"Yo soy Rufo...y no me entrego", Parte XIV: La balada de los muertos


Parte XIV del libro "Yo soy Rufo...y no me entrego"

del militante tupamaro Ricardo Perdomo,
corregido y actualizado por el autor
 

LA BALADA DE LOS MUERTOS

EL HIELO DEL VERANO

“Era en febrero del '68 y yo había tomado el ómnibus en Lagomar para el centro, tan temprano, que el rocío brillaba en el césped cuidado de los patios, compré el diario y al pasar de las hojas leí una noticia redactada en pocas líneas, donde se informaba que en una calle de un balneario, había aparecido el cuerpo de una persona, con ropas muy pobres, cuya identidad no se establecía y que habría muerto de frío.
Nada más.
Doblé el diario y en mi libreta de apuntes escribí: Pobre Joaquín.
Sintiendo una angustia desconocida por aquel hombre sin nombre, la masa de palabras y melodías, informe todavía, sonaba dolorosamente dentro de mí, como un lamento...”
Rubén Lena.

EL REPRESOR (PACHECO)

Como dice el refrán, “no hay peor cuña que la del mismo palo”.
Alguien le descubre como un pariente bastardo del hijo mayor de Jorge Batlle.
También ex boxeador, lo que ya nos habla de un recogedor de bofetadas, segundón como funcionario público de la Aduana, segundón en la Dirección del diario El Día, Insignificante como mudo “Diputado”, en 1962.
Segundón en la fórmula más reaccionaria del Partido Colorado.
Sin embargo, existe un medio punto a favor del diario El Día, que no le viene a caer al segundón, pues este diario apoyaba la continuación del sistema “Colegiado”. Y, por un giro siniestro, aún no muy claro, este lumpen ex boxeador, se vio coronado Presidente.
Casualidad no fue, era lo que los yanquis necesitaban, una escoria, un fracasado, un ignorante.
Pacheco.
Desgobernó por decretos. En cuatro años sumó la friolera de trescientas medidas, cada una, un pesado eslabón de la cadena que aún aherroja al pueblo uruguayo.
Completó su obra con la mordaza y entonces pudo descargar contra su propio pueblo, todo el odio acumulado de sus derrotas y frustraciones.
Junio de 1968. Se movilizan los estudiantes contra el aumento del boleto.
Los bancarios entran en huelga por aumento salarial.
Día 5. El Poder Ejecutivo decreta el cierre de los bancos oficiales, el sindicato resuelve presentarse a trabajar y coordina acciones con otros sindicatos.
Día 6. Cinco estudiantes heridos de bala por la represión contra una manifestación, en la Explanada de la Universidad.
Día 9. El Poder Ejecutivo ratifica la fórmula de aumento salarial, rechazada por los sindicatos y mantiene el cierre de los bancos.

EL REPRESOR

Día 13. Se implantan las Medidas de Seguridad, renuncian los Ministros de Trabajo, Salud Pública y Educación.
Día 14. La Convención Nacional de Trabajadores, reclama la derogación de las Medidas Prontas de Seguridad y llama a estrechar filas en defensa de las libertades, paralelamente los empresarios visitan a Pacheco para expresarle su apoyo.
La Asamblea General no reúne número para tratar el reclamado levantamiento de las Medidas de Seguridad.
Día 18. Paro General convocado por la CNT.
Día 21. Reunión y acuerdo de colorados y blancos para apoyarse mutuamente, el sector de Echegoyen y los llamados “blancos baratos” dentro de los que se encuentra el entonces Diputado Luis Alberto Lacalle.
Día 22. El Poder Ejecutivo decreta clausurar Radio Nacional CX30.
Día 24. Decreto de militarización de funcionarios públicos.
Día 28. Decreto de congelación de precios y salarios.
Día 30. Declaración conjunta de apoyo al Gobierno firmada por la Asociación de Bancos, Asociación Rural, Cámara de Industrias, Bolsa de Valores, Cámara de la Construcción, Federación Rural, Cámara Nacional de Comercio, etc., etc.
Era y fue una verdadera declaración de guerra contra los trabajadores y el Pueblo; para muestra, basta un botón.
Así fueron las monstruosidades vistas y otras aún no recogidas por ninguna pluma, el pan cotidiano de la era pachequista.
Decenas de crímenes de obreros, estudiantes y militantes políticos.
Más de cinco mil presos.
Civiles militarizados, obligados a marcar el paso en los cuarteles, torturados en la rambla con interminables plantones, hasta caer sin sentido, garroteaduras a la vista de quien quisiera, mujeres, ancianos y jóvenes adolescentes, casi niños.
Las “nuevas” cárceles, la Isla de Flores, los escuadrones de asesinos, paralelos a los asesinatos “legales”.
Esta fue la sorpresa de la reforma “naranja” y el alegre retorno al paternalismo de los “colorados”.
Todos los países, vecinos y no vecinos, metiendo a sus más inmundos criminales en las “cuestiones internas”, secuestrando, torturando y desapareciendo uruguayos.
El caos total.
El fin lapidario de una época “liberal”. El fin más negro, pesado y definitivo.
El fin, generosamente regado con sangre humana, sangre del Pueblo.
Cada decreto tenía el efecto de una ráfaga interminable que barría implacable a la juventud en las calles, luego, poco a poco, la muerte se fue colando en las casas más humildes.
El saqueo, la rapiña, el crimen.
El Ejecutivo firmaba, el Parlamento votaba.
La Justicia no existía.

EL REPRESOR

La gente se iba en masa, buscando nuevos horizontes o, por lo menos,algo más seguro.
Las familias se deshacían, cada quien tenía un clandestino, un preso, un muerto, un desaparecido, y todas las familias un torturado.
Un desconocido nivel de violencia que “aquí no iba a suceder” llegó para quedarse definitivamente, y se instaló como un intruso, un convidado de piedra en cada casa, en los rancheríos del dolor, en Montevideo y en el Interior.
El fútbol cobró un sentido nuevo, pero no mejor; también la poesía, el teatro, el canto popular.
Cambió el verano y el invierno, pero más el invierno, que se tornó cruel.
El carnaval ya no era, ni el boliche.
La calle era un peligro, con o sin cédula de identidad.
Se allanaba todo, se pisoteaba todo; las ferias, las iglesias, la Universidad, los cementerios.
Asesinos de casco, fusil y metralleta, manoseaban a cada Uruguayo, todos eran por igual culpables de “algo”, todos sospechosos, todos subversivos.
Los gánsters, dueños del Uruguay, en cambio, dormían tranquilos el sueño de los justos.
Una inmensa mancha de sangre, un camino de horror sin retroceso posible quemó las esperanzas de ver un nuevo “territorio libre” en América.
Con fondo de metralla y un montón de sepulcros de hijos del Pueblo, luchadores de todas las tiendas Políticas, cerraron este negro período.
Pero, otro más inhumano, más cruel si cabe, estaba allí a la vuelta de la esquina, agazapado como una fiera mitológica.
El “hijo bastardo” de la “comadreja colorada”, Bordaberry, golpista, asesino.




EL D.O.P. (DEPARTAMENTO DE OPERACIONES PSICOLÓGICAS)

El día 29 de junio de 1971 se nos informa (más vale tarde que nunca) que fue creado el Departamento de Operaciones Psicológicas (DOP).
En el artículo Nro. 17 del decreto se determinan cuáles son sus objetivos.
“Planificar  las operaciones psicológicas, sociológicas y políticas, planificar las investigaciones sobre todos los sectores, grupos o individuos que fueren objeto de operaciones psicológicas y políticas para transformarlas en acciones de utilidad militar concreta, proceder a una evaluación constante de los grupos, sectores o individuos de interés del Departamento; en caso de guerra el Departamento deberá planificar y aplicar la política del Ministerio de Defensa Nacional a nivel de los medios de comunicación, con el fin de destruir la voluntad de resistencia del enemigo”.
Esto ya nos definía un enemigo y la guerra. Hacía largo tiempo que esta política se aplicaba y se venía ajustando de acuerdo al contenido intencional.
Don Andrés Cultelli aclaraba... “(...) se trata nada menos que de controlar las opiniones y reacciones del pueblo uruguayo. Y esto en flagrante violación del estado de libertad y de conciencia de los individuos al recurrir a técnicas psicológicas con las cuales se pretende planificar la utilización de los medios de comunicación.
Pero si esto es inquietante, peor es saber que el Uruguay no cuenta con técnicos en esta especialidad y que los servicios serán entonces asegurados por técnicos yanquis, que recibieron su formación política, destinada a ubicarlos en la dominación colonial, contando además con la experiencia adquirida en Guatemala, Vietnam y Brasil”.
Ya entraremos en lo concreto de “la guerra”, pero para ir haciendo boca mencionaremos algunas acciones contra “el enemigo”: En el año 1968 y 1969, la militarización de los sindicatos, con unos 25.000 huelguistas encarcelados, para encerrar la gente se reinauguraron cárceles, Isla de Flores, cuarteles del CIM y Escuela de la Armada, muchos otros ciudadanos perseguidos, clausurados semanarios, diarios, radios y partidos políticos declarados “fuera de la ley”, caso del Partido Socialista.
Diarios: YA, EXTRA, LA IDEA, DE FRENTE, EL POPULAR, entre otros. Semanarios: ÉPOCA, EL SOL, MARCHA, EL ORIENTAL, más programas de televisión, detención de artistas, periodistas y ornamentación morbosa de los muertos con el fin de “influir sobre las emociones”.
Tan radicales fueron los cambios que causaron perplejidad, incluso en los viejos Coroneles, aunque una golondrina no hace verano, sería interesante ir mencionando este tipo de “rara avis” que, aunque parezca mentira, aparecían.
Este es el caso del Coronel retirado Tomás Eduardo Cirio, que envía una carta de renuncia al Centro Militar por los primeros días de agosto de 1972.
Entre otras cosas decía Cirio: “(...) además el pueblo se pregunta cómo es posible que tantos médicos, ingenieros, arquitectos, abogados, profesores, estudiantes, hombres y mujeres del Pueblo, que poco tiempo antes eran respetados por sus cualidades intelectuales y humanas se hayan vuelto, de un día para el otro, criminales de la peor especie y tratados como nunca en este país lo ha sido jamás ningún delincuente. Sus domicilios han sido bombardeados, sus casas allanadas durante la noche, todos estos hechos son conocidos por todos. ¿Merecen ellos estar aislados en sus celdas, sin contacto con sus familias (ignorantes de su suerte), maniatados, encapuchados de forma que no pueden ver ni oír? ¿Merecen ellos ser torturados con picana mediante inmersión prolongada, con golpes violentos o ser violados?”.
Así se expresaba este viejo Coronel, totalmente ajeno a la verdad, porque si bien menciona algunas canalladas, deja en el tintero un sin fin de otras.
Baste recordar únicamente al mismo Zelmar. Las tropelías, para ese entonces habían colmado la paciencia y la vergüenza de este hombre que sale de estampida del Centro Militar.
Y no era para menos pero ahora deberemos retrotraernos nuevamente a las épocas cercanas al día “D”.

EL CRIMINAL CIBERNÉTICO (DAN MITRIONE)

Mitrione llega a Montevideo a fines de 1969 en sustitución del paranoico Adolph B. Sáenz.
La ficha de Dan Anthony Mitrione indica una destacada “actuación” en Brasil, seguramente en la formación de alumnos como Fleury, uno de los criminales más famosos de los siniestros “escuadrones” de Río de Janeiro.
Mitrione es Jefe de la división de Seguridad Pública.
Nuestro infiltrado nos informa que conversó por espacio de dos horas con Mitrione: “Sus ojos parecían de plástico”.
Traía proyectos de grandes cambios a Uruguay, cambios de método y de enfoque, pues la primera fase de “selección de cuadros” se consideraba concluida, además estaba consolidada la Dirección de Información e Inteligencia, Otero hundido y el nivel de infiltración impecable.
Campos Hermida, Saúl Clavería, Pedro Macchi, Víctor Castiglioni, Morán Charquero, etc. etc. aseguraban una continua formación y preparación de nuevos “cuadros”.
Se habían concluido alrededor de media docena de “cursos especiales”; radiocomunicaciones y penetración al interior de la República estaban en marcha e incluso se comenzó el recambio de algunos “quemados”.
Juan Noriega, por ejemplo, fue sacado inmediatamente al descubrirse accidentalmente la centralita telefónica colocada por esa época en lo que fue la Embajada Soviética.
El “nuevo tipo” de adiestramiento que impondría Mitrione, para ciertos oficiales y policías consistiría en “técnica de interrogatorios” a detenidos políticos, que esa fue además su principal tarea en Brasil.
Mitrione, el finado, asistiría periódicamente a supervisar las tareas prácticas a las oficinas de inteligencia y a las celdas políticas.
Para este fin se obtuvo la casa en Malvín (no existen detalles de cómo se consigue esta mansión), la cual reunía los requisitos mínimos a saber: Sótano adaptable a modo de pequeño antiteatro al que se le proveyeron de aislantes a prueba de sonidos; garaje con puerta interior a la residencia y sin vecinos en las cercanías.
Existían y existen otras casas en zonas de Malvín, Punta Gorda, Capurro, etc. en direcciones aportadas generosamente por Calacce. Y algunas otras por descubrir, como vemos corría el oro para pagar el crimen, hoy corre para pagar los ascensos a los criminales, como quedó demostrado.
Mitrione es un perfeccionista que todo lo verifica personalmente, según dice nuestro hombre, con cierto asombro: “Hasta cada parte de la instalación eléctrica, colocaba tocadiscos a todo volumen en el sótano – le encantaba la música hawaiana – mientras permanecía sentado en la sala, pero satisfecho pues no logró escuchar nada, pero no fue suficiente, hubo que disparar también con una “magnum”, bien, muy bien – dijo – esta vez tampoco pude percibir nada en absoluto, ahora quédate tú, mientras voy al sótano y así hasta el infinito”. No es este un detalle menor, todo el que “pasó” por el cuartel de Artillería Nº1 en “La Paloma”, atrás del Cerro de Montevideo, recordará el tocadiscos que a partir de las doce de la noche comenzaba a funcionar a todo volumen, por más que nunca lograban tapar los aullidos de la tortura, que sobrepasaban en mucho el volumen de la eterna sinfonía de Vivaldi. Terminadas las “sesiones nocturnas”, comenzaban las “diversiones” de las guardias de los milicos rasos.
Esta fue la verdadera “escuelita del crimen” que funcionó a todo vapor en “La Paloma”.
Mitrione impartió las órdenes para que los “cursos especiales” se formalizaran en grupos de no más de una docena de “alumnos” el primer curso se organizó con agentes de reconocido crédito, adscritos a la Dirección de Información e Inteligencia.
Para el segundo curso se seleccionaron oficiales graduados de la Academia de Policía de Washington, reservándose cuatro plazas para las Jefaturas de Cerro Largo, Maldonado, Rivera y Salto. A sus candidatos no se les exigió la condición de egresados de la Academia, pero sí en cambio, haber participado en alguno de los cursos de entrenamiento ofrecidos por “la misión” en Uruguay, así como tener al día sus fichas psicológicas.
Richard Martínez era el encargado de completar la matrícula del tercer “curso especial”, presuntamente como miembro del “Aparato Paralelo”.
La versión que nos brinda nuestro infiltrado no se aviene con la dura realidad vivida tan solo unos meses más tarde, dice así: “Se habló de la futura participación de Oficiales de las Fuerzas Armadas Uruguayas y ya existía una coordinación al respecto entre “la misión militar” y la CIA, pero  no se había concretado aun la manera de llevar “el pan de la enseñanza” a ese sector”.
Pero quizás el siguiente párrafo pueda tener más profundidad de lo que nuestro infiltrado llegó a conocer, cuando dice: “Sin embargo algunos militares interesados por su superación cultural y profesional, movieron influencias y lograron su inclusión en el primer grupo, es el caso del Coronel Buda, el Coronel Hontou y un tal De Michelis, Teniente Coronel que también obtuvieron matrículas en el primer grupo, pero por alguna razón fueron sustituidos por un Capitán de Paysandú y otro oficial del interior”.
Veremos ahora detalles del método y el contenido teórico de las enseñanzas de Mitrione impartidas a los cuerpos represivos, desgraciadamente antes de ser capturado y debidamente ajusticiado.
Las “clases” comenzaban con anatomía y descripción del funcionamiento del sistema nervioso humano, psicología del prófugo y psicología del detenido. Al crimen liso y llano, Mitrione le llamaba “profilaxis social” para las primeras clases se secuestraron tres pordioseros y una mujer probablemente de la zona fronteriza con Brasil.
Aunque ya hemos visto, de todas maneras es importante prevenir por lo que se leerá a continuación, pero... ¿a quién reclamar? ¿a la Lista 15?
“No hubo interrogatorio sino una demostración de los efectos de diverso voltaje en las partes el cuerpo humano así como el empleo de un vomitivo -no sé ni por qué ni para qué[1]  – y de otra sustancia química”.
“lo que ocurría en cada “clase” era de por sí repulsivo, tanto que el propio torturador Fontana, reconocido por su brutalidad, fue separado del primer curso porque no resistió su débil estómago”. Seguramente fue una crisis que logró superar en las siguientes pruebas.
“El aire de horror e irrealidad de cada clase se lo daba la fría y pausada eficiencia de Mitrione; su vocacional aplicación a la tortura, su atención a los detalles, lo exacto de sus movimientos, el aseo e higiene que exigía a todos, tal si estuviesen en la sala de cirugía de un moderno hospital”.
Este monstruo insistía en la “economía del esfuerzo”, así lo llamaba él, ningún gasto inútil, ningún movimiento fuera de lugar, para eso estaba la sesión  previa de “ablandamiento” aplicada a los cuarteles con rigor científico, conocida además por miles de uruguayos.
Tan bien aplicada estuvo, que ha borrado hasta la memoria de los más aguerridos guerrilleros.
Las “clases” terminaron trasladándose, con todas las reglas de la “modernización y tecnología” para las fábricas estatales del terrorismo a la Uruguaya; Jefaturas, Cuarteles, Aviación y Marina.
Cada movimiento, golpe o picanazo, estaba encaminado al resultado final; obtener información, Mitrione cuidaba el lenguaje y la disciplina de sus alumnos. Esta lección sufrió sus variantes locales, dentro del lumpenaje de la oficialidad cuartelera uruguaya, pues el lenguaje más soez, bajo y repugnante era el arma con que herían a las compañeras prisioneras.
Avanzado un poco más en la lectura nos queda confirmado que este hombre no dejaba nada librado al azar.
“En las “clases” también se discutían los interrogatorios que los “alumnos” llevan a cabo en Jefatura y se señalaban los aciertos y errores.
“Las “clases” de la calle Rivera habían alcanzado un nivel de espanto dentro de su atmósfera de aséptica clínica”.
Mitrione explicaba su filosofía de la vida, a través del interrogatorio y la tortura, que él consideraba un arte complejo.
“Primero debía ejecutarse el periodo de ablandamiento, con los golpes y vejámenes usuales. El objetivo perseguido era humillar al cautivo, hacerle comprender su estado de indefensión, desconectarlo de la realidad”.
No olvides hermano; el alambre mordiendo pies y manos, palizas que duraron semanas y meses, la capucha, el hambre, la sed, nuestras propias materias sobre el cuerpo, patadas, culatazos, mordidos de perros, mujeres llorando de dolor y horror, hombres llorando, suplicando, llamando a  la madre, pidiendo a gritos la muerte antes que tanta infamia; ¿es posible olvidar tanto el crimen a nombre de la patria?; ¿es posible concebir una patria con tanto crimen?
“Después de golpes en silencio, exclusivamente después de esto el interrogatorio. Aquí no debía producirse otro dolor que el causado por el instrumento que se utilizara. Dolor preciso, en la proporción precisa elegida al afecto”.
Durante la sesión debía evitarse que el sujeto -en este caso Uruguayo- perdiera toda esperanza de vida, pues ello podría llevarlo al empecinamiento.
“Siempre hay que dejarles una esperanza (…) una remota luz, cuando se logra este objetivo, y yo siempre lo logro, decía el finado Mitrione, puede ser oportuno mantener un rato más la sesión o aplicarle otro “ablandamiento”, pero ya no para extraer información, sino como arma política de advertencia, para crear el sano temor a inmiscuirse en actividades disociadoras.
Luego expresaba como al recibir un sujeto, lo primero que se hacía era determinar su estado físico, su grado de resistencia mediante un exhaustivo examen médico, una muerte prematura, decía, significaría el fracaso del técnico”.
“Otra cuestión importante consistía en saber a ciencia cierta hasta donde podía llegar en función de la situación política  y de la personalidad del detenido. Es importantísimo saber con antelación si podemos permitirnos el lujo de que el sujeto muera; esta fue la única vez que, en aquellos meses, sus ojos de plástico tomaron algún brillo”.
Es posible que ésta pálida semblanza, no nos deje una idea acabada y profunda de este criminal cibernético, enviado especialmente de Norteamérica. Enviado al Uruguay, pequeño e intrascendente país, luego de su paso por el poderoso imperio del Brasil, para traernos cambios profundos.
A cada momento se ufanaba ante sus “alumnos”, de ser el mejor, el que nunca fracasaba, el que siempre lograba sus objetivos, a saber: la destrucción moral y física de sus víctimas de turno y si bien es cierto que lo logró con creces, fue como una especie de “piel de zapa”, porque ello le llevó su propia vida.
Algo poco científico debe tener el inmenso Brasil que lo hace claudicar frente al minúsculo Uruguay. Tal vez aquella historia bíblica, milenaria, David y Goliat, pero a su vez, el incuestionable y todopoderoso imperio norteamericano, viene a ver finiquitar a uno de sus mejores robots de la muerte, frente a la subdesarrollada “garra charrúa”.
Cuánto repetirán los “estrategas” del norte: “¡siempre nos pasa lo mismo!”. Perdieron en Cuba.
Perdieron con Vietnam.
¡No se puede creer! … Pero aquel 31 de julio del año 1970 el superhombre del norte, el intocable, era capturado y diez días después procesado y eliminado con tres simbólicas balas, en su inmundo cerebro.
Así, aquel campeón mundial de las más inhumanas perversiones – el secuestro, la desaparición, la tortura y el crimen – acabó probando su propia medicina.
Dejó alumnos que batieron verdaderos récords de crímenes pagados por el Parlamento Nacional, que les votaba más y más presupuesto a “brazo de yeso”.
La propia Asamblea General, reunida en sesión especial, decreta la inmediata Suspensión de Garantías Individuales, que dicho sea, hacía un buen rato que ya no existían.
A pedido expreso del Poder Ejecutivo y por unanimidad de presentes, 81 en 130, declárase, Día de Duelo Nacional.
El Poder Ejecutivo repudia el crimen que ha costado la vida a un ciudadano de un país tradicionalmente amigo y que conmueve los más profundos sentimientos humanitarios de nuestro Pueblo y sin duda, ¡¡de todos los pueblos de la tierra!!
Como que les quedó chico el planeta, para derramar  sus lágrimas de cocodrilo.

3 comentarios:

  1. http://pelusaradical.blogspot.com/2010/05/el-muerto-que-habla.html

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  3. Muy bien ejecutado un abrazo peremne con todo para el gallego este donde este en ese cielo que nos prometen jose y fanny donostia euskal herria

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