Variadas son las explicaciones sobre el resultado de la primera vuelta de las elecciones nacionales del 26 de octubre de 2014. Por un lado se destaca la “pifia” de las encuestadoras de una contienda electoral “reñida” que terminó siendo aplastante. Ni juntando todos los votos restantes se puede alcanzar en la segunda vuelta al que salió primero. Conviene, reflexionar sobre el fenómeno que marcará un antes y un después. De mantenerse la tendencia regresiva el Partido Colorado camina rumbo a su extinción o a la nula incidencia parlamentaria. El Partido Nacional, si bien creció aproximadamente dos puntos, su tendencia en el largo plazo puede estar indicando el estancamiento de tal colectividad. El ganador, el Frente Amplio consolidó el respaldo de la gente, siendo lo más significativo, los votos de los barrios más pobres de Montevideo y los votos en varios departamentos donde era minoría. El Partido Independiente con un senador y tres diputados vio frustrado el objetivo de transformarse en el “partido bisagra”. Los partidos menores tuvieron el mérito de lograr representación parlamentaria, UP (26869 votos); darse a conocer, PERI (17835 votos) y permanecer, PT (3812 votos). El “progresismo” consolidó lo obtenido en 2009 que renueva en 2014. Reflexionando, ¿por qué se han dado estas cifras? Da la sensación que se aplica la teoría liberal del goteo.
Los años de la dictadura cívico – militar fueron para aplastar al pueblo e instaurar el modelo económico (neoliberalismo). Instauraron las bases para desregular la economía a favor de las empresas multinacionales, flexibilizar las relaciones laborales y mantener el control político sobre el pueblo. La apertura democrática de 1985, otorgó libertades públicas y sindicales pero nació renga: surgió del pacto del Club Naval donde tres partidos políticos pactaron con la jerarquía militar (JJ.OO.GG.)[1] lo cual ocasionó que la democracia que apuntó primaveral en los hechos fuera tutelada por el poder militar. Así el permanente chantaje militar y la complicidad de partidos políticos (tradicionales y progresistas) terminaron dando como saldo que los crímenes de lesa humanidad quedaran impunes en Uruguay.
Sobre el final del gobierno de Sanguinetti (1985-1990) seguido por Lacalle Herrera (1990-1995), los organismos internacionales Banco Mundial, Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, (BIRF), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acordaron instrumentar “políticas de desarrollo redistributivas” a través del crecimiento económico en los países pobres. Cabe acotar que políticas de desarrollo son las que generan avanzada industrialización y alto nivel de vida de la población (alto desarrollo humano). El crecimiento económico es el aumento del valor de bienes y servicios finales producidos por una economía (país o región) en un determinado periodo (normalmente en un año), denominado producto interno bruto (PBI).
¿Cuál es la trampa de los organismos de crédito que dirigen y financian nuestra economía? Que exista crecimiento económico y no desarrollo económico. En esto está basada la economía de mercado para los países subdesarrollados. Desde esa fecha (1990) hasta el presente han venido preparando a las economías de los países pobres modificando sus leyes (desregulaciones) para que ingrese el capital o inversión extranjera (países ricos o multinacionales) con condiciones favorables para ellos. Esta inversión hace crecer el PBI (producción de bienes y servicios) favoreciendo al país en cuanto a que paga menos deuda externa. Por ello, Uruguay se preocupa de crear más energía, no para generar desarrollo económico sino para que los inversores extranjeros la usen (pagándola nosotros) de ahí la Regasificadora, los planes energéticos, Botnia-UPM, Montes del Plata, la tercer pastera anunciada en el Río Negro, el puerto de aguas profundas, etc.
¿Qué tiene que ver todo esto con las elecciones nacionales? Mucho.
Los inversores extranjeros a través de los Organismos de Crédito vienen sugiriendo a los países pobres, desde 1990, que se deben adoptar políticas de “descompresión social”.
¿Qué es la teoría del goteo? Imaginemos un vaso cualquiera, comenzamos a echarle agua hasta que se llena. El agua representa al PBI (la producción de un año), la altura y ritmo del agua constituye el crecimiento económico. Sólo en tiempos de bonanza económica el agua llega al borde, en el desborde comienza el goteo. De acuerdo con esta “teoría” con el goteo comienza la distribución entre el pueblo. El vaso lleno se lo llevan los inversores extranjeros, los bancos, los exportadores-importadores, los grandes ganaderos y grandes agricultores, el comercio y los gastos del Estado (en ese orden).
¿Qué fue lo que pasó con los partidos políticos?
Colorados y blancos sostienen que sus gobiernos nunca tuvieron períodos de bonanza, por lo tanto el reparto hacia el pueblo fue insignificante, se beneficiaron los grupos económicos poderosos (antes descriptos). Lo real fue que no le prestaron atención a los bancos de créditos extranjeros (con los cuales todos los uruguayos estamos endeudados) que sugirieron “la descomprensión económica” o goteo. Para estos organismos era posible aunque no se desbordara el vaso, claro primero el país debía cumplir con los compromisos con el exterior.
¿Qué pasó con el Frente Amplio (o progresismo)?
Cumplieron con la teoría del goteo, con lo que sobró instrumentaron los planes de ayuda a la población (emergencia, equidad, juntos, IVA-tarjeta de crédito-débito, etc., etc.).
Con ello se ganaron el apoyo de la población, fueron más hábiles que los partidos tradicionales (que recurrieron a los ajustes fiscales y a las políticas de shocks). La teoría del goteo (o planes de asistencia) disfrutaron del aval de los organismos de crédito internacionales, de los países desarrollados. De esta manera sostenemos la dependencia económica, no desarrollamos la industria y continuamos sin desarrollo económico, elementos indispensables para el bienestar de la población (educación, vivienda, seguridad, trabajo, jubilación, recreación). ¡Con cuán poco se conforman los pueblos…! El pueblo uruguayo es profundamente conservador, lo poco que tiene aunque sea una miseria lo defiende. La vida para el pobre es una eterna subsistencia de sinsabores.
¿Tenemos responsabilidades los que no compartimos “la teoría del goteo”?
Claro que la tenemos. No hemos sido capaces de instrumentar una política alternativa organizada distinta al modelo capitalista que nos destruye. Nunca es tarde para reaccionar, quizás deberíamos reflexionar con el conjunto: ¿Cuál es el modelo de desarrollo que necesita Uruguay? ¿Qué es ser de izquierda, estar en la dirección contraria al que está en la derecha o buscar soluciones que inicien un proceso de eliminación de la desigualdad? ¿Caminar hacia una sociedad democrática en lo político y en lo económico? ¿Queremos el gobierno o el poder para imponerle al otro nuestra voluntad? ¿Eso es democracia? Probablemente, si queremos una sociedad distinta a la actual, debamos reflexionar y resolver con el conjunto (no hablo de los caminos, ellos son definidos por los pueblos, llámense electorales o como sea). ¿Seremos capaces?
Manuel Marx Menéndez
Villa del Cerro- Uruguay
13/12/2014
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