Lo mejor es irse
Rechazamos la actitud agresiva y despreciativa por parte de funcionarios gubernamentales ante opiniones recientemente formuladas por Serpaj en el marco de un sistema democrático en el cual las organizaciones de la sociedad civil nos hemos ganado el derecho a opinar libremente. Además de la ausencia argumentos sólidos para desmentir lo afirmado por Serpaj, sorprende el tono y la maledicencia con la actitud y la complacencia dulzona ante reiteradas opiniones de organizaciones que nuclean y representan a los perpetradores de graves hechos delictivos.
El Ministerio de Defensa no ha contribuido en los últimos años a la investigación, el esclarecimiento y la sanción de los graves episodios represivos ocurridos durante el terrorismo estatal. Incluso ha obstaculizado, de manera contumaz y alevosa, la búsqueda de la verdad y de la justicia. El episodio en el cual se impidió el ingreso a la Dra. Mariana Mota a un conocido centro clandestino de detención y tortura es un ejemplo contundente de lo que afirmamos.
A casi 30 años del retorno a la institucionalidad democrática es inconcebible que continúen vigentes normas legales que otorgan beneficios extraordinarios, que no tienen los ciudadanos comunes, a los criminales de guerra. Es inaudito que los tribunales militares manejen códigos, criterios y valores anacrónicos que ofenden los principios más elementales de la democracia. Se llega al absurdo de que el Estado uruguayo pague jubilaciones militares a quienes se han fugado del país y son prófugos de la justicia por ser responsables de desapariciones, asesinatos y torturas. Es una barbaridad que en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas se siga dispensando un tratamiento VIP a criminales confesos y con sentencia firme en tanto se destrata y desprecia a los militares que en su momento se enfrentaron y opusieron al malón fascista.
La dictadura cívico militar fue una gran tragedia nacional cuyo legado, secuelas y efectos de todo tipo perduran hasta el día de hoy, impidiendo y obstaculizando el progreso y desarrollo del país. La democracia solo será sólida y perdurable si se asienta sobre la Verdad, la Justicia, sobre la implementación de la Resolución 60/147 de las Naciones Unidas hasta sus últimas consecuencias para que los hechos no vuelvan a repetirse. La investigación, el esclarecimiento y la sanción, penal y administrativa de todos los involucrados, autores intelectuales y materiales, de las gravísimas violaciones a los derechos humanos que se cometieron: desapariciones, asesinatos, crímenes, tortura sistemática, masiva y generalizada, incluyendo abusos sexuales a miles de uruguayos.
Las 22 recomendaciones formuladas por el Relator Especial de las Naciones Unidas para la promoción de la Verdad, la Justicia, la Reparación y las Garantías de no repetición, Pablo de Greiff, luego de su visita a Uruguay, son las medidas básicas e indispensables a transitar a corto, mediano y largo plazo para seguir profundizando la transición democrática iniciada en 1985. Involucran a todo el Estado, a los tres poderes del sistema republicano y es lo que reclamamos como colectivo organizado.
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