EL PRESIDENTE MÁS HABLADOR DEL MUNDO

viernes, 20 de septiembre de 2013

EL PRESIDENTE MÁS HABLADOR DEL MUNDO

por José Luis Perera 
Como es archisabido, José “Pepe” Mujica es conocido internacionalmente como “el presidente más pobre del mundo”, cuestión de muy dudosa veracidad, desde luego, y que es desmentida por el propio Mujica.

Para los estándares uruguayos, alguien que gana alrededor de U$S 13.500 mil mensuales y que está casado con otra persona que gana una cifra similar mensualmente, no es considerado pobre, sino todo lo contrario. Menos aún si en su patrimonio se cuentan tres inmuebles por valor de más de U$S 200.000, dos vehículos (fuscas), tres tractores, etc...

Es verdad –y muy loable por cierto- que el presidente dona buena parte de su salario (no me consta que haga lo mismo su señora), pero aún en ese caso, la mayoría de los uruguayos quisieran tener al menos una parte de los ingresos con los que se quedan la pareja presidencial. De buena gana la mayoría de los uruguayos quisieran ganar lo que gana el presidente y su esposa juntos, aunque los obligaran a donar lo que donan. Sobre todo los más de 800 mil uruguayos que ganan menos de 14 mil pesos, o los más de 100 mil jubilados uruguayos que ganan menos de $7.800.

¿DE QUÉ HABLA UN PRESIDENTE?

Uno tiene la percepción de que los presidentes, acá y en todas partes del mundo, hablan de los problemas del país y de los problemas que afectan a su gente, así como de los problemas de carácter internacional que tienen que ver con las relaciones entre los países. Pero también uno tiene la percepción –yo al menos la tengo- de que los presidentes también aportan posibles soluciones, o sus ideas o las de sus gobiernos para solucionar dichos problemas, o de los intentos que hacen para solucionar esos problemas.

Sin embargo, el presidente uruguayo parece ser que se auto adjudicó una misión diferente. El considera, al parecer, que tiene que hablar de otras cosas más generales y de índole más filosófica; aunque no se siente en la obligación de aportar ni una mísera idea para cambiar esas cosas.

Pongo un ejemplo; el presidente Rafael Correa habló cierta vez en la ONU sobre los problemas de la contaminación ambiental; habló largamente sobre ello, puso al descubierto quienes son los mayores culpables de la contaminación mundial, y brindó ideas y soluciones reales que su país podía aportar para disminuir la contaminación. Ese discurso prácticamente no fue difundido por ninguna cadena mundial. El presidente Mujica habló sobre esos mismos temas, con frases rimbombantes y floridas, no ubicó el problema en donde debía ubicarlo ni aportó una sola idea sobre como empezar a solucionarlo. Su discurso ha sido difundido como “el mejor discurso de la historia”.

SOBRE LOS URUGUAYOS

Pero el presidente gusta también hablar de los uruguayos. No de sus problemas concretos, problemas para cuya resolución los uruguayos lo votaron a él. No, al presidente le gusta hablar sobre la forma de ser de los uruguayos, sobre sus gustos, sus actitudes o su moral, cuestiones para los cuales obviamente no lo votamos ni le pagamos el salario, porque además no son problemas sobre los cuales el pueda hacer algo.

En un encuentro con políticos y empresarios españoles en su gira por Madrid y ante un importante grupo de inversores, el presidente uruguayo dijo que los uruguayos "no nos caracterizamos por matarnos en el laburo".  "Somos medio atorrantes, no nos gusta tanto trabajar”. Afirmación que obviamente puede ser verdadera en algunos casos, pero que es absolutamente falsa para la mayoría de los casos, pero que ni es simpática ni aporta nada bueno al conocimiento o a la idea que en el mundo tengan sobre los uruguayos. Más bien todo lo contrario.

Hay uruguayos muy laburadores y hay de los que son medio atorrantes, sin duda, pero a mí no me gusta (y sospecho que a muchos uruguayos tampoco) que me incluyan en la generalización de vagos y atorrantes. En particular porque hace ya muchísimos años que trabajo más de 10 o 12 horas para sobrevivir.

Nos ha criticado cientos de veces por ser consumistas, y ahora de no ser solidarios. De acuerdo con el mandatario, las personas en Uruguay ya no son solidarias, salvo "en algunos pueblitos del interior" y entre algunos círculos de gente que tiene "muy poco", mientras que los adinerados e intelectuales no son solidarios."Nunca vimos la voluntad de señores intelectuales que tienen buenos ingresos y cobran al contado, ni para aportar un peso, y menos para levantar un balde de mezcla", indicó.

Sin embargo, días después de que dijera eso, llegaban a pueblitos del interior afectados por el temporal, toneladas de ropa donadas por montevideanos. El uruguayo sin duda es solidario, claro que lo es, tal vez menos que antes, puede ser, pero la pregunta es: ¿corresponde que el presidente de la república acuse a su pueblo de insolidario? Y en su tradicional incoherencia, días atrás había agradecido a los obreros de la construcción por su solidaridad en la construcción de viviendas para el plan juntos.

Como se ve, en esa misma sentencia acusa en particular a los intelectuales. Una definición al alcance de cualquiera en Wikipedia, dice que “Intelectual es el que se dedica al estudio y la reflexión crítica sobre la realidad, y comunica sus ideas con la pretensión de influir en ella, alcanzando cierto estatus de autoridad ante la opinión pública”. Desde este punto de vista, se puede decir que Mujica es un intelectual, y que lo ha sido la mayor parte de su vida. Dedicado a la actividad política desde muy jovencito (militante del Partido Nacional y secretario de Erro), con un interregno en el que se dedicó a guerrillero y después a preso de la dictadura, volvió a dedicarse a la actividad política desde hace 20 años. No es un obrero, digamos, por lo cual no se entiende demasiado por qué habla con esa ajenidad de los intelectuales.
Pero además, es sumamente extraño (o no tanto), puesto que en la campaña electoral del 2009 se deshacía en elogios hacia la intelectualidad diciendo cosas como estas:

“La vida ha sido extraordinariamente generosa conmigo. Me ha dado un sinfín de satisfacciones más allá de lo que nunca me hubiera atrevido a soñar. Casi todas son inmerecidas. Pero ninguna más que la de hoy: encontrarme ahora aquí, en el corazón de la democracia uruguaya, rodeado de cientos de cabezas pensantes. ¡Cabezas pensantes! A diestra y siniestra” (*).

Claro, por ese entonces buscaba el voto de los intelectuales, y ahora ya está donde quería estar.

LOS EMPLEADOS PÚBLICOS

También la emprende contra los empleados públicos, a quienes los acusa de ser “trabajadores con coronita”. La “coronita” parecería ser la seguridad en el trabajo, y su propuesta es quitarles esa seguridad, para que su trabajo sea tan inestable como el de los trabajadores de la actividad privada (eso además los haría disfrutar de la “aventura de la vida”, cosa que se estarían perdiendo). También dice de todos nosotros que queremos ser empleados públicos.

Ya la había emprendido hace bien poquito contra un grupo particular de empleados públicos, los docentes, diciendo que  “por cuatro libros más que leyeron no, son más que cualquier analfabeto que camina por la calle”.

Cuando critica a los empleados públicos, y los agrede diciendo que son “trabajadores con coronita”, ¿por qué habla como si fueran algo ajeno a él? ¿por qué no dice “nosotros los empleados públicos”? ¿no se considera un empleado público? Pues debería, porque es un empleado público, contratado por cinco años por nosotros, y cobrando el salario que le pagamos nosotros, todos los uruguayos.

En medio de su incoherencia característica, ahora felicitó a todo el personal del Hospital Maciel y valoró el esfuerzo realizado por todos los funcionarios de la salud, tal vez olvidando que eran empleados públicos, además de vagos y atorrantes.

Hay mucha gente sin duda que critica a los empleados públicos (es una crítica facilonga y que arranca aplausos inmediatamente), y tal vez algunos de ellos sean empleados de la actividad privada, y tal vez en muchos casos tengan razón en la crítica.

Pero ¿es aceptable que lo haga el presidente Mujica? ¿es aceptable que lo haga alguien que desde hace al menos 20 años vive de un salario del estado? ¿es aceptable que lo haga quien desde hace 20 años es empleado público ganando los máximos salarios que se pagan en el estado? Porque Mujica es un empleado del estado desde el año 94, como ministro, como diputado, como senador y ahora como presidente.

¿Qué hizo Mujica en estos 20 años que los uruguayos le hemos pagado el salario, para cambiar lo que tanto critica? Yo tengo una respuesta provisoria: nada, absolutamente nada.

(*) Palabras de José "Pepe" Mujica en el encuentro con los intelectuales, el miércoles 29 de abril de 2009, en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo de Uruguay.

Publicado por José Luis Perera 

No hay comentarios:

Publicar un comentario