Lo primero es su falta de espíritu científico. Las “fichas” de las encuestas solo tienen datos anodinos. No explicitan los criterios de evaluación de los números crudos, que es lo más importante. En las entrevistas televisivas luego del papelón siguen escurriendo el bulto con la actitud del artesano medieval de la “técnica misteriosa” (disfrazada de lenguaje científico) que no quieren compartir. Una ridiculez viendo los resultados. Lo primero que hizo la ciencia moderna es abolir el secreto del conocimiento. El tema ya ha sido puesto en discusión, y ya se habla de legislar
Sus excusas son pueriles. Hablan de problemas de “herramientas” saliendo por la tangente. Entre las distintas encuestadoras usaron todas las herramientas (se refieren a los medios y procedimientos de las encuestas que fueron cara a cara, teléfonos fijos, celulares, Internet, etc.), y todas se equivocaron. Resulta claro que el error es independiente de la elección de la herramienta o su forma de uso. Lo que Natura non da Toolbox non presta.
De modo que el error de las encuestadoras está en otro lado.
El único que aportó algún dato importante fue Óscar Botinelli al presentar los resultados de la encuesta a boca de urnas, el domingo a las 20:29.
Los compañeros que quieran saltear la explicación matemática (ocho párrafos) pueden ir directamente al subtítulo en negrita:En resumidas cuentas.
Pero yo no puedo omitirla porque no tengo mentalidad de artesano medieval.
Bottinelli explicó que los circuitos relevados se elijen definiendo un universo muestral paralelo al de 2009. Cuando un entrevistado responde, dirá que votó por el partido a, b, c, d, e, f, g, o blanco/anulado (x), o no contesta (n). Entonces el total de votos de la muestra es igual a a+b+b+d+e+f+g+x+n. Pero debemos distribuir esos que no contestaron pero votaron entre los partidos.
Si comparamos ese mismo circuito en 2009, esos que no contestaron resultaron distribuidos en una forma que se sabe por el escrutinio. Entonces resultaron unos cociemtes A/a, B/b, C/c, etc., el factor que va de la encuesta al resultado del escrutinio. Aplicando esos ajustes a la encuesta de 2014 llegamos a un resultado presunto.
Tomamos nuestro universo muestral del 2009, los circuitos C1, C2, C3... en un universo muesral. Cada circuito se distribuye en los partidos A, B, C... en su propia forma, y en el total general hay también valores de totales por partido. Tenemos entonces la suma de un montón de cifras, A1, B1, C1... A2, B2, ... A3...
Si en vez de encuestas a boca de urnas son encuestas previas de intención de votos solo cambia la forma de clasificar los datos pero no la lógica. Tendremos casos ordenados por edad, sexo, lugar de residencia, ingresos, situación ocupacional, nivel educativo, voto en elecciones anteriores.
Siempre tendremos el mismo problema y la misma solución. Una encuesta de la vez anterior desagregada, un resultado de la vez anterior desagregado de la misma manera, una serie de valores de ajuste que nos llevan de esa encuesta vieja a ese resultado vieja. Y tenemos también una encuesta actual desagregada en forma que coordine con la encuesta anterior.
ENTONCES tomamos esa serie de valores de ajuste del pasado y la aplicamos a los nuevos datos, sumamos los datos ajustados... et voilà. Estimación del nuevo resultado.
Y como Bottinelli es cualquier cosa menos bobo, sabe que eso no es suficiente, y se necesitan otros ajustes. Las personas cambian y cambian las personas.
Las personas cambian porque envejecen y cambian de franja etaria, se reciben y cambian de categoría educativa, se jubilan, quedan sin empleo y sin ingreso, o consiguen un mejor empleo, o pelean por su salario y ganan, y mejoran sus ingresos. También cambian porque cambian de forma de pensar, y cambian de forma de pensar porque las cosas cambian.
Y además cambian las personas. Se mudan, renuevan su credencial y se pasan de un circuito a otro. Son diferentes personas. Pero sobre todo hay nuevos votantes jóvenes que antes no votaban y hay otros que murieron y ya no votan.
Bottinelli notó que los nuevos votantes eran más frenteamplistas que blancos y colorados, y los muertos eran más blancos y colorados que frenteamplistas. Entraba una cosa por una punta y salía otra totalmente diferente por la otra. El simple paso del tiempo obliga a modificar esos valores de ajuste.
Pero notó también que en la punta de los jóvenes, ya no era tan fuerte esa diferencia. Antes, el predomino de los frentistas entre los jóvenes era más clara, ahora es más atenuada; pero en la otra punta no, porque los muertos no hablan ni cambian sus opiniones. Todo eso requiere un ajuste del ajuste. ¡Bien, Bottinelli!
En resumidas cuentas
La empresa encuestadora tiene una encuesta hecha en el pasado (en realidad una serie de encuestas en secuencia) desagregada en datos clasificados, un resultado final en el pasado que es un dato cierto, y un modelo de comportamiento relevado en el pasado que se expresa en una serie de valores de ajuste que van de esa encuesta o encuestas del pasado a ese resultado del pasado. Tiene unaencuesta de hoy que se clasifica de la misma forma que la del pasado. Toma esa serie de valores de ajuste, los ajusta a su vez de acuerdo a variaciones generales que sabe que han ocurrido en la población, e infiere de esto una forma de interpretar los datos de la encuesta de hoy. Y con eso llega a un resultado estimado en el presente.
Pero hay un problema.
Cuando mido, comparo magnitudes. La magnitud con la que mido no puede variar, o debo conocer su variación y tomarla en cuenta. Si mido con una regla metálica que se dilata con el calor y quiero una precisión muy grande, debo tener en cuenta esa dilatación. Para eso necesito otro instrumento como ser un termómetro.
Si supongo que mi magnitud de referencia es invariable, pero varía y no tomo en cuenta esa variación, mido mal.
Las variables que miden el comportamiento del elector solo me sirven si ese comportamiento responde a factores invariables. Aquí Bottinelli ha considerado solamente la variación que provoca un factor: los muertos (y los demás encuestadores presumiblemente ninguno).
Y todos han considerado que en un factor clave el comportamiento sigue igual. Los frenteamplistas tienden a manifestar más abiertamente su voto, en el otro extremo los colorados tienen más reservas.
Por lo tanto, para llegar de la encuesta al resultado, tengo que incrementar ambos valores por los que no contestaron, pero los frenteamplistas un poquito, y los colorados un incremento mayor.
¿Y qué pasa si esa diferencia de comportamiento se ha ido emparejando? ¿Si hoy los frenteamplistas se parecen más a los colorados?
Entonces terminaré subestimando el voto frenteamplista ysobrestimando el voto colorado. Eso es exactamente lo que pasó.
“El voto silencioso termina siendo de los frenteamplistas” dijo Lacalle luego de las elecciones.
¿Pero qué es eso que se llama “voto silencioso”? No hay ningún misterio allí
Silencioso, por una parte, es el voto frenteamplista desencantado que se hace desde el borde, dubitativamente, decidiéndose a último momento. Es el voto que el Frente está a punto de perder. Votan, pero ya no cantan “soy del Frente”.
Silencioso también, es el voto pasivo de los sectores que son captados por la política asistencialista y por la condición de “partido del Estado”, como era el voto tradicional colorado. Que tampoco canta “soy del Frente” porque vota pero no ES del Frente, solo toma del partido-estado lo que le sirve
Cuando analizamos los resultados de las internas de junio señalamos que el Frente Amplio, históricamente, ha multiplicado sus votos de junio a octubre por 2,5 y para llegar a la mayoría parlamentaria necesitaba hacer lo que hizo pero creí que no podía hacer: multiplicar esos votos por 3,2
Dije en ese momento que ese efecto multiplicador estaba apoyado hasta hace poco en un gran jugador que ha sabido meter los goles históricos pero que últimamente ha venido enflaqueciendo y juega a media máquina, la militancia.
Habría entonces que suplir esa carencia con otro jugador que, para el Frente es un jugador con grandes dificultades, la campaña mediática.
Es un recurso caro, y el Frente no cuenta con los propietarios de los principales medios. No parecía lógico esperar muchos más goles de un equipo más débil.
Pero había en la cancha un jugador al que no habíamos prestado atención: El carácter de partido-Estado que ha venido adquiriendo el Frente Amplio. Y ese jugador pelotea lindo con el jugador mediático, se la pasan y devuelven continuamente, como lo vimos en esta campaña.
El gobierno aprovechando cada cosita para agregar un “logro más” a la lista, Mujica parándose prácticamente en la raya y metiendo la “mano de Dios”, etc.
Así, la campaña mediática del Frente, sin tanto swing ni fotoshop, logró una penetración mucho mayor.
Esto va mucho más allá del “abuso” o “inconstitucionalidad” del que se queja la oposición. El partido-Estado puede ser como el PRI mexicano en su época de oro, pero aquí se parece más a un Partido Colorado modernizado.
Las exigencias de modernización del capitalismo, a veces, debe realizarlas una fuerza política que esté más despegada de los intereses de corto alcance de la clase dominante, sobre todo una clase dominante como la que tenemos, El Frente Amplio logró hacer varias transformaciones necesarias, así como el batllismo lo hizo hace un siglo.
Para complementar esto vamos a referirnos esa gran contribución intelectual del Sordo, su valoración de la consigna de Lacalle Pou “Por la positiva” a la que considera -o consideraba, si le queda algo de sentido común- el gran éxito de la campaña.
En realidad esa tontería de Lacalle es solamente la única que le quedaba. “Por la positiva” está el que no puede ponerse a criticar demasiado, y no puede ponerse a criticar quien tiene que reconocer que está de acuerdo, porque el otro lleva adelante su mismo programa de clase pero mejor que él.
Llegamos por todos lados a lo mismo, el FA es el nuevo partido-estado, desplaza en eso al viejo PC y es una versión más moderna y eficaz y por eso el PC se desmorona, el PN al responder a la clase dominante no tiene más remedio que subordinarse pataleando como siempre hizo.
Como el FA viene de ser un partido de alternativa reformista de la vieja socialdemocracia, esa reconversión no está aun totalmente comprendida. Y su base electoral responde a esas DOS condiciones diferentes, y las suma. Lo que queda del apego a la vieja socialdemocracia y la ventaja política del nuevo partido-estado.
Las encuestadoras estaban acostumbradas a medir al FA por el viejo criterio. ¡Ah, Bachelard! El conocimiento anterior es elprimer obstáculo en el conocimiento de lo nuevo. Nosotros cometimos el mismo error. Yo, al menos.
En este tema todavía queda mucho paño para cortar. El primero de ellos es todo lo que tiene que ver con nuestra acción política.
Diez años no son mucho para construir una nueva forma de administración del estado capitalista. Cinco años pueden alcanzar para corregir los problemas que ha encontrado la nueva burocracia de gestión capitalista en este terreno nuevo y “renovarse” dentro de ese rol, que es lo que no ha sabido hacer hasta ahora. El FA puede volver a ganar en el 2019, o no. Es muy pronto para decirlo.
Pero diez años son demasiado tiempo para que no hayamos podido construir una nueva alternativa política
FERNANDO MOYANO
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