Yo soy Rufo...y no me entrego parte I


Tomado del libro de Ricardo Perdomo: "Yo soy Rufo...y no me entrego"

Primera Parte: Dedicatoria



Raúl Sendic, nace en Chamangá, Departamento de Flores. Clandestino desde el asalto al “Tiro Suizo” el 31 de julio de 1963, en esta situación, rechaza integrar la lista al parlamento, desoyendo sus “cantos de sirena”.
Cae detenido y fichado en varias ocasiones y por primera vez, desde su clandestinidad en el mes de agosto de 1970.
Se fuga de la cárcel de Punta Carretas en 1971. Antes de la fuga tras escuchar ciertos “informes” de dirigentes “nuevos” Sendic comenta: “está tan bien la cosa que tengo ganas de quedarme adentro”.
Vuelve a caer en 1972. Como sucedió con Artigas, lo entregan, tras una vileza impulsada por el terror.
“Soy Rufo y no me entrego vivo”. Fue la respuesta de Raúl Sendic a la intimación de que se rindiese.
“Alrededor de la hora una de la helada y lluviosa madrugada del viernes 1º de setiembre, el ejército rodeó la manzana, cerró las vías de acceso y procedió a allanar la finca de Sarandí 229 casi Pérez Castellanos, en una humilde zona de la ciudad vieja de Montevideo. Luego de intenso tiroteo, los dos jóvenes que acompañaban a Sendic anunciaron que se rendían y condujeron a éste, herido, hacia la puerta de la vivienda.
Su mobiliario era una cucheta, un ropero, una mesa y dos sillas.
Aun después de ser gravemente herido (“un disparo de fusil le desprendió piel y carne de su rostro, que al día siguiente los periodistas observaron adheridos al marco de la puerta”), al llegar a la calle intentó proseguir la resistencia.
Logra cierta recuperación bajo tortura y aislamiento permanente.
Fue enterrado, muchos años antes de su muerte biológica, en un aljibe del cuartel de Durazno. Fallece en el “viejo mundo”, muy lejos de su gente el 28 de abril de 1989.
Cuando lo dejamos en La Teja para su descanso eterno, una mano anónima dibujó en los muros del viejo cementerio esta leyenda:
“Raúl Sendic vive clandestino en el corazón del pueblo”.
Esta no es ni puede ser la historia de Raúl Sendic. Es un aporte destinado a esclarecer algunos puntos oscuros, dedicado a su memoria y a la lucha obstinada y sin pausa de los que no claudican nunca.
El testimonio de estas páginas no es fruto del espontaneísmo, por el contrario, recoge páginas ocultas sobre las cuales pesa un manto de silencio y “olvido”.
Todos sabemos lo que pasó en el paisito. Todos hemos leído sobre “la guerra” y los años amargos. Algunos sufrimos aún la onda expansiva del gansterismo estatal, el de ayer y el de la “democracia”.
Dentro de las abundantes fuentes consultadas sobre el tema hemos tratado de encontrar “el aporte”, ése que cuando lo lees dices: “aquí está”, pero no. Inútil. El sentido “la cosa”, la guerra, el golpe y todo eso, no aparece por ningún lado.
Al hablar de épocas pasadas y recientes, se está como a la defensiva, por no mencionar la fuente. Puede obtenerse un dato, una pista, o llegar a personas “claves”. No hay tal. Vamos a entendernos: las intenciones manejadas y muchas veces forzadas son impecables.
Pero cuando se trata de consultar actores, es muy pobre lo que se saca, una inconmensurable cantidad de contradicciones, como un bombardeo de dichos y desmentidos.
Se confunden deseos con enfoques y cuando en escena comienzan a aparecer conocidos “con buena posición política”, como a nosotros nos gusta, la cosa termina dirigida desde afuera, basta un pequeño empujón, para que brille la versión “oficial”.
En ciertos casos, y es entendible, el hecho oculto es intencional. Versiones con sacarina, potables y vendibles.
Ejemplos: los muchachos de “alto el fuego”;mencionan, por ejemplo: “un indiscutible líder”; “un ex comandante en jefe”; “un mayor”; etc. etc. Ésto está lejos de ser un secreto cómplice, pero seguimos en la versión misteriosa.
No sabemos por qué no ven estos muchachos tremendos agujeros que ellos mismos redactan. Así: “otro integrante del MLN reseñaba para esta investigación (ilícitos)... estábamos en La Paloma, nos separaron a un grupo y llegó un compañero que venía del batallón Florida diciéndonos que a partir de ese momento se paraba con la tortura...”. “Se facilitan diarios, revistas, libros, grabadores, máquinas de escribir”. Es decir, La Escuelita (el subrayado es nuestro).
Nuestro modesto aporte, como lo leerá el que lo lea, por lo vivido, visto y sufrido en el propio pellejo, fue SÓLO un grupo. Y no creemos que hayan “estado a punto de cambiar la historia”. La frase suena linda.
Los que sufrimos el embate de los creyentes en la “revolución cuartelera”, pagamos un precio; no hay oído “oficial” que te escuche, nuestra literatura está enferma de buenas intenciones y de muchachos bromistas. Rogamos, pedimos, gritamos, queremos... conciliar una lucha que es a muerte. El sistema, con nombres y apellidos, no perdona.

Existió el silencio del odio del militante que no colaboró. Y por eso se ha pagado un precio... por “esos” ¿quién habla?
La gente que colaboró con “la línea oficial”, dio sus opiniones. Cuando se decidan a hablar “los otros” la literatura va a estar bien lejos de los “cantares” y las “memorias”. ¿Será posible que no nos haya dejado nada el oscurantismo cuartelero? Hubo grupos de colaboradores, equipos; fuimos testigos del juego macabro de los hombres enloquecidos por la avaricia, de prisioneros doblegados por “la máquina”, como proponían, luego negaban, como se arrepentían y volvían sobre sus pasos, volviendo a arrepentirse dos o tres veces, tan terrible era “la máquina”.
La gente moría a tu lado, era muy difícil ser ajeno a la realidad y más difícil ser colaborador del milico, pero ahí está el juego del terror, la extorsión, la amenaza, el crimen, la violación, el secuestro.
A “Francisco” lo asesinan en nuestra propia casa. Carlos M. Moreno estaba quebrado. Dos conclusiones pueden sacarse de su novelita titulada, "El color que el infierno me escondiera"
Una es que la gente está tan manipulada por la comunicación “oficial”, que vive como “compartimentada”, o sea, los hechos de la vida cotidiana nacen y mueren el mismo día, no tienen pasado ni futuro.
La segunda enseñanza es más cruel, si cabe; ¡con qué descaro se puede mentir y con qué impunidad puede publicarse la mentira!
Y la vida avanzó; las instituciones por las que tanto se llenaron la boca y con ellas hicieron gárgaras, no dieron el fruto soñado y seguirán siendo un sueño, hasta que en las manos del pueblo éste forje su experiencia, tenga fallas y errores y que éstos no se cometan contra sí mismo. La “autocrítica” no es esa que vemos publicada y pulida cada día mejor; eso es “rajarse las vestiduras” en público para cobrar la indemnización.
Vino luego el asalto al poder y la huelga. Nuevos diálogos, discursos de barricada, dirigentes que claudicaron, que fueron sobrepasados por el momento que nunca iba a llegar hasta que llegó y se los devoró en cuatro bocados. Carne de res a Rusia por carne humana para “la máquina”.
La realidad del Este les cortó los piolines y cayeron como marionetas, unos se borraron con el dinero de los militantes, otros, más convencidos, los hicieron apalear con la policía; otros renegaron de principios mamados desde la cuna, incluso antes de que el gallo tomara aliento para cantar, otros quedaron integrados al Departamento 6 de policía dando “cursos antisubversivos”; otros estafaron y marcharon a juicio; otros fueron acarreados ante las cámaras para diversión de la derecha, como romanos en el circo. Y tanto más, que la pluma se resiste.
Si estas cosas han sucedido en “democracia” y sin “máquina” ¿Qué no pudo darse en el cuartel y en manos de los verdugos?
Existen muchos actores vivos y en silencio, que vieron morir compañeros, que sintieron el terror cuando venían a por él o ella, que escucharon denigrar a la mujer, el llanto de un padre, un hijo, una madre.
¡Con el enemigo, nada! Y somos justos, ni más radicales, ni menos conscientes.

2 comentarios:

  1. Hola Compa: Me alegra mucho que vayas publicando el libro de Perdomo lo considero necesario. En estos momentos no lo puedo reproducir en mi blog ya que hace 5 días que he llegado a Buenos Aires y estoy acomodandome. El viaje a Montevideo no se hará tardar.
    Nos estaremos comunicando, y otra vez agradecida por tus publicaciones tan necesarias.
    Pelusa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ah, querida compañera:
      El libro de Ricardo Perdomo proyecta una luz de verdad imprescindible ahora sobre acontecimientos y procesos actuales.
      Esta versión está corregida,revisada y actualizada por el autor.
      Un gran abrazo

      Eliminar