Honrar y violar
Por Julio A. Louis - Analista
El debate acerca de la anulación de la Ley de Caducidad evidencia diferentes sensibilidades, expresivas de ideologías de clases sociales distintas. La ideología asegura las vínculos entre los seres humanos y cumple la función de adherir a determinados roles, funciones y valores. El concepto de honor es típico de sensibilidades y mentalidades diferentes.
Se estigmatiza que un gobierno deshonre los compromisos del pago de la deuda externa: el senador Nin, entre otros, ha sido categórico en la necesidad de "honrar" los compromisos internacionales asumidos ante los organismos multilaterales de crédito o la banca privada. Y esto a pesar de que los países pobres disponen de cláusulas que facilitan la condonación de deudas. O, sin llegar a esa solicitud, están facultados para auditar la deuda externa, a fin de saber qué es lícito pagar y que no lo es. La contrapartida de "honrar" la deuda es la deshonra del hambre, del analfabetismo, de la ausencia de viviendas o de hospitales para cientos de miles de compatriotas. Pero mantener la "honra" internacional ante los organismos del gran capital es absolutamente prioritario y en eso, Lacalle, Bordaberry, Sanguinetti o Jorge Batlle están en sintonía. O bien, se estudia modificar el secreto bancario y esa modificación se fundamenta -no en las necesidades de las clases populares- sino en la presión de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) expresión de los países desarrollados. Ante tal "socio" se vuelve palabra indiscutible "honrar" los compromisos con el sistema capitalista.
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El Frente Amplio ha vacilado cuando el movimiento popular y sus organismos defensores de los derechos humanos, han levantado reclamos de anular la Ley de Caducidad. No obstante, pese a muchos de sus dirigentes, el último Congreso (Zelmar Michelini) se pronunció categóricamente por apoyar la campaña por la anulación. Después, el Frente militó poco, pero lo más grave, fue el "ninguneo" de parte de la fórmula presidencial durante la campaña del 2009. De ahí que no se llegara al 50% más uno de los votos requeridos, pese a que a favor del voto rosado se habían pronunciado muchos ciudadanos extra-Frente. Se argumenta el respeto a la voluntad popular pero se omite decir que fue el único plebiscito que no incluyó papeletas por el No, desfigurando el resultado. El hecho es que hubo más votos para el Frente que papeletas rosadas.
`Honrar" el compromiso con las resoluciones del Congreso Zelmar Michelini no fue tan apreciado por muchos dirigentes, sí dispuestos a "honrar" los compromisos de la deuda.
Las ideologías al servicio de los trabajadores y de las clases, capas y sectores populares, se expresan defendiendo y honrando la vida y los derechos humanos, principal preocupación de la izquierda (y más ampliamente, de todo ser humano sensible). Sin embargo, una vez que la O.E.A. fruto de la presión internacional resultante de la lucha de los explotados y oprimidos- se dispone a apercibir o sancionar a Uruguay en función de los documentos firmados por gobiernos anteriores a los del Frente, la deshonra de esta situación como país no preocupa a muchos.
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Si el Frente Amplio admite que sus legisladores violen resoluciones del Congreso, del Plenario Nacional y de la Mesa Política extensamente trabajadas antes de la presentación del proyecto, sabemos que es el fin de la unidad de su gobierno.
¿Seguirá en pie la Ley de Impunidad? Quizás haya que volver a activar la iniciativa popular como propone el doctor Korzeniak. Si esa campaña fuera necesaria, en todo caso, será imprescindible que el Frente asuma su rol acompañando con decisión y acción al movimiento popular.
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