ONU: la verdadera amenaza ha sido revelada

ONU: la verdadera amenaza ha sido revelada




La 70.ª Asamblea General de la ONU es altamente simbólica, pues marca un cambio significativo en la historia del planeta. Por primera vez se alza una voz conjunta al unísono que se posiciona ante el devenir del mundo, señala el camino pluripolar como el verdadero destino de la Humanidad —donde la soberanía de las naciones deberá ser respetada— y demuestra que la verdadera amenaza es la de los gobiernos que aún insisten en someter a los países al inmisericorde sistema del capital a través de castigos, guerras, sanciones y expoliación.
Este evento dejó en evidencia quiénes están en contra de la legalidad internacional, cuáles son las potencias que auspician los golpes militares y a quién se considera aliado y no debe ser tocado, poniendo a la ONU misma en el centro del debate.
Respecto al terrorismo, CNN y 'El Mundo' continúan alimentando la falacia de que invadirá a Europa para atemorizar a sus ciudadanos, pese a que nada ha sucedido como denuncian, especialmente al conocerse los documentos secretos que revelaron el autoatentado de las Torres Gemelas para apoderarse de las riquezas de Irak. También han estado mucho tiempo 'informando' sobre la supuesta amenaza rusa sin que ocurra tal hecho. Es decir, una mentira repetida durante casi medio siglo y no confirmada, al igual que la anterior.
En la Asamblea General quedaron claros tres elementos entrelazados íntimamente que generan terrorismo y guerra: en primer lugar, hay gobiernos que defienden un sistema que se fundamenta en el comercio de las armas como fuente del desarrollo y la competitividad; en segundo lugar, existen potencias que se han mostrado inmisericordes con los efectos que producen al fomentar grupos terroristas y no reconocer su grave responsabilidad como, por ejemplo, el desplazamiento forzado en Oriente Medio; tercero, su incapacidad o negación de pensar el mundo en términos de solidaridad y su empleo de la agresión como mecanismo de control social. De igual modo, la supuesta amenaza rusa, que se había hecho tan popular en los medios, no fue prácticamente tocada, demostrando que, en un espacio donde las élites no tienen un auditorio cercano, el arrojo para acusar disminuye notablemente.
En una de las películas más cómicas del cine, titulada '¿Y dónde está el piloto?', se satiriza uno de los recursos más importantes de la política colonial, la creación de falacias; es decir, mitos sin ningún fundamento comprobable, aunque utilizados para impostar la realidad y conseguir objetivos no confesados. La supuesta 'amenaza rusa' esgrimida por las potencias EAIF (Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia) es uno de los mitos más importantes del mundo actual, ya que casi todo el desarrollo internacional de las élites coloniales está fundado en esa falacia. La creencia consiste en que establecer un enemigo permanente posibilita que una clase dominante maneje sus privilegios y negocios de una forma dual: prevenir el cuestionamiento y, a la vez, incentivar las mayores ganancias a costa de la guerra.
Durante la guerra fría, después de que la Unión Soviética venciera al ejército nazi, la 'amenaza comunista' propiciada por las potencias occidentales vencedoras duró hasta los años noventa, cuando la disolución de la URSS condujo a concluir erróneamente que nunca más habría intentos soberanistas en el mundo. La existencia de Cuba aislada, sola y bloqueada sonaba a una utopía que se autodestruiría. Luego, al desaparecer el enemigo ficticio —hecho real a través de los medios, con una enorme propaganda fílmica y noticiosa—, se creó la figura del terrorismo, la cual resultó un buen motivo para intervenir en países en desacuerdo con el modelo capitalista-neoliberal implementado en el planeta. Sin embargo, la voz altiva de Latinoamérica ha tenido un singular efecto en el mundo, dejando en evidencia la fortaleza de la soberanía y quién creó el Estado Islámico como futuro estado del terror, al que hay que someter con rapidez.
Así, por primera vez en las Naciones Unidas se desnuda la falacia de la supuesta amenaza rusa, que ni siquiera fue mencionada como tal y, por el contrario, varias naciones con valentía denunciaron el verdadero peligro que corresponde al capitalismo salvaje, el modelo neoliberal, el crecimiento del terrorismo y las invasiones causantes de migraciones forzadas, todas amparadas por potencias occidentales.
Ha quedado claro para una gran parte del mundo quién es el que realmente provoca conflictos, los enciende y luego se hace a un lado cobardemente, pues es incapaz de resolverlos. La Federación Rusa, China, Irán y Venezuela, por nombrar algunos polos de desarrollo, han mostrado su envergadura diplomática y su entereza para decir con simpleza y crudeza cuál es el riesgo que viven los países y el planeta mismo. Definitivamente, la amenaza que existe es la de aquellas naciones coloniales e interventoras, cuyo ejemplo es la EAIF. Este es el verdadero peligro y hay que darlo a conocer al mundo.
Lo que sí preocupa de la Asamblea General es que se extrae la idea de que la Corporatocracia prepara la guerra final en el planeta. Ante ello, es inmediata la tarea de detenerla en todo lugar (especialmente al declarar hace unos días Cameron su disposición al uso de armas nucleares), por lo cual la ONU deberá ser reformada inmediatamente para deshacerse de todos los funcionarios que han vendido su conciencia en pro de este engendro, eligiendo desde ahora a dirigentes comprometidos con la paz y la humanización. Es el único camino.
Finalmente, cabe anotar que el inicio de los ataques al Estado Islámico por parte de Rusia bajo la aceptación del gobierno sirio y la demostración internacional de los aciertos destructivos sobre las posiciones de Daesh han sido demoledores, pues se ha confirmado que la guerra puede ganarse cuando se desea verdaderamente hacerlo, que es requisito legal pedir el consentimiento a la nación donde se efectúa el trabajo militar y que existe éxito si se realiza con inteligencia, confirmando que la Coalición fue un fracaso económico, bélico, estratégico y militar. Lo delicado es que se ha conocido por documentos secretos que la intención no era combatir a los grupos terroristas, sino crear una propaganda irreal para efectuar discursos sobre la paz y la libertad, cuando en realidad se realizaba lo contrario.  
Las nuevas reflexiones de Estados Unidos sobre combatir a Daesh junto con Rusia y las dudas sobre Bashar Al Assad no son gratuitas, sino que responden a un simple proceso lógico: conociendo que Irak y Siria derrotarán al EI, la Coalición quedará débil, parcializada e ineficiente en este proceso, por lo cual la idea es aliarse con el triunfador, abriendo la posibilidad de 'cooperar' con Rusia. No se puede desconocer que, en menos de una semana, se ha logrado desarticular  comunicaciones, desorganizar el control, interrumpir el sistema de suministro técnicomilitar y destruir instalaciones, además de provocar un temor colectivo que ha hecho desertar a cientos de mercenarios y emigrar a familias de terroristas hacia Mosul, en Irak.
En efecto, la 'preocupación' de la Casa Blanca no son los resultados del terrorismo, sino el geopoder que cada día obtiene la Federación Rusa y los países en búsqueda de autonomía política. En esta dirección, sólo resta comprender como un desfase en la conciencia presente que un gobierno se alíe con su supuesto enemigo más peligroso para combatir un elemento menos fuerte. Sin embargo, la diplomacia oscura obliga a quienes son parte del complot hasta a arrodillarse para ver si luego clavan el puñal desde abajo. No sin razón, al demostrarse el éxito de los ataques a Daesh, la contrainformación alertando de asesinatos civiles antes de producirse la incursión aérea o con fotos de gente masacrada correspondientes a días anteriores ha hecho su aparición, confirmando que el uso de la falsedad es un utensilio usualmente permitido y avalado. Los innumerables titulares manifestando que será un fracaso reiteran su grado de desesperación.
Tal vez la pregunta más potente que retumba en el cerebro de los asistentes y espectadores del mundo, refiriéndose al caos total organizado en el planeta por el Pentágono y las potencias occidentales dominantes, es la esgrimida por el presidente Vladimir Putin: "¿Se dan cuenta de lo que han hecho?". De esa respuesta parece depender la paz.

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