Tomado del libro del militante tupamaro Ricardo Perdomo
"Yo soy Rufo...y no me entrego"
corregido y actualizado por el autor
Parte X
"Yo soy Rufo...y no me entrego"
corregido y actualizado por el autor
Parte X
CATEGORÍAS SOBRE “EL ENEMIGO”
LA ORGANIZACIÓN DENTRO DEL CAOS
EL
NÚCLEO DE VIGILANCIA Y EL APARATO PARALELO
El proyecto
original elaborado por los asesores y agregados norteamericanos, como iremos
viendo, se cumple sobradamente bien.
Según nos relata el espionaje, al principio se
vivieron algunos pequeños inconvenientes, que como es de suponer, fueron debido
a lo “novedoso” si nos referimos al hecho de “tocar” Ministros, Jueces y algún
personaje más que recién se podría estar desayunando sobre quién era quién, en
el paisito.
No existían
problemas en lo que era referido al adiestramiento del personal, pues se
realizaba “en directo”, sobre el enemigo, o sea, el pueblo.
Pero la cosa se
complicaba en lo que se refería a la aplicación teórica de las “clases”. Se
necesitaban locales, era bastante lógico, nadie quería quemarse si hoy o mañana
saltaban las infidencias, no por nada el nuevo Ministro, Giménez de Aréchaga,
quien conocía el intríngulis de la cosa y previa declaración de que “Todo debía
hacerse extraoficialmente”, dispone mediante orden verbal, la búsqueda de un
lugar donde instalarse.
Así la primera sede del
“Escuadrón de la Muerte” fue la novena seccional policial, previo breve pasaje
por el museo policial.
Más adelante se votará en el
Parlamento Nacional el presupuesto para el alquiler de un local que pueda pasar
como ajeno a todo y que será, según veremos, "Estudio Sichel".
La Dirección Nacional de
Información e Inteligencia (DNII) sería provista de un Jefe, títere a las
órdenes del Ministerio del Interior, o quizá, del mismo Presidente de la
República.
Esta Dirección coordinaría todas
las actividades de los distintos grupos de inteligencia, o sea,
"Escuadrones".
Los distintos servicios de las
Fuerzas Armadas conservarían una autonomía parcial, suministrando las
correspondientes copias de los informes de cada unidad de operaciones:
vigilancia, atentados, secuestros e información obtenida.
Copia para los superiores y para
el nuevo organismo, DNII.
Pero los asesores yanquis
destacados son eternos desconfiados, que esa es la verdadera esencia del
servicio de espionaje, el motivo de vida del servicio.
Razón por la cual siempre
conservaban una relación "amistosa" y directa con la base de cada
grupo, así fuese el más arrastrado de los milicos, la "amistad" se
traducía en informes de la tropa hacia sus propios jefes, y por otro lado el
obligatorio informe de los jefes sobre la tropa.
Control total y a dos puntas.
Del Ministerio salían y siguen
saliendo órdenes y armas para la vigilancia, la amenaza, la extorsión y el
crimen directo.
Uruguay fue el país donde se
concentró más "ayuda" norteamericana, dentro de los llamados
"países del tercer mundo", cuando comenzaba el año 1972, gracias a la
cual tocamos fondo y bajamos al inframundo cuartelero.
La CIA organizó el caos de
represión provinciana, le dio sentido, dirección, corrió el oro por dentro y
hacia afuera del país, mas para eso había un Parlamento aquiescente.
La CIA mantuvo y consolidó los
intereses de EEUU. Para ello era necesario, y así se hizo, eliminar de la
escena a la burguesía y a las organizaciones populares que le estaban dando
"jaque", amenazando peligrosamente su poder. No eliminó el poder de
éstos, sino que los obligó a replegarse afianzando a su vez a la oligarquía.
Caos dentro del caos.
Se formalizó "un
paquete" dentro del cual figuraban las categorías elementales de
"amigos", por un lado, más los que se mantuvieran
"neutrales" por los primeros momentos.
Por otro lado los
"enemigos" dentro de estos los "enemigos desarmados" y
"enemigos armados" que pasaron a ser los que se cubririan en un
primer momento.
Dentro de los "enemigos
desarmados" todo el conglomerado del "frente amplio" y otras
subcategorías de "subversión parlamentaria", "políticos
corruptos", etc.
El orden de prioridades fijado,
visto y demostrado, eliminación de gente armada.
Luego le tocó el turno al F.
Amplio, más tarde "tradicionales" blancos y colorados peligrosos.
Para estas prioridades
se "trabajó" sin cortes verticales, o sea que mientras el peso
de la represión caía sobre todos los grupos políticos con armas, las baterías
menores iban haciendo una especie de ablandamiento, con fusilería liviana como
de francotirador, involucrando dentro del parlamento y fuera de él a las
demás agrupaciones políticas no armadas.
Así bajo esta modalidad de
"combate", no se perdía de vista - mientras iban cayendo prisioneros
o muertos, en el escalón armado - a la "subversión" parlamentaria o
"políticos corruptos". Más avanzado el proceso de "guerra"
se ponen en juego otras creaciones del ingenio cívico-militar, aparecen los
"ilícitos económicos", categoría ésta que apunta -como indica el
título- a financiar la economía cuartelera, a saber: extorsión económica,
compra-venta de libertades, pago de rescates por secuestros, etc., etc.
No se anduvieron con chiquitas,
gastaron a lo grande el dinero del pueblo. Una sola baja se logró hacerles,
pero cuando se les destapó el funcionamiento clandestino del "Escuadrón de
la Muerte" moviendo hilos, asesinando, amenazas y secuestros mediante, lo
legalizaron con sucesivos decretos.
No vaya a pensarse que ha
cambiado mucho la cosa, hoy tenemos más de lo mismo en una versión corregida y
ampliada, con los viejos vicios y viciosos, pero incluyendo esta vez a buena
parte de la "izquierda". Tan contundente fue "el triunfo".
Cualquiera podría pensar que
ganaron, no es así.
La verdad verdadera ya veremos
que tiene ciertas partes bastante sutiles, el proceso de "la guerra del
Uruguay".
En lo que fueron las escaramuzas
y algunas batallas de constitución y leyes, fueron perdiendo terreno, porque el
poder a secas jamás estuvo del lado del pueblo, los hechos demostraron que
tuvieron que cambiar, y cambiaron las propias reglas del juego que ellos mismos
pusieron a funcionar desde la época de "la redota". Es decir, fueron
adoptando cambios con oportunidad y a tiempo, cambios que si bien no
representaron "grandes triunfos" para el pueblo, ni grandes derrotas
para el poder, tuvieron la virtud de hacer que la gente tomara consciencia de
su fuerza, en cuanto que lograsen un mínimo de organización.
Por otra parte, nunca las
tuvieron todas consigo en lo que se refiere a la lucha puramente de
"aparatos armados", cosa que vamos a ir dejando en claro inclusive
con ciertos detalles ocultos por una marea imponente de propaganda que, no sólo
no han detenido, sino muy por el contrario, se ha tornado más furiosa.
He aquí otra parte poco conocida
de la "guerra", que tampoco habla a favor de la patria ni de los
patrioteros de la época, ¡no vaya a creerse que cuando se publicaba el "decretazo",
recién en ese momento, poníanse los hombres de gobierno a sudar la camiseta
para poner a punto el mecanismo, no!; Pura psicología de masa.
El núcleo de vigilancia fue una
creación más de la CIA, incomprensible si uno desea ver mentalidades con cierto
nivel de "oficina estatal" común.
La CIA no descuidaba sus perros
fieles, aunque esto no les impedía reprimirlos ni dejar que metiesen la nariz
en sus planes. La CIA se organizaba de un modo semejante a un esquema de
círculos concéntricos, donde los sirvientes desgastados por el uso van
diluyéndose en los círculos externos, de los cuales veremos varios casos, y
otros "nuevos", con más empuje y más bríos van sustituyendo a
aquellos, siendo atraídos desde el centro del poder.
Era una categoría de sirvientes
"distinta", el ex sargento de radiopatrulla de Texas, César Bernal,
nos ilustra esto, canturreando una cancioncilla que siempre llevaba a flor de
labios... "Emilio se arrastra como un reptil". Se refería al
inspector Emilio Guerra, Director que era de la mayoría de los cursos de
entrenamiento policial organizados por los yanquis en Uruguay.
Guerra fue uno de los
instructores de los que se valió la CIA, tal como sucede en estos casos, era a
la vez usado y despreciado, no obstante les fue una pieza de importancia por lo
dúctil y sumiso, obedecía en silencio y con una botella de whisky lo
enganchaban para todo quehacer.
Los norteamericanos no lo tenían
muy en cuenta porque recibía dinero de una banda de contrabandistas, oportunamente
sería descartado por la CIA.
Ya había sido escogido todo el
personal de dirección, ahora los "asesores" buscaban elementos que
informaran y estuvieses dispuestos a cooperar aún en contra de las órdenes de
sus superiores, en el dudoso caso en que los superiores negasen su colaboración.
Y con estos toques va quedando afirmada y en manos de la CIA toda la estructura
policial, comenzando la consolidación de los militares con cuadros becados y
formados.
La infiltración de jefatura se
consideraba satisfactoria, aunque aún se podía ver algún toque más.
También en el Ministerio del
Interior se había logrado un buen trabajo. Era el momento de comenzar concursos
más avanzados y echar mano a las jefaturas del interior del país.
El "curso" exige
juramento de fidelidad al régimen establecido en EEUU y en Uruguay, aunque el
firmante de dicho documento debe negar en todo momento que dicho documento
firmado existe.
Para ser más atractivos los
"cursos", se donaban ciertos equipos, según el asesor Sáenz
"espejitos y collares", como parte de la ceremonia de clausura.
Otras donaciones comprendían
armas de fuego, el espionaje nos indica que al cerrar el año 1967, los
uruguayos recibimos una "donación" de 17.800 granadas de varios
tipos, de las que contenían agresivos químicos hasta las de fragmentación,
recargadores automáticos para la "Metro" y la Escuela de Policía,
equipos antimotines, cascos, escopetas de largo alcance (con un alcance
superior al registrado en los manuales) y otros adminículos.
De estas "donaciones"
los obreros, estudiantes y pueblo en general recibirían una parte considerable.
El coronel Borres, responsable de
los trámites aduaneros, sabía que no todo era consignado a la Embajada
norteamericana, porque había embarques que entraban como supuestos materiales
de propaganda para el USIS. Se recibieron además metralletas y armamento
pesado.
Como hemos visto, no hubo
improvisación de ningún tipo, sino por el contrario un largo, paciente y
estudiado trabajo CIA, organizado y armado. La coraza protectora de los
intereses norteamericanos con la incondicional colaboración de "nuestros
hermanos" aliados al extranjero.
Antes de pasar a escuchar y ver
accionando el aparato legal y clandestino, veamos una línea de trabajo más y
para qué se usa.
El núcleo de vigilancia toma
cuerpo en el aparato llamado "paralelo", dentro del propio aparato.
Este grupo de alegres policías
era pagado por su fidelidad total y sin condiciones, con puestos
"claves" para los asesores norteamericanos, no todo era tan malo para
los sirvientes, también había un dinero extra para tenerlos con una total
dependencia.
Algunos policías deben quedar
como reserva, en otros escalones, esto servía para mantener siempre la puerta
abierta con posibilidades de cambio, por si acaso hubiese algún díscolo.
La morbosa manía de espiar a los
superiores, la encontramos repetida hasta el imposible dentro del servicio de
los provincianos policías uruguayos.
Pasamos a mencionar la lista de
colaboradores; el primero de la lista es un elemento del que a pesar de hablar
mucho se sabe poco, y de lo que él mismo aportó es una versión bastante burda y
mentirosa, dentro de este marco, sabemos que fue un vulgar funcionario, de
nombre Nelson Bardesio; aspiraba a ser nombrado oficial de la Policía,
aspiración que el asesor norteamericano supo explotar, hasta el punto de
convertir a este infeliz en un verdadero monstruo.
Con su sueño a cuestas, decidió
tocar ciertas líneas políticas llegando a realizar una gestión con el entonces
senador Grauert, para que éste intercediera ante el nuevo Ministro del
Interior, Alfredo Lepro, a los efectos de lograr el traslado a una jefatura del
interior, nombrado a su vez oficial, retornando al cabo de un año a la capital
con un grado respetable.
No era mala la idea, tal vez de
haber logrado esto, muy otro hubiese sido el futuro de este milico que acabó
siendo, primero, un títere de los implacables yaquis que lo convirtieron en un
criminal estatal y luego, un "ortiba".
La especialidad de N. Bardesio
era la fotografía de laboratorio, aunque también se dedicó a la toma de fotografía
secreta. En el año 1970, compartía el trabajo de fotografía con sus funciones
en el despacho del inspector Aldo Conserva y el Subjefe de Policía Eliazar
Agosto, de más está decir qué mano lo colocó en ese despacho.
Nada sabemos de su vida actual,
para quién está espiando.
La segunda ficha del aparato
paralelo es Atilio Galán, este milico servía en "labores" de
provocación, esta es una categoría con sus correspondientes cursos.
En los '80, esta labor
estaba en manos del sacrificado milico Jauregui (a) "el chupete"
-según nos aporta J. Calace; Atilio Galán estaba responsabilizado de vigilar a
Jorge Vázquez, a instancias de los norteamericanos, Vázquez era un funcionario
del grupo del comisario Lucas, pero los yanquis lo tenían entre ojos por su
amistad con el coronel Santiago Acuña.
Recordemos que Acuña no les
ofrecía confianza a los yanquis por ser un borrachín, o quizás por otras
razones.
El tercer integrante de la lista
fue el que se vendió más barato, una verdadera ganga. Manuel Fernández Fleitas
recibe una "beca", para su viaje a Washington, algunas invitacciones
del asesor W. Cantrell, más tres mil pesos para gastos, originados por una casa
en parada cinco de Punta del Este, una camioneta de contrabando y un
departamento en la calle Joaquín Requena. No olvidemos que esta baraja los
asesores la tenían colocada como jefe de Interpol en el aeropuerto de Carrasco.
No por nada recibió su "beca" a la Meca del crimen. También es el
encargado de hacerse con los archivos que dejara el suicida Inspector Concepción,
en el Departamento de Maldonado. Cosa que narraremos enseguida.
Nuestro agente número cuatro se
llama Lemos Silveira, el asesor norteamericano W. Cantrell vio al
"cabezón" Lemos, recibió como el flechazo de Cupido, así pues, Lemos
se entregó de alma y corazón a los yanquis, a través de Cantrell. A partir de
allí Lemos Silveira se siente norteamericano, la reacción casi pornográfica de
este milico para con los extranjeros, es similar a la de los hermanos Fontaina.
Lemos adiestra al personal, o
sea, se dedica por entero al lavado de cerebros, pero mucho más importante era
su trabajo de espión de los propios funcionarios de la Dirección de Seguridad
Interna, vigilaba a los encargados de vigilar, estaba como poseído y se le iba
la mano, vigilando incluso al propio Director Píriz Castagnet y al Subdirector
Aldo Conserva.
En la Jefatura de Maldonado
estuvo nuestro quinto hombre, fungía como Subjefe, y era el Comisario
Concepción, "el Poroto", representaba para los yanquis un verdadero
descubrimiento, "Bill" John Horton y Juan Noriega lo conocieron durante
los preparativos de la Conferencia de Presidentes y se lo presentaron a
Cantrell, responsable de la rama policial de la CIA.
"El Poroto" pasó a ser
hombre del Aparato Paralelo, el valor de este monigote eran doce mil pesos
mensuales. Era el año '68.
Bajo la supervisión de Cantrell,
Concepción creó una amplia red en la zona de Maldonado, la Barra y Punta del
Este, tenía como principal auxiliar a un joyero de nombre Dreyfus, propietario
de las joyerías del mismo nombre ubicadas en la zona. Nada sabemos de Dreyfus,
pero sí de las actividades que desarrollaba Concepción, que consistían en
reclutar jovencitas para las "personalidades" que visitaban el
balneario o, lo que es lo mismo, corromperlas, obtener información coaccionando
al personal doméstico de los hoteles acerca de los huéspedes y obtener acceso a
los chalets que eran alquilados en verano. Cuando los inquilinos se ausentaban,
vigilar las residencias de diplomáticos extranjeros, infiltrar personal en
boîtes y whiskerías, además del chequeo de las actividades políticas en
Maldonado y adyacencias.
El inmenso trabajo de espionaje
del "Poroto" le había dado frutos, su archivo era la aspiración y el
temor de jerarcas y políticos sin excluir los colegas policías.
Concepción terminó reclutando
para la CIA al propio Inspector de Policía del Departamento de Maldonado.
Para cualquiera queda claro
cuáles eran las actividades de este agente: delitos de corrupción, chantaje,
extorsión, violación de domicilio, espionaje, etc. etc.
El "Poroto" Concepción
tuvo un final feliz.
Los yanquis lo utilizaron hasta
que se olvidó de sus sueños de aceptación social, quería salir de ser un
segundón, no pudo y "se hizo" un disparo en la cabeza.
Fernández Fleitas es quien se
hace con los archivos, coaccionando a la viuda del finado Concepción.
El "suicidio" del
comisario Concepción dejó un vacío llenado por el entonces coronel Vigorito,
designado Jefe de Policía de Maldonado.
En los años '70 el Ministro del
Interior solicitó una relación de "personas peligrosas", algo muy
común por la época, estas personas debían ser vigiladas o detenidas cuando
fuera requerido.
Esta solicitud dirigida a todos
los jefes de policía departamentales la devuelve nuestro coronel, incluyendo el
nombre de un enemigo personal, nada menos que al Prefecto de Punta del Este, a
quien le hicieron leer su propio nombre y el de su esposa en la lista negra.
Fallas como ésa le hicieron
desmerecer frente a los yanquis, y el coronel Vigorito, al igual que el finado
Concepción quedó como un espía de segunda a ojos de los hermanos americanos. No
podemos imaginar para cuántas venganzas personales sirvieron las listas, que
seguramente siguen activadas en el Ministerio del Interior.
De cualquier manera, así fue
conformado el aparato paralelo.
Por otra parte, en el
Departamento de Colonia se realiza la clausura del tercer curso policial, cuyo
coordinador general fue el coronel Viola.
Para esta clausura asiste como
invitado de los asesores el Ministro Legnani. En este caso los asesores son
Adolph B. Sáenz y William A. Cantrell.
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