"Yo soy Rufo...", parte V: Control para todos


Tomado del libro de Ricardo Perdomo "Yo soy Rufo...y no me entrego"
CONTROL PARA TODOS



Lo que quiere decir este pequeño aporte, a modo de relato, que es prácticamente imposible que el “escuadrón de la muerte” se choque, aunque sólo sea por accidente, con ningún policía despistado cuando sale a comete sus crímenes, dado que desde el mismo Ministerio y de los propios Ministros parten las órdenes.Ya daremos muchos ejemplos más de esto, pero por si alguna duda puede caber, nuestro colaborador Nelson Bardesio, con cierta precisión y amabilidad nos lo va a confirmar.Danilo Micale fue generosamente pagado emigrando a los propios EEUU.Adolph B. Sáenz fue sustituido recién en 1968 por el Asesor Jefe de la Misión de Seguridad Pública de la AID, torturador y maestro de torturadores, Dan Anthony Mitrione, debidamente ajusticiado.Son los primeros anillos con que se comienza a aprisionar esta estructura. A Carrasco arribaron Paul Katz, Jefe de Servicios de Radiocomunicaciones de la Misión AID, y Charles Redlin, como Asesor de Comunicaciones de Colombia, quien, como asistente estaría solamente un mes en Uruguay.La actividad de estos adelantados del crimen organizado estatal, fue particularmente profunda.Se estudió la red de comunicaciones de Casa de Gobierno que comunica con todo el aparato del Estado, se estudiaron las instalaciones de la calle Uruguay. La sección Radio del Ministerio del Interior, oficinas y equipos.También la planta de Melilla, Policía Caminera y Jefatura de Montevideo, así como los departamentos del interior.Eficientes en su tarea de penetración, realizaban su trabajo a dos niveles, uno técnico, el otro de conocimiento personal. Quedaron dos importantes nexos: el comisario Brasseiro y el Jefe de Radio de Jefatura de Montevideo, Rey Guerin.Los jefes de las diversas funciones policiales permanecían en sus puestos y ejercían el mando directo, por más que los jefes de policía cambiasen, con los altibajos políticos.Por esa razón, entre otras ya expresadas, los yanquis se instalaron allí, como en su propia casa, entre el cuerpo de guardia y el despacho del Director de Investigaciones, frente por frente, al pasillo de acceso a las oficinas del Jefe, del Subjefe y del Jefe de Estado Mayor Policíal.

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