LA VIDRIERA IRRESPETUOSA
JUSTICIA U OBSESIÓN?
por Hugo Bruschi en el Año contra la Impunidad
No hubiéramos querido ocuparnos de este tema, pero los acontecimientos que rodean al caso Amodio han tomado tal giro, que se hace imprescindible intentar un poco de claridad en este tema oscuro. Es evidente por otra parte, que ya los titulares en torno a esta figura, ya no venden como lo hicieron a su llegada. Están pasando cosas mucho más importantes en el país, que merecen ser destacadas por los medios, a riesgo de quedar fuera de juego. Huelgas, conflictos, cierre de fuentes de trabajo,denuncias de condiciones de trabajo infrahumanas, alejamiento de algún peso pesado de la dirigencia sindical, tal vez para "trabajarse" un perfil propio con vista a otras instancias más apetecibles, los hechos del INAU y sus patotas bravas, las colonias psiquíatricas verdaderos centros de tortura y exterminio, de verdadero desprecio por la vida humana, de acuerdos aduaneros como paso previo a algún acuerdo mayor que nos hacen pensar en un TISA, etc. Todo esto ha desplazado a un segundo o tercer plano, todo lo relacionado con Amodio. Dentro de este panorama, sólo van quedando aquellos que insisten en llevar al traidor entre rejas. Muchos de ellos arrastrando pesadas cargas durante muchos años, con mucho odio justamente acumulado contra el traidor, con mucha frustración ante la impotencia de nada poder hacer, mucha bronca acumulada en las cárceles mientras el traidor gozaba de buena salud lejos del país. Todo esto y mucho más. Pero la pregunta que surge inevitable es, si esta Justicia está moralmente habilitada para ejercer justicia. Se trata de la misma justicia que ampara delitos de lesa humanidad, contrariando el derecho internacional en la materia e incluso tratados y compromisos suscritos por el propio Estado Uruguayo. El juicio llevado a cabo en Roma es la prueba más fehaciente de que alentamos más esperanzas en la justicia extranjera, que en la de nuestro país.
En qué quedamos entonces? Hasta donde es válido confiar en esta justicia, cuando quienes cometieron delitos de lesa humanidad se pasean libremente por las calles? Acaso procesando a Amodio cambiaríamos de opinión?
En otros tiempos y seguramente que siempre ha sido así, los movimientos revolucionarios tenían su propios códigos y ellos se aplicaban en el caso de traición a la causa. Sucedió en Cuba, lo aplicó el CHE en la selva boliviana. Si Amodio es culpable de todo lo que se le acusa - creemos que no es necesario agregar más nada - tendría que ser juzgado de otro modo y desde el punto de vista revolucionario, porque fue en ese marco que se produjo la traición. Nunca en los juzgados de la burguesía, nunca en los juzgados de la impunidad. A no ser claro está, que alguna gente crea en esta justicia.......Eso quedará al criterio de cada uno y de su conciencia. Pero eso sí, pongámonos de acuerdo. Creemos o no creemos. Por supuesto que esta disyuntiva no afectará para nada a Fernández Huidobro, a Mujica y a algún otro que anda por ahí haciendo declaraciones. Todos ellos son acérrimos defensores y encubridores de criminales de lesa humanidad, a tal extremo que hablan con ternura de algunos pocos procesados. Por supuesto que no tienen mucho que reprocharle a esta justicia, salvo en los casos de algún "compañero injustamente indagado", "de un compañero probado que, fue víctima de su buena fé". La otra pregunta que surge ineludible es, si torturadores y asesinos andan sueltos por las calles, con qué figura jurídica procesarán a Amodio? La traición a un movimiento y la delación de compañeros no configuran delito alguno que yo sepa. Entonces que nos queda? Un pasaporte otorgado por los militares, por lo que esos militares tendrían que ir presos por falsificación de identidad.
La Vidriera está convencida, que muchas veces la impotencia nos lleva a perder la brújula. La presencia del traidor no nos puede hacer perder la coherencia de nuestros actos. Uno de los citados a declarar quiso ser la vedette del espectáculo: "le tiré una granada que no explotó". Este comentario bien lo pudo haber hecho en el boliche con sus Amigos o entre algunos jóvenes a quien impresionar. Su ingenuidad por llamarlo de algún modo, le dió la razón a Amodio ante el juez cuando afirma "que lo tenían sentenciado desde tiempo atrás y por ello comenzó a colaborar para salvar su vida". Otros vienen argumentando que Amodio le robó la identidad a un pobre hombre llamado el Tito e incluso le sacaron fotos y lo hicieron hablar. Amodio no le robó la identidad a nadie, si a alguien hay que acusar será a quienes le otorgaron esa nueva identidad. La tercera pregunta que debemos plantearnos es: que pasaría si mañana la Justicia decide liberar a Amodio como seguramente sucederá? Qué haremos, saldremos a la prensa para declarar que en este país reina la impunidad? Sin embargo hace 10 días creíamos en esta Justicia, no es así?
Cree alguien con seriedad que Amodio podrá ser procesado por vestir uniforme militar y salir a marcar gente, por haber delatado compañeros, por haberse prestado al enchastre contra Enrique Erro para promover su desafuero, por haber cola-
borado con la OCOA? Por un instante digamos que sí, que Amodio será procesado para calmar los ánimos de quienes reclaman cárcel para el traidor. Amodio sin haber torturado a nadie pues nadie lo pudo demostrar, sin haber asesinado a
nadie iría preso. Los que sí torturaron y mataron gente indefensa seguirán sueltos por las calles, muchos de ellos gozando de jugosas jubilaciones o al frente de prósperos negocios. SERÍA ESA LA JUSTICIA QUE TODOS BUSCAMOS? Bueno, todos menos La Vidriera. A los traidores no se los denuncia en los juzgados de la impunidad.Cuando se haga justicia con todos los desaparecidos, torturados y asesinados, cuando todos quienes hoy denuncian a Amodio se sumen a la condena de criminales de lesa humanidad y de sus cómplices sean éstos gobernantes de su Partido o jueces de esta Justicia, entonces podremos seguir hablando. Mientras tanto podemos afirmar que la denuncia contra un traidor se ha convertido casi en una obsesión para alguna gente y esto no es aconsejable desde el punto de esa justicia que se reclama.
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