La impunidad sionista y la complicidad de la prensa occidental de masas




Es proverbial y todos deberíamos saberlo, aunque parece haber legiones de opinantes que lo ignoran, que los medios de incomunicación de masas mantienen un peculiar sesgo de tolerancia y complicidad con el comportamiento sionista: ¿a qué otra autoridad, estado o fuerza actuante se le permitiría asesinar a centenares de niños, y repetir el tratamiento cada pocos años, sin despertar reacciones de rechazo moral, de repudio político, de aislamiento y cuarentena?Al Estado de Israel parece permitido otorgarle unas dispensas de comportamiento mediante cómodos recursos “dialécticos”, como que los niños en cuestión, palestinos, son terroristas en potencia o inminentes, a los que por tirar piedras a militares que incursionan en sus barrios y viviendas, se les quiebra los brazos o se los encarcela, como ha sucedido en las sucesivas invasiones para ir adueñándose del territorio palestino.
Esto del sesgo mediático es un tema trillado, claro que no por la prensa que cumple con tal estrategia.
Johannes Wahlström, un sueco-israelí, es decir alguien con esa doble nacionalidad, que ha vivido durante tiempo y tiempo en Israel, ha compilado material sobre tan escabroso tema. Y en verdad, algunas frases son reveladoras. [2]
Dijo por ejemplo Henrik Bachner, del Comité Sueco contra el antisemitismo (SKMA, por su sigla en sueco), en un simposio sobre el tema en la Universidad de Jerusalén, 1993: “Afirmar que existe un lobby sionista que acalla periodistas, eso es antisemitismo.”
La grosería de la afirmación (acallar periodistas) escamotea el modus operandi del lobby. No se trata de andar persiguiendo periodistas que digan algo “inconveniente” sino más bien, de promocionar, poner en circulación aquellos que den la versión adecuada. Con suficiente dinero y contactos, ese método permite sembrar la versión israelí de cualquier acontecimiento sin mayores problemas.
Por ejemplo, los historiadores que han examinado con cierto rigor las guerras en que se ha visto actuar a Israel, son conscientes en que la inmensa mayoría de ellas han sido cerebral y cuidadosamente desencadenadas por Israel; sin embargo, el “pensamiento vulgar” al respecto es que siempre ha sido Israel el atacado. Este victimismo buscado y construido está abonado mediáticamente. Y su “fruto” (envenenado, claro) es que la inmensa mayoría de la gente en Occcidente, considera que el pequeño David israelí está acosado por el Goliath de turno.



En dicho simposio, la frase transcripta no ha sido la excepción. Siguiendo esa misma lógica el mismo Bachner declaró: “Afirmar que la actuación israelí alimenta el terror islámico [sic] es antisemitismo.”
Una investigadora inglesa, Judith Elizur hizo su contribución: “Afirmar que Israel es Goliath, el contrincante fuerte, eso es antisemitismo.
Tal vez el mayor aporte a un tratado de ilógica elemental provenga de la verba de Kenneth Jacobson, miembro de la Liga contra la Difamación (ADL, por su sigla en inglés, la mayor organización judía dedicada a actividades de lobby en pasillos del poder en EE.UU;) quien resumió su “razonamiento” en tres frases:
La única superpotencia planetaria tiene una posición muy pro-israelí, lo cual obedece a que los judíos tienen una posición particularmente prominente en la élite de los medios de comunicación de masas. Es algo de lo que podemos estar orgullosos.”
Pero, agrega: “hasta en EE.UU. sobreviene el antisemitismo que se basa justamente en la afirmación de que los judíos tienen demasiado poder sobre los medios.”
Después de este salto mortal, la lógica sin red debería yacer exánime. Pero nuestro hombre tiene resto:
Hay que luchar contra este antisemitismo por todos los medios concebibles: no menos a través de una actividad de lobby para conseguir un mejor control sobre lo que los medios emiten.”
Bueno, al menos la sinceridad, o el desparpajo, no han faltado a la cita.
Claro que si juntamos estos planteos con los del American Jewish Committee (AJC) que define su misión como: “Realzar el bienestar del pueblo judío y de Israel, y profundizar los derechos y los valores judíos en Estados Unidos y alrededor del mundo” puede uno sentir algo invasivo, ¿no? [3]
Y obviamente, tenemos en nuestras redes mediáticas locales el mismo fenómeno. Veamos la contribución de alguien que funge como analista político y publica semanalmente, Claudio Fantini (“docente y mentor en ciencia política”), en un artículo “Jaque a Netanyahu” [4] en el que presenta la actualidad israelí, con los lugares comunes como el de las guerras que acabamos de mencionar: “[Israel] ganó todas las guerras con que sus vecinos intentaron eliminarlo. Y despertaba respeto y admiración en buena parte del planeta.”
Ya podemos ir comprendiendo de donde procede el respeto y la admiración.
Fantini aborda las dificultades que Israel enfrenta hoy con algunas organizaciones refractarias al despliegue israelí, como Hezbolá y Hamas:
“De cada duelo mantenido con esas milicias, Israel ha salido derrotada en la dimensión de la opinión pública mundial. Tanto el jeque libanés Hasan Nasrala como la organización integrista que controla Gaza apuestan en cada confrontación a que sobrevivan sus líderes y estructuras, y a que sus pueblos sufran la peor devastación para causar el mayor daño posible a la imagen de Israel.” (ibíd.).



Leyó bien: ni al humorista de Gilbert K. Chesterton en su El hombre que fue Jueves se le ha ocurrido semejante estrategia de victoria: sacrificar a sus huestes o a sus pueblos para “vencer” dañando ‘la imagen del adversario’ o franco enemigo.
La perspectiva de Fantini es francamente costosa y uno se pregunta cuántos rounds se podría sostener. Tal vez Fantini quiera decir que cuando el pueblo palestino (o el libanés en la esfera del Hezbolla) desaparezcan pulverizados por la aviación y el bombardeo israelí, entonces habrán triunfado…
Tengo la impresión que, como con el “pensador” K. Jakobson, que citáramos antes, la lógica no es el fuerte de análisis como el de C. Fantini.
Y cuando el razonamiento verdadero (o lo más aproximado a él) brilla por su ausencia, ¿qué es lo que brilla? “Después de mí, el diluvio”. “El estado soy yo”. “Muchas de nuestras importaciones vienen de ultramar.” “No es la contaminación la que amenaza el medio ambiente, sino la impureza del aire y del agua.”. “El futuro será mejor mañana.” Estas tres últimas frases pertenecen a un pensador contemporáneo, George W. Bush.

Notas
[1] Luis E. Sabini Fernández es  Miembro del equipo docente de la Cátedra Libre de Derechos Humanos, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, periodista, editor.
[2] Recogidas en la revista Ordfront, 12/2005, Estocolmo, “Israels regim styr svenska medier” (El régimen israelí controla la prensa sueca).
[3] http://en.wikipedia.org/wiki/American_Jewish_Committee.
[4] Noticias , Buenos Aires, 28/3/20215.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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