Nuestros hijos mandan. Nuestra clase manda.
Sin hilar muy fino, sencillamente olfateando las señales de los tozudos hechos, algunas cosas muy evidentes y muy delicadas están ante los ojos de quienes quieran verlas. Hay que señalarlas para no entrar por el aro de la provocación fascistoide “preventiva” montada y desplegada por el Estado en crisis, aunque algunas de las evidencias estén en la tapa del libro:
1).- Los timoneles del “progresismo”, sin dejar de hacer estúpidos cálculos electoreros para el 2019 o para nada descartables instancias electoreras anticipadas como "salida alternativa", se han embarcado en un frenético torneo de gorilaje anti-popular, practicando con cierta “creatividad” la clásica línea bestia de las escleróticas burguesías súper dependientes del imperialismo y cada vez más motivadas por el miedo irracional a perder sus miserables privilegios aunque más no sea parcialmente, ante la perspectiva de tener que desembolsar un poquito más de lo robado al pueblo trabajador para afrontar las dramáticas urgencias de la salud, de la educación pública e innúmeras demandas elementales largamente postergadas a pesar de las "bonanzas económicas" que sólo lo son para el capital y el saqueo que lo engorda, como de costumbre. Es el camino elegido para abrir el paraguas de contención a priori de las múltiples tensiones y presiones sociales que se avecinan necesariamente, y esto se podía pronosticar ya en el histórico 2005 de la victoria “democrática” del encuentrismo (aunque el pronóstico “radical” quedó corto, por cierto).
2).- Los alardes fantasiosamente reformistas del “arrollador” populismo instalado en buena parte del continente para sacarle las castañas del fuego a la clase dominante, ya no alcanzan para mantener engañado a todo el mundo. En Uruguay al menos, diez años de alquimia "progresista" tan demagógica y corrupta como las anteriores, han sido suficientes para que sectores sociales hasta hace un rato cautivados por los cantos de sirena "productivisstas" y en los que la crítica al gobierno era "un pecado imperdonable", hoy reaccionan y protestan enérgicamente, apenas un año después del ajustado triunfo electoral de los restos de un FA que los timoneles "actualizados ideológicamente" rifaron en aras del "amplismo" reclutador de los otros especímenes partidarios que a su vez han venido haciendo pomada al "tradicionalismo" blanquicolorado, todos juntos y unidos ofrendando generosos motivos para la deslegitimación "democrático-urnista" y, también, alentando nostalgias de "mano dura cívico-militar" en pos de la defensa del “orden establecido”.
3).- Los autores visibles y los coautores más o menos tapados de la actual situación, los responsables de la crispación y la bronca popular crecientes, los que nos conducen a todos a "callejones sin salida" premeditados y fabricados a la vieja y baja usanza politiquera criolla, son en definitiva los mismos de siempre con algunos convidados de piedra que se han creído los listos de la película y que pueden vendernos el tranvía de que ellos son los "duros buenos" que reclamaría el presente de “cambios”... Los autores y coautores del "durismo con aval social" (con aval de las capas medias todavía cómodas, de segmentos marginados distraidos por la caridad interesada, y, por supuesto, y más que nada, de la crema capitalista y sus mercenarios al acecho) son los responsables de todo lo que siga ocurriendo, por más que tras cada paso de pato que dan, pretendan responsabilizar a los "ultras", a los "radicales" o al Conde de Montecristo "que le hacen el juego a la derecha"...
4).- Si medidas como la ocupación del Codicen parecen anacrónicas, fuera de contexto o solamente aplicables en tiempos de verdadero alzamiento popular que hoy brilla por su ausencia; si la resistencia al apalaeo de Avda. del Libertador puede parecer un "exabrupto ultra" en las cabecitas de alguna gente; si hoy somos utilizados como "carne de cañón" y conejillos de Indias los más jóvenes y los más viejos del movimiento popular, todo esto es el correlato natural, la sucesión lógica de hechos inducidos por los timoneles de la "mano dura buena" dando los pasos más gorilas dados hasta ahora por embarcarse en un torneo verdaderamente "ultra" que no mide consecuencias, o que, si las mide, las mide con la misma vara con que midió los efectos del decreto de "esencialidad" para la enseñanza: a lo ganador de antemano, a lo agrandaditos, a lo Sanguinetti, a lo timbero vanidoso y necio, sin ese olfato callejero elemental que te permite sospechar que la hinchada y la gilada no te las llevarán todas así nomás eternamente y sin chistar.
5).- La carta del "reformismo" se pinchó sin remedio, y, pinchada aquí, los "amos del norte" apretarán todavía más a los timoneles del fracaso en su torneo gorila "radical" compitiendo con la reacción tradicional oligárquico-burguesa. Hace diez años, a Tabaré Vázquez, para que "la fuerza política" pudiera gobernar, no sólo se le dijo en Wáshington qué no debían siquiera intentar de todo lo predicado y rebajado desde 1971; se les dijo, principalmente, se les ordenó, se les puso como condición, qué debían hacer para poder "gobernar", sí o sí, como mandato imperial, sin que fuese siquiera necesario recordarles lo de las tropas brasileras listas para actuar en la frontera norteña, hace 44 años, en la eventualidad de un triunfo del FA frente al pachequismo y sus tropas acuarteladas en estado de alerta.
6).- No había, y no hay, otra chance "democrática" para la estrategia imperialista de dominio intermediado, que el "progresismo". No hay otra alternativa “pacífica” para las multinacionales y la banca mundial en América Latina, que no sea el falso reformismo todavía en la cresta de la ola. Hasta estos imberbes chiquilines y estas todavía niñas a quienes han conducido a la heroica lucha por la enseñanza los timoneles de "la fuerza política" que obedecen sin admitirlo expresamente las órdenes imperiales; hasta quienes ejemplarmente recién se involucran en la resistencia popular, se dan cuenta de que si aquí está en riesgo el futuro electorero progresista, “la otra” alternativa electorera, la blanquicolorada, está ya muerta bien muerta hace un buen rato sin la más mínima esperanza de resurrección.
7).- Quiere decir, entonces, que la cuestión es cómo "revitalizar" al progresismo con nuevas adicciones conseguidas entre los "huérfanos" del bipartidismo clásico; ahí hay un interesante porcentaje de incautos que aplauden la represión en el Codicen y las vejaciones de Avda. del Libertador, clamando por "seguridad" y hasta reclamando, también, un mejor presupuesto para la educación mientras no dejan de soñar con los viejos tiempos de la "derecha-derecha"; ahí está esa gente y la que ya dió su votito progre reiteradamente esperando la "mano dura buena" de la izquierda madura y responsable “expresión de las grandes masas”, que saltan de contentas con los procesados por "tortura" del Inau, que reclaman el "gatillo fácil" para los rastrillos y decretos Mussolinianos que acaben con la resistencia "abusiva" de los asalariados a una pauperización que no la detiene ni el Mago de Oz... Ahí está la plebe con la que el imperio puede especular "democráticamente" para asegurarse la permanencia de los nuevos mandaderos multicolores del siglo de la Revolución Latinoamericana; es la que, a la vez, pone el grito en el cielo cuando se entera de que los represores del estudiantado y de quienes los apoyaban fueron denunciados también por tortura, y son, además, los taraditos que desde el facebook y sus muros cuarteleros confiesan que hoy se sienten "como en los viejos tiempos, camarada", patoteando a "los pichis", pavoneándose a lo Rambo con capuchas de verdugo por las calles de la ciudad...
8).- El asunto es que para "acumular" por ese lado, el imperio obligará al progresismo y éste a sus timoneles a meter el pié en el acelerador de la provocación, del enchastre y de la represión “preventiva” de los que luchan; acumular así sirve para eventuales salidas electoraleras venideras, pero, en una combinación sencillamente luciferina, también sirve para intentar neutralizar los efectos subjetivos de la misma acción gorila cotidiana “acumuladora”, para acostumbrarnos a ella, para que tengamos miedo hasta de ser simplemente humanos con el que padece las brutalidades del sistema y para que la genuflexión perpetua sea nuestro modo de “vida”, al punto de que hasta nos autoconsideremos herejes y antisociales por no darle nuestro voto a nadie y proclamar abiertamente que todo depende “de nosotros mismos” más allá del “acto cívico” quinquenal.
¿Y nosotros, qué?. El sistema hace una apuesta al prepo y a la fabricación de situaciones que “justifiquen” su bestialidad; promueve la paranoia y la violencia practicándola con una mala leche escandalosa; apela a las conductas más bajas e inmorales con tal de deslegitimar y castigar la simple protesta popular, golpea a lo hampón, recurre a la chivateada y la adulonería hacia los que quieren mandar pero no siempre pueden. Instala nuevamente -con cierta sutileza, aunque no demasiada- el terrorismo de Estado como moneda corriente por más que esté muy devaluada y a veces resulte el tiro por la culata, porque todo tiene un límite, ni qué hablar.
¿Y nosotros qué?. Nosotros estamos jodidos, por supuesto. Pero no tanto como hasta no hace mucho. Cada día se abren nuevos ojos a la realidad, cada vez es más evidente que hemos sido estafados y que se nos quiere seguir estafando como si nada; a los más jóvenes -los que no agarran para el arrebato ni se suicidan con la pasta base- ya no les cabe ningún verso; sienten miedo, naturalmente, cuando ven arrimar a las máquinas de matar con dos piernas arracimadas y defecadas hasta los pelos porque nadie tiene el pasaporte a la inmortalidad. Todos sentimos miedo viendo cómo nos filman desde los ventanales o los vehículos de los gorilas subalternos y cómo te escrachan en las tapas de los diarios y los avances de los telemugre...
Nosotros estamos jodidos, pero al menos sabemos a dónde se nos quiere llevar de las narices para terminar siendo también sumisos mandaderos de los que “dejaron” gobernar desde Wáshington y otros centros del poder imperial en crisis de agonía criminal. Pero nosotros, desde el 27 de agosto de 2015 del nuevo Río de Libertad y desde la noche de los garrotazos “democráticos” de la Avenida del Libertador, hemos podido concluir un aprendizaje de décadas y décadas de sacrificio y encerronas de la burguesía, de sus esbirros y de los que buscan la división popular desde el mismo pueblo: el Poder del Pueblo está en la calle y con nuestros hermanos y hermanas, cuidando los viejos a los gurises y los gurises a los viejos, cuidándonos las espaldas con nuestros pechos; sin entrar por el aro de los que saben cómo provocar mejor que nadie, sin morfarnos ninguna pastilla de derrotismo o de espejismos insurreccionales inducidos desde los laboratorios de la embajada yanqui.
¿Nosotros?... Pensar, sentir y actuar a sabiendas de que no hay presupuesto que pueda afanarnos las calles, de que las multitudes somos nosotros y no las “tortugas” pertrechadas para la masacre, de que la huelga, la protesta y la solidaridad son nuestros aliados naturales. Esas son nuestras armas para responderle a la provocación, son las que pueden bajar las palancas de las máquinas de fabricar ganancias del capital, son las que harán que las cachiporras y las balas asesinas tengan que recular y que el Estado la piense dos veces antes de seguir instalando la nueva versión del terrorismo de Estado, pues un Estado con pueblo movilizado, puede terminar en la parálisis total por más de 15 días y todos “esencializados”.
Y hay que decirlo repitiendo lo que propone el Compañero Hoenir Sarthou: lo estratégico para nosotros es efectivamente la lucha por la enseñanza, la lucha por la que fueron reprimidos los estudiantes desalojados del Codicen y los padres, amigos y vecinos que aguantaron afuera como dios manda mientras se cumplían 165 años de la muerte de José Gervasio Artigas.
La lucha por la enseñanza es la lucha de resistencia a la amenaza de convertirnos no solamente en mandaderos, sino también en esclavos de cerebros encadenados y corazones congelados.
Nuestros hijos mandan. Nuestra clase manda. Nuestra moral manda, y todos, hasta quienes hoy aprueban desde abajo el terrorismo estatal, llegarán a comprender que la enseñanza y la educación son sinónimos de LIBERTAD.
Gabriel -Saracho- Carbajales, 27 de setiembre de 2015, Montevideo
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