No pretendo herir sensibilidades ni atacar a quienes piensan o actúan de manera diferente al hacer uso del derecho democrático de elegir entre votar a un candidato, votar en blanco, votar anulado, o no votar. Pretendo, como tantas y tantos otros ciudadanos, expresar una opinión, una forma de pensar y de ver la política en relación con nuestras vidas. Simplemente deseo debatir y dar mis motivos, tal cual lo hacen quienes están embarcados en campaña electoral por sus partidos, o como lo expresa el nada pequeño grupo de desconformes que ha decidido que lo mejor es votar al FA a pesar de tener cuantiosas discrepancias. Supongo que cada quien analiza las distintas posibilidades y las consecuencias que pueden acarrear, y tras sopesar pro y contras toma la decisión de actuar de la forma que considera más correcta y por ende ejerce su legítimo derecho de decidir que hacer con su voto.
He observado un sinfín de opiniones y reacciones sobre este tema. Quienes defienden e impulsan la posibilidad de tener nuevamente a Tabaré como presidente, y lo hacen porque están convencidos de que ha hecho un buen trabajo, deberían a mi entender discutir y debatir aportando más elementos que apoyen esta teoría en lugar de repetir que son del FA hasta la muerte y que todo lo demás es traición. Veo gran carencia de argumentos políticos en esta campaña y por supuesto cero debate, lo escribo de onda, porque frente a la repetición de ciertos “mantras” uno reacciona exactamente como lo hace frente al discurso de una secta. Al no encontrar argumentos que den pie a una discusión, se produce una reacción inversa a la deseada, que es por lógica la de conseguir los votos y el apoyo necesario para continuar con un gobierno del FA. A mi entender, en lugar de resaltar lo malos que son los oponentes (cosa que ya sabemos) y bajar a su nivel, se debería hablar de lo bueno que se hizo durante los dos períodos de gobiernos del FA y estar dispuesto a discutir sobre ello, aunque a veces esto implique explicar conductas y políticas no muy cercanas a una ideología de izquierda. Deberían impulsar el debate y mostrar resultados visibles y por supuesto hablar sobre el futuro y sobre los cambios que se harán.
Por otro lado, no son pocos las y los que a pesar de discrepar con muchas de las políticas desarrolladas por el FA o específicamente por Tabaré Vázquez lo van a votar igual, algunas y algunos de ellos fueron incluso extremadamente críticos durante este último período de gobierno frenteamplista y se han ocupado de denunciar sistemáticamente los errores cometidos por los progresistas que sustentan algún cargo político. La mayoría de los que integra este grupo apoyó a Constanza Moreira en su intento de ser candidata a la presidencia, supongo que en parte la resolución de entregar su voto al candidato obedece al llamado a votarlo emitido por ella. En esta ocasión no voy a entrar en detalles de lo que opino sobre la conducta política de Constanza ni especificaré si estoy o no de acuerdo con la misma, pero si voy a recordar el ninguneo y el desprecio con que el otro candidato y algunos de quienes lo apoyan se refirieron a la campaña de Constanza Moreira. Este último grupo, fue en general muy crítico con Tabaré, pero hoy por hoy sopesa que es mejor que gane el Frente sin importar quien este a la cabeza a que nos gobierne Lacalle o Bordaberry. Por las dudas aclaro que estoy de acuerdo con que estos dos personajes son deplorables y sin duda fascistas… hasta allí vamos bien. Mi pregunta es; qué pasa si se sigue habilitando al progresismo (me cuesta sobremanera llamar esta opción izquierda), a seguir corriéndose hacia la derecha, a continuar desarrollando políticas pro-imperialistas, represivas, entreguistas, prácticas nepotistas, etc.? No nos quedamos entonces sin el pan y sin la torta?, no renunciamos a la posibilidad de que quienes tienen otra cabeza marquen el camino hacia la izquierda en lugar de tener que tranzar continuamente para no quedar afuera del juego político? Qué pasa con la izquierda?, simplemente desaparece porque nosotros al igual que nuestros beneméritos dirigentes nos adaptamos al hecho de que es más fácil gobernar desde el centro hacia la derecha? Lamentablemente la presión que más siente un político en período electoral es la del voto. Como discrepante crítica puedo asegurar que se nos aísla y se nos tilda de traidores, de infantiles de izquierda, etc. Parezco disco rayado, pero no me canso de repetir que se llevan a cabo políticas que van en contra de los principios y valores básicos de muchos militantes de izquierda. Según mi forma de ver las cosas, votando en blanco elijo ser coherente con lo que pienso y defiendo, escojo no ser cómplice de situaciones que conozco bien y con las cuales discrepo. Cuando participo en una marcha en defensa de los DDHH, o a favor de proteger el medio ambiente, o con el fin de parar el envío de tropas a Haití, pretendo simplemente que mi conducta electoral coincida con mi pensamiento y sea clara al respecto. No encuentro otra forma clara de manifestar mi pensamiento, que es el de muchas y muchos otros. Hasta el momento los argumentos que escuché o leí no me convencieron de que haya otra forma de hacerlo que no haya intentado. Muchos podrán argumentar que la opción de votar en blanco tiene un costo político que beneficia a la derecha, a esto respondo que la responsabilidad recae sobre los políticos que supuestamente representan la opción de izquierda y que sin embargo han desarrollado políticas diametralmente opuestas. Que opción nos dan al alejarse cada vez más de las bases programáticas para llevar a cabo políticas que no nos representan y que repudiamos?, que los sigamos habilitando con el cuento de que no vuelva el fascismo? Que los dejemos reafirmarse en esta conducta?
Si le tenemos tanto miedo al fascismo y a la represión, por qué vamos a apoyar a quienes fortalecen sistemáticamente al aparato represivo? A quienes aplican leyes que son netamente fascistas?, y lo triste es que con esto no me refiero a los partidos tradicionales ni a la dictadura, me refiero al actual gobierno, al actual presupuesto militar, al actual envío de tropas al extranjero, a los entrenamientos de la policía y el ejército en manos de EE.UU. e Israel, a la criminalización de la pobreza... Entonces la lógica dice que fortalecen el aparato represivo para producir miedo y que ese mismo aparato que hoy reprime en nombre del progresismo puede llegar a ser más peligroso en manos del fascismo… pero, de quién es la culpa? Es algo así como alimentar a la bestia y luego amenazar con que si esta cambia de dueño ya no la podrán mantener a raya. No creo a esta altura que se pueda hacer algo desde adentro, no vi en ningún momento que la militancia ejerciera una presión efectiva con respecto a temas fundamentales, más bien los comité de base son disueltos después de las elecciones y se llama a la gente cuando se la necesita. Conozco demasiadas personas que fueron acorraladas y excluidas por pensar distinto, incluso en temas laborales; donde es común encontrar que el amiguismo y el seguir la corriente y asentir te asegura un puesto de trabajo, mientras que la capacidad y el esfuerzo para desarrollar la tarea se vuelven irrelevante. Hace unos años escribía en Participando, hasta que se me ocurrió ser crítica con respecto al tema del envío de tropas a Haití, por supuesto no publicaron el artículo argumentando que no era el momento… el momento nunca llegó y mi opinión (que es compartida por muchas y muchos militantes) fue difundida por la prensa alternativa. Que presión interna podemos ejercer cuando frente a la discrepancia somos acallados o separados?. Para mi no es una opción darle el voto a Tabaré para al otro día seguirlo criticando como si yo no tuviera nada que ver con el hecho de que él sea presidente, o que Bonomi sea ministro del Interior, o Astori ministro de economía…
Me tomo el atrevimiento de copiar un comentario de un usuario del facebook para ilustrar una opinión muy vertida en las redes sociales; “A veces me parece que hay gente que huye de la memoria. ¿Queremos repetir tiempos pasados? ¿Creen que acaso Lacallito serà, realmente, capaz de cambiar algo en positivo? Lean el programa (?) del PN. Los PPTT siempre seran PPTT. Tienen, ambos, su estructura partidaria y mental y eso no lo cambia nadie, de afuera o de adentro. De Lacalle a Lacallito solo hay años de diferencia, el resto es igual, està en el ADN. De Bordaberry no es necesario mencionar nada. El voto anulado o en blanco, por "bronca" nada màs, solo le entrega la llave de entrada a quienes durante màs de 170 años hicieron mucho...por ellos y servirìa, nada màs y nada menos,para destruir lo mucho o poco que el FA ha logrado. Que hay mucho por lograr y construir nadie lo duda, pero es preferible luchar para cambiar luchando de adentro y no entregando el "poder" a quienes seguramente destruiràn lo ya hecho por los màs desposeìdos. Votè por Costanza y "perdì", ahora debo votar por TV sin dudar. Algunos, quizàs demasiados, siguen aqui haciendo goles en contra. Allà ellos. Yo no quiero ni tengo tiempo para perder esperando años para cosechar, quizàs demasiado tarde, con los errorres y horrores de Lacallito“.
Discrepo ampliamente con tildar al voto en blanco o anulado como un voto producto de la “bronca” y discrepo aún más con la idea de responsabilizar a los votantes de las malas políticas del progresismo. La culpa la tienen los políticos al no cumplir con las expectativas de quienes alguna vez los votaron, ellos son responsables directos de que hoy exista una enorme confusión, desencanto e incredulidad entre las filas de la izquierda, de que no exista el debate y de la poca participación de las bases entre el período que le sigue al triunfo y a las elecciones. Pensar que la responsabilidad de que la derecha pueda triunfar es de quienes no van a votar al FA, sería como responsabilizar directamente a quienes votaron al FA de la muerte de Sergio Lemos, de las torturas que hoy se llevan a cabo en Uruguay, de sentirse “cómplices y socios de los EE.UU., de Aratiri, de las denuncias presentadas por Haití y el Congo sobre los abusos de nuestras tropas de “paz”, de Pluna, de la educación, etc. El “poder” no se entrega, se gana
Porque tengo buena memoria no me olvido de los años de dictadura, no me olvido de la cárcel que sufrieron los que querían cambiar las políticas injustas y arbitrarias, no me olvido de la historia ni de los muertos, sé que para honrar sus memorias no alcanza con levantar una pancarta con su nombre, elijo defender su lucha, por eso mismo no acepto que nuestra “mejor opción” nos venga a ofrecer un “combo” donde para quedarnos con algunas políticas sociales tengamos que aceptar que esta es la izquierda por la que tanto sufrimos y luchamos.
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