La tragedia de Once

La tragedia de Once
Familiares y Amigos de Victimas y Heridos de la Tragedia de Once 22/2

22 de agosto 2016

COMUNICADO LEÍDO POR LOS FAMILIARES A LOS 4 AÑOS Y MEDIO DE LA TRAGEDIA

Volvemos a este lugar, a 4 años y medio del día de la masacre previsible del 22 de febrero de 2012. Seis meses después de nuestro último encuentro estamos acá para reafirmar el camino de lucha contra la impunidad, y de búsqueda de justicia. Regresamos para recordar lo conseguido, pero también para que esta unión de los familiares siga cimentando la nueva etapa que comenzó en diciembre pasado.
Las sentencias condenando a los responsables han seguido el camino que los Códigos prevén. Las apelaciones contra algunos sobreseimientos, en algunos casos, y pidiendo mayores condenas en otros, ya han sido elevadas a para el análisis en los distintos estamentos judiciales. Pero los meses que han pasado de febrero a hoy nos llevan a hacer una serie de reflexiones que queremos compartir con ustedes. El contexto no es el mismo por muchas cuestiones. A nadie se le escapa que en los últimos seis meses, la endémica corrupción del gobierno kirchnerista ha mostrado muchas de sus caras.
En 2012 había mostrado la más cruda de todas ellas, que es la muerte, representada en cada una de nuestras historias personales. Pero en estos meses ha mostrado otras facetas, distintos modos, pero siempre bajo una matriz delictual que está siendo debidamente investigada. Cuentas bancarias que indignan, cajas de seguridad con contenidos inexplicables, bolsos que nos dejan atónitos. Son insultos a la sociedad argentina y a la ética pública. Ellos se multiplican, y los apellidos se repiten.

En el medio, asqueados de tantos hechos oscuros enquistados en el poder político, estamos los ciudadanos. Observamos como la Justicia avanza, tratando de echar luz sobre un pasado reciente que no puede ni debe quedar sin encontrar las respuestas que la sociedad merece, se haya estado de acuerdo o no con quines decidieron los destinos de este país hasta diciembre. Entre los nuevos expedientes que se van acumulando contra los ex jerarcas del Poder Ejecutivo pasado, resaltan los que llevan dos apellidos que nos han destruído la vida, y para los cuales no hubo, no hay, ni habrá olvido, perdón, ni reconciliación. Kirchner y De Vido.
Desde 2012 hemos hecho público un reclamo imprescindible, y necesario. Gran parte de la sociedad nos acompaño, y decir que nuestra lucha marcó un camino es hacer honor a una verdad irrefutable. No fue fácil enfrentar a un gobierno que poco tiempo antes de la tragedia había ganado las elecciones con una cantidad de votos prácticamente inédita en la historia argentina. Y esos apellidos que hoy llenan expedientes fueron señalados desde el primer momento por este colectivo que nunca le tuvo miedo a nada. Aún cuando parecían intocables,
los micrófonos reprodujeron lo que nunca nos dio miedo decir: que desde el poder se había sostenido, amparado y cubierto a los responsables políticos y empresariales del desastre.

Nos repusimos a todos los golpes, a las dudas lógicas hacia la Justicia, y al descreimiento social.
Miramos de frente y sin miedo a quienes nos acusaban de golpistas y desestabilizadores, hasta que los hicimos bajar la mirada. Hoy es mucho más fácil decir a viva voz los apellidos que ensuciaron la gestión pública. Pero en aquel momento, no lo era. Y sin embargo, alzamos la voz. Lo hicimos en ese momento, cuando convertimos el dolor en valentía y mutamos el abandono del Estado en el coraje que nos daba nuestro objetivo, con el acompañamiento social como sostén irremplazable. Y también lo hacemos ahora, cuando el diputado Julio De Vido uno de los mas oscuros ministros desde el regreso de la democracia esta a punto de enfrentar el juicio oral y público por la muerte de 52 inocentes. Esto tampoco fue magia, sino producto del enorme trabajo que realizaron los abogados que nos representaron en el recinto. A la vez que lograron un fallo histórico y fundacional para una nueva Argentina, consiguieron que se acumulara la suficiente cantidad de prueba para que el proceso contra el ex ministro avanzara. Los testimonios dados por propios y ajenos permitieron que la investigación acelerara sus pasos, y que una vez señalado por el Tribunal Oral Federal número 2, la instrucción a cargo del juez Bonadío procesara al ex funcionario.
Hoy Julio De Vido se encamina inexorablemente a un juicio oral y público en el que no dudamos, será condenado por las 52 vidas perdidas.
Junto a él, seguramente esté sentado Gustavo Simionoff, el ex encargado de la renegociación de los contratos que el Estado tenía con uno de los más funestos conglomerados económicos de los que se tenga memoria, el grupo Cirigliano.
De Vido, Simionoff, Schiavi, el hoy detenido Jaime, hicieron de la obra pública el medio para llenarse los bolsillos a cualquier costo. Para ello, también tuvieron la complicidad necesaria de toda la estructura gerencial armada por los Cirigliano para robarle al Estado. Por eso, vimos con estupor e indignación que el Ministerio de Transporte a cargo de Guillermo Dietrich hubiese nombrado como funcionario suyo a Victor Heinecke, quién como ex directivo de TBA, tenía la función de la Evalucación de Proyectos. Un nombramiento que ofendió a este grupo, y que fue denunciado públicamente, aún cuando ese hecho no haya tenido la repercusión que se merecía. Una vez más, nos pusimos a la cabeza de un reclamo que tuvo como objetivo mantener limpio de nombres sucios a la estructura del Estado. Producto de esa denuncia hoy Heinecke fue desplazado de su lugar.

Y la actitud que tomamos reafirma una vez más que no somos ni oficialistas ni opositores, que somos un conjunto que defiende sus valores, porque atrás nuestro siempre está la verdad.
Valoramos la decisión que se tomo con Heinecke desde el Ministerio, aun cuando jamás vayamos a entender como fue que llegó a un puesto de relevancia en este Gobierno. Pero haber escuchado la denuncia de este grupo sostiene lo señalado desde la autoridades de Transporte respecto del dialogo necesario de los distintos sectores para mejorar el área.
Así como reconocemos lo sucedido, volvemos a pedir al Ministro Dietrich que escuche a los trabajadores ferroviarios. Que la mesa de negociaciones nunca se cierre, que se respeten sus derechos, y que se oigan sus reclamos y denuncias.
Nunca olvidaremos que fueron ellos, señor Ministro los que alertaron sobre lo que sucedería antes de la masacre. Y no fueron escuchados. Los errores del pasado no deben repetirse, y la egolatría k, esa que los hizo creerse dueños y señores de la verdad fue la que nos llevó al desastre. Por eso, volvemos a abogar por un dialogo sincero y sin resquemores entre trabajadores, y el Estado. Que no existan las persecuciones, ni los preconceptos, ni las sanciones sin sustento o que no estén basadas en pruebas concretas.

Que no haya cuestiones ideológicas de por medio cuando se trate de cuidar al usuario.
Por otro lado, pedimos a quienes desempeñan las tareas operativas diarias en el manejo de los trenes que nunca dejen de capacitarse y que afronten su tarea con la responsabilidad que significa trasladar cientos de miles de vidas todos los días. También, que las peticiones a las autoridades, amparadas en la Constitución, no impliquen afectar el traslado diario de quienes usan al tren como medio de locomoción. No se trata de estar de acuerdo siempre, y en todo. Se trata de encontrar soluciones, para que el transporte ferroviario mejore día a día.
Los incidentes en las vías se siguen repitiendo y prenden luces de alarma en todos nosotros. Cada vez que los medios de comunicación replican las noticias sobre accidentes en la línea Sarmiento, nos vuelve a la memoria el peor de los pasados, y toma nuestro presente por asalto. Ningún accidente es menor, no importa si hay heridos o no, porque son avisos de que las cosas no están bien.
Sea por errores humanos, o por fallas en la estructura, todo debe ser investigado a fondo. Las alertas deben ser escuchadas y las responsabilidades del caso deben ser asumidas.
El futuro se construye entre todos los participantes, por eso hacemos este llamamiento al diálogo una vez más.

No queremos volver a llorar lágrimas innecesarias. Y eso depende de todos. Pero centralmente de quienes tienen como obligación garantizar una estructura segura desde el Estado y de aquellos que diariamente se deben a una tarea que está dentro de las mas importantes de las sociedad, como es la de los encargados del transporte de pasajeros.
Hace unos días se anunció el impulso a las obras de soterramiento en toda la línea Sarmiento. Aquello anunciado hasta el hartazgo por un gobierno que hizo de la mentira y la administración fraudulenta una manera de hacer política en el transporte, hoy parece tomar impulso con el nuevo Gobierno. Deseamos que de una buena vez la obra pública sea eso. Obra, que se haga, que sea una realidad concreta. Y pública, para todos los que usamos el tren, para el ciudadano común. Que se realice con toda transparencia y que no sea un medio para el enriquecimiento ilícito de los funcionarios corruptos y de sus amigos empresarios igualmente corruptos. Estaremos atentos a que los plazos anunciados se cumplan, y que en la concreción de la obra no haya otra cosa que cuentas claras y eficiencia. Estamos dando un voto de confianza a las autoridades, pero así como sucedió con Heinecke, no nos va a temblar la voz para denunciar cualquier tipo de irregularidades que se presenten y que estén debidamente probadas.

Queremos creer que desde los despachos se escucha a los trabajadores y a los usuarios, y que se atiende a las necesidades reales. Que se cumple lo prometido, que en el medio no hay retornos de dinero y que la función pública no es la vía para las promesas vacías y los bolsillos llenos.
De eso ya vimos y vivimos demasiado, y nos sigue estrujando el corazón acordarnos de quienes no tenemos más fisicamente, victimas de aquellos a los que no les importó la vida ajena. De todos estos el condenado Jaime es el único que hoy está entre rejas. Demasiado daño ya causó, y esperemos que una a una, las condenas sobre las múltiples causas que lo esperan se vayan juntando. Que las rejas sean lo que lo separa de una sociedad que lo tuvo manejando partes de sus destinos. Pero sabemos que Jaime no actuó solo, o de manera oculta. Hubo quienes lo sostuvieron políticamente para que llevase a cabo los aberrantes delitos que hoy lo tienen preso.
Pero todos sabemos y esperamos que Jaime, y tantos otros se merecen que las condenas dictadas en su contra queden firmes. Como dijimos al comienzo de esta lectura, los pasos procesales se van dando. Y aún cuando las causas en contra de casi toda la primera línea del gobierno kirchnerista se multipliquen todos los días, hay una que esta por delante de todas.
Porque es cierto que haber vaciado las arcas del Estado en beneficio propio merece una condena muy dura. Pero ¿que son millones y millones de pesos al lado de una vida? ¿Hay alguien que pueda comparar un bolso con millones de dólares con un solo minuto de cualquiera de las vidas cegadas en 2012?
Es necesario que los delitos económicos reciban condenas ejemplificadotes. Las vidas perdidas merecen una respuesta rápida que confirme condenas históricas.
Por eso, volvemos a sostener la importancia de nuestra lucha, cuando para enfrentarse un poder casi omnipotente desde el llano era para valientes, o para desesperados. Y fuimos las dos cosas, y esa lucha inclaudicable logró lo que casi nadie había logrado.
Que Julio De Vido se encamine a tener que rendir cuentas ante un Tribunal es un logro no solo para nosotros, sino para un país que espera de sus instituciones nada más que respuestas. Que se investigue su participación es central, porque sus funcionarios subalternos condenados lo señalaron como responsable. Y, más allá de nuestras convicciones, será imprescindible que los roles queden perfectamente esclarecidos. Solo así los ciudadanos podremos volver a creer en que la Señora de los Tribunales no se baja la venda para ver a quién tiene enfrente.
Paralelo a esto estamos pendientes de la ratificación de las sentencias de diciembre de 2015.
Ahora le toca a la Cámara de Casación Penal enunciar su decisión. Atentos, y esperanzados esperamos que los tiempos se aceleren. No renegamos de lo dicho desde el primer día, a la Justicia se la acompaña y se la espera. Pero también se le reclama.
En la lucha van a encontrarnos siempre. Aquí o en cualquier lugar, siempre pudiendo mirar a los ojos a quién se nos cruce, para decirles que acá estamos y estaremos, reclamando justicia hasta que la confirmación de las condenas ya dictadas, y las que, confiamos, están por venir, le den sentido a esta lucha. Y ya es hora.
Hemos llegado una vez mas para rendir homenaje a estos corazones que nos acompañan, latiendo en cada uno de nosotros. Por eso, ante ellos, y por ellos, volveremos a gritar todas las veces que haga falta.

JUSTICIA PARA LOS MUERTOS Y HERIDOS DE ONCE

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