DEPENDE DE NOSOTROS....


LA VIDRIERA IRRESPETUOSA
DEPENDE DE NOSOTROS...

por Hugo Bruschi en el Año contra la Impunidad.

 
Cada vez que escucho "no hay mal que dure 100 años" o "desensillar hasta que aclare", me pongo en guardia. Esta mentalidad está incorporada a la idiosincracia del País, ya forma parte de nuestro estilo de vida, por lo menos el de mucha gente. No sabemos el origen de estas frases, pero sospechamos que son un llamado inequívoco a la pasividad, a la aceptación de una realidad que cambiará sin nuestra participación. Será un regalo del cielo y todos seremos felices una vez superados los inconvenientes. Sin embargo, la experiencia indica que los males necesitan tratamientos. Qué hubiera pasado, cuál hubiera sido nuestra suerte, si todo un Pueblo se hubiera sentado a esperar la caida de la Dictadura? Si todos hubiéramos desensillado? La Ley de Gravedad no es aplicable en ciertos casos.... y hay situaciones en donde tendremos que subir al árbol, en donde algo tendremos que hacer para cambiar las cosas, para intentarlo por lo menos. Y no será precisamente empleando de por vida "el derecho al pataleo" que por ahora nos permite criticar y denunciar, si ello no va acompañado de alguna propuesta en donde la gente se sienta identificada con la misma y se decida a participar aportando lo que tenga para dar. 



Una alternativa a tanta corrupción, a tanta entrega de soberanía, a tanta impunidad, a tanta violencia callejera producto de políticas sociales fracasadas y que sólo apuntan a la recolección de votos, en lugar de pensar como el país se nos va de las manos,en donde la gente vive presa del miedo. Esto es así y aquí no vale culpar al diario El País, El Observador o la Televisión. Si continuamente repetimos - y además es cierto - que los medios de difusión están al servicio del sistema, que intención pueden tener entonces de desprestigiar al gobierno de turno? Los hechos son reales y la violencia va ganando espacios día a día, cuadra a cuadra. El país registra el índice de suicidios más alto de Latinoamérica, el índice más alto de homicidios de mujeres presas del machismo imperante en la Sociedad. Otras reglas de juego se han impuesto y ya no alcanza con robar, ahora también hieren y matan tal vez sin saber porqué. Y esta gangrena que se extiende por el cuerpo social, no se resolverá con más policías en las calles si ello no va acompañado de decisiones responsables y de largo aliento. Qué podrán hacer los policías cuando un  irresponsable vendedor de humo, tuvo la brillante idea de legalizar la droga para disputarle el mercado al narcotráfico? Creyó acaso que los incendios se pueden apagar con nafta? No percibió  además que los narcotraficantes no quieren competencia y que aquellos que desafíen el negocio plantando en sus hogares y vendiendo en la esquina pasarán a ser sus víctimas?.



Tampoco aceptamos aquello de que " ya no hay izquierda y los pocos referentes de aquella se están muriendo de viejos". Aceptar este razonamiento, implicaría reconocer que la lucha de clases y las ideas mueren con los mismos. La izquierda o como quieran llamarle a la rebeldía,está presente en las calles, en el día a día, en el almacén del barrio que ya no puede "fiar" al cliente, en los gremios en conflicto, en los sueldos miserables de 500.000 uruguayos que viven milagrosamente y no sabemos cómo, en los jubilados y pensionistas viviendo con sus hijos o nietos y despojados de toda dignidad, luego de haber trabajado una vida, en las fuentes de trabajo que desaparecen, en las fábricas o establecimientos que despiden a sus trabajadores, en los obreros rurales del norte, etc. Cómo que no hay izquierda? Cómo que no existen las condiciones para emprender otro camino?
La Vidriera ya lo ha dicho más de una vez: no es nuestro estilo marcarle el camino a nadie, si no lo podemos recorrer juntos. Sería impensable de nuestra parte y además inmoral. Pero hay cosas que rompen los ojos, hay hechos que ya no podremos seguir explicando, sin riesgo de cansar a la gente que se pregunta: "bueno, pero que hacemos?"
De algún modo y la tarea no admite demora alguna, esas fuerzas desperdigadas a lo largo y ancho del país, tendrán que encontrarse más temprano que tarde en un proyecto común. Lo contrario sería dejarle a los uruguayos un país en manos de individuos que sólo piensan en sus bancas y sus privilegios, en sus jugosos sueldos y en sus viajes, en sus correspondientes sillones ministeriales y en sus no menos atractivas secretarías, en sus egos personales y en sus correspondientes corrupciones.




Sólo un gran movimiento de Resistencia que agrupe a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sean blancos, colorados, frenteamplistas defraudados, etc. podrá devolverle a la gente la esperanza, la verdadera, no la que le venden las cifras oficiales y los discursos partidarios, no la que le bajan los expertos en estadísticas alegres y edulcoradas. Un movimiento que como en el pasado, convocó a las más diversas capas sociales y organizaciones, a resistir la embestida pachequista. Un movimiento que por fin, tenga un lugar reservado para el ciudadano común, cansado y asqueado de tanta mentira organizada, de tanta promesa incumplida, de tanta corrupción, de tanta impunidad.




Y no tenemos dudas que así será, porque la lucha de clases existe y existirá mientras hayan intereses incompatibles, el de los explotados y explotadores, el de los pobres cada vez más pobres y el de los ricos cada vez más ricos. La lucha de clases está presente todos los días, desde que despertamos hasta que nos dormimos. En las camas lujosas y bien tendidas y perfumadas, y en los cantegriles donde los niños se abrigan con perros en las noches de invierno. La lucha de clases no la podrán disimular ocultando la palabra, hablando de pactos sociales, armonizando la convivencia entre obreros y patrones, sean éstos privados o estatales al servicio de la clase dominante. Esa que impone las reglas del juego que sumisamente aceptan falsos representantes de los intereses populares. Todo dependerá de nosotros, pero el tiempo apremia y de eso ya nadie alberga duda alguna.

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