La operación "el regreso de la rata", y nosotros...
TRISTE, GROTESCA, ABSURDA CAMPAÑA, PERO NADA INGENUA
Ciertos imponderables, han hecho posible que de alguna manera se pinchara el operativo "regreso" del mercenario Héctor Amodio Pérez, sólo en apariencia en visita promocional de su libro "Palabra de Amodio", preparada desde hace un par de años entre "El Observador", "El País", la CIA y alguna otra gente que ha creído ingenuamente que "la palabra de Amodio" podía arrojar algo de luz sobre "la historia del pasado reciente"...
Por lo pronto, únicamente el hecho de haber ingresado con la documentación ilegal que le proporcionaron los fascistas entre 1973 y 1974 cuando lo liberaron como pago -con unos cuantos dólares de propina- por los servicios prestados, y, además, algunas denuncias en su contra por su co-resposabilidad en aberrantes delitos de lesa humanidad, han generado algo de Atención pública sobre su propagandeada presencia en Montevideo.
La cacareada "conferencia de prensa" a unas horas de su arribo, fue un papelón mayúsculo, convirtiéndose de hecho en la exposición pública -triste, grotesca, absurda- de un personaje desgraciado, neciamente soberbio, claramente resuelto a tratar de trasladar su responsabilidad personal como activo militante del aparato represivo de la dictadura, hacia otros protagonistas de los tiempos de derrota del MLN-Tupamaros cuyas conductas -sobre todo en la actualidad- están en tela de juicio por diversos motivos -nada menores, sin duda-, aunque en todo caso no es precisamente Amodio Pérez el más indicado para colocarse "en juez" de nadie.
De absolutamente nadie.
La solvencia moral de este sujeto -si es que alguna vez la tuvo en grado mínimo- lo inhabilita tan siquiera como testigo parcialmente creíble, y sus reacciones ante las preguntas de los periodistas en la "conferencia" -algunas de ellas con la carga esperable de un Goyo Alvarez o un Bordaberry-, son la evidencia irrefutable de que su "operativo regreso" es lo que es: el enchastre masivo de apariencia "selectiva" y la pretensión de colocarse como "héroe de la película", justo él, uno de los personajes más abyectos, desquiciados y degradados de la historia de ayer y de la de hoy mismo.
Sin embargo, "atenti al lupo".
El "caso Amodio" es solamente el pretexto. El personaje es nada más que el cretino útil ocasionalmente contratado -una vez más y no necesariamente la última- para realizar destacadamente una tarea clave en la campaña ideológica concebida por los más gorilones como estratégica en términos contrarevolucionarios: la realidad los induce a concluir que la manera de tratar de neutralizar al movimiento popular que destruyeron desde 1972, pero que reverdece a pesar de todos los pesares, es sembrando incesantemente semillitas de desconfianza y desmoralización entre las mujeres y los hombres de este pueblo trabajador -muy golpeado, pero no aplastado- al que empecinadamente tratan de hacerle creer que todas y todos somos de algún modo una bazofia humana como Amodio y Gavazzo o renegados como lo son algunos de los que ayer empuñaron las
armas contra el gorilaje y hoy no se apean de una "militancia" en definitiva funcional al sistema.
La operación "el regreso de la rata" se vale de la rata, pero ni cuenta solamente con ella ni su arsenal se reduce a las 300 páginas de un librito impreso entre "El País" y "El Observador" con abundante excremento antipopular en lugar de tinta. Esto es nada más que un aspecto, una parte, un pequeño volúmen de proyectiles, de algo mucho más de largo aliento y más ambicioso pergeñado por la crema de una clase dominante que sabe muy bien que no alcanza con el reformismo conciliador para ponerle freno a las impresionantes tensiones sociales y las explosiones de pueblo movilizado que necesariamente irán presentándose como consecuencia inevitable del sostenido y profundizado egoísmo de quienes por ahora sostienen el mango de la sarten sin poder darse "el lujo" de aflojarle siquiera un cachito (la burguesía, de conciliadora no tiene ni tendrá jamás un pelo, mucho menos cuando vuelven a colocarse los zapallos en el carro de la verdad revolucionaria).
Pase lo que pase con este pobre sujeto llamado Héctor Amodio Pérez o como quiere hacerse llamar, no debemos ceder ante ninguna de las tentaciones del "librepensamiento liberal" que nos habla de "pluralismo" y "cabezas abiertas" al "conocimiento" de todas las versiones y opiniones que "arrojen luz sobre la historia"...
La historia es hoy, y ella se construye también con actitudes firmes y porfiadas desde el abajo, aunque los vientos parezcan seguir soplando a favor de los vendedores de "libertad de expresión" y "de palabra" que ocultan la ausencia de libertad real y el empeño imbécil por seguir manteniéndonos no solamente cada vez más explotados y oprimidos, sino también más alienados e idiotizados por la pornografía proxeneta de Marcelo Tinelli o “el suspense” del "misterioso Amodio Pérez" y sus padrinos y madrinas del "cuarto poder".
Contra la siembra de desmoralización y desconfianzas, ¡más demanda de Juicio y Castigo, más demanda de Verdad y Justicia en todos los planos de la vida, y más oídos sordos a todas las piruetas mediáticas que desean expulsarnos de la historia, de una historia que es nuestra historia y no la de los que trabajan contra la historia o un par de “demonios” alejados de una lucha de clases en la que ya se han servido demasiados cócteles de distracción, apatía y siembra de “hacé la tuya y dejate de joder con la justicia y la igualdad social”!!!...
Gabriel -Saracho- Carbajales, Montevideo, 10 de agosto de 2015.-
Encontré muy justa esta nota, aclara profundamente lo que estos días sucediera en el país con la llegada de ese personaje.
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