El cumpleaños de Antonio Mas Mas

El cumpleaños de Antonio Mas Mas
“El odio de los serviles es más peligroso que el de los déspotas; matan a la madre, igual, si es dan la orden...”



A principios de febrero del ´73 -aquel febrero de proclamas soñadamente “populistas” de un fascismo pichón con alas apenas plumíferas que querían crecer engañando al pueblo trabajador al mismo tiempo que lo pisoteaba- un hecho “surrealista” vino a sacudir la tranquilidad pizarrera del “alto mando” local del llamado “proceso cívico-militar”, que muy pronto veríamos como rasgo político dominante -prefabricado en los EE.UU., como dios manda- no solamente en el Uruguay pachequista, sino también en muy buena parte del continente latinoamericano.
El suceso casi casi que tira abajo la bulla buscada con los famosos “comunicados 4 y 7” de las “Fuerzas Conjuntas”, en los que éstas se declaraban más peruanistas que el general Velasco Alvarado y prometían avances sociales que ni al mismo  Artigas se le hubiesen ocurrido, por supuesto.
Todo pasó como en un mediometraje del genial Buñuel: rasgando la tela de la carpa en la que los tenían apilados en el Batallón de Ingenieros N° 5, al costado del Cementerio del Norte, cinco tupamaros clasificados por los botones como “muy peligrosos”, se tomaron los vientos de madrugada, aparentemente escalando un vetusto muro divinamente lleno de oscuridad y yéndose lo más panchos, caminando tranquilamente por Aparicio Saravia hacia afuera, para nunca más vérseles ni la sombra.
En un santiamén se vino abajo la súper inteligente teoría táctico-estratégica de un montón de oficiales y oficialitos que sostenían que a l@s “más peligros@s” había que mantenerlos el mayor tiempo posible prisioner@s en los cuarteles, pues de allí ni en pedo podrían irse, por estar vigilados directamente por sus severos captores y no por guardias de otras unidades “menos celosas”, como en “Libertad” y en “Punta de Rieles”...
Por otra parte -como algunos de esos “estrategas” lo decían a calzón quitado-, en caso de decidirse ejecuciones masivas y sumarias, nada mejor que hacerlo tranquilamente en los cuarteles, lejos de “los viejos” oficiales a los que capaz les temblaría el pulso “por razones políticas” y por dejarse influenciar por civiles que “de guerra” (!!!) no sabían un carajo...
Así, pues, que en aquel febrero “populista-nacionalista”, el “alto mando” dispuso lo más lógico y aconsejable a esas alturas del partido: el traslado masivo y automático de “toda la pesada” femenina y masculina a los “súper seguros” confines del EMR N° 2 y del EMR N° 1, en cuyas antesalas a los respectivos  celdarios, rezaba enfática y grotescamente: “Aquí se viene a cumplir”.



Conocimos al “Gallego” en esas circunstancias. Siendo bajados a cachiporrazos y patadas de los helicóperos en que nos iban llevando hacia “el hotel cinco estrellas” del sicariato “oriental” organizado, apostado a escasas cuadras de la maragata ciudad de Libertad, Ni qué hablar que la golpiza al “Gaita” no guardó proporcionalidad alguna con la que recibió el resto de los noveles “pasajeros”; apenas se corría la voz entre los milicos que entregaban y los que recibían al “personal recluso”, de que el N° 798 era Antonio Mas Mas, la saña era descomunal, y mientras la paliza general eran golpes en las piernas y las espaldas, a él le daban donde fuera, preferentemente en la cabeza y las costillas, al grito de “¡Asesino de mierda!!! Te vamos a limpiar!!!”...
Cuando llegamos al celdario después de ser reventados en la escaleras, el “Gallego”, muy dolorido y con su voz siempre cascada, dijo, despacito, arqueando inolvidablemente esas cejas suyas de hombre-niño bueno y sano: “El odio de los serviles es más peligroso que el de los déspotas; matan a la madre, igual, si les dan la orden...”. Y cuando el sargento Almeida -una especie de anfitrión rechoncho salido del cine cantinflero, con restos de humanidad encima, sin embargo-, notó que intentábamos chamuyar, se arrimó a Antonio a los gritos, “¡No se puede hablar, Recluso!!!”, pero con gran cancha le susurró al oído: “No te regales; la mano viene repesada; los viejos tienen una calentura que les vuela la bata y las órdenes son durazas especialmente con vos... ¿Ta?”...


El hombre más verdugueado, por lejos, por “el proceso”; el revolucionario mallorquín-oriental más castigado, más torturado, más basureado, más insultado y baboseado por la cobardísima caterva fascista dependiente que reinó en el Uruguay durante una docena de años y que todavía pretende alardear de “insuperable”, hoy, 23 de abril de 2016, está cumpliendo 69 jóvenes años a pesar de que su corazón no resistió más el 28 de Agosto del  2003, con apenas 56 años, en su Palma de Mallorca natal donde a gatas pudo ir superando la destrucción de su sistema nervioso y sus capacidades mentales.
¡Lo lesionaron psíquicamente de una manera brutal, despiadada, digna del Tercer Reich traspolado a la “Banda Oriental”; pretendieron convertirlo en un animalito obediente, en un lametraste y alcahuete de los botones; en un soplón a sueldo a cambio de una chuleta y menos insultos y trato subhumano; quisieron hacerle pedir “perdón” de rodillas besando las botas de infelices oficiales y suboficiales; lo mantuvieron drogado y quieto como una plantita durante años y años; le sirvió al nazi Britos “Menguele” para “diplomarse” de falso psicólogo siendo apenas un pinche idiota y obsecuente...


A nosotros, sinceramente, nos quedó más grabada su luminosa sentencia de “El odio de los serviles es más peligroso que el de los déspotas; matan a la madre, igual, si les dan la orden...”, que aquellos gritos de buen humor y aliento-autoaliento que dos por tres se mandaba “El Gaita” diciendo “¡Liberar a Mas Mas y a todos los demás!” (que todos recordamos sonriéndonos, por cierto) cuando lo estaban verdugueando con la leyenda imbécil de que había capado a Mitrione y se había comido sus testículos imperiales (que nunca nadie supo si los tenía, a ciencia cierta, porque los representantes del “alto mando” repetian y repetían que, ¡oh, misterio!, nunca aparecieron).


Un abrazo desde el amor revolucionario a este Tupa de miel y de acero al que no púdieron destrozarle ni la moral ni el espíritu revolucionarios, jamás. Nunca. Y mucho menos cuando, aun psíquicamente hecho pomada, podía percatarse de que el gran pecado que le adjudicaba el fascismo y por el que lo bombardeaban miserablemente todos los días y todas las noches durante una docena de años, era el de la ejecución revolucionaria del maestro de tortura  y secuestro Dan Anthony Mitrione, de cuyo cumpleaños no se acuerda ni el dios verde.

¡Feliz cumple, “Gallego”!, ¡Fuiste y sos el más grande de tod@s nosotr@s!. (Y que los “huevitos” de Mitrione vayan a buscarlos al Cerrito, allí donde van a jeder los pelitos del “arranco pelito, andá a buscarlo al Cerrito!” en este “ juego” jodido pero hermoso de darlo todo por un mundo sin déspotas y sin serviles).

Héctor -Chamusca- Pascual Quartiani / Gabriel -Saracho- Carbajales, Montevideo, 23 de abril de 2016.

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