El Estado Islámico y la resistencia kurda en Kobane
Yassamine Mather- Revista sinPermiso
Los informes confirman que durante las primeras horas del martes 7 de octubre el grupo antes conocido como Daesh (Isis), ahora Estado Islámico (EI), ha entrado en la ciudad kurdo-siria de Kobanê.
En la actualidad están teniendo lugar enfrentamientos en las calles y los primeros informes sugieren que en estas batallas, a la fuerzas seculares aliadas a las Unidades de Protección Popular (ala militar del Partido Unión Democrática, o PYD) les está yendo mejor que a EI, principalmente porque se encuentran más familiarizados con la ciudad y porque el armamento pesado de EI resulta poco eficientes en este tipo de batallas. Sin embargo, la ciudad está siendo destruida, sus habitantes se han convertido en refugiados y es bastante improbable que las fuerzas kurdas puedan ganar la batalla.
¿Quién tiene la culpa de la catastrófica situación de esta ciudad fronteriza? La lista es larga, pero permítaseme empezar por los Estados Unidos y los socios de su coalición –no solo por su papel durante la invasión iraquí de 2003, causa principal de todo esto, sino por la todavía más importante alianza y apoyo a los países que han creado y han financiado este monstruo.
La semana pasada, el vicepresidente de los EE.UU., Joe Biden, dijo: “Mi constante lamento era que nuestros aliados en la región eran el mayor problema de Siria” y mencionó a los Emiratos Árabes Unidos, a Arabia Saudí, Qatar y Turquía. A lo que Biden añadió:
“Los turcos eran grandes amigos, pero, cuando llegó el momento de Siria y del esfuerzo por derrocar a su presidente Bashar Assad, las políticas de esos aliados acabaron siendo ayudar a armar y reforzar a aliados de Al Qaeda y, en consecuencia, a los terroristas del Estado Islámico...¿Qué hicieron? ¿Tan decididos estaban a hundir a Assad y en, básicamente, apoyar una guerra interpuesta entre sunís y chiís? ¿Qué es lo que hicieron? Depositaron cientos de millones de dólares, miles de toneladas de armas en manos de cualquiera que quisiera luchar contra Assad, a pesar de que se estaba proveyendo a Al Nusra y Al Qaeda así como a elementos extremistas yihadistas que llegaban de todas partes del mundo”.
Posteriormente, se obligó a Biden a pedir perdón a los cuatro estados implicados. No obstante, eso no cambia los hechos: el genio ha salido de la lámpara. Los aliados de EE UU estaban tan obsesionados con el derrocamiento de Assad que no les importó a quienes estaban apoyando.
Por supuesto, en su candidez, el vicepresidente de EE UU olvidó mencionar que hasta el pasado otoño la administración Obama compartió las perspectivas y las tácticas de los estados antes mencionados y que incluso, cuando EE UU decidió dar un giro de 180 grados, a causa de toda la propaganda sobre los ataques aéreos de una coalición de 40 países, no ha habido ningún intento serio de debilitar al EI en Siria. Cientos de miles de kurdos sirios se han visto obligados a abandonar sus hogares y, según cuentan los combatientes y la gente de Kobanê, los ataques aéreos de la coalición, que llegaron en su mayoría tras las incursiones del EI en la ciudad entre el 7 y 8 de octubre, fueron demasiado pocos y llegaron demasiado tarde como para marcar una diferencia.
Turquía
Otro culpable es el ejército turco. Controla los puntos altos del norte de la ciudad, pero se quedó mirando mientras EI usaba artillería pesada. tanques y lanzacohetes para atacar a las guerrillas kurdas precariamente armadas. Según comentaba en la ciudad un comandante kurdo, Turquía espera que la caída de Kobanë creará las condiciones en las que pueda enviar infantería a Siria, preparando el camino para el establecimiento de un régimen pro-turco en Damasco.
De hecho, el presidente turco Tayyip Erdo?an, el 7 de octubre, pareció confirmar esta visión de las cosas cuando ordenó lanzar una operación por tierra contra EI con el fin de parar su avance: “El terror no va a terminar a menos que cooperemos en una operación por tierra”, dijo Erdoan.
Durante los últimos dos años, la ciudad ha sido controlada por el PYD, la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lucha por la libertad kurda contra el régimen turco. El PYD y sus Unidades de Protección Popular (YPG) proclamaron la creación de una región auto-gobernada. Quienes conocen las políticas autoritarias del PKK consideran tales proclamas con cierto cinismo. Sin embargo, no hay duda de que decenas de miles de cristianos, yazidis y turcomanos de toda Siria han buscado refugio en Kobanê, una ciudad que se convirtió en una isla de laicismo rodeada por fuerzas islámicas cercanas a EI y Al Nusra, así como por las fuerzas militares turcas bajo el mando del semi-islámico Partido por la Justicia y el Desarrollo.
La semana pasada, oímos un montón de retóricas por parte del presidente turco en relación con el “compromiso” de su país a la hora de luchar contra EI, aunque en realidad no ha habido ninguna señal de un esfuerzo serio por parte del Estado turco para debilitar al grupo yihadista
Muchos dicen que el país es uno de los que directa o indirectamente han ayudado al desarrollo de EI, tanto en lo que se refiere a su financiación como al permitir a los voluntarios extranjeros un fácil acceso a través de la frontera entre Turquía y Siria. En las últimas semanas, ha cerrado la frontera a los kurdos que pretendían cruzar hacia Siria y sumarse a la defensa de Kobanê. El pasado mes, tras las negociaciones entre el Estado turco y el grupo yihadista este liberó a 46 rehenes turcos. Y esta última semana, el líder del PKK, Abdullah Öcalan, encarcelado cerca de Estambul, advirtió a Ankara que el proceso de paz entre Turquía y los rebeldes kurdos se hundiría si EI toma Kobanê
Mientras que los portavoces del PKK/YPG en Siria han repetido una y otra vez que no querían que Turquía interviniera en el conflicto, si han pedido una flexibilización de los controles en la frontera entre Siria y Turquía, de manera que pudiera proveerse con armas a los combatientes kurdo-sirios. Las fuerzas militares del YPG –un grupo escasamente entrenado de hombres y mujeres peshmergas - solo disponen de armas ligeras y unos pocos tanques capturados. El YPG acusa además a Turquía –a pesar de toda su retórica- de haber tenido y mantener una alianza secreta con EI, porque su principal preocupación es derrotar a las fuerzas kurdo-sirias aliadas al PKK
Por su lado, Turquía culpa a los grupos kurdos de optar por una “posición de aislamiento” y por rechazar unirse al Ejército Sirio Libre y a otros grupos de oposición sirios financiados por los países árabes. Turquía ha mantenido relaciones estrechas con el Partido Democrático del Kurdistán (KDP) y con la autoridad regional kurda en Irak. No obstante, los combatientes del YPG/PKK han tildado la oposición del KDP al EI de inconsistente e ineficaz. Una afirmación que comparten los refugiados kurdos, yazidis y turcomanos en la región.
Ya he escrito sobre la traición de los líderes de la autoridad regional kurda (KRA), receptoras de generosas ayudas por parte de los EE.UU. y de la UE. Es un vivo ejemplo de Estado corrupto, semicolonial y decadente. Sus líderes se han alarmado tanto por los experimentos de “autogobierno” del YPG que se disponían a no hacer nada y a contemplar tranquilamente como los brutales yihadistas tomaban Kobanê. Sin embargo, el problema al que tendrán que enfrentarse a largo plazo es obvio: cuando EI alcance Suleymaniya o Kirkuk, las ciudades más importantes del KRA, no quedará nadie para defender a sus decadentes, autocráticos y misóginos dirigentes.
Si el EI logra vencer a las guerrillas kurdas en las actuales batallas callejeras en Kobanê, conseguirá el control de la mayoría de la frontera sirio-turca. Kobanê ya está flanqueada por dos ciudades controladas por EI al este y al oeste. Sería una victoria estratégica para EI, ya que sería capaz de controlar la ruta clave de Raqa-Kobanê. Esa es la razón por la que, sin tomar en consideración las diferencias políticas con el PKK y el YPG, Kobanê se ha convertido en un símbolo en la lucha contra EI para la izquierda en la región
Por su lado, Turquía culpa a los grupos kurdos de optar por una “posición de aislamiento” y por rechazar unirse al Ejército Sirio Libre y a otros grupos de oposición sirios financiados por los países árabes. Turquía ha mantenido relaciones estrechas con el Partido Democrático del Kurdistán (KDP) y con la autoridad regional kurda en Irak. No obstante, los combatientes del YPG/PKK han tildado la oposición del KDP al EI de inconsistente e ineficaz. Una afirmación que comparten los refugiados kurdos, yazidis y turcomanos en la región.
Ya he escrito sobre la traición de los líderes de la autoridad regional kurda (KRA), receptoras de generosas ayudas por parte de los EE.UU. y de la UE. Es un vivo ejemplo de Estado corrupto, semicolonial y decadente. Sus líderes se han alarmado tanto por los experimentos de “autogobierno” del YPG que se disponían a no hacer nada y a contemplar tranquilamente como los brutales yihadistas tomaban Kobanê. Sin embargo, el problema al que tendrán que enfrentarse a largo plazo es obvio: cuando EI alcance Suleymaniya o Kirkuk, las ciudades más importantes del KRA, no quedará nadie para defender a sus decadentes, autocráticos y misóginos dirigentes.
Si el EI logra vencer a las guerrillas kurdas en las actuales batallas callejeras en Kobanê, conseguirá el control de la mayoría de la frontera sirio-turca. Kobanê ya está flanqueada por dos ciudades controladas por EI al este y al oeste. Sería una victoria estratégica para EI, ya que sería capaz de controlar la ruta clave de Raqa-Kobanê. Esa es la razón por la que, sin tomar en consideración las diferencias políticas con el PKK y el YPG, Kobanê se ha convertido en un símbolo en la lucha contra EI para la izquierda en la región
Irán
Todo esto, combinado con una cierta nostalgia por las áreas “liberadas” en el Kurdistán, ha llevado a una huelga de hambre en Teherán, donde 14 conocidos activistas de la izquierda y liberales han iniciado una protesta en solidaridad con Kobanê el 6 de octubre. Evidentemente, cómo puede una huelga de hambre en Teherán ayudar a los combatientes kurdos en Kobanê o a los refugiados kurdos es harina de otro costal, pero las webs de izquierda y centro-izquierda así como las redes sociales están plagadas de mensajes de apoyo a los combatientes de Kobanê. Destacan las fotos de los héroes de guerra – hombres y mujeres de la guerrilla que han dado sus vidas por defender la ciudad-, incluida la de la joven madre, Arin Mirkan, que protagonizó un ataque suicida contra los yihadistas que avanzaban el 5 de octubre.
La actitud de la izquierda iraní solo puede explicarse como una melancolía por los primeros años 80, un período en que se mitificó la resistencia kurda iraní: los valientes luchadores en las montañas iban a allanar el camino para el derrocamiento de otro Estado islámico (la república iraní chiíta) y proclamar el socialismo (¡!). Aquellos de nosotros que estábamos entonces en la región sentimos una pesada responsabilidad sobre nuestros hombros, a pesar de que la realidad de nuestra lucha muestra que adoptamos un enfoque muchos más realista y con los pies en el suelo. Este tipo de guerra no podía tener éxito en la década de los 80, y ciertamente no va a conducir a ninguna liberación nacional –para no hablar del socialismo- hoy. Al final, es más probable que lleve a la desmoralización y a la inevitable pérdida de vidas.
De los cientos de peshmergas de izquierdas que conocí cuando estaba en el Kurdistán, hoy solo quedan vivos unos cuantos y, por lo que sé, ninguno de ellos murió por causas naturales.
Entonces, como ahora, un ejército pobremente armado de valientes hombres y mujeres se enfrentaron a voluntarios armados hasta los dientes, financiados por fuerzas ricas y poderosas (en aquellos días, la República Islámica de Irán) y decididos a morir por el Islam.
No es muy difícil adivinar quién va a ganar. Deberíamos dejar los ataques suicidas a los islamistas (chiís o sunís), pero no es la manera de luchar de la izquierda, no importa lo desesperada que pueda llegar a ser la situación. Pero la política del activismo vanguardista -que creo tales ilusiones en el Kurdistán iraní en la década de los 80- está alentando ilusiones similares sobre Kobanê, al menos en sectores de la izquierda iraní. Ello no quiere decir que en el Medio Oriente, y especialmente en Occidente, la izquierda no deba apoyar a los combatientes de Kobanê, que, como fuerzas de izquierdas laicas, siguen siendo una fuente de esperanza, una fuerza progresiva que lucha contra los reaccionarios islámicos. Mis comentarios se dirigen a aquellos sectores de la izquierda iraní que parece que se han obsesionado con promover el heroísmo de la guerrilla del YPG
Quién y por qué
Hablando de la “coalición liderada por EE UU”, en la que se incluyen países árabes como Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, ninguno de estos Estados se plantea cortar la financiación a los yihadistas o impedir las transacciones financieras entre bancos e instituciones en las zonas del norte de Irak ocupadas por EI. ¿Quién está comprando el petróleo que EI vende?: Turquía. ¿Quién está permitiendo las transacciones internacionales de los bancos de Mosul?: los bancos de Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes están limpiando dinero de sus socios, que se encuentran bajo el control de EI en el norte de Irak.
¿Es el capital internacional incapaz de parar el flujo de fondos hacia EI? Claro que no. Sabemos por el reciente ejemplo de las sanciones contra los bancos iranís que el poder hegemónico mundial, EE UU, es capaz de cerrar todas las rutas internacionales del dinero. Es capaz de rastrear las más pequeñas transacciones entre personas asociadas a los “Estados canallas” y de castigar a los bancos que no obedezcan las normas. Sin embargo, ¿espera que nos creamos que no puede hacer tres cuartos de lo mismo en lo que concierne a las ciudades del norte de Irak controladas por EI? La verdad es que unos desorientados EEUU no quieren enfrentarse a sus aliados en el mundo árabe...
La habilidad de EI a la hora de mantener y expandir su influencia se debe a ciertos factores, y no resulta menor la reputación que se ha labrado como una fuerza que no acepta compromisos con Occidente, a pesar de que se sustente sobre el apoyo continuado de la coalición aliada occidental en la región: Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.
A pesar de todas las proclamas religiosas lanzadas por los eclesiásticos sunís denunciando los brutales métodos del grupo, muchos jóvenes musulmanes todavía hoy viajan grandes distancias para sumarse a la causa. Vencer a esta fuerza requiere un poco más de inteligencia que el enfoque simplista adoptado por Cameron y Obama. Sus brutales métodos puede que sean medievales, pero EI ha mostrando una considerable habilidad a la hora de gestionar las ciudades que captura.
Según el periódico irlandés Independent: “El grupo “Estado Islámico”, infame por sus decapitaciones, crucifixiones y ejecuciones en masa, provee de agua y electricidad, paga salarios, controla el tráfico y lo gestiona casi todo, desde panaderías a bancos, pasando por escuelas, juzgados y mezquitas. A pesar de que sus despiadadas tácticas en el campo de batalla y la imposición de su austera visión de la ley islámica llenan los titulares, los residentes afirman que gran parte de su poder reside en su eficacia y, a menudo, en su habilidad profundamente pragmática para gobernar...” “Los civiles sin ninguna afinidad política se han amoldado a la presencia del Estado islámico, porque la gente se cansó y se hartó, y también...porque están haciendo trabajo institucional”, dijo un residente en Raqqa opuesto a Isis.
El califa de EI Abu Bakú al-Bagdadí ha nombrado a un tunecino con un doctorado en este tema. Bagdadí ha separado también las operaciones militares de la administración civil, y ha nombrado asesores civiles a los que llama “walis” – un cargo oficial parecido al de ministro- para gestionar las instituciones.
Numerosos expertos en el ámbito militar han intentado explicar la falta de progresos de las fuerzas aéreas estadounidenses, acompañadas por la presencia simbólica de los aliados locales y de Reino Unido. Hasta ahora, sus operaciones, basadas en bombardeos a gran altura –con el fin de garantizar el mínimo riesgo al personal militar y a los aviones de guerra-, solo han conseguido ganar nuevos aliados para EI, además de algunos cambios ocasionales en sus tácticas.
Esta semana será recordada como el momento en que un vicepresidente estadounidense se disculpó por decir la verdad, pero, entre toda la incertidumbre en Washington, sobresale otro pensamiento preocupante. ¿EE UU quiere de verdad derrotar a EI o está Irán en lo cierto a la hora de creer que hay una “segunda fase” en la acción contra EI liderada por los EE.UU.: aquella cuyo objetivo es derrocar a Assad desde arriba, con Turquía esperando pacientemente en la frontera? Y su objetivo final ¿es un cambio de régimen en Irán?
Dada la actual confusión, no parece probable que nadie tenga una respuesta a este enigma.
[Yassamine Mather es una socialista iraní exiliada en el Reino Unido, profesora de la Universidad de Glasgow y Directora de la Campaña "Fuera las manos del Pueblo de Irán" (HOPI). En los archivos de Sin Permiso pueden encontrarse sus artículos analizando el desarrollo de las conversaciones entre EE UU e Irán sobre el programa nuclear iraní
Todo esto, combinado con una cierta nostalgia por las áreas “liberadas” en el Kurdistán, ha llevado a una huelga de hambre en Teherán, donde 14 conocidos activistas de la izquierda y liberales han iniciado una protesta en solidaridad con Kobanê el 6 de octubre. Evidentemente, cómo puede una huelga de hambre en Teherán ayudar a los combatientes kurdos en Kobanê o a los refugiados kurdos es harina de otro costal, pero las webs de izquierda y centro-izquierda así como las redes sociales están plagadas de mensajes de apoyo a los combatientes de Kobanê. Destacan las fotos de los héroes de guerra – hombres y mujeres de la guerrilla que han dado sus vidas por defender la ciudad-, incluida la de la joven madre, Arin Mirkan, que protagonizó un ataque suicida contra los yihadistas que avanzaban el 5 de octubre.
La actitud de la izquierda iraní solo puede explicarse como una melancolía por los primeros años 80, un período en que se mitificó la resistencia kurda iraní: los valientes luchadores en las montañas iban a allanar el camino para el derrocamiento de otro Estado islámico (la república iraní chiíta) y proclamar el socialismo (¡!). Aquellos de nosotros que estábamos entonces en la región sentimos una pesada responsabilidad sobre nuestros hombros, a pesar de que la realidad de nuestra lucha muestra que adoptamos un enfoque muchos más realista y con los pies en el suelo. Este tipo de guerra no podía tener éxito en la década de los 80, y ciertamente no va a conducir a ninguna liberación nacional –para no hablar del socialismo- hoy. Al final, es más probable que lleve a la desmoralización y a la inevitable pérdida de vidas.
De los cientos de peshmergas de izquierdas que conocí cuando estaba en el Kurdistán, hoy solo quedan vivos unos cuantos y, por lo que sé, ninguno de ellos murió por causas naturales.
Entonces, como ahora, un ejército pobremente armado de valientes hombres y mujeres se enfrentaron a voluntarios armados hasta los dientes, financiados por fuerzas ricas y poderosas (en aquellos días, la República Islámica de Irán) y decididos a morir por el Islam.
No es muy difícil adivinar quién va a ganar. Deberíamos dejar los ataques suicidas a los islamistas (chiís o sunís), pero no es la manera de luchar de la izquierda, no importa lo desesperada que pueda llegar a ser la situación. Pero la política del activismo vanguardista -que creo tales ilusiones en el Kurdistán iraní en la década de los 80- está alentando ilusiones similares sobre Kobanê, al menos en sectores de la izquierda iraní. Ello no quiere decir que en el Medio Oriente, y especialmente en Occidente, la izquierda no deba apoyar a los combatientes de Kobanê, que, como fuerzas de izquierdas laicas, siguen siendo una fuente de esperanza, una fuerza progresiva que lucha contra los reaccionarios islámicos. Mis comentarios se dirigen a aquellos sectores de la izquierda iraní que parece que se han obsesionado con promover el heroísmo de la guerrilla del YPG
Quién y por qué
Hablando de la “coalición liderada por EE UU”, en la que se incluyen países árabes como Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, ninguno de estos Estados se plantea cortar la financiación a los yihadistas o impedir las transacciones financieras entre bancos e instituciones en las zonas del norte de Irak ocupadas por EI. ¿Quién está comprando el petróleo que EI vende?: Turquía. ¿Quién está permitiendo las transacciones internacionales de los bancos de Mosul?: los bancos de Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes están limpiando dinero de sus socios, que se encuentran bajo el control de EI en el norte de Irak.
¿Es el capital internacional incapaz de parar el flujo de fondos hacia EI? Claro que no. Sabemos por el reciente ejemplo de las sanciones contra los bancos iranís que el poder hegemónico mundial, EE UU, es capaz de cerrar todas las rutas internacionales del dinero. Es capaz de rastrear las más pequeñas transacciones entre personas asociadas a los “Estados canallas” y de castigar a los bancos que no obedezcan las normas. Sin embargo, ¿espera que nos creamos que no puede hacer tres cuartos de lo mismo en lo que concierne a las ciudades del norte de Irak controladas por EI? La verdad es que unos desorientados EEUU no quieren enfrentarse a sus aliados en el mundo árabe...
La habilidad de EI a la hora de mantener y expandir su influencia se debe a ciertos factores, y no resulta menor la reputación que se ha labrado como una fuerza que no acepta compromisos con Occidente, a pesar de que se sustente sobre el apoyo continuado de la coalición aliada occidental en la región: Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.
A pesar de todas las proclamas religiosas lanzadas por los eclesiásticos sunís denunciando los brutales métodos del grupo, muchos jóvenes musulmanes todavía hoy viajan grandes distancias para sumarse a la causa. Vencer a esta fuerza requiere un poco más de inteligencia que el enfoque simplista adoptado por Cameron y Obama. Sus brutales métodos puede que sean medievales, pero EI ha mostrando una considerable habilidad a la hora de gestionar las ciudades que captura.
Según el periódico irlandés Independent: “El grupo “Estado Islámico”, infame por sus decapitaciones, crucifixiones y ejecuciones en masa, provee de agua y electricidad, paga salarios, controla el tráfico y lo gestiona casi todo, desde panaderías a bancos, pasando por escuelas, juzgados y mezquitas. A pesar de que sus despiadadas tácticas en el campo de batalla y la imposición de su austera visión de la ley islámica llenan los titulares, los residentes afirman que gran parte de su poder reside en su eficacia y, a menudo, en su habilidad profundamente pragmática para gobernar...” “Los civiles sin ninguna afinidad política se han amoldado a la presencia del Estado islámico, porque la gente se cansó y se hartó, y también...porque están haciendo trabajo institucional”, dijo un residente en Raqqa opuesto a Isis.
El califa de EI Abu Bakú al-Bagdadí ha nombrado a un tunecino con un doctorado en este tema. Bagdadí ha separado también las operaciones militares de la administración civil, y ha nombrado asesores civiles a los que llama “walis” – un cargo oficial parecido al de ministro- para gestionar las instituciones.
Numerosos expertos en el ámbito militar han intentado explicar la falta de progresos de las fuerzas aéreas estadounidenses, acompañadas por la presencia simbólica de los aliados locales y de Reino Unido. Hasta ahora, sus operaciones, basadas en bombardeos a gran altura –con el fin de garantizar el mínimo riesgo al personal militar y a los aviones de guerra-, solo han conseguido ganar nuevos aliados para EI, además de algunos cambios ocasionales en sus tácticas.
Esta semana será recordada como el momento en que un vicepresidente estadounidense se disculpó por decir la verdad, pero, entre toda la incertidumbre en Washington, sobresale otro pensamiento preocupante. ¿EE UU quiere de verdad derrotar a EI o está Irán en lo cierto a la hora de creer que hay una “segunda fase” en la acción contra EI liderada por los EE.UU.: aquella cuyo objetivo es derrocar a Assad desde arriba, con Turquía esperando pacientemente en la frontera? Y su objetivo final ¿es un cambio de régimen en Irán?
Dada la actual confusión, no parece probable que nadie tenga una respuesta a este enigma.
[Yassamine Mather es una socialista iraní exiliada en el Reino Unido, profesora de la Universidad de Glasgow y Directora de la Campaña "Fuera las manos del Pueblo de Irán" (HOPI). En los archivos de Sin Permiso pueden encontrarse sus artículos analizando el desarrollo de las conversaciones entre EE UU e Irán sobre el programa nuclear iraní
Traducción para www.sinpermiso.info : Betsabé García Álvarez
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