Un recuerdo del cuartel de Mercedes

Un recuerdo del cuartel de Mercedes


Ricardo Ferré

Recientemente se publicó el libro del ”Tambero” Jorge Zabalza “La experiencia tupamara”1. En este libro aparece un pasaje en el que comenta la caída de los militantes del MLN- Tupamaros de Mercedes entre los que yo me encontraba y su período de interrogatorio y tortura en el cuartel de la ciudad.
Dice Zabalza relatando el principio del año 1972:
“En la ciudad de Mercedes se torturaba salvajemente a los compañeros detenidos en el Batallón de Infantería N° 5. Los transeúntes que pasaban por la calle del cuartel oían los gritos de los torturados. La información y el sentimiento de impotencia fueron transmitidos al grupo que se movía en los montes del Arroyo Negro. Raúl Sendic y otro compañero salieron sorteados para la operación de represalia. Discutieron si matarlo o herirlo y, en éste caso, en qué parte del cuerpo hacerlo. Ante las dudas, siempre atento a los vínculos de los tupamaros con sus raíces en la historia nacional, Raúl pensó en voz alta: ¿Y si lo degollamos como hacían en la Guerra Grande?. Los dos llegaron en bicicleta a la casa del teniente Gustavo Criado y golpearon a la puerta. El oficial vivía en estado de alerta y salió pistola en mano...pero, erró su disparo. Raúl replicó con su .45 y la bala dio en el vientre del torturador. Montaron las bicicletas y volvieron al monte. Hicieron lo que todos deseábamos hacer.”
En el parlamento el senador Enrique Erro impulsó la formación de una comisión investigadora sobre las torturas en el cuartel de Mercedes que nos fue a entrevistar a los tupamaros de Mercedes quw ya estábamos presos en la cárcel de la ciudad.



Entre los compañeros de la ciudad que estaban libres circulaban las versiones brindadas por las mujeres de los milicos que a su vez las habían oído de sus maridos.  Los milicos mercedarios contaban asombrados que yo me sonreía cuando me arrancaron todos los pelos del pecho estando de plantón con las piernas abiertas, las manos con los dedos cruzados atrás de la nuca y vestido sólo con un pantalón, pues era el verano de febrero y estaba a pleno sol. Esos relatos sirvieron para levantar la moral de esos compañeros entre los que circulaba. 





Y no era que yo estuviera burlándome de mis torturadores ni sintiéndome superior, sino que mi sonrisa creo que se debió sobre todo a lo extraño de la situación en que hay un hombre inerme casi desnudo y otro hombre adulto se acerca y le arranca los pelos del pecho. La situación tenía sin duda algo de psicodélico.
Sobre todo lo que pasó allí las emociones y los sentimientos que me recorrieron en esos días y los pensamientos que se disparaban como bólidos en defensa de mi integridad hay mucho para contar, pero lo dejamos para otro relato.
El cuartel de Mercedes no existe más. Sobre sus ruinas se construyó un moderno shopping centre con la terminal de buses de la ciudad.
No existen más, ni la cancha de pelota que fue la sede de mis plantones y de las palizas cuando caía de agotamiento, ni el calabozo donde me tiraban cuando tenían otra tarea u otra víctima para torturar.
Pero siguen la impunidad y los torturadores que se pasean por las calles uruguayas.






1 Jorge Zabalza, La experiencia tupamara. Pensando en futuras insurgencias, Editorial Letraeñe, 2015

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