Los torturadores deben ir a cárcel común; sus víctimas: Adriana Gatti



Adriana Gatti Casal, uruguaya de 17 años de edad. Hija de Gerardo Gatti, un dirigente sindical uruguayo que se había mudado a Argentina en el año 1973 y quien continúa desaparecido desde junio de 1976. La madre y hermanas de Adriana se refugiaron en Francia, pero Adriana se quedó con su novio Ricardo Carpintero, también desaparecido el 25 de marzo de 1977.

El 9 de abril de 1977 los diarios argentinos daban cuenta que dos mujeres y un hombre habían sido abatidos por un supuesto enfrentamiento en una casa ubicada en la calle Nueva York.
En dicho operativo participaron fuerzas pertenecientes a la Comisaría 47ª, al Cuerpo de Bomberos, a la Fuerza Aérea y al Cuerpo 1 del Ejército. Se emplearon helicópteros y carros de asalto de la guardia de Infantería de la Policía Federal.

En el interior de la vivienda se encontró a un hombre muerto y gravemente herida a una mujer que luego, a través de gestiones realizadas, se confirmaría que era Adriana Gatti, quien estaba embarazada casi a término. Conducida en una ambulancia al Hospital, falleció al llegar.

Por declaraciones de un exiliado político de paso por Brasil, se supo que en el operativo, también habían muerto Eduardo Testa y su compañera Norma Matsuyama, también embarazada a punto de parir. Adriana tenía baleado su vientre y la remataron con un tiro de gracia en la frente. Ingresó al Hospital Alvear donde el personal de salud hizo todos los esfuerzos posibles y guardaron todos los datos en un archivo donde figuraba también el número de cajón funerario. Esto permitió que el cuerpo de Adriana Gatti fuera localizado en el Cementerio de la Chacarita enterrado como NN, exhumado e identificado el 22 de agosto de 1983, seis años después de su muerte.

Testimonios de los vecinos:
“… durante un operativo realizado el 8 de abril de 1977, dos mujeres y un hombre habían sido abatidos en una casa de esta capital. Por fuerzas combinadas del Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía. En determinado momento se asomó a la puerta de la casa sitiada una de las mujeres, anunciando a gritos que su compañero estaba muerto, que una mujer estaba herida y que se rendía, pero fue abatida.”
Testimonio de Miriam Lewis y Elisa Tokar:
“(…) ¿Se acuerdan de un tiroteo en la calle Nueva York, en Villa Pueyrredón? Salió en la tapa de “La Nación”, dónde la hieren también a Adriana Gatti, la hija de Gerardo Gatti (…) Era una pibita de 17 años que estaba embarazada también, su novio acababa de caer. Ella estaba guardada en la casa de mi amiga (haciendo referencia a Norma Matsuyama), ahí había dos embarazadas. Adriana cayó viva y murió al llegar al Hospital Alvear (…)”

En esa masacre no solo se llevaron la vida de Adriana, Eduardo y Norma, también le quitaron la posibilidad de vivir a dos criaturas a punto de nacer.

“No se puede entender a quienes pretenden que el tiempo ejerza una acción atenuante sobre el horror y la violación a los derechos humanos de nuestra historia reciente. Hoy podemos comprobar que fue posible todo lo que se creía imposible antes de que sucediera. Lo único que no es posible es ponerle un manto de olvido y un punto final y alejarnos de estos hechos. Para que nunca más sucedan estos horrores y nos vuelvan a atrapar en sus garras criminales, seguiremos exigiendo memoria, Verdad y Justicia” Por Marys Yic



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