Guantánamo: El Auschwitz del siglo XXI

Develan condiciones del Campo X-

Ray, lo peor de la Base de EEUU en 

Guantánamo

30 marzo 2014 CUBADEBATE
Una imagen del Campo X-Ry de Guantánamo, en el 2002.Una imagen del Campo X-Ry de Guantánamo, en el 2002.
Trescientas jaulas, que no celdas, cubiertas de yerbas altas, polvo y algún rastro animal forman parte hoy del recuerdo del que fuera el primer escenario de la prisión ilegal que mantiene Estados Unidos en Guantánamo, el Campo X-Ray, un lugar aún siniestro que no puede sacudirse la palabra “tortura”.
La tempratura no baja de 30 grados, y la sensación es muy húmeda. De “peligrosos, despiadados y mejor entrenados sobre la faz de la tierra” iban a ser los inquilinos de esa cárcel casi improvisada según la propia definición del Pentágono, pero solo temporalmente, hasta que se construyese el resto de los campos.
Desde enero de 2002 hasta abril de ese mismo año, 311 presuntos terroristas vinculados a los atentados o a la red de Al Qaeda permanecieron allí, al sol. Bajo la uralita. En jaulas de apenas 6 metros cuadrados que compartían verja entre sí.
Los presos carecían de intimidad y de un lugar donde poder hacer sus necesidades fisiológicas; las llamadas celdas se sucedían una tras otra, sin mayor infraestructura, sobre un suelo hormigonado.
“Se les pasaba una bacinilla y lo hacían ahí, delante de todos”, explica el soldado.
Lo mismo ocurría con las duchas. Unas diminutas cabinas de reja con un grifo en lo alto que llegado un momento, como logro tras las quejas de los prisioneros, contaron con un panel opaco que alcanzaba a cubrirles los genitales mientras se aseaban.
Además de un puesto de la Cruz Roja, cuyo símbolo hoy perdura desgastado por el tiempo, a unos metros de las mal llamadas celdas aún se mantienen también en pie las tres dependencias construidas para los interrogatorios.
El Gobierno estadounidense, ansioso por recabar información que diera respuesta a lo que había pasado meses atrás en Nueva York, trasladaba esposados a una camilla a los presos, donde sentados frente a los oficiales, eran sometidos a sus preguntas.
Al entrar hoy en esas cabañas de madera endeble, todavía se puede ver la mesa de madera que separaba al preso del agente, su banco apuntalado al suelo y la habitación contigua donde el equipo de inteligencia traducía, registraba y comparaba datos. Sombra, mucha sombra.
Lo oscuro de la cabaña podría resultar un pequeño alivio después de tantas horas al sol del Caribe, pero dentro no les esperaba un gran recibimiento.
A lo largo de los años diversos miembros de las Fuerzas Armadas y de las agencias de inteligencia del país han reconocido que tras esas paredes se aplicaron procedimientos que violaban los estándares y las leyes internacionales, imágenes que solo quedan ahora en sus memorias.
Doce años después, el Campo X-Ray sigue en pie oculto por el paso del tiempo, el polvo y el abandono, testigo de uno de los capítulos más negros de la historia reciente de Estados Unidos y custodio de todos los secretos e interrogantes que aún quedan por resolver.
Una imagen del Campo X-Ry de Guantánamo, en el 2014.Una imagen del Campo X-Ry de Guantánamo, en el 2014.
(Con información de EFE)


Mujica ha dicho que el hacerse cargo de cinco o seis presos de Guantánamo en Uruguay será para "darle una mano a Obama" ya que "el Senado de los EE.UU. le pone trabas" a lo que sería su intención de cerrar el centro de torturas. El ocultamiento de los papeles de la CIA sobre la torturas, el cierre de la Oficina encargada de cerrar la Cárcel de Guantánamo, indican muy otra cosa. Mujica no habla claro, una vez más, en este asunto del "pedido" de Obama. Vea artículos sobre el tema publicados en el 2011-12-13 y 2014.

La CIA engañó al Gobierno sobre sus técnicas de tortura

El Senado de EEUU acusa a la agencia en un informe de ocultar aspectos de sus programas de interrogatorio y de exagerar la importancia de la información obtenida

PÚBLICO / AGENCIAS Washington 01/04/2014 08:40 Actualizado: 01/04/2014 11:02 - Público
Activistas protestan contra el mantenimiento de la cárcel de Guantánamo.

Activistas protestan contra el mantenimiento de la cárcel de Guantánamo.- EFE

La CIA mintió sobre la brutalidad de su manual de torturas empleado en virtud de la guerra contra el terror de Washington. La Comisión de Inteligencia del Senado de EEUU acusa a la agencia de engañar al Gobierno y a los ciudadanos sobre aspectos de sus programas de detención e interrogatorio, según revela el diario estadounidense The Washington Post.
El rotativo cita a fuentes oficiales que han tenido acceso al borrador del texto, de cerca de 6.300 páginas y que sigue altamente clasificado. El documento concluye que la agencia escondió detalles sobre la brutalidad de sus métodos y asegura que hay muy pocas evidencias de que las llamadas las llamadas "técnicas mejoradas de interrogatorio" -autorizadas en 2002 durante el mandato de George W. Bush y aplicadas en las cárceles de Guantánamo y Abu Ghraib- ayudaran a conseguir avances en la lucha antiterrorista.
Los investigadores concluyen en el documento que la agencia exageró la efectividad de sus métodos, al tiempo que ocultó detalles de sus procedimientos a los que les fueron atribuidos inmerecidos resultados, relatan las mismas fuentes. La CIA ha justificado este programa en varias ocasiones, ante el Departamento de Justicia y ante el Congreso de los Estados Unidos, como una manera de conseguir una serie de informaciones que, de otra forma, serían "inalcanzables" y gracias a ello "desbaratar complots terroristas y salvar miles de vidas", señala una de las fuentes.
"¿Fue eso verdad realmente? La respuesta es no", afirma uno de los funcionarios que participan en la elaboración de este controvertido informe, que destaca que el texto acusa a trabajadores de la agencia de pedir permiso para usar -y más tarde tratar de defender- "métodos de interrogatorio insoportables".
Los funcionarios y exfuncionarios estadounidenses que han tenido acceso al informe han hablado bajo la condición de anonimato y aseguran que el texto describe nuevas revelaciones condenatorias sobre una extensa red de centros de detención secretos, o "agujeros negros", que fueron desmantelados por el presidente Barack Obama en 2009. El documento evidencia asimismo las divisiones dentro de la CIA sobre los métodos de interrogatorio, así como casos de abusos rechazados por algunos de los agentes debido a su "brutalidad", aseguran las fuentes del diario.
Un portavoz de la CIA ha rehusado hacer comentarios al respecto, tras explicar que la agencia aún no ha tenido acceso a la versión final del informe. Sin embargo, varios funcionarios de la agencia han descrito de forma privada este estudio como "empañado por errores de hecho y conclusiones equivocadas". Se espera que el Comité de Inteligencia del Senado vote este jueves el envío de un resumen ejecutivo del informe a Obama para su desclasificación. En cualquier caso, funcionarios estadounidenses han advertido de que podrían pasar meses antes de que se libere al público, ya que contiene alrededor de 20 conclusiones que deberán ser estudiadas.
La información de The Washington Post llega tras polémica relacionada con un supuesto caso de espionaje por parte de agentes de la CIA a los miembros del Senado que realizaban este informe sobre el uso de la tortura. De hecho, el organismo de control interno de la Agencia de Inteligencia inició una investigación a principios de marzo.
El diario The New York Times señalaba que el inspector general de la CIA, David B. Buckley, había autorizado la investigación después de que miembros del Congreso se quejaran de que los oficiales de la agencia habían accedido indebidamente a su trabajo, un hecho que habría sido confirmado por la agencia Reuters. La CIA puso ordenadores a disposición de los investigadores de la comisión, en las propias instalaciones de la agencia, para que consultasen sus bases de datos. Sin embargo, agentes de la CIA podrían haber tenido acceso a las redes informáticas que estaban usando los senadores.
Uno de los legisladores ha llegado a denunciar públicamente que los líderes de la agencia engañaron al Comité de Inteligencia para acceder a algunas de las conclusiones de la investigación que estaban llevando a cabo, que se fundamentaba en documentos a los que accedieron desde una sala de investigación de alta seguridad de las instalaciones de la CIA.
La Agencia de Inteligencia, por su parte, acusa a los miembros de la comisión del Senado de acceder a documentos clasificados sin contar con las autorizaciones necesarias para ello. El director de la CIA, John Brennan, llegó a decir que estaba "profundamente consternado de que algunos miembros del Senado hayan decidido hacer acusaciones falsas sobre las acciones de la CIA".
En medio de ese enfrentamiento ha estado la Casa Blanca que, según una investigación, ha obstaculizado las investigaciones parlamentarias a las que ha ocultado miles de documentos secretos -hasta 9.400- sobre torturas de la CIA. De acuerdo a la agencia McClatchy DC el Ejecutivo nunca argumentó razones legales para esconder los archivos ya que el presidente nunca solicitó los privilegios que dispone para bloquear las indagaciones. Según los investigadores, lo que pretende la Administración es mantener alejados de los focos las evidencias sobre las "torturas brutales (incluso ahogamientos simulados) practicadas por la CIA en las cárceles secretas fuera de los EEUU". 


La Casa Blanca esconde miles de documentos sobre torturas de la CIA

Una investigación acusa a la Administración Obama de obstaculizar las investigaciones parlamentarias sobre los métodos de detención interrogatorios de la agencia

SERGIO LEÓN Madrid 14/03/2014 16:00 Actualizado: 14/03/2014 17:01 Público
Activistas protestan con monos y capuchas como los de los presos de Guantánamo.- SAUL LOEB (EFE)

Activistas protestan con monos y capuchas como los de los presos de Guantánamo.- SAUL LOEB (EFE)

Pasan los años y la guerra contra el terror de EEUU permanece con vida. El plan iniciado por George W. Bush tras los atentados del 11-S de 2001 sigue trayendo cola por las maniobras, ahora prohibidas, que los servicios de inteligencia y espionaje estadounidenses emplearon para eliminar terroristas.
La tortura de la CIA, que languidece en medio de escándalos, errores y supuestos abusos de poder, ha sido también motivo de encontronazos entre el Congreso y la agencia. Recientemente, la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, la demócrata Dianne Feinstein, denunció el espionaje que, a su juicio, la CIA habría hecho de los ordenadores de miembros del organismo. El objetivo era buscar información sobre los documentos que manejan los senadores sobre los métodos de interrogatorios.
Washington oculta desde hace años hasta 9.400 documentos secretos a las investigaciones parlamentarias 
La documentación hace referencia a un informe aprobado por el Comité en diciembre de 2012 tras tres años de investigación sobre las tácticas de tortura. Según la propia Feinstein, deja en el aire "interrogantes importantes" sobre las operaciones de inteligencia. El documento, de más de 6.000 páginas, fue entregado al Gobierno y, a pesar de la cantidad de violaciones de los derechos humanos que pueda contener, o precisamente por eso, la administración de Barack Obama lo mantiene clasificado y oculto a la opinión pública.
La Casa Blanca se ha cansado de defender en público su apoyo a las pesquisas parlamentarias. La realidad es bien distinta. Washington oculta a las indagaciones del Congreso desde hace años documentos secretos sobre las prácticas de detenciones e interrogatorios que implementó la CIA, según revela una investigación realizada por la agencia McClatchy DC.
El grupo editorial, que controla 30 periódicos repartidos en 15 Estados, asegura que, cuando los parlamentarios conocieron en 2009 la existencia de las pruebas del programa instaurado durante la presidencia de George Bush hijo, la Casa Blanca hizo todo lo que pudo para evitar la cooperación ignorando o rechazando las peticiones del Comité de Inteligencia del Senado para revisarlos. McClatchy habla de que el gabinete de Obama estaría ocultando hasta 9.400 documentos.
El Ejecutivo nunca argumentó razones legales para esconder los archivos 
El Ejecutivo nunca argumentó razones legales para esconder los archivos ya que el presidente nunca solicitó los privilegios que dispone para bloquear las indagaciones. Según los investigadores de la agencia, lo que pretende la Casa Blanca es mantener alejados de los focos las evidencias sobre las "torturas brutales (incluso ahogamientos simulados) practicadas por la CIA en las cárceles secretas fuera de los EEUU".
La investigación denuncia que el Gobierno está mucho más involucrado de lo que deja ver en la guerra entre el Senado y la CIA. Una fuente consultada por la agencia Reuters asegura que uno de los principales abogados de la Casa Blanca, Kathryn Ruemmler, estaría interviniendo con el objetivo de rebajar la tensión. Washington demostró el pasado miércoles, cuando salió en defensa de la agencia, que su inclinación parece clara.

Una película como prueba y destrucción de cintas 

Sin embargo, las acusaciones mutuas persisten, tal y como se ha podido observar durante las intervenciones en el Congreso. Así, el republicano de mayor rango en el Comité de Inteligencia del Senado, Saxby Chambliss, criticó que todavía hay muchas preguntas sin responder sobre las acusaciones sobre el supuesto espionaje de la CIA a senadores y sugirió que podría ser necesaria laintervención de un investigador independiente. "Aunque la gente habla como si conociésemos todos los hechos pertinentes acerca de este tema, la verdad es que no es así", sentenció.
EEUU todavía no ha responsabilizado a nadie por los abusos cometidos
No ha sido el primer encontronazo entre senadores y congresistas y la CIA. Ya en 2007, el Congreso protestó por la destrucción de cintas de la agencia, que documentaban varias técnicas de interrogatorios a merced de la lucha antiterrorista, cuando el programa de detenciones se encontraba bajo investigación. En 2012, la Academia de Cine estadounidense nominó al Oscar como mejor película a Zero Dark Thirty, que muestra los métodos de tortura de la CIA y narra los entresijos de la operación militar que acabó con Osama Bin Laden. El impacto fue tal que el Comité de Inteligencia del Senado abrió una investigación para tratar de averiguar qué había de verdad en el filme y qué había revelado la agencia a los responsables de la producción.
"Lo que quiero que sepan es que Zero Dark Thirty es una dramatización, no un relato realista de los hechos", defendió el entonces director de la CIA en funciones en una carta a los senadores. Michael Morell reconoció que sí hubo colaboración con los representantes de la película y admitió que parte de la información provino de "detenidos sujetos a técnicas coercitivas", como el ahogamiento simulado, "pero hubo muchas otras fuentes", y subrayó que "nunca podrá saberse" si esos métodos eran "la única forma apropiada y eficaz" de obtener los datos necesarias para dar caza al líder de Al Qaeda.
La CIA languidece en medio de escándalos, errores y supuestos abusos de poder 
La aprobación del senado al informe sobre la tortura de la CIA se produjo pocos días antes del estreno de la película. La votación concluyó con 9 votos a favor y 6 en contra. Tras ella, varios republicanos criticaron la preparación del texto por considerar que se basaba sólo en los documentos de la agencia y no en entrevistas con sus agentes. Organizaciones como Human Rights Watch (HRW), Amnistía Internacional o la Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU) han exigido su desclasificación "para que todos los estadounidenses puedan entender el daño que causó el uso de la tortura... a la seguridad nacional, los valores estadounidenses y sus víctimas frecuentemente inocentes" y exigen a Obama que responda públicamente a las últimas acusaciones de obstrucción de la CIA.
Laura Pitter, investigadora principal de seguridad nacional de HRW considera que la denuncia de la senadora Feinstein "sugiere que la CIA recurre a vías extraordinarias para obstruir la supervisión y ocultar la verdad acerca de sus abusos, no sólo ante el Senado, sino también ante el público estadounidense". La ONG denuncia que EEUU todavía no ha responsabilizado a nadie por los abusos cometidos a pesar de la abrumadora evidencia de que los detenidos fueron sometidos a torturas y otros malos tratos.
La organización recuerda que la investigación penal más importante fue encabezada por el Departamento de Justicia sobre los presuntos abusos contra 101 detenidos, dos de los cuales murieron bajo custodia. Dicha investigación se cerró hace casi dos años sin que se presentaran cargos. "Los senadores que han visto el informe del Comité de Inteligencia dicen que no sólo documenta graves abusos cometidos por la CIA, sino también los informes falsos de la agencia sobre el valor del programa", indica Pitter. "Si la CIA consigue bloquear incluso una contabilidad pública de estos abusos, sugiere que o bien el Gobierno de Obama no puede controlar su propia agencia de inteligencia o que no quiere", concluye.


Obama liquida la oficina encargada del cierre de Guantánamo

Daniel Fried, el enviado especial del Gobierno de EEUU para esa labor, ha sido designado a otras funciones

PÚBLICO/ EFE Madrid/ Washington 29/01/2013 12:43 Actualizado: 29/01/2013 13:25
Activistas de Amnistía Internacional, en una manifestación para exigir el cierre de Guantánamo. EFE

Activistas de Amnistía Internacional, en una manifestación para exigir el cierre de Guantánamo. EFE

El cierre de la prisión de Guantánamo, una de las más firmes promesas electorales del presidente Obama desde que llegara a la Casa Blanca en enero de 2009, se desvanece sin concretar una solución para los 166 detenidos que permanecen en ella.
Pese a que el portavoz del Gobierno, Jay Carney, renovó la semana pasada la promesa de Obama, hoy el diario New York Times informa de que el Departamento de Estado estadounidense ha clausurado la oficina encargada de gestionar el cierre de la cárcel.  Además, el enviado especial para esa labor, Daniel Fried, ha sido asignado a otras funciones.
El diario cita como fuente un anuncio interno de personal del Departamento de Estado. Fried pasará a ser coordinador de la oficina encargada de la política de sanciones, trabajará en asuntos como Irán y Siria, y nadie le sustituirá como enviado especial para el cierre de Guantánamo, cargo en el que fue nombrado en marzo de 2009.

Un camino de obstáculos 

El presidente prometió el cierre de Guantánamo nada más iniciar su primer mandato en 2009, aunque en 2010 rechazó seguir presionando para lograrlo por las dificultades logísticas, diplomáticas y judiciales del proceso, así como por la oposición de los republicanos.
"Hay obstáculos obvios en el Congreso para ello, pero continuaremos trabajando hacia ese objetivo, porque (Obama) cree que va en el interés de nuestra seguridad nacional", indicó Carney la semana pasada.
Este mes se cumplieron once años del envío de los primeros presos a la cárcel ubicada en Cuba y creada por el expresidente George W. Bush en 2002 para mantener en cautividad a los detenidos en la llamada "guerra contra el terrorismo".
Hoy precisamente se iniciaron en Guantánamo las audiencias de la comisión militar encargada del proceso contra Jalid Sheij Mohamed, el autoproclamado cerebro de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.


EEUU sigue blindando Guantánamo ante la ONU

El relator sobre Tortura de Naciones Unidas denuncia que las autoridades le impiden visitar y entrevistar a los reos encarcelados en el centro de detención

PUBLICO.ES / AGENCIAS Ginebra 07/03/2012 14:05 Actualizado: 07/03/2012 16:17
Fotografía tomada en el Campamento 6 del centro de detención de Guantánamo.

Fotografía tomada en el Campamento 6 del centro de detención de Guantánamo.- Brennan Linsley (AP)

Estados Unidos, una vez más, sigue blindándose frente al mundo y desatendiendo los requerimientos de Naciones Unidas en lo que se refiere a sus asuntos internos. El relator especial de la ONU sobre Tortura, Tratos Degradantes y Crueles, el argentino Juan Méndez, explicó hoy que sigue esperando la respuesta para que le permitan visitar y entrevistar a los reos encarcelados en el centro de detención de Guantánamo.
"Hace un año, el departamento de Defensa me invitó a visitar Guantánamo, pero advirtiéndome que sólo podría visitar unas áreas de la cárcel y otras no, y que no podría hablar con los reos que quisiese. Ante estas circunstancias, no puedo aceptar porque no cumpliría con los términos de mi mandato", señaló Méndez en rueda de prensa. Añade que en la carta que le enviaron no explican el porqué de estos condicionamientos, "sólo que el trato que me brindarían sería el mismo que a cualquier otra persona que visite el centro, a excepción de los abogados de los reos".
Méndez recordó que la incomunicación lleva en muchos casos a tratos degradantes y crueles
El relator explicó que aún está "en tratativas" con las autoridades estadounidenses para ver si estas condiciones pueden modificarse, argumentando que la situación ha cambiado en los últimos años y que deberían flexibilizar su posición.
Y es que no sólo ha pedido al gobierno de Estados Unidos acceso a Guantánamo sino también a otras cárceles del país, dado que quiere verificar las condiciones de vida de los prisioneros, en especial de aquellos que están sometidos a reclusión de aislamiento, "que es parte de la práctica".
En este sentido, explicó que se puso en contacto con las autoridades estadounidenses el año pasado para pedir específicamente poder visitar al soldado Bradley Manning, acusado de entregar a la web Wikileaks centenares de miles de documentos secretos del Gobierno, y que se encontraba incomunicado.
"Me invitaron, pero de nuevo me imponían unas condiciones que no podía aceptar. Mientras tanto, el soldado fue trasladado y sé que ya no está sometido al aislamiento, con lo cual por ahora sólosigo en contacto con su abogado".
Méndez recordó que la práctica del confinamiento en régimen de incomunicación lleva en muchos casos a la comisión de tratos degradantes y crueles contra el reo.


'Los papeles secretos de la diplomacia de EEUU

EEUU encarceló años en Guantánamo a cientos de detenidos sin vínculos terroristas

Wikileaks ha vuelto a revelar documentos secretos del Pentágono que dejan al descubierto los abusos cometidos por el gobierno de Estados Unidos en la cárcel de Guantánamo, así como la arbitrariedad de las detenciones. EEUU no creyó en la culpabilidad de alrededor del 60% de sus prisioneros

PÚBLICO.ES Madrid 25/04/2011 04:20 Actualizado: 25/04/2011 11:08
Imagen de archivo de la cárcel de Guantánamo. AFP

Imagen de archivo de la cárcel de Guantánamo. AFP

La organización Wikileaks ha dejado al descubierto los abusos cometidos por el gobierno de Estados Unidos en la cárcel de Guantánamo, así como la arbitrariedad en las detenciones y encarcelaciones sin pruebas.
Los documentos secretos del Pentágono aparecidos en varios medios internacionales -The New York TimesLe Monde, The Washington PostEl País y The Guardian- vuelven a comprometer seriamente al gobierno estadounidense.
La nueva filtración masiva -la cuarta mayor tras la de los papeles del Departamento de Estado de EEUU y las de las guerras de Irak y Afganistánabarca el periodo desde 2002 a 2009. Es decir, casi todo el periodo de la administración de George W. Bush.
Los documentos son fichas de evaluaciones de los mandos militares de 759 de los 779 presos que han llegado a estar encerrados en la cárcel.
Los documentos muestran que el gobierno de EEUU mantuvo encerrados en la cárcel durante años a cientos de presos que no representaban peligro para Estados Unidos o sus aliados y que no tenían vinculación terrorista o con Al-Qaeda.

Tres niveles

Estas evaluaciones de peligrosidad de los presos eran hechas por los mandos militares de EEUU en función de tres únicos e increíblemente simples niveles establecidos. El nivel alto implica que el detenido "probablemente" supone "una amenaza para EEUU, sus intereses y aliados". El nivel medio implica que "quizás" lo suponga. Mientras, el nivel bajo implica que es "improbable" que sea un riesgo para el país.
Sólo de 274 presos se dijo que "quizás podrían entrañar un peligro"
La finalidad de estas evaluaciones es la de recomendar si se libera al preso, si es trasladado o si continúa en Guantánamo. Según estas evaluaciones, sólo de 274 presos se dijo que "quizás podrían entrañar un peligro", por lo que EEUU no creía en la culpabilidad de alrededor del 60% de sus prisioneros.
Los documentos muestran la arbitrariedad de Estados Unidos para encarcelar a esas decenas de presos, sin pruebas objetivas, ni juicios, ni garantías y con severos interrogatorios de por medio. Muchas veces, ni las autoridades estadounidenses sabían el motivo por el que los encerraban en Guantánamo.
EEUU afirmó que 83 presos no suponían ningún riesgo para la seguridad de la nación, mientras que de otros 77 dijeron que era "improbable" que fueran una amenaza para el país o sus aliados. Según las evaluaciones de las autoridades de EEUU, el 20% de los presos fue conducido a la cárcel de forma arbitraria. Se encarcelaba a los presos fundamentalmente para "explotarlos", según su propia terminología; por si sabían algo que pudiera ser útil.
De hecho, varios detenidos estuvieron encerrados hasta ocho o nueve años en la cárcel estadounidense sin que las autoridades de EEUU tuvieran prueba alguna contra ellos.

Sin noticias de las torturas

Lo que no revela los documentos es nada acerca de las torturas en el penal cubano, ni cómo se obtuvieron las supuestas informaciones o declaraciones.
EEUU encerró sin pruebas durante años a un pastor afgano sin vínculos terroristas
Algunas de las historias que las propias autoridades estadounidenses relatan en sus evaluaciones sobre los presos son impactantes.
Una de ellas es la del 'prisionero 1051', capturado en mayo de 2003 en Afganistán cerca de un lugar donde se produjo una explosión.
El hombre negó cualquier participación con este acto o vínculo terrorista alguno. Los analistas de EEUU se mostraron de acuerdo con su historia debido a su conocimiento del pastoreo de animales y su ignorancia sobre "simples conceptos políticos y militares". Pese a esto, un tribunal militar no se mostró tan de acuerdo y lo declaró "combatiente enemigo". El pastor afgano no llegó a salir de prisión hasta 2006.
Otro extraño caso es el de un anciano afgano de 89 años con demencia senil, artritis y depresión que pasó por el penal porque encontraron un teléfono por satélite sospechoso en su casa que no sabía ni usar. Finalmente también fue liberado.

Caos 

Pero también existe la otra cara de la moneda. El gobierno de EEUU liberó del penal a algunos presos que después sí resultaron ser terroristas o tener vínculos terroristas.
EEUU liberó del penal a algunos presos que después si resultaron ser terroristas
Es el caso de Said Mohammed Alam Shah, un joven afgano de 24 años que contó a los mandos de EEUU una historia que esta vez sí se creyeron y le liberaron.
Pero cuando volvió a Afganistán reveló que en realidad se llamaba Abdullah Mehsud, y que era un militante paquistaní. Comenzó a grabar vídeos llamando a la yihad, lideró una fuerza talibán contra las tropas de EEUU y planeó y ordenó atentados que causaron decenas de muertos.

La vida en el penal 

Los documentos también muestran una nueva visión sobre el penal y sobre los 172 presos que aún están recluídos en Guantánamo.
El Gobierno de Estados Unidos y el Pentágono han condenado esta nueva filtración
Cómo delatan unos presos a otros, como actúan algunos presos contra otros o contra los guardias. E incluso relatan episodios e incidentes como el "inapropiado uso de fluidos corporales". También se puede leer las amenazas de algunos presos a los guardias y autoridades. Tales como un preso que amenazó a un guarda con "matarlo y beberse su sangre para comer".
La revelación de estos nuevos documentos sobre Guantánamo supone un nuevo palo en la rueda de Obama, que prometió cuando fue elegido cerrar el penal cubano y que no ha podido cumplir su promesa. De hecho, hace unas semanas, el presidente de EEUU admitió que no podía cerrar la cárcel y que restablecería los juicios militares.
El Gobierno de Estados Unidos y el Pentágono han condenado esta nueva filtración. "Es desafortunado que varias organizaciones hayan tomado la decisión de publicar numerosos documentos obtenidos de forma ilegal por WikiLeaks relacionados con el centro de detención de Guantánamo", señala el comunicado.


Guantánamo: una década ignominiosa para el mundo

La impunidad de los atroces delitos de EEUU contrasta con la persecución de los que cometen países periféricos

GONZALO BOYE TUSET 11/01/2012 08:28 Actualizado: 11/01/2012 08:28 - Público
Prisioneros de Guantánamo durante una clase en la que se les enseña a escribir el currículum vítae. Paul J. Richards / afp

Prisioneros de Guantánamo durante una clase en la que se les enseña a escribir el currículum vítae. Paul J. Richards / afp

Al cumplirse diez años de la transformación de Guantánamo en un centro de detención y torturas es un buen momento para plantearnos tanto la necesidad de exigencias de responsabilidades por los delitos allí cometidos como la existencia de un doble rasero en materia de derechos humanos por parte de las grandes potencias. La "guerra contra el terror" iniciada por George W. Bush no ha sido más que un eufemismo para entronizar la comisión a escala universal de los más atroces delitos internacionales que, ahora, se pretende queden impunes.
A estas alturas sobra explicar lo que ha sido y es Guantánamo: las historias de los presos son múltiples basta conocer la de alguno, como la del turcoalemán Murat Kurnatz, para comprender lo aberrante de la existencia de Guantánamo y las justificaciones de los perpetradores, variadas y algunas sorprendentes, por inad-misibles, como las de la coronel jurídica Diane Beaver.
La "guerra contra el terror" sólo ha sido un eufemismo para encubrir crímenes
Tampoco debería bastarnos la promesa e intención pos-electoral del presidente de EEUU, Barack Obama, cuando anunció hace casi dos años el cierre de un centro por cuyas celdas e instalaciones diseñadas para la tortura han pasado más de 779 presos, de los cuales hoy quedan unos 196, y de estos últimos ya se ha acordado que 89 sean trasladados nuevamente a sus casas o a terceros países, pero siguen allí sin juicio, sin cargos y sin justicia.
Después de una década de ignominiosa existencia, de este y otros centros de detención y tortura, deberíamos plantearnos la necesidad de exigencia de responsabilidades; de hecho, se está haciendo en diversas jurisdicciones que cuentan con los mecanismos necesarios para ello. Lo lamentable es que allí donde se ha pretendido, la respuesta ha sido siempre la misma: nadie quiere investigar.
En España hemos iniciado dos procesos para la exigencia de responsabilidad penal a los torturadores; uno contra los asesores legales de Bush, que idearon el andamiaje legal que ha hecho posible el laberinto que no limbo jurídico de Guantánamo y otro contra los responsables directos de lo allí sucedido. Uno y otro procedimiento han seguido suertes desiguales.
El caso de Gadafi evidencia el doble rasero de la Corte Penal Internacional
Una de las paradojas en las causas por Guantánamo es que quien inició la investigación por lo allí sucedido fue el juez Baltasar Garzón, ahora pendiente de condena por investigar los crímenes del franquismo. Dicho proceso sigue su curso gracias a la dedicación del Juez Pablo Ruz; faltando, para que estemos ante una investigación y persecución efectiva, la directa imputación de los principales responsables de los delitos cometidos en esa base naval.

Proceso bloqueado

El otro proceso, tal cual nos enteramos por Wikileaks, contra los asesores legales de Bush ha sido inadmitida a trámite, archivada y cursada de inhibición por el juez Eloy Velasco, quien en abril de 2011 hizo exactamente lo que, según Wikileaks, le habría ofrecido a las autoridades norteamericanas un año antes, en abril de 2010, por aberrante que parezca desde la perspectiva procesal. Esta medida está recurrida y aún no se halla resuelta pero sí podemos concluir que la actitud de las autoridades españolas ha sido la misma que en Alemania, en Suiza, en Bélgica y en otros muchos países donde se ha intentado: nadie quiere investigar ni molestar a los poderosos, garantizándoles, así, una indeseable impunidad.
Los procesos contra Bush han sido bloqueados en todos los países
Por el contrario, cuando los crímenes de lesa humanidad o los de guerra los cometen los gobiernos de países periféricos, entonces todo el peso de la Justicia penal internacional cae sobre sus perpetradores; eso sí, sólo sucede una vez que han sido defenestrados o han caído definitivamente en desgracia ante occidente.
Un buen ejemplo de este doble rasero del que hablamos lo podemos encontrar en el caso del libio Gadafi; mientras fue útil a los intereses de las grandes potencias se le permitió todo y más. Cuando comenzó a ser un problema real o un inconveniente para los intereses de occidente no sólo se le atacó militarmente sino que, además, se activaron los mecanismos de represión con la propia Corte Penal Internacional (CPI) a la cabeza, realizándose una investigación cuasi en "tiempo real", como ha dicho una responsable de la misma.

Contratos en las jaimas

El juez Velasco ha hecho lo que había ofrecido a EEUU y Wikileaks reveló
Nadie podrá justificar las atrocidades cometidas por Gadafi, ni las cometidas en su contra, pero mientras presumía de riquezas y repartía contratos y concesiones en una de sus jaimas con los líderes europeos a nadie parecía importarle los crímenes que se estaban cometiendo; otro ejemplo del doble rasero con el que se aborda el problema de los derechos humanos y, ahora, tampoco a nadie le preocupa los que allí en Libia siga sucediendo.
La actuación de la CPI en el caso de Gadafi es una buena demostración de que existen instrumentos de represión penal para los más graves crímenes contemplados en el derecho penal internacional; lamentablemente, también ha sido un buen ejemplo de la existencia de dos varas de medir dependiendo no de la gravedad del hecho sino de la nacionalidad y posición de su autor.
Los crímenes más atroces que afectan a la comunidad internacional han de ser perseguidos con independencia de quién los cometa y ello porque no afligen sólo a la víctima directa que los padece sino al conjunto de la sociedad internacional y, también, porque así se evitan paradojas como la que estamos viviendo en España, por la cual el único condenado por los crímenes del franquismo terminará siendo quien quiso investigarlos.

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