ESTAS COSAS SUCEDIAN CON LOS PARTIDOS
TRADICIONALES EN EL PODER.
EL F.A. YA ESTA “TRADICIONALIZADO”
DOLOROSO.
Un editorial de la revista Caras y Caretas aporta más información y opinión sobre tema de canales digitales
18.10.2013
MONTEVIDEO (Uypress) - Con el título "¿Cuando uno deja de oponer el pulgar, se vuelve mono?", y firmada por su director Alberto Grille, la edición de la revista Caras y Caretas aporta un conjunto de nuevos elementos sobre el controvertido tema de las licencias para los canales digitales que estaría por definir el gobierno.
Texto completo:
¿Cuando uno deja de oponer el pulgar, se vuelve mono?Muchos lectores y algunos de mis amigos saben que estoy pasando un momento de mi historia personal en que sólo me importa la vida de mi hijo Carlos.
Por lo tanto, escribir sobre la adjudicación de la televisión digital es más que un sacrificio y decir lo que pienso, sin maquillajes, es más que una obligación.
En estas horas el presidente Mujica firmaría el decreto y -de acuerdo a las informaciones de prensa y algunas otras- otorgaría señales a seis operadores, entre ellos los tres canales privados que hoy disponen de señales de televisión analógica en Montevideo (Montecarlo, Teledoce y Canal 10) y también a VTV, Pop y al Consorcio Giro, más conocido por La Diaria.
Con esta resolución cumpliría su compromiso con el oligopolio y también con Paco Casal, con quien comieron un asadito en Anchorena hace dos semanas, cuando Paco viajó desde Buenos Aires en Buquebus.
Después de haber denunciado en estas mismas páginas, y con mi firma, más de dos decenas de irregularidades en el proceso de selección y más de una ilegalidad manifiesta, alguna de ellas con alcances penales, el Frente Amplio, el Ministerio de Industria y el propio presidente parece que han resuelto seguir adelante y finalizar el proceso.
En verdad las irregularidades no paran de aparecer desde fuentes diversas.
Resulta que el proyecto de La Diaria no sólo carece de sustentabilidad económica sino que la documentación presentada ha sido cuestionada desde la propia Ursec por ser insuficiente y haber sido presentada fuera de tiempo.
El proyecto de Saomil (VTV), que corrió con el caballo del comisario, fue presentado por profesionales ligados a Tenfield que no saben ni dónde quedan los estudios de VTV, ni nunca los han pisado.
Tal vez sería interesante hacer la prueba y llamar al teléfono de dicha empresa para comprobar que ni siquiera conocen por el nombre a los abogados que presentaron el proyecto.
Por si esto fuera poco, Saomil presentó su proyecto en nombre del 25% del capital accionario, propiedad de Daniel Gutiérrez, sin identificar al otro 75% que sería propiedad de Francisco Casal y que prefirió no identificarse por el diferendo que mantiene con la Impositiva, apelando al subterfugio de declarar que la mayoría del capital no estaba integrado.
Esto es una transgresión del decreto que convocó a aspirantes a ser adjudicatarios de la televisión digital, en la medida en que este llamado exigía que las acciones fueran nominativas y los socios fueran identificados.
Sin embargo, tal vez fuera una medida exagerada porque en estos días se conocería el decreto por el cual el presidente exoneraría a Casal de la deuda y de las multas y recargos
Saomil pidió además que no se presentaran los estados contables porque al menos dos de los últimos balances fueron deficitarios y, lo más increíble, su gerente general y apoderado, Edgardo Martirena, a quien el Ministerio de Industria notificó su decisión de adjudicarle una señal, fue despedido de la empresa dos semanas después de haber sido notificado.
El Frente Líber Seregni ha emitido una declaración pública señalando la falta de transparencia de lo actuado hasta ahora y alertando sobre las consecuencias políticas e institucionales de culminar el proceso de adjudicación.
Agazzi, Rubio y el Partido Socialista han respondido enérgicamente al astorismo y han puesto el grito en el cielo con el propósito de defender a sus ministros y jerarcas.
Una vez más, pero nunca más que hoy, percibo el deterioro político, cultural y ético de la fuerza política a la que he abrazado toda mi vida.
Por suerte hay muchos compañeros que aún creen en ella y que abrigan el deseo de cambiar el país, dar vuelta la tortilla y hacer temblar hasta las raíces de los árboles.
Hoy sólo me une a ella el espanto de la restauración y la confianza y el cariño que tengo por Tabaré .
Lo demás, el cenáculo de los "nuevos poderosos", la burocracia de funcionarios públicos que hemos contribuido a crear, aquellos que ni siquiera deben dar explicaciones y a los que siempre hay que darles votos de confianza, los que flotan en silencio para no caerse, los parlanchines, los "traidorzuelos", los que detentan "códigos" que creen que los vuelven invulnerables, me ponen en la vereda de enfrente.
Pavoroso es cuando las crisis políticas son el resultado de peleas entre primos que no se resuelven comiendo ravioles en la mesa de los domingos sino en el despacho del 'number one', o cuando el presidente de Ancap nombra su sucesor como si fuera el rey del mambo, o cuando hay que sacudir al de la Dinama para obtener la autorización ambiental, o cuando el jerarca hospitalario dice que los médicos derivan los enfermos para ganar plata, o cuando nos chusmean que los comunistas tienen el control del negocio del IMAE cardiológico del Hospital Militar o cuando Elisa Carrió nos informa de la envidia que profesa el embajador Pomi por su compañero Luis Almagro.
Me duele que a Fasano lo hayan cocinado. Han sido injustos con él. No porque no le hayan otorgado la señal de televisión a la que aspira hace veinte años, sino porque la izquierda le debe mucho, al menos el derecho a dejarlo concursar en las mismas condiciones que a los otros.
Me duele la injusticia pero no voy a asumir la defensa de causas perdidas.
Pero lo que más me duele es que sean incapaces de reconocer las barbaridades que hicieron, me calienta que no expliquen nada y que quieran acallar las opiniones y reducirlas a las cúpulas en donde se corta el bacalao, me decepcionan compañeros en los que siempre he creído, que se supone que quieren democratizar los niveles de decisión, pero que en realidad quieren poner candado a su parcelita de poder.
Me revienta que me soplen al oído chusmeríos y tiren basura contra los propios compañeros.
¿Se puede seguir descendiendo? Cuando uno deja de oponer el pulgar, ¿se vuelve mono?
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