La lucha a brazo partido que está desplegando en Grecia el recién amanecido gobierno de Syriza para resistir a la brutal embestida de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, concita el apasionado interés y la solidaridad de las fuerzas democráticas y progresistas de Europa y del mundo entero. Existe plena conciencia de que el desenlace de esta lucha influirá decisivamente en el futuro inmediato del viejo continente y que asimismo se proyectará a la escena internacional. A la vez, nuevas fuerzas democráticas avanzadas que han surgido en Europa, como Podemos en España, sienten que su futuro se entrelaza con el de Syriza, ya que bregan, en esencia, por una causa común. En este cuadro, cobra relevancia la postura de figuras destacadas como el Premio Nobel de Economía Paul Krugman, que sostienen a Syriza y la llaman a resistir por todos los medios, manteniendo en alto su programa en favor de las grandes mayorías populares. Este tema divide las aguas en el ámbito internacional en su conjunto.
Una fecha clave de las negociaciones en curso entre el gobierno de Syriza y los representantes de la mencionada “troika” es el próximo 9 de mayo. Se da la notable coincidencia de que ese día se celebra una fecha histórica para toda la humanidad: el 70º aniversario de la victoria del Ejército Rojo y de la coalición antifascista contra el nazismo. Tras la rendición incondicional de las huestes hitlerianas, el 9 de mayo de 1945 se realizó una grandiosa celebración de la victoria en Moscú, con desfile militar y popular, que se reiterará el próximo sábado. En esa ocasión se sepultó el designio hitleriano de un milenio de supremacía nazi sobre el mundo. Esa victoria decidió el destino de la humanidad. Ahora, en otra escala, la suerte de Syriza se liga estrechamente al destino de Europa.
El fondo del tema en debate es si Grecia retorna a la política de austeridad, que redujo en 25% su PBI y provocó la degradación acentuada de las condiciones de vida de las grandes masas de la población en materia de trabajo, salario, vivienda, atención a la salud y otros rubros o si se aplica el programa de Syriza, por el cual se pronunció el pueblo en la elección, y que constituye el reverso de la política neoliberal a ultranza. Ese es el dilema.
En camino hacia la instancia crucial del 9 de mayo se realizó una reunión del Eurogrupo en Riga, capital de Letonia, ex república soviética, sobre el Báltico. En la misma, los ministros del Eurogrupo reiteraron su conocida postura de que la imposición de medidas de austeridad a Grecia es necesaria para conseguir la recuperación de su economía, pretendiendo ignorar que esa política provocó un enorme desastre y una tragedia humana enel país heleno, además de la señalada pérdida del 25% de su PBI. Es significativo que en dicha reunión, al mismo tiempo que se acusaba al gobierno de Syriza de irresponsable por oponerse a sus propuestas, se presentara al gobierno de Mariano Rajoy en España y sus medidas de austeridad como ejemplares. Así están claramente planteados los dos caminos opuestos que se abren ante Europa, su dilema existencial en la hora presente.
Con el telón de fondo de la reunión del 9 de mayo, el primer ministro griego Alexis Tsipras formuló declaraciones contundentes en los días finales de abril. Preguntado acerca de cuál sería la prioridad del gobierno griego en caso de falta de liquidez, si se pagaría los salarios y pensiones o al FMI, respondió: “Hay un problema de liquidez que estamos tratando de solucionar. En todo caso, será nuestra prioridad pagar los salarios y las pensiones”. Explicitó que no cree que haya que elegir, porque tiene esperanza de llegar a un acuerdo mínimo con el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea en la fecha indicada. Añadió, en referencia a distintas versiones circulantes, que el futuro de Grecia está en la zona euro. En sus palabras: “Mi visión no es Grecia fuera de la Unión Europea; quiero asegurar a Grecia como un socio igual en Europa”. Señaló que en las negociaciones persisten diferencias, siendo las más importantes las relativas a los convenios colectivos, el salario mínimo y la suba del IVA en las islas griegas.
Si no se consigue un acuerdo con los acreedores, Tsipras evocó la posibilidad de convocar a un referéndum para que el pueblo decida. Señaló: “No tengo derecho a decidir por el pueblo; si las negociaciones llegan a un punto que no coincide con el mandato popular, el pueblo griego decidirá en un referéndum”. Descartó la vía de llamar a elecciones anticipadas, visto que el gobierno fue electo hace apenas tres meses.
El objetivo es expulsar a Syriza del gobierno
En esta tensa controversia, el objetivo del establishment financiero y político europeo no es expulsar a Grecia de la zona euro, sino expulsar a Syriza del gobierno griego. En estos términos se expresa un destacado catedrático de la Universidad de Barcelona, Vicenç Navarro. O sea, estos sectores aspiran a que colapse el apoyo electoral de Syriza y que sea sustituido por el partido anterior, servil a los intereses de estos grupos dominantes en la economía y la política. Señala el analista que este objetivo se trazó antes incluso de que ganara las elecciones. En las mismas, la intervención del BCE, de la Comisión Europea, incluso del propio gobierno alemán (en la persona de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble) y de sus aliados como el gobierno Rajoy, fueron notorias, participando activamente en la campaña en contra de Syriza. Y apenas 9 días después de que Syriza resultara electa, el BCE cortó la línea de crédito al gobierno griego en una medida de enorme hostilidad, equivalente a un acto bélico, violando descaradamente los plazos marcados. Agrega que “este acto de hostilidad fue seguido por una redefinición muy marcada de los términos en los cuales la banca privada griega podría prestar dinero al Estado, comprando deuda pública, una medida que el BCE nunca había aplicado a los gobiernos anteriores, responsables de los enormes déficits y de la deuda pública que el gobierno de Syriza había heredado”.
Posteriormente se dedicaron a tratar de impedir por todas las vías que Syriza aplicara desde el gobierno el programa al cual se había comprometido en la campaña electoral, consistente, en puntos fundamentales, en eliminar el descenso de las pasividades, revertir las reformas laborales que facilitaban los despidos y detener la ola de desalojos que afectaban a muchos millares de familias. Desde el primer día, en esta dirección está luchando el gobierno de Syriza.
Desde diversos ángulos se viene denunciando en Grecia el chantaje a que viene siendo sometido dicho gobierno. Así, el eurodiputado Stelios Kouloglou define la medida del BCE de cortar todo crédito a Grecia como “una operación para estrangular financieramente al país”, y afirma que Syriza se enfrenta hoy a una situación análoga a la que vivió el Chile de Salvador Allende en 1973. A su juicio, lo que se está viviendo es “un golpe de Estado silencioso, sin tanques ni aviones. No lo han orquestado a la manera tradicional, sino con dinero” y “están atacando con todo lo que tienen”.
Más explícitamente, señala más adelante: “Están estrangulando la economía para forzar al gobierno a abandonar sus promesas electorales, para que sigamos las líneas que siguieron quienes gobernaron antes. Son las líneas que nos llevaron a la catástrofe, y quieren que sigamos en el mismo camino. Dicen que para darnos más dinero tenemos que seguir el programa que nos dictan, éste es su juego. No quieren que enfrentemos la crisis humanitaria de las 300.000 familias que no tienen electricidad. Esto nos costará 200 millones de euros al año, no es mucho dinero, pero no nos dejan. Quieren recortes y despidos masivos y no podemos aceptarlo. La línea roja sigue siendo la misma: no más austeridad”.
La conclusión de su análisis es de fundamental importancia: si el gobierno de Syriza cae, los que están al acecho son los neonazis de Amanecer Dorado. Dice el eurodiputado: “Si cae Syriza el próximo gobierno será de derecha, de la extrema derecha de los neonazis de Amanecer Dorado, que ya son el tercer partido más votado, y esto podría impulsar a su vez al Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia. Syriza es la última esperanza de la democracia, y si llegan los neonazis esta esperanza se habrá extinguido”. Pero a la vez, la contracara es la perspectiva de que el ejemplo de Syriza se extienda por Europa. Así lo dice Kouloglou: “Tienen miedo a que el Gobierno griego tenga éxito y haya cambios, y que esto se propague por Europa”.
En este sentido, afirma que el problema es esencialmente político, ya que en términos económicos resulta de importancia limitada. Dice que en lo inmediato se requieren 2.000 millones de euros y que eso no es de gran magnitud. Pone el ejemplo comparativo de que en esos días el club de fútbol Barcelona jugó un partido con el Paris Saint Germain, y que el fichaje de los jugadores que pisaron el césped era de 1.000 millones de euros.
Krugman insta a Syriza a no ceder
El Premio Nobel de Economía Paul Krugman, en conferencia de prensa brindada en Atenas el 18 de abril, reclamó poner fin a las políticas de austeridad en Europa y apoyó la posición del primer ministro Alexis Tsipras, instándolo a no ceder a las presiones y mantener su línea en las negociaciones con los acreedores. Esto último se refiere en particular, como explicó el primer ministro, a las negociaciones con el FMI y las instituciones europeas en cuatro temas clave: la política laboral, el aumento del IVA, la estrategia respecto a la propiedad pública (en materia de privatizaciones) y el sistema de seguridad social.
Krugman apoyó la decisión del gobierno griego de no ceder a la presión para reducir los salarios y las pensiones, que es lo que procuran el FMI y las instituciones europeas. Alegó que el país sufrió un ajuste fiscal importante en los cinco años anteriores y esto impuso grandes sacrificios a la población. Insistió asimismo en que “la política de austeridad estricta debe terminar”. Esto lo dijo en vísperas del encuentro del llamado Grupo de Bruselas, realizada en preparación del Eurogrupo que se reunió en Riga, Letonia, el 24 de abril. En la conferencia titulada: “Europa: ¿y ahora qué?” Krugman insistió en la necesidad imperiosa de poner fin a las políticas de austeridad y criticó especialmente las posiciones asumidas por el ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble en nombre del gobierno de Alemania.
nikomar@adinet.com.uy
Tomado de Barómetro Internacional
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